Primer castigo

1379 Words
Llegamos a un motel, él bajó del auto y me abrió la puerta para salir, pero no extendió la mano para ayudarme a bajar, se paró y me miró sonriendo perversamente -Empecemos. Tómalo como la primera lección: Nunca, salvo que te lo indique, caminaras por delante de mí y solo caminarás a mi lado cuando estamos en algún “evento social” y tal vez en algún sitio público que la etiqueta me obligue a disimular, ¿Comprendes? -Creo que si -No me respondas no creo, tal vez o no lo sé. Las cosas se entienden o no, si te ha quedado claro responderás “Sí, Amo” y si necesitas más claridad o que se repita me dirás “Amo, no entendí” o “Amo, no escuche” y te lo repetiré, puedo entender que haya momentos o lugares es que haya ruido o distracciones, pero tendrás que aprender a escuchar atenta. Ahora, ¿Está claro? -Si… Amo -Buena chica Me tendió la mano para ayudarme a bajar, cuando salí del coche él cerró la puerta y empezó a caminar, yo iba detrás de él tomando su mano. Cuando entramos a la habitación me soltó y entró al baño, me quedé parada esperando. -Pasa al baño, no te soltaré en un buen rato. -Ok - Me atrajo hacia él con brusquedad y me dió una nalgada fuerte -Ay, ¿y eso por qué fue? -Por no responder bien, ahora discúlpate -Lo siento, Amo -Ve al baño -Si, Amo Pase al baño, fui directo al lavabo a echarme agua en la cara. Cada momento me convenzo más de que estoy loca, por alguna razón me tiene super excitada lo que acaba de hacer y no tiene ni 10 min que llegamos y lo único que hizo fue hacerme llamarlo Amo y darme un castigo, si esos son sus castigos, creo que puedo aguantarlos (y que mal estaba pensando que así de leves serían. Cuando terminé salí del baño, el Amo estaba sentado en una silla viendo su celular, cuando salí lo dejó sobre la mesa y se levantó. -Muy bien, aquí dentro eres toda mía. Quítate la ropa, ya sabes, la quiero acomodada aquí, - dijo mientras ponía su mano en el tocador frente al espejo - no quiero que seas desordenada y no te quites los tacones. -Si, Amo - Sonrió satisfecho a mi respuesta Me acerqué al tocador y me quité el saco. -Amo -¿Si? -Necesito ayuda con el cierre -Pídelo bien -Amo, ¿me podría ayudar con el cierre? Realmente no necesitaba ayuda, pero quería que él me tocara. El cierre iba desde el cuello hasta la mitad de las nalgas, cuando lo bajó lo hizo muy despacio y cuando llegó al final recorrió mi espalda hasta el cuello con uno de sus dedos -Desnúdate -Si, Amo Safé los brazos del vestido y lo deje caer, quite los pies para poderlo levantar, lo doble y lo deje en el tocador. La lencería que llevaba era beige de nylon, desabroche el sostén y me lo quite para ponerlo sobre el vestido; mire al espejo y pude ver como el Amo me miraba; bajé las pantis y las puse también en su lugar. Iba a voltearme cuando el Amo me dijo que no lo hiciera y que me recargara sobre el tocador. Lo hice. Levanté la vista para ver su reflejo y vi como se quitaba la camisa y después el cinturón y lo doblaba. -¿Qué vas a hacer? -Shhh Se acercó a mí y empezó a masajear mis nalgas. -¿Te acuerdas que te dije, que su fuera tu Amo, te reprendería por llamarme idiota? No respondí. -Contesta -Si, Amo -Bueno, mi pequeña sumisa, es hora de que aprendas. -Pero aún no acepto ser... - me dio una nalgada fuerte y no terminé de hablar -Para aceptar, deberás conocer todo. No basta con cumplir mis fantasías contigo en la cama ni que tu me complazcas, si no sabes lo que son los castigos, no puedes comprometerte realmente. Seguí sin responder. -Cinco azotes, cada que sientas uno me dirás “lo siento Amo”, ´¿Entendido? -Si, Amo. -Muy bien. Empecemos. Con su mano recargo mi cara de lado sobre el tocador y me dijo que no me moviera. -¿Lista? - Solo moví la cabeza. -Aaaah - El primer cinturonazo me dio de lleno y no pude evitar gritar -Dilo -Lo siento, Amo. -Aaaah - Segundo cinturonazo, ardió más que el primero y me quede apretando las nalgas - Lo.. Lo siento, Amo. - Son el tercero no pude evitar que salieran lagrimas - Por favor, ya no. Para Seguía con la cara sobre el tocador y vi como dejo el cinturón sobre mi ropa, me ayudó a enderezarme. -¿Estás bien? -No sé - Hace unos segundos tenía unas ganas horribles de llorar, pero ya de pie frente a él, viendo que había parado me sentí mejor. -Él levantó mi cara para verme -Necesito saber si estas bien -Creo que sí. -Vamos a la cama. Me llevó de la mano y me recosté de lado en la cama, el ardor había bajado bastante. -¿Estás bien? -Si -¿Quieres seguir? -No quiero otro cinturonazo -No habrá más, por el momento -Ok Empezó a acariciar mi espalda, recorriendo de arriba a abajo para después empezar a tocar poco a poco mis nalgas, su toque era muy suave y pronto me empezó a excitar; apretó con más fuerza y yo gemí, la mezcla del apretón con el ardor del cinturón provocaba un placer que consideré enfermo, pero al que no me resistí. El Amo siguió masajeando y pronto empezó a pasar sus dedos muy cerca de mi ano e instintivamente apreté. -¿Qué pasa, no te gusta? - Carajo, ¿por qué su voz es tan seductora? -Se siente extraño - Presionó directamente y gemí. -¿Eso es extraño? -Si. -¿Por qué? -Nunca me habían tocado ahí- Dejó de acariciarme y me giró boca arriba para verme. -¿No has tenido sexo anal? -No - Me miró como si le acabara de dar la mejor noticia del mundo. -No puedo esperar para meter mi v***a ahí y correrme. -No se si quiero eso. -¿Por qué? -Me han dicho que duele. -No si lo saben hacer bien. -Ahora no quiero. -Está bien, por hoy lo dejaremos, pero créeme que no me quedaré con las ganas de sentir lo apretado que seguramente está. -Si tienes problemas. -Lo disfrutarás. Se abalanzó sobre mí y me empezó a besar, pronto empezó a morder mis labios y buscó meter su lengua en mi boca. Empezó a masajear mis pecho con fuerza y a pellizcar mis pezones, yo tenía ya la respiración entrecortada y gemía con cada apretón; podía sentir como sonreía contra mi boca cada que lo hacía. Paso de mi boca a morder mi barbilla y luego mi cuello mientras continuaba pellizcando mis pezones. Dejó de besarme y me miró, deseo y perversión pura es lo que había en su rostro, sus ojos me devoraban mientras una media sonrisa me hacía querer seguir besándolo. De repente hundió su cara en mi pecho y con la lengua empezó a jugar pasándola por la aureola, luego el pezón y no tardó en empezar a morder. Yo tenía una mano agarrando su cabello y con cada mordisco apretaba su cabeza contra mí y eso solo lo hacía que él fuera mordiendo más fuerte. De repente se enderezó, son sus piernas abrió las mías y me jaló hacia él, y si, seguía con los pantalones puestos. -Parece que te gustan los pellizcos, veamos que tanto aguantas. Lo miré confundida. -Grita lo que quieras, lo disfrutare. Puso sus manos, una sobre cada seño y con los dedos empezó a apretar los pezones, gemí un poco y el Amo apretó más y más fuerte, solté gemidos más altos y en uno de los pellizcos grite, el Amo sonrió y apretó más. Se sentía delicioso pero aún así dolía y no pude evitar que una lágrima se escapara, cuando eso paso el Amo dejó de apretar y me acarició el rostro. -Oh, pequeña, no sabes cuando voy a disfrutar tenerte.
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