En un bar ubicado en los suburbios de New York, en un barrio que no era especialmente el mejor, Matt Blackstone se había acostumbrado a estos lugares de mala fama. Tenía la sensación de pasar la mayor parte de su vida en sitios sombríos como este, esperando que toda clase de personas del bajo fondo lo guiara o le diera información de una u otra clase con respecto al caso de su padre.
Pensó en su situación mientras en sus manos tenía un vaso de cerveza, en ese bar de mala muerte en las zonas más bajas de New York. No podía engañarse, estaba cansado de lugares como ese. Pero, por otra parte le eran esenciales para armar las piezas de su rompecabezas, además ¿en dónde, si no, iba a mantener sus reuniones con los personajes más ruines con los que tenía que hacer negocios para obtener más información?
Hacía una semana desde que Lauren le pidió que dejara de ser agente secreto de la policía y consiguiera un trabajo de oficina en el mismo departamento. Esa noche el rio a carcajadas al escuchar la propuesta, pero en este instante se preguntaba si su hermana tenía razón. De todos modos, en cuanto el pensamiento le pasó por la mente, lo desechó de inmediato.
Cuando se mantenía en las calles la adrenalina era tremenda, corría por las venas de su cuerpo como loca. Se sentía lleno de vida y en la cima del mundo, capaz de lograr lo que fuera, de encargarse de cualquier cosa o persona que lo pusiera en riesgo. Sabía que un trabajo distinto al que realizaba le haría un daño irreparable, y ni siquiera su hermana podría convencerlo de lo contrario, al menos no hasta que descubra que sucedió con su padre, Henry Blackstone.
Matt estaba a la espera de la llegada de uno de sus mayores amigos en el Departamento de Policía, James Wyatt.
James era un tipo especial, uno de los mejores agentes secretos de la policía en todo el país, actualmente pertenecía a la División de Inteligencia Criminal, especializada en el crimen organizado. Wyatt fue transferido a esta división para terminar de completar sus últimos meses antes de jubilarse.
Para Matt fue una sorpresa que su compañero lo llamara para citarlo en un sitio tan de mala muerte, más que todo porque en esa semana recibió una llamada donde le comentaban de una propuesta para unirse a la División que James dirigía, pero hizo caso omiso a ella ya que sus intereses eran otros. Encontrar una explicación con lo sucedido respecto a su padre y luego retirarse, aunque esto le doliese y le quitase una parte de su vida, sabía que era lo mejor. Cumplir su objetivo y quizá unirse a su hermana al negocio familiar, pero aún era muy apresurado pensar en tal cosa.
Matt miró su reloj; de reojo vio entrar a James al bar y levantó su mano en un gesto de saludo. James respondió con una inclinación de cabeza y se le acercó.
Cuando James llegó a la mesa, Matt se puso de pie. Se estrecharon la mano y se palmearon mutuamente en la espalda con el afecto y camaradería de compañeros que han compartido muchas cosas juntos.
Cuando se separaron James miró el vaso de cerveza casi vacio de Matt que había sobre la mesa.
- ¿Quieres otra Matt?
- Sí, me parecería perfecto, gracias — contestó Matt sentándose
James se encaminó al bar e instantes después volvió con un vaso en cada mano. Después de dejarlos en la mesa, se sacó la chaqueta y la arrojó sobre una silla vacía y se sentó junto a Matt. Prendió un cigarrillo, inhaló profundamente una bocanada de humo y fue directamente al grano.
- Quiero tenerte en mi división, Matt. Te necesito. Sí aceptas venir conmigo, te haré transferir a más tardar mañana.
Enseguida se inclinó levemente hacía adelante, fijó sus ojos en Matt y continuó hablando, con un tono casi feroz.
- Destruir el submundo de la droga es una causa que vale la pena, el tipo de cosa que a ti te gustaría destrozar hasta los cimientos.
Durante unos instantes Matt no contestó. Simplemente permaneció allí sentado, mirando fijo a James y pensando cuidadosamente sus palabras. Después acercó la cabeza a la de su amigo y bajó intencionalmente su voz.
- El otro día que recibí una llamada no me explicaron mucho
- ¿Qué tengo que explicarte? — James lo miró con curiosidad y agregó — El nombre de la división lo dice todo — Suspiró, antes de murmurar — estamos detrás de los traficantes y queremos acabar o apresar todos los que podamos.
- Eso ya lo sé. Lo que quería saber era si seguiría trabajando como agente secreto. Y si específicamente quieres capturar a alguien en particular o si andas detrás de los traficantes en general.
- Respondiendo a tu primera pregunta, no es necesario que trabajes como agente secreto si no lo deseas, pero yo no lo dejaría ya que eres el mejor de todos. En cuanto a tu segunda pregunta, aquí es donde quizá logre que aceptes mi propuesta
- ¿A qué te refieres con eso James? — preguntó mirándolo con más intriga y firmeza
- Tengo mis ojos en una familia Italiana que posiblemente esté implicada en el asesinato de tu padre
Al escuchar esto, los ojos de Matt se abrieron más de la cuenta, las familias Italianas eran muy astutas y poderosas dentro de New York en el momento, El don actual al mando de la mafia era uno de los más grandes padrinos del crimen organizado, el jefe de todos los jefes, el más respetado y reverenciado, y por lo visto el don al que todos le rendían cuentas en la costa este. También se encendió algo en él cuando escuchó que por fin podría llegar a la raíz del asesinato de su padre que tanto había estado investigando, pero no podía evitar sentirse contra las cuerdas ya que no era cualquier mafia.
- James, si estamos hablando de los Aglieri, eso es un proyecto ambicioso… — exclamó Matt
- Sí hablamos de ellos y tal vez no es tan difícil como tu crees — interrumpió James — Hemos logrado infiltrar varios hombres en las filas de esa mafia, en especial un agente secreto y ahí es donde entras tu, nuestro hombre te presentará, te avalará y permanecerá a tu lado. Estarás con ellos como infiltrado.
- No me jodas James, no puedo aceptar infiltrarme con unas ratas así — se negó rotundamente
- Matt, tú sabes tan bien como yo odio este maldito negocio, y quiero socavarlo hasta el final para por fin tener paz. ¡Además están a punto de caer! — exclamó James
Dirigió a Matt una de sus miradas duras y directas.
- Tu eres un experto en drogas y el comercio de drogas debido a que has estado atrapando estos sujetos por años, necesito tu experiencia, tus conocimientos y tu capacidad especial de mezclarte con ese submundo, para moverte con facilidad y confianza dentro de él. Así que, ¿qué me contestas, Matt?
Matt seguía callado.
James insistió.
- ¿No te habías puesto una misión de destruir a todos los sucios cretinos del mundo de la droga? Además es tu oportunidad para encontrar respuestas respecto a lo de Henry, tu padre, esta es tu oportunidad para golpear al mayor proveedor de droga de New York.
- Estoy contigo, James — declaró Matt decidiéndose. Hizo una breve pausa. Alzó su vaso y bebió un trago de cerveza.
- Sabía que podía contar contigo — James parecía tremendamente aliviado — El lunes hablaré con el encargado de tu Departamento para que te transfieran a mi División.
James terminó de beber su cerveza y empujó la silla hacía atrás.
- ¿Y si tomamos algo más fuerte para sellar este trato? — preguntó parado detrás de su silla.
- Gracias James, tendrá que ser el trago de despedida. Ya llego tarde a mi cita. Pero esta vez invito yo — Mientras hablaba, empezó a ponerse de pie
James hizo un movimiento negativo con la cabeza
- Nada de eso muchacho, yo invito — Una amplia sonrisa se extendió por su rostro — Y supongo que sólo querrás tomar un whisky simple con hielo ya que tendrás unas cita con tu chica del centro
- Ambas suposiciones son correctas
Minutos después chocaron sus vasos, brindaron uno por el otro y se desearon éxito en el proyecto que iban a emprender.
Hubo un corto silencio.
James encendió otro cigarrillo y volvió a inhalar el humo y permaneció fumando con expresión contemplativa
Matt bebía su whisky sin dejar de mirar al agente, lo estudiaba preguntándose que estaría pensando, que iría a decir. James siempre estaba lleno de sorpresas. Esperaba que ese realmente fuese su último trago. Estaba deseando irse, abandonar ese bar y tomar un taxi hasta el centro, sacarse la piel del policía, relajarse durante el fin de semana y por una vez en la vida, convertirse en un ser humano normal. La vida era dura, su trabajo difícil, más que difícil. Esa chica que estaba por ver, era su único rayo de sol, de alegría y de felicidad que tenía. No le gustaba hacerla esperar. Siempre se esforzaba por ser puntual cuando se encontraban. Ella se preocupaba cuando se demoraba y la encontraba con el corazón en la boca, pensando que había sido víctima de los criminales a los quienes perseguía.
James rompió el silencio que ya se prolongaba demasiado.
- Te recomiendo que tal vez corras la voz de que renuncias, de que te vas de viaje, que sales de la ciudad y después desaparecer por un tiempo. Creo que sería más prudente Matt.
- Tienes razón. En este momento no estoy trabajando en nada especial…
- Vamos Matt, hasta yo sé que estás investigando por tu cuenta para saber que sucedió con tu padre — interrumpió
Matt se quedó en silencio ante tal comentario
- Espero podamos darle ese gran golpe a la familia Aglieri, dejarlos afuera de combate de una vez por todas — sentenció James
Luego de platicar un rato, Matt miró el reloj
- Oye James, es más tarde de lo que creía, tengo que irme.
Ambos decidieron que era hora de marcharse y salieron juntos del bar.