|23|

1395 Words
Deseando el mismo amor del que huye si aparece. —R. Expósito — • — A pesar del frío clima que se apoderaba de Brașov, el cielo seguía mostrando cual hermoso era su paisaje. Sus colores violeta y rosado iluminaban a lo alto igual que aquella mañana en la cueva secreta (así decidí llamarle) pero a diferencia del amanecer, el atardecer le agregaba un tono naranja amarillento al cielo, haciendo una mezcla con los demás colores. La ventana de la preparatoria Brasowar era una buena distracción para no escuchar al señor Colum que se encontraba parado en media clase explicando el origen del pueblo y contándonos sobre antiguas tradiciones. La verdad era que no me interesaba todo el drama del origen y eso, solo estaba ahí porque quería entrar a la universidad y era obligatorio el curso pueblerino. —Señorita Ford, díganos por favor que es lo que le llama la atención del pueblo — La voz del profesor me sacó de mis pensamientos. El salón quedó en total silencio y los ojos de Blas no dejaban de observarme con diversión, poniendo el ambiente aún más incómodo para mí. —El misterio — dije, segura —Creo que hay muchos secretos en el pueblo, eso le da un aire misterioso al lugar — El profesor asintió, estaba de acuerdo conmigo. —Sí, hay muchos secretos en el pueblo, sobre todo en tu familia ¿no? —mencionó una chica, su sonrisa iluminaba su rostro, como si le diera gracia la situación. Evité mirarla, no perdería mi tiempo con ella. —Silencio, sigamos con las tradiciones... oh, señorita Hale, el alcalde no mencionó que vendría al curso —El profesor le dio la bienvenida a Catherine, ella entró con una sonrisa coqueta y ondas en su cabello castaño. —Cambió de planes al último minuto, espero no estar muy atrasada con la asignaciones —Se sentó en una de las primeras sillas vacías. Era la segunda vez que la veía, después del incidente en la asamblea me imaginé que su padre la protegería y no la dejaría salir. Mientras el profesor hacía más preguntas yo volví a mirar hacia la ventana, ya estaba a punto de anochecer. Con lo que estaba pasando temía volver a casa sola, no quería morir antes de sacar a Celeste del internado, le prometí que la sacaría de allí y así lo haría. Blas dijo que me protegería tal vez lo convencería de ayudarme en sacarla junto a Donovan... habían pasado varios días y aún su actitud me tenía confundida, no entendía cuál era su problema. —Estás distraída —Su voz era gruesa, lentamente aparté la mirada del cielo oscuro hasta mirarlo. ¿Por qué su ojo azul resaltaba más que el otro? —Ya la clase acabó —dijo, miré a mi alrededor para comprobarlo, las personas estaban recogiendo sus cosas y alguna que otra mirada curiosa se posaba en nosotros —Vámonos. Esa idea no me disgustaba. Desde que me secuestró para llevarme a la cueva del lago me ha traído a clases y llevado de vuelta a casa, como si fuera mi chofer personal o algo así, además su auto era mucho más cómodo que el mío. —Está bien —Asentí —déjame ir al baño primero. Salí rápido en busca del sanitario, mi vejiga estaba a punto de explotar. Dejé salir un suspiro al pararme y subir mis pantalones, me lavé las manos al tiempo que veía mi reflejo en el espejo, las ojeras habían regresado y mi cabello era un caos, así que lo amarré en una coleta alta. Mis ojos azules estaban opacos, sin brillo, sin vida. Me incliné un poco para lavar mi rostro, el agua se sentía tan refrescante, al verme nuevamente en el espejo un escalofrío recorrió mi cuerpo y mi pecho se apretó. Había una niña tras mi espalda, me quedé inmóvil observándola por el espejo, su cabello rubio estaba amarrado en dos coletas y llevaba un vestido rosa, no mostraba ninguna expresión, tan solo sus ojos marrones viéndome con atención. Aguanté la respiración y lentamente fui volteándome para verla