En el momento que ambos quedaron solos en la mesa Abigail lo increpo.
- Eliam ¿Te sientes mal o es porque nosotros llegamos? Porque de ser así no hay problema. Apenas llegue mi novio nos vamos- dijo con cierta reticencia.
Él se la quedó mirando con el ceño fruncido. Por mucho que trataba de recordar algo de ella no lograba traer algo que le fuera familiar. Pero algo había en ella que le llamaba poderosamente la atención y esto lo molestaba.
Suspiro al sentirse pillado.
-No, no como se te ocurre, solo estoy muy preocupado por unos problemas que tengo - se acomodaba en la silla incomodo con la joven - No vayas a pensar mal - sus ojos se concentraron en el rostro, aunque la luz, era de muchos colores, pudo darse cuenta lo atractiva que era.
Ella suspiro más tranquila.
-¡Bueno si es así no hay problemas! – la joven estaba muy emocionada de verlo pero lo disimulaba tan bien, pero sus manos no. Así que se pasó las manos sudadas por los muslos y se levantó para marcharse.
-Abigail - la llamo de pronto- ¿En dónde vives?, ¿Dónde siempre?
Él recordó un comentario que dijo en una ocasión José que la joven vivía con una fiera que era su tía.
Ella sonrió al oírlo. Donde siempre, en la casa de una aburrida tía, que no la dejaba salir a ninguna parte y que todos pensaban que era una fiera.
-No. Desde hace mucho tiempo deje a mi tía. Ahora vivo con Manuel en un piso de nuestra empresa de Diseños- dijo mientras se giraba para marcharse.
Eliam ladeo la cabeza al escuchar aquella información. Ella vivía con el novio. Pobre de José.
-¿En dónde? – volvió a insistir. Ella se rehuía a responder. Además quería la información porque sabía que José le iba a interesar.
Ella lo miro y sonrió con un brillo pícaro en los ojos.
Así que tomo una servilleta y le quito un lapicero a Manuel que se acercaba en esos momentos y anoto un número telefónico. Le extendió la servilleta a Eliam y este la recibió sin quitarle los ojos de encima.
-Si me llamas tal vez te de mi dirección - dijo maliciosa y se marchó con Manuel que se arrojaba a los brazos de él. Se fueron abrazados.
-Vamos preciosa- dijo - aun me debes algo de esta hermosa noche - dijo meloso Manuel mientras la abrazaba delante de los hombres que llegaban a la mesa donde se encontraba Eliam que no apartaba la mirada de la pareja que se alejaba muy feliz.
Momentos después todos reunidos en la mesa José esta cabizbajo, y los mira.
-No acepto burlas - les reprocho antes de que lo abuchearan y tomando un trago de un golpe. El hombre estaba muy desilusionado.
Eliécer se compadeció de su amigo y suspiro después de darle otro trago para que pasara el mal momento.
-Tu mejor que nadie sabes que ella siempre estuvo enamorada de Eliam- Eliécer lo miraba con comprensión- es más, para ser sincero jamás pensé que ella tuviera novio.
Eliécer se tomó otro trago y fijo su mirada en la pista.
-¡Y esta lindísima!- la miraba alejarse.
Eliam al oír las palabras de su amigo levanto las cejas sorprendido.
-¿De mí? ¿Cuándo?- ladeaba como tratando de encontrar algún recuerdo que le indicara la afirmación del comentario de Eliécer y mirándola perderse en la multitud.
-Desde que estábamos en el bachillerato- confirmo Eliécer. Tú eras el bailarín principal, ella la secundaria siempre se moría por bailar contigo, pero a ti te tocaba con Sara...- se interrumpió al ver el rostro endurecido de Eliam - Lo siento brother.
Eliam miraba hacia la pista y trataba de buscar algún recuerdo pero nada.
-La verdad es que no lo recuerdo, pero te tengo el número telefónico de ella- le sonrió a José mientras le entregaba la servilleta.
José lo tomo, lo miro, lo arrugo y lo botó enojado.
-Si tiene marido, ya no me interesa- se levantó y se dirigió a la pista de baile, ante de levantarse se bebió otro trago.
-Como sigas así te embriagaras primero- dijo Eliam con ironía- recuerda que tenemos una apuesta.
-¡Ba!- dijo y se perdió en medio de la multitud.
-El pobre va a perder otra vez – dijo Eliécer en medio de la risa.
