Fabricio, se queda sentado en su silla de escritorio pensando en total silencio en las posibilidades que tiene, acaba de colgar la llamada con uno de los clientes más jóvenes que ha tenido hasta el momento, Luciano. El Brujo empieza a hacer memoria y no entiende que fallo en todo este proceso, porque tendría tanto remordimiento, se supone que él estaría totalmente entregado, que estar en total dominación. Piensa en el día que lo conoció un joven asustadizo y lleno de dolor dispuesto a todo, ese día hizo una un pequeño hechizo para que todo le saliera de forma “favorable”, para que se cruzara con ellos y quisieran volverse a ver; aun así, se sorprendió en lo rápido que ocurrió todo, en menos de un mes había conseguido algo de Helena, se aprovecho de la ingenuidad de Luciano he le creo una a