frente a frente, pero ya no estaba, mire al espejo pero la pequeña niña había desaparecido. Corrí fuera del baño chocándome contra un cuerpo. —Tranquila, te lastimaras si no prestas atención por donde caminas —las manos de Blas tocaron mis hombros y al darse cuenta de mi estado me soltó — ¿viste algo? —preguntó alarmado, solo logré asentir varias veces. Podía sentir como el oxígeno volvía a mis pulmones cuando Blasius entró al baño de damas y salió a los segundos frunciendo el ceño. —Escucha, estuve todo el momento en la puerta y no vi entrar a nadie, tampoco hay alguna ventana dentro... —Yo sé lo que vi —lo interrumpí. —Estás muy tensa, el estrés y los nervios te hacen ver alucinaciones —me sentí ofendida, después de lo que vi y de lo que me contó me estaba diciendo en pocas palabras que estaba loca. —Blas —dije entre dientes y agarré su suéter con fuerza entre mis manos, para acercar su rostro al mío —Yo sé lo que vi, una niña rubia con vestido rosa estaba detrás de mí observándome y luego desapareció por arte de magia, si puedo creer en los duendes también puedo creer en la magia ¿entiendes? —el alzó sus manos en forma de paz y lo solté bruscamente al escuchar un chillido por el pasillo. Catherine corría en mi dirección con una gran sonrisa, al llegar me abrazó haciéndome perder el equilibrio, fue tan inesperado para mí que mi cuerpo reaccionó rápido, antes que las dos cayéramos al suelo me sujeté del brazo de Blas, soltándolo cuando la castaña se apartó de mí. —Me alegro mucho volverte a verte Hayden, mis padres no creía en los rumores que la última Ford estaba en el pueblo, pero cuando les conté que te había visto en el baile antes del incidente se alegraron, pero no logré ir a verte porque mis padres no me dejaban salir, hasta ahora —dijo todo muy rápido, que me costó entenderla muy bien. —A mí también me alegra verte, es bueno tener a alguien que se alegre de verme en este lugar —sonreí de medio lado. —Y hablando de bailes, mañana cumpliré mis dieciochos y haré una fiesta con algunos amigos, quiero que estés ahí, será en mi casa a partir de las ocho —sus ojos verdes brillaron de emoción. Una fiesta... nunca había ido a una. —Yo... no lo sé —mencioné despacio, temía que cualquier lugar fuese peligroso para mí. —Ella irá con gusto —habló Blas, haciendo que Catherine notara su presencia, de echo me sorprendía que no lo hubiera notado antes, digo... él no es alguien que pase desapercibido. Ella sonrió evitando verlo y asintió en mi dirección para volverme abrazar. —Te esperaré, y puedes llevarlo a él también —susurró en mi oído. Sonreí cuando se alejó, la vi caminar con sus altos tacones hasta la salida y me volteé para enfrentar al chico a mi lado. —Permíteme preguntarte ¿desde cuándo tú tomas decisión por mí? —puse las manos en mi cintura. —Ibas a decir que no, y no puedes apartarte de la civilización, debes divertirte Hayden, vivir. —Bien —presione mi dedo índice contra su pecho —pero si me matan en la fiesta, será tu culpa y solamente tú culpa —su mirada de diversión le dio un toque simpático, él era hermoso y eso no estaba a discusión. — Por cierto, yo también me alegro de verte todo el tiempo —Mencionó, puse los ojos en blanco antes de ignorarlos y empezar a caminar. Salí de la preparatoria con Blas pisándome los talones, Cris estaba apoyado en su auto. —Acompañaré a Hayden a su casa, puedes irte —dijo el pelinegro. ¿Cómo podían ser hermanos si eran totalmente diferentes? Lo único similar era su pálida piel y los ojos miel. Nada más. —Está bien, Hayden —saludó. —Cris —saludé con un asentimiento de cabeza. Ya se me estaba haciendo aburrido este saludo, tenía curiosidad, quería saber si él era igual que Blas, si toda su familia sabía lo que él hacía.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD