Un mes más tarde, el invierno se había ido hace rato y la ciudad empezaba a vibrar con el colorido de su naturaleza viva. Olvidé a Karim y por lo visto tenía una nueva víctima: Una vendedora de jugos que seguramente era menor de edad. Me daba igual, no me sentía mal sino aliviada, aunque suene cruel. Nathan coqueteaba conmigo más de la cuenta, y puede que sea la abstinencia s****l o la frustración de la masturbación, pero me parecía más caliente que nunca. -Hey, ¿Qué harás esta noche?- le pregunté mientras cuadraba la caja. Volteó a mirarme sorprendido pero eso no evitó que me mirara con una sonrisa torcida. -Nada, ¿Qué harás tú? -Tengo ganas de ir al cine un rato…- dije resoplando y con una cara de quién se le ocurre una brillante e inocente idea, lo miré-¿Quieres ir conmigo? -¿Me es