Me dió un beso corto que terminó mordiendo mi labio inferior para después levantarse de la cama.
-Ven, siéntate en la orilla.
Me acerqué a la orilla de la cama y él se acercó hasta pegar mi cara contra su abdomen, tomó mi cabello y lo amarró en una coleta alta para después alejarse un poco.
-Muy bien, es hora de que me atiendas. Tengo la v***a muy dura, sácala de una vez.
Estaba lo suficientemente cerca para tocarlo sin moverme, así que levanté las manos y desabroche el botón de su pantalón, baje el cierre y baje el pantalón. Me detuve un momento levantando la mirada hacia su cara.
-Sigue
Metí mis dedos entre el resorte del boxer, y empecé a bajarlo. Mientras lo hacía, podría sentir excitación entre mis piernas y empezaba a mover mi pie con ansiedad.
Tenía un pene duro frente a mi, con la piel de la cabeza lisa y brillante, las venas se veían hinchadas y la punta empezaba a gotear.
-Arrodíllate
Me deslice de la orilla de la cama para arrodillarme en el piso, el Amo tomó mi cabello y jaló hacia arriba, eso me indicó que debía levantarme a quedar arrodillada y no sentada sobre mis piernas, eso me ponía a la altura casi exacta de tener su m*****o frente a mi cara.
-Abre la boquita
Abrí la boca y él se acercó, al mismo tiempo que agarraba mi coleta.
-No cierres la boca, no te muevas. - Me dio escalofríos solo de escucharlo.
Con su mano libre agarró su pene y empezó a pasarlo por mi cara, para después empezar a rodear mi boca (que seguía abierta) con él. Se detuvo un poco más frotando la punta con mi labio inferior y empezó a meterlo. Había entrado solo la punta y con su mano guiaba movimientos sintiendo el interior de mi boca al mismo tiempo que movía suavemente su cadera para entrar y salir.
Entró un poco más y sentí su m*****o sobre mi lengua, entraba y salía lentamente y yo empezaba a cansarme de las mejillas que me traicionaban con obligarme a cerrar la boca.
-No me vayas a morder, pequeña, o tendré que castigarte.
Me estaba esforzando por mantener la boca abierta y mantener mi mirada fija en su rostro. Él no me miraba, claramente su atención estaba en su v***a entrando y saliendo de mi boca, cada entrada era más profunda y empezaba a rozar mi campanilla, provocando una sensación que me aseguraba tener arcadas si entraba más.
Salió por completo y yo cerré la boca inmediatamente, tenía un poco de baba escurriendo por mi boca.
-Tú boquita es deliciosa - me dijo mientras con su pulgar limpiaba un poco de saliva de mi cara. - Abre de nuevo.
Con la mano que sostenía mi cabello jaló más hacia atrás haciéndome levantar el rostro y con la otra mano tomó mi barbilla firmemente. Ya sin sostenerlo con la mano, acercó su pene a mi boca y lo introdujo un poco, entrando y saliendo. Con su pulgar y su índice apretó con fuerza mi quijada y sentí un leve dolor que me hizo abrir más la boca, como una “O” grande y en ese momento llevó todo el largo de su m*****o hacia adentro.
Me atragante con ese movimiento, y él solo no sé movió, se quedó ahí con su pene hasta el fondo de mi boca. La arcada que había sentido se calmaba, pero sentía la tensión en el cuello, sus dedos apretándome la cara y el leve jalón de cabello para mantenerme con la cara hacia arriba. Presionó su cadera hacia mí, llevando su m*****o aún más dentro, sentí otra arcada y los ojos me lloraban un poco.
El Amo, sin salir solo se movía presionando más con leves muelleos. La saliva se juntaba en mi boca y empezaba a escurrir. Entonces él empezó a entrar y salir, lo que primero hizo que la saliva escurriera por mi barbilla, y esas entradas profundas me provocaba arcadas fuertes y los ojos llorosos.
Él no dejaba de prestar atención como su v***a entraba y salía de mi boca, después de varios minutos…
-Succiona
Trate de cerrar un poco la boca con su duro pene dentro para tragar un poco de saliva y poder chuparlo. Apreté mis labios sobre él y movía mi boca como si tuviera un enorme popote. Él levantó su cara y cerró los ojos, gemía. Soltó mi cara y agarró sus testículos y con la otra mano apretó más fuerte mi cabello.
