CAPÍTULO IIITres dias después, Rupert había mejorado y Orelia encontró tiempo para ocuparse de nuevo del vestido de muselina. Esperaba aún ser cortado en la sala de estar que Carolina y ella usaban, cuando no salían de casa. No salían mucho, pues después de hacerse público su compromiso con el Marqués, Carolina era agasajada constantemente y Orelia ocupaba su tiempo en tratar de conseguir que Rupert recuperara la salud. No fue difícil, después de recibir la noticia de que no regresaría a Oxford, sino que entraría al Ejército, luego de un momento de incredulidad, se apoderó de él una excitación que de inmediato contribuyó a su recuperación. —¿Cómo lo logró, señorita Stanyon? ¿Cómo pudo persuadir al Marqués malvado a cambiar de opinión? Vio la sorpresa retratada en la cara de Orelia y aña