Carlos Juárez entró como una velocidad increíble a la Mansión San Clemente, abriendo todas las puertas de todo los salones, llamando a gritos a Mariana San Clemente. Todo el personal de la servidumbre, quedaron abismados con el comportamiento de Carlos, nunca lo habían visto así. Y él seguía gritando llamando a Mariana y abriendo puerta, tras puerta. Al escuchar los gritos, ella salió del estudio, había estado pintando a ver qué pasaba. Al verla, Carlos se echó a reír. Como siempre, ella era una inconsciente. Pero claro, por qué vestirse un poco más decente, si el que había llegado sólo era él. —¿Pasa algo? ¿Para que me buscas?. Preguntó ella, cruzándose de brazos, y Carlos se dió cuenta que tenía manchas de pintura en la piel. —¿Que si pasa algo? . Repitió él—. ¿Es en serio, Mariana