CAP.2 LAS COMIDAS

4988 Words
No pues así hemos llegado a la 4 semana hoy le mandaré la primera comida al asistente, espero que sepa hacer su trabajo, dicen que por el estómago se conquista al hombre, pero yo quiero que haga dos cosas, que odie a la esposa y ame a la que cocina para él. Solo espero que no se entere que somos la misma persona. Día 1- lunes -Señor Anthon ya he pedido su comida al restaurante, en un rato más la traen. -Martín- -Pediste para ti- dice Anthon- -No señor, unas amigas me han mandado mi almuerzo y bueno no voy a despreciar la comida-dice Martín con pena además de nerviosismo- -Amigas he, no me habías contado nada- dice Anthon- -Las conocí en el aeropuerto hace 4 semanas, como sabe cada mes se le mandan regalos a su esposa y bueno siempre me encargo en fin de semana personalmente, mmm... la rubia andaba algo despistada y yo con las carreras, pues chocamos... calló encima mío y bueno... pues me quedé allí como idiota mirándola más cuando me sonrió, bueno la cosa es que ahora se han hecho amiga mía- dice nervioso- -¡Aja! rubia, parece que se te ha pegado mucho de lo mío - dice Anthon - -No señor, para nada, es que es muy... no se... bueno ella tiene algo especial... bueno su amiga no se queda atrás, aunque es un poco más baja es muy linda, tiene unos hermosos ojos azules y un cabello rojo de muerte, lástima que este casado. - dice Martín con pena y un nerviosismo de muerte. - ­- ¡Casada he!! - dice Anthon- -Eso supe por la rubia, dice que es un italiano y empresario, pero no me dijo el apellido, pues dice que a él no le gusta que lo use, - dice Martín- -Vaya cosas raras de la vida, no te parece amigo, pero lástima que a mí solo me gusten las rubias de buenas piernas, pero no te preocupes respetare a tu rubia, hasta que ella quiera claro- dice Anthon con desdén hacia su pobre asistente- Él no contesta ya que han informado que la comida ya llegó. - Martín siempre acompaña a su jefe para almorzar, esta vez saca la comida y se sirve el sólo, pero el olor a pesar de estar calentado es impresionante. -Quien es la que cocinó Martín- dice Anthon- -Camil, señor la pelirroja, es chef- dice Martín- -Entonces la rubia no cocina- dice Anthon- -Margot, tiene especialización es postres, la alta cocina no se le da mucho, por eso son inseparables, aunque hagan cosas diferentes siempre suelen darle ese toque único como si una sola persona hubiera hecho toda la comida. - dice Martín con orgullo- -Parece que ya has apreciado sus platillos- dice Anthon- -Si Señor, creo que he aumentado por lo menos dos kilos el último mes y eso que solo me han mandado el desayuno y ahora con el almuerzo creo que tendré que aumentar las horas en el gimnasio. - dice Martín- -Si quieres cambios de platillos déjame evaluar a tu supuesta chef internacional a ver si sabe cocinar- dice Anthon, pero solo el olor lo tiene con la baba escurriendo. El asistente sonríe por dentro, ya que sabe que la comida la hizo la esposa de su jefe. -Claro Señor no hay problema- dice Martín. -Cambian de lugar, el solo observa los gestos de su jefe, está encantado de la vida por la comida. -Le gustó señor, dice Martín, después de terminar compartiendo el postre con su jefe- -Estaba todo de maravilla Martín, cocina como diosa esa mujer, a pesar de ser pelirroja ya me está gustando. - dice Anthon- -Bueno señor es casada no se le olvide- dice Martín - -No te preocupes, toda vez ella me deje la puerta abierta yo no tengo inconveniente en entrar, pero sino pues no y se acabó- dice Anthon molesto por el comentario de su asistentec- -Señor, ella es diferente a las demás, creo que es especial podría decirse... por los pocos días que llevo conviviendo con ambas me he dado cuenta que es una joya de mujer, además de reservada. No le gusta tocar el tema de su marido, siempre se presenta con su apellido de soltera que es Ross. Es muy raro me recuerda a alguien, pero no sé quién podrá ser- dice Martín con nerviosismo, tratando también de librarse de la ira de su jefe. -Ya veremos, si no cae Martín, todas las mujeres son iguales unas más atrevidas que otras, pero iguales al fin. Todas terminan en mi cama por una noche- dice Anthon, con suficiencia- Ya en la noche, Martín recibe la llamada de Margot. -Hola Martín, prometiste acompañarnos para cenar y casi son las 8:30 de la noche, ¿todavía te esperamos? - dice Margot al otro lado del teléfono- -Am... Emm... bueno Margot no voy a poder, saldré tarde de la oficina. Coman ustedes-dice triste Martín- -Pero si quieres podemos ir a dejarte la cena a tu oficina. Bueno si no molestamos-dice Margot- -Martín quiero ir a j***r a mi amado marido por eso insiste la tonta de Margot- intervengo- -Pero...dice Martín y le interrumpo. -Llevaremos comida para 4 no te preocupes, solo avísale al idiota de tu jefe. - digo y cuelgo. El pobre Martín metido en este lío, no le queda de otra que hablar con su jefe. Se dirige a la oficina, da tres toques y un adelante, de su jefe le da la pauta para abrir la puerta. -Señor perdone que interrumpa, pero tengo problemas - dice Martín nervioso- -A ver Martín... porque parece que esto eres más nuevo que mi traje para la fiesta del viernes- dice Anthon masajeándose las sienes con sarcasmo y evidente cansancio. -Es que... mis amigas vienen hacia acá, traen la cena;bueno yo prometí cenar hoy con ellas, pero se me olvido, ahora me llamaron más o menos en una hora y media estarán acá, pues no me dieron tiempo de negarme Señor- dice Martín con nerviosismo y más que preocupado por la reacción de su jefe. -Espero que no traigan comida solo para ti- dice Anthon- -No señor, les dije que estaba con usted- dice Martín- -Solo a ti se te ocurre Martín, por lo menos talvez consigo algo que me quite el estrés del trabajo, ya que más da el color es su cabello- dice cansado, quitándose la corbata, el saco y de paso alborotándose el cabello. -Voy a llamar abajo para que las dejen pasar.-dice Martín aún con nerviosismo pues espera autorización de su jefe- Ya que Martín, ya vienen qué más da, llama no sea que nos quedemos sin cenar- dice irónico, negando con la cabeza lo poco que sabe su asistente de tratar con mujeres. Cuando llegamos al edificio, ya estábamos autorizadas a subir por el elevador privado. Ya no había