Eliécer y Eliam se miraron y rieron a carcajada a costa de su amigo.
La risa de los amigos se apagó al oír la voz de la persona que llego ante ellos.
-Eliam ¿Podemos hablar un momento? - decía una hermosa y dulce voz - ¡Por favor!
Él se levantó con calma, metió las manos en el pantalón y se dirigió hacia ella, mientras sonreía complacido de que ella llegara. Interiormente tenía la ilusión que podían aclarar el malentendido o definir la situación entre ellos. Como dice en la Costa "Para estar colgando es mejor caer"
Ella se acercó algo confusa por el comportamiento que él mostraba. Se veía demasiado tranquilo o estaría demasiado bebido.
-Eliam, yo siento mucho lo que te voy a decir - pauso y arqueo los ojos como tratando de encontrar las palabras correctas- pero - se tomaba su tiempo.
Y fue ahí cuando comprendió que ella no volvería con él y que su tórrido romance era cierto. Fue cuando comprobó la falsedad de la mujer que juraba amarlo.
-Me vas a terminar - termino él de manera brusca - no te preocupes, ya lo sabía, que eres una infiel, también lo sabía, que tienes un amante, ya lo sé - dijo duramente.
Ella se sorprendió por la dureza y la tranquilidad de sus palabras. Él era un hombre muy seguro de sí mismo. También posesivo y demasiado celoso con lo suyo, pero ahora estaba extremadamente calmado. Estaba frio.
-¿Eso es todo?- él mostraba fastidio con solo verla. Quería terminar con toda aquella farsa.
Él sintió que algo se rompió desde hacía tiempo pero pensaba que era ideas de él. La relación se notaba fría, apagada y rutinaria. Y era desde hacía mucho tiempo.
-¿Eso es todo? - repitió la pregunta molesta - ¡Ya todo se acabó y ya!- de pronto sin más allá, la mujer brota un enojo a flor de piel. Fue tanta la ira que no disimulo ni contuvo las palabras – fue por eso que te pedí un tiempo. Por tu forma de ser, te has vuelto frio, ya no me das atención- respiraba enojada – Me dejaste de amar sin darte motivos, y ahora dices ¿Qué yo soy la infiel? – la mujer temblaba de la rabia que tenía.
Ella respiraba rápido mientras trataba de contener la furia.
-¡Entonces terminamos! – Dijo casi gritando- yo soy la que te abandono y no tu a mí. ¡Estúpido!
Siempre era ella la que tenía la última palabra, así que se giró y se marchó con paso rápido.
Él al verla marcharse lanzando un largo suspiro, regreso a la mesa, y tomo otro trago.
Eliécer lo miraba y preocupado le pregunto.
-¿Te encuentras bien?, recuerdas lo que decía la profesora de danza "No hay mal, que por bien no venga"- imitaba la voz de la mujer- si ella no era para ti, allá afuera esta la tuya - con la mano señalo hacia la pista donde bailaba las parejas.
Él siguió la mano y sus ojos se toparon con la silueta de Abigail que le bailaba una bachata de manera muy sensual a Manuel. Su mirada quedo fija por un momento en cada uno de los movimientos sensuales que ella hacia y en la forma de como se le movía al novio, de manera sugestiva, sensual casi erótica, parecía que le hacia el amor a su compañero de baile.
Eliam tenía más de siete años de amores con Sara, eran novios desde antes de terminar el bachillerato. Ya estaban hablando de matrimonio, pero algo no permitió que llegaran hasta allí. Hacía tres meses que él se enteró por causalidad que ella andaba con otro, e hizo lo posible por descubrirlo y aunque no logro averiguarlo siempre sospechaba de ella.
Y fue cuando ella le pidió que le diera un tiempo para pensar, para reevaluar su relación, porque se sentía confundida. Según ella no tenía muy en claro sus sentimientos por él. La excusa de los infieles, él sabía que ella lo que quería era terminar. ¡Qué estúpido!
Lo más extraño era que él se sentía libre y tranquilo, ¿Sería que ya no la amaba? o tal vez ¿Nunca la amo? Que todo fue solo cuestión de la costumbre.
Volvió a mirar hacia la pista y no vio a la chica que antes bailaba, saco la servilleta que su amigo no recibió y lo guardo en el bolsillo de su saco.
Mañana sería un nuevo día y tal vez un nuevo comienzo.