-De verdad…- lo escuché reír e hice una mueca-¿Kiki, sigues ahí?- preguntó pero reventó en risas al instante-¡Ya basta! -Kory, no sé para qué me llamas si estás ocupado. Estás malgastando el saldo, ¿Lo sabes, no?- sonaba como una amargada y así me sentía. Acababa de cobrar el cheque de mi quincena y definitivamente no tenía el mejor humor. -Lo siento, Kiki, nunca estoy ocupado para ti- sonaba más serio. Quizás-Estoy con Amelia, ¿Recuerdas que te hablé de ella?- al fondo escuché una voz femenina. -Sí, la chica por la que te volviste loco. Lo recuerdo- lo escuché reír- Parece que solucionaste muy rápido lo de no conseguir su número. -Oh, ella consiguió el mío- sonreí de medio lado contenta por mi amigo. Mientras él disfrutaba de un enamoramiento yo sufría en soledad. Pero, oigan, al meno