01| Primer encuentro

1108 Words
CAPÍTULO I — • — La lluvia había caído de repente, cuando salí esta mañana de casa el cielo estaba despejado y el sol brillaba muy a lo alto, ahora desde la sala de espera donde me encontraba podía ver cómo la lluvia arrasaba con todo a su paso, la ventana frente a mí era de esas enormes que ocupaban toda la pared, así que tenía una vista perfecta hacia el exterior. La lluvia también era un hermoso paisaje si aprendíamos a obsérvala mejor, pero en este instante mi mente solo pensaba en una sola cosa: La entrevista. No recuerdo cuando pedí entrar a esta universidad o cuándo me decidí por estudiar arte, pero aquí estaba, sentada en una silla a la espera de ser atendida por la secretaria. La chica detrás del mostrador levantó la mirada, acomodó sus gafas y me hizo señas para que me acercara, una vez frente a ella noté la cantidad de pecas que tenía su rostro. —Nombre completó, por favor —pidió. —Yden... —¿Cuál era mi apellido? —Apellido. —Yden Ford —mi cabeza dolió por unos segundos, como si me estuviera obligando a retractarme —no, lo siento, Mi apellido es Mills, Yden Mills —dije al fin, la chica me observó por unos segundos con el ceño fruncido y luego centró nuevamente su atención en sus papeles. —Muy bien Yden Mills, sigue el pasillo hasta el final, tu entrevista es en la puerta derecha —indicó, le di las gracias y caminé con pasos lentos pero firmes hasta llegar al final del pasillo, antes de entrar le di unos toques a la puerta, al abrir me recibió un hombre de piel morena y lentes redondos, tenía cejas pobladas y su traje estaba perfectamente planchado. —Toma asiento, por favor —ordenó, al sentarme frente a él sonreí como el gato loco del país de las maravillas, el hombre miró hacia la ventana unos segundos antes de juntar sus manos sobre el escritorio y mirarme fijamente —Eres Yden Mills ¿correcto? —asentí —Vi las pinturas que has hecho, son espectaculares, se nota que te gustan mucho los atardeceres —fruncí el ceño porque en realidad no tenía ni idea de qué pinturas me estaba hablando, hoy amanecí como si no conociera nada de mí misma, pero le resté importancia y me acomodé en el asiento para responder, porque si en algo había acertado era en los atardeceres, sí me gustaban mucho. —A si es, siempre encontramos algo espectacular en la naturaleza que admirar y en mi caso encontré los atardeceres, me encantan, especialmente la fase dos, ya sabe, la fase náutica. —Me gusta que tengas ese enfoque, ya que como artistas siempre estamos rodeados de inspiración y muchas veces puede ser frustrante ese punto de enfocarse en una sola cosa, porque no nos decidimos en algo en concreto —mencionó, yo le prestaba suma atención —Entonces, esta entrevista sólo era para conocer un poco al estudiante, sus gustos y la calidad de sus trabajos. Después de unos minutos, los cuales parecían eternos, el hombre se levantó de su silla y me acompañó a la puerta. La entrevista fue breve, le conté más del por qué me gustaba la fase náutica del atardecer y él me explicó varias cosas de la universidad, como que las clases empezaban en dos días y que cuando llegara debía ir directo a la administración a buscar mi horario. Salí del edificio sin prestarle atención a la chica del mostrador y me detuve justo en la entrada cuando el celular en mi bolsillo vibró. ¿Desde cuándo tenía un celular? Me encogí de hombros y encendí el móvil, este se iluminó mostrándome un mensaje de mi padre: “—No podré recogerte cariño, tengo una reunión del trabajo, puedes irte adelante, ya conoces el camino.” Miré al cielo, ya no llovía tanto, de hecho, hasta rayos del sol se colaban a través de las nubes, mi camiseta tenía capucha así que me la coloqué y dejé que mis pies me guiaran, podía haber agarrado un taxi, pero quería despejar mi mente, me sentía como dentro de una burbuja ajena, como si esta fuera yo, pero a la vez no. ¿Por qué no recordaba muchas cosas? Me distraje por un buen rato y al percatarme estaba en un camino de piedras, cerca de un bosque. ¿Como llegué aquí? Si estaba segura de que la ciudad era lo bastante grande para encontrarme con este bosque. Me giré para regresar por donde había venido y me choqué con un cuerpo, retrocedí unos pasos, alerta. —Lo siento mucho —se disculpó el chico, su cabello ondulado rosaba su cuello y sus ojos eran de un intenso color miel, como el chico que había visto esta mañana antes de salir de casa. ¿Acaso era el mismo? —La culpa fue mía, disculpe —pasé por su lado con la intención de irme pero su voz me detuvo. —Veo que decidiste agarrar el atajo hacia tu casa. —¿Atajo? —Si, es mucho más rápido, pero sola no te lo recomiendo, hay muchas personas con malas intenciones ¿Quieres que te acompañe? —preguntó con amabilidad, pensé unos segundos si aceptar o salir corriendo, pero su rostro y su cálida sonrisa de lado se veía inofensivo. —Si, me parece una buena idea —acepté, su sonrisa se agrandó y me puse a su lado para empezar a caminar. —Por cierto, me llamo Cold —agregó. —Soy Yden, es un placer. —El placer es todo mío —su rostro se me hacía conocido, pero por más que buscara en mi memoria no podía recordarlo de algún lado. Después de unos cuantos minutos volvimos a la civilización y podía ver el color reluciente de mi casa. —¿Vives por aquí cerca? —pregunté, él meneo la cabeza y asintió. —Algo así, tal vez nos veamos otro día, en realidad eso es lo que espero —dijo, le sonreí ante sus palabras. ¿Estaba coqueteando conmigo? La verdad era que sus ojos me intrigaban mucho, él era guapo y su sonrisa podía ocultar muchas cosas, pero de cierta forma me había llamado la atención. —También espero verte pronto —le sonreí, él se despidió agitando la mano y continuó su camino con las manos en sus bolsillos. Me mantuve de pies junto a la puerta viendo cómo se alejaba. ¿Por qué algo dentro de mí me decía que tuviera cuidado con él? Pero por otro lado despertaba mi curiosidad.
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