El gran día llegó, Hada no pudo pegar ojo, no dejó de pensar ni un solo segundo y que el hombre enorme a su lado la abrazara y la mantuviera siempre cerca no se lo hizo más fácil. ¿Cómo pudo él pegarle su erección cada vez que tenía oportunidad? Sin duda no comprendía como aún estaba en esa locura, pero ¿Qué podía hacer ella llegada a ese punto? No tenía manera de huir. Baylor suspiró tensado por completo a su prometida, no había dormido tan bien desde hace un mes, después de conocer a esa mujer sus noches se volvieron tortuosas y llenas de insomnio, pero ahora que la tiene ahí en su cama ha vuelto a dormir como un angelito. ―No dormiste nada. ―Esa voz gruesa estremeció por completo a Hada. ―Quería apreciarte mientras dormías, pero no me lo permitiste. ―Sonrió con voz profunda. ―¿Nervio