Abigail durmió toda la mañana de ese domingo. Si había algo que a ella le encantaba en esta vida después de bailar era dormir y dormir hasta muy tarde. Al despertarse su mente viajo al encuentro de la discoteca. Sonrió al recordar la voz gruesa y sensual de Eliam. Ese hombre estaba como se le daba la gana. Lo poco que vio le gusto. ¿Se habría casado con Sara? ¿Sería feliz? Todo el grupo estaba completo solo faltaba la dichosa posesiva Dartagnan. Su humor se oscureció de forma rápida. -¿Qué carajo me importa eso?- dijo molesta consigo misma y se quitó las sabanas a las patadas de encima- Si eres feliz o no es algo que no me debe ni siquiera inquietar. Se levantó como a las diez de la mañana. Para despabilarse y quitarse el mal humor fue al baño y se dio una larga ducha muy rel