La primera vez

1311 Words
Me empujo de cara hacia la cama, haciéndome poner los antebrazos sobre ella para que mi tronco quedara despegado, levantó mi pierna derecha y me hizo poner la rodilla en el colchón e hizo lo mismo con la otra pierna. Tomo mi cadera con ambas manos para poder alinear mi cuerpo, levantó mi trasero y empujó mi espalda hacia abajo para que quedara arqueada. Si hace unos minutos al desvestirme cuide justo no dejarme expuesta de esta manera, ahora no había nada que pudiera hacer. No te muevas Escuché el ruido de la ropa mientras se la quitaba y lo sentí acercarse a mi. Paso sus manos por mi espalda hasta llegar a mi cabeza y acomodo todo mi cabello hacia un lado, sentí su piel caliente cuando se recargó en mi, besando desde mis nalgas y subiendo por la espalda, sentía su cuerpo restregándose en mi, sentía como me olía, su lengua saboreando, cuando llegó a mi cabeza y su cuerpo estaba sobre mi, pude sentir su pene duro entre las piernas. Su mano derecha recorrió mi brazo hasta llegar a mi mano que tomó y volteó para poner la palma hacia arriba, dejando un condón cerrado sobre ella. Lo abrirás cuando te diga, ¿Entendido? Solo asentí y él me mordió el cuello Cuando te hablé, responde. Si, si - me costó tanto responder, no sabía que tenía más, nervios, excitación, miedo. Se quitó de encima de mí y empezó a acariciarme; primero la parte interna de mis piernas con el dorso de sus manos, empezó con caricias suaves que después pasaron a ser sus uñas pasando lentamente, las fue subiendo hasta llegar a la base de los glúteos y los rodeo arañando suavemente para pasar por los costados de mi cadera y luego del tronco; me estremecí y quise bajar las piernas que me temblaban por la excitación y el cansancio, baje una y él la tomó rápidamente y la apretó con fuerza poniéndola de nuevo en su lugar. Nadie dijo que te movieras Si, definitivamente tuve miedo, terminaría siendo unos de esos casos que salen en UVE, pero aún con ese miedo, no me moví, no grite, no me negué... Solo asentí. Regresó a pasar sus uñas donde se había quedado, las paso por mis costillas, los omóplatos, la nuca; estaba estremeciéndome y empezaba con gemidos ahogados; llevó las manos suavemente hacia el centro de la espalda y luego bajo siguiendo la columna hasta llegar a la zona lumbar, ahí cambió sus uñas por apretones de sus manos en mi trasero. Se sentía delicioso, tenía mis puños cerrados uno contra la sabana y el otro apretando el paquete del condón, estaba empezando a morder la cobija en la cama para ahogar los gemidos; la dulce sensación de cosquilleo pasando de mi cuello a la espalda y sentir como me iba mojando solo me llevaba a pensamientos contradictorios que iban de ansiar que me penetrará hasta safarme de él y huir de una sesión de sexo que ya estaba segura que sería dolorosa. Di un brinco cuando sentí uno de sus dedos pasar entre mis nalgas hasta la entrada de mi v****a; iba rozando, apenas me tocaba y yo apreté inconscientemente. ¡Ah! Grite cuando me dio una nalgada No aprietes el coño - Dioses, que pareció más una advertencia que cualquier otra cosa. Volví a apretar del miedo que me dio escucharlo ¡Ah! Una segunda nalgada un poco más fuerte. Dije que no aprietes. Te estás poniendo demasiado nerviosa y no vas a disfrutar lo que tengo para ti. Me estás dando miedo No lo suficiente al parecer, sigues con tu lindo trasero levantado para mí Mierda, tenía razón. ¿Me vas a lastimar? No haré nada que no te de placer Y si ya no quiero me vas a v/0!4r Nunca, si no quieres solo dilo y nos vamos. No sé Acarició mi cabeza, como cuando acaricias a un perro que ha sido lindo contigo. Vamos a distraer esa cabecita tuya. Quiero que abras el condón y lo saques Asentí, y sí, todo ese tiempo seguía, como el amo dijo, "con el lindo trasero levantado para él". Él empezó a acariciarme, pasaba sus dedos de mi vulva a mi ano, nunca nunca nadie había acariciado mi ano, por favor que no se le ocurra penetrarme por ahí. Abrelo Tomé la envoltura con las 2 manos, sin despegar los brazos de la cama y con cuidado la abrí. Mmm - gemí Él tenía su pulgar en la entrada de mi v****a y presionaba y frotaba sin meterlo Sácalo. Obedecí y presione la parte cerrada de la envoltura para sacarlo Ya ¿Ya qué? Ya lo saqué . ¡Ah! Me dio una palmada en el trasero, mucho menos fuerte que las anteriores. Que obediente. Siéntate en la cama y dámelo. Estaba un poco entumecida por la posición, pero me giré y me senté en la cama y estiré mi mano hacia el frente, no me atrevía a levantar la mirada y verle. Él tomó el condón de mis dedos y vi como sus pies se hacían hacia atrás. Levanta la cara No me moví Levanta la cara y mírame A esa segunda orden no me negué, su tono de voz fue fuerte, nadie se negaría a esa voz de mando. Y yo, definitivamente estoy loca, hace 2 semanas apenas habíamos cruzado palabra y ahora estaba desnuda frente a él en medio de un juego medio sádico (ilusa de mí que pensaba que eso era "demasiado") Levante la cara y lo miré, sonreía. No quiero que me veas la cara Y si... Obviamente mis ojos bajaron a su entrepierna. ¿Te gusta? No sé qué cara habré hecho, pero definitivamente me sorprendió y él pareció halagado; sonará a esas expresiones cliché de "es lo más grande que he visto", pero algo así fue; y he de admitir que hasta ese momento no había visto directamente o con atención un pene. Tenía frente a mí una gran v***a, larga y gruesa, hinchada y con las venas marcadas, con la piel de la cabeza lisa y, si, brillante, saben a que me refiero, ya tenía líquido empezando a salir de la punta. La tenía agarrada de la base y movía su mano lentamente para frotarse. Tomó el condón, se lo puso, caminó hacia mí mientras terminaba de cubrir su largo falo. Yo estaba sentada en la orilla de la cama, sin poder dejar de mirarlo, pero me hice hacia atrás para no quedar con las piernas colgando si empezábamos a hacerlo... Una acción innecesaria, obviamente yo no decidiría la posición esa noche. Me jaló de las piernas para acercarme a él, me hizo doblar las rodillas y apoyar los pies en la cama casi rozando mis nalgas. Yo tenía los brazos sobre mi pecho, y con la mano derecha agarraba mi puño izquierdo, digamos en una posición de cubrirme. Él se subió a la cama, hincado sobre sus rodillas, carajo no podía estar más duro... y puso su brazo a mi lado, con la mano que tenía libre arañó suavemente empezando por mi muslo, mi abdomen y al llegar a mis manos las tomó con fuerza. Sus manos son grandes, fácilmente puede tomar mis dos muñecas con los dedos y, además, hacerlo con fuerza. Levantó mis brazos por encima de mi cabeza sin soltar mis manos ni un momento y comenzó a besarme y morderme los labios, el cuello, la oreja, las clavículas. Yo empezaba a mover mi cadera buscando sentir su v***a, y sentí como sonreía entre las mordidas y los besos, yo ya estaba gimiendo y muy mojada. Aunque me soltó las manos las mantuve arriba, se apoyó con sus brazos estirados en la cama, con sus rodillas empujó mis piernas para abrirlas más, quitó uno de sus brazos de apoyo, cogió su v***a y me penetró.
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