Inmediatamente apoyó sus manos a mis lados y se enderezó, saliendo de mi y volviéndose a arrodillar. Quitó el condón y se empezó a masturbar.
Yo no podía apartar la vista de él. Por una lado su mano moviéndose rápido por su m*****o y por el otro viendo su gesto, esa sonrisa perversa que me está encantando.
-Mmm - oí su gemido al tiempo que sentía el líquido caliente sobre mi.
Él Amo se acarició un poco más, mientras salían las últimas gotas de semen y su pene comenzaba a perder la erección. Cuando dejó de tocarse, apoyó una mano en la cama para recostarse. Yo me quedé sin moverme ni hablar, realmente no sabía que hacer.
Después de unos minutos habló.
-Ve a ducharte.
-Ammm.
-¿Qué?
-Nada.
-Dilo.
-Es solo que, ¿En serio no hay besos ni abrazos?
-No, guapa, lo siento. Esto no es un encuentro de sexo romántico.
-Ok.
-¿Estás bien con eso?, ¿Lo entiendes?
-No estoy segura.
-Te irás acostumbrando, ahora ve a ducharte.
-Ok
Les contaré cómo es el “baño” de esa habitación:
Había 2 lavabos, con un espejo que abarcaba todo el espacio. Del lado derecho había una puerta de cristal biselado donde estaba el inodoro y al lado otra puerta con un bidé. Del otro lado del lavabo estaba la ducha… y para nada era privada; la ducha era de cristal, liso y transparente. Además todo ese espacio del “baño”, no estaba en una habitación, lo que hacía la separación del resto del cuarto eran justo los vidrios del bidé y la ducha. Entonces, desde cualquier parte de la habitación podrían verte bañar.
Entré rápidamente al inodoro a orinar y salí, abrí la regadera. El Amo seguía recostado en la cama, tenía los ojos cerrados, pero por el movimiento de su mano acariciando su cabello sabía que no se había dormido.
El vidrio de la regadera se fue empañando con el vapor, al menos eso me daría, solo un poquito, de privacidad. Me giré para que el agua cayera directamente en mi cara y dejé que mojará mi cabello, estaba dudando si tomar ese shampoo para lavarme o esperar a casa; suelo odiar los shampoos de los hoteles, dejan el cabello horrible. Al final decidí solo lavarme el cuerpo con jabón, que tampoco me encantan los de los hoteles, pero no tenía mucha opción.
Pensaba:
Definitivamente ayer y hoy he tenido el mejor sexo de la vida. En serio estoy loca por dejarme hacer estás cosas y, peor aún, por disfrutarlas. Pero en verdad me hace sentir extraña, hasta diría que mal, que no me abrace o me bese después; no lo sé en realidad, pero siento que eso hacen los hombres con las “chicas galantes”, solo correrse y dejarlas. Me hace sentir de cierta forma usada.
Me ha gustado demasiado lo que hace, aunque duele el cinturón (al pasar el jabón por mis nalgas me di cuenta que dolía), ¿Cómo se sentirá si no es tan fuerte?
¿Es en serio que esto no sería ningún tipo de relación sentimental?. Me cuesta trabajo entender como uno podría estar de forma regular con alguien teniendo sexo sin sentir nada más. Además eso que dijo sobre no estar con nadie, o sea él no sería mi novio ni pareja pero yo no podría tener novio ni pareja estando con él. Aunque eso estaría realmente mal, porque engañaría a mi novio por tener una amante… un Amo. O sea, realmente debería estar exclusivamente con él, pero no seríamos nada… pero también dijo que podríamos salir a comer, al cine o reuniones, ¿Entonces como lo presentaría?
Carajo, esto es confuso. Tengo que pensar muy bien si seguir con esto o no y necesito que me deje bien claro que seríamos, eso de Amo y sumisa, no sé, siento que no es una relación que solo pueda existir así y ya, tiene que haber algo más de fondo o alguna seguridad o certeza.
Estaba muy metida en mis pensamientos que apenas y escuché cuando abría la puerta de la regadera y entraba, pegué un leve grito del sobresalto.
-¿Piensas en mí, guapa? - la forma de hablarme era diferente a la de cuando estábamos en la cama. No le respondí.
-Contesta.
-Si, Amo.
-Jaja - en verdad se rió divertido, no entiendo y creo que mi gesto se lo hizo notar - Guapa, terminamos de coger y digamos que te liberé, en este preciso momento, aunque me encanta escuchar esa palabra de tu boca, no soy tu Amo.