Soltó un gemido fuerte, al tiempo que se dejaba entrar por completo en mi boca. Yo sentí como palpitaba dentro y como su semen me iba llenando la boca, pero no podía tragar. El Amo se empujó unas cuantas veces para estar “más adentro”, hasta que por fin salió y pude descansar y tragar.
Se agachó para tener su cara a la altura de la mía, sin soltarme el cabello y me besó.
-Hiciste un buen trabajo, ahora te voy a coger.
-Pero…
-Pero nada.
Metió sus dos manos bajo mis brazos y me levantó, mis piernas estaban dormidas. Me empujó sobre la cama
-Hazte para atrás - Me dijo mientras se agachaba para quitarse el pantalón y el boxer.
Levantó su pantalón y sacó un condón que abrió enseguida y empezó a ponerse. Cuando lo tuvo acomodado, se acercó a la cama, poniéndose de rodillas sobre ella y avanzando hacia mi, que ya me había echado hacia atrás.
-Dame la almohada
Se la pasé y él la colocó debajo de mi cadera.
-Abre bien las piernas
Obedecí y quedé mostrándole todo. El Amo se acomodó entre mis piernas, jalando un poco para acomodarme. Agarró su pene y lo puso en mi entrada, estaba presionando solo un poco, lo suficiente para sentirlo pero no comenzaba a penetrarme.
-¿Quieres que te meta la v***a?
-Yo…
-¿Quieres o no?
-Si.
-¿Si que?
-Si Amo.
Me estaba masajeando el clítoris con su pene mientras me hablaba.
-Estás son las reglas: Yo te cojo, no quiero que reprimas tus gemidos ni gritos. Cuando tengas un orgasmo, me agradecerás. Quiero conocerte y saber qué te hace sentir placer, así que cuando te guste lo que estás sintiendo me lo dirás, si algo no te gusta o te incomoda solo di ”rosa”.
-¿Rosa?
-Se que odias ese color - Y si, realmente lo odio, parece que en verdad me ha puesto atención.
-¿Está claro todo lo que dije?
-Si, Amo.
-¿Quieres que entre?
-Sí, Amo, por fav…
No me dejó ni acabar la palabra cuando se dejó ir en todo su largo dentro de mí, no pude contener el grito cuando lo hizo. Entró fuerte y rápido y me provocó un dolor parecido a un cólico, pero en seguida empezó a moverse de forma rítmica y esa sensación desapareció.
Se empezó a mover de manera rítmica, con penetraciones fuertes pero lentas, me había quedado claro que podía gemir y gritar lo que quisiera, así que no hice el más mínimo esfuerzo de controlar los sonidos. Principalmente estaba jadeando, cuando se presionaba más hacía mí no reprimía los gemidos.
Se quedó recargado en mi y comenzó a mover su cadera hacia los lados, con eso podía sentir no solo su m*****o dentro de mi sino su hueso púbico frotándose contra mi clítoris.
-Ah, si… así, así.
Me dio una leve bofetada.
-No olvides llamarme "Amo".
Siguió frotándose contra mi con diferentes movimientos, y yo no paraba de gemir.
-Sí Amo, ahí. Mmm. No pares, por favor, no pares.
Grité cuando llegué al orgasmo.
-¿Cómo se dice, pequeña?
-Gra.. gracias, Amo - casi no podía hablar de lo agitada que estaba.
El Amo había estado arrodillado en la cama, sin salir se recostó sobre mi y empezó a besar y morder mi cuello mientras se movía.
Continuamos así, lo único que hacía era abrir o cerrar más mis piernas o doblar alguna.
Después de hacerme venir frotándose, lo hizo con penetraciones lentas y profundas, también con embestidas rápidas. En serio que es un Dios en la cama, de por sí llegar a un orgasmo suele ser difícil gracias al pobre desempeño de la mayoría de los hombres, ni que les digo de tener varios durante un encuentro.
Después de al menos 5 orgasmos fuertes y unos cuantos más rápidos.
-Ya por favor, ya no puedo más.
-¿Demasiado placer?
-Si, ya por favor para.
El placer se estaba mezclando con dolor e incomodidad, estaba muy sensible, demasiado mojada, hinchada y se tía una presión extraña que en ese momento relaciones con ganas de orinar.
-Se una buena chica y pídelo bien - me dijo mientras se frotaba.
-Por favor, Amo, pare.
-Di tu palabra
-Para ya
-Dilo
-Rosa, rosa