Durante un rato, Lorena permaneció en silencio abrazando a Steph con una mano mientras que con la otra le acariciaba el cabello. Poco a poco la chica pareció calmarse y pronto dejó de llorar, pero se mantuvo sin decir palabra alguna. De hecho, ninguna de las dos dijo algo, simplemente continuaban en la misma posición. Lorena no quería presionarla, sabía que su amiga necesitaba su espacio, así que dejó que fuese ella la que retomara la conversación cuando lo sintiese correcto. – Gracias –le dijo Steph cuando se hubo calmado. Se acomodó en el sofá de manera de quedar frente a la chica y poder mirarla a la cara. – No tienes por qué agradecerme, no seas boba. Para eso estoy aquí. Somos amigas. Siempre estaré para ti cuando lo necesites –le respondió Lorena con ternura dándole otr