-Entonces que haces en la ducha conmigo.
-Chica lista. Me dieron ganas de verte de cerca haciendo espuma sobre tu cuerpecito mojado.
-No entiendo eso de “en este momento”.
-Por el momento, y hasta que decidas ser mi sumisa, solo mantendremos la “dinámica” del Amo en determinados momentos y lugares, así podrás conocer, aprender y decidir. Y bueno, irte acostumbrando a cómo será en el momento que te entregues a mí.
-Ya veo
-¿Me permites? - con su mano señaló el jabón que tenía agarrado y yo le tendí la mano y él lo agarró - Quiero sentir tu piel enjabonada.
Empezó a frotarme nuevamente con el jabón, pasando sus manos por todo mi cuerpo.
-Habla, guapa. Se que tienes dudas.
-Me cuesta trabajo entender que tipo de relación tendríamos, si dices que esto no es sentimental. En mi cabeza funciona que tienes sexo con alguien que quieres.
-Digamos que, sería una especie de contrato o relación laboral.
-O sea que seré una puta de planta.
-Ya te dije lo que pienso de ellas… pero si es la forma en que lo asocias, puede funcionar para que me entiendas y, no lo sé, tal vez pueda llamarte putita en la cama.
Y ahí están mis problemas mentales cada vez más graves, en lugar de molestarme u ofenderme que me dijera eso, me gustó.
-Cuando me refiero a contrato laboral, no es porque seas mi empleada, me refiero a que pondremos condiciones y límites a nuestra relación, yo estaré obligado a cumplir al igual que tú. Y como todo contrato laboral, en el momento en que alguno no esté conforme puede terminar la relación.
-¿Cómo se puede no involucrar sentimientos?
-Teniendo claro lo que uno quiere.
-¿Y tú solo quieres coger?
-Así es.
-¿Y que pasa si no sólo quiero coger?
-Cómo te dije, en mi carta oferta hay compensaciones como salir, viajar, ir de compras.
-¿En verdad puedes estar así sin tener sentimientos?
-Si, puedo. Y espero que tú también, te quiero mucho tiempo conmigo.
-¿En verdad nunca tienes sentimientos en esto?
-No. Entiendo tú confusión, pero en verdad más que cariño y cuidado, no… No quiero ese tipo de sentimientos de amor a los que te refieres.
-¿Y si yo los llegara a tener?
-No te podría corresponder.
-¿No piensas en pareja o familia?
-No realmente.
-Vaya que eres extraño.
-Tomaré eso como un cumplido.
-Jajaja, no te estaba halagando.
-¿Entonces?
-¿Que?
-¿Quieres conocer mi mundo o prefieres hacerte a un lado antes de que te hagas adicta a mi?
-Creo que quiero conocer.
-Perfecto. - me sonrió como cuando ves un plato de comida -que huele delicioso y quieres comer.
-¿Por qué me besas cuando, mmm, estamos haciéndolo pero no después?
-Los besos y abrazos después del sexo, muchas veces dan a entender que hay sentimientos de por medio, más allá del contrato. Prefiero evitarlo.
-¿Es negociable?
Se quedó callado y dejó se pasar sus manos sobre mi.
-De momento, no es negociable. Pero dejó abierta la posibilidad, dependiendo de cómo aprenda a manejarse. ¿Le parece?
-De momento, no me deja conforme. Pero aceptó la oferta de conocer ese “mundo”.
-Tres meses, señorita Sofía. Es el plazo de prueba que le doy. En ese tiempo tendrá que decidir si firmar el contrato indefinido o terminar nuestra relación.
-De acuerdo, señor Romero.
Cerró la regadera y yo me suponía a salir cuando me giró y me recargo en el vidrio. Con una mano apretaba con fuerza mis pechos, alternándose de uno a otro y la otra mano estaba masajeando mi clítoris.
Este hombre hasta sabe cómo masturbar a una mujer; ya me había pasado que lo intentaban y era doloroso o nunca podía llegar al orgasmo. Siguió frotándome y cuando me corrí mordió mi oreja y me susurró “que rico te vienes”.
Me soltó, abrió la regadera y se pasó rápidamente el jabón por el cuerpo. Yo apenas recuperaba el aliento y me gire para verlo.
-Enjuágate, te espero afuera.
-Si, está bien.
Se acerco y estuvo a punto de besarme.
-Sin besos por ahora - me soltó
-Te odio - le grite mientras le arrojaba el jabón
Salió riéndose.