Aura no supo por qué, pero llevó su mano izquierda a sujetarse con la derecha del ojiazul una vez que Adelaide lo dejó libre. —Y… ¿charlaban? — preguntó la delgada castaña de aproximadamente veinticinco años. —Ah, pues…— Aura quiso responder. —En realidad invitaba a Aura a bailar— intervino el pelinegro haciendo sonreír a la de mirada roja, sorprendiendo a la nombrada y molestando a Cedrick, les he explicado ya, que no es bien visto que se aíslen – —Verás, Andrew, yo…— Aura quiso excusarse. —Entonces, eso te deja libre— interrumpió Adelaide al tomar del brazo a Cedrick que la vio con extrañez; al momento de jalarlo, el contacto que Aura mantenía con el ojiazul, se rompió. —Vamos— Andrew la tomó del brazo y la hizo caminar a su lado. —Aura— Cedrick la llamó y ella volteó a verlo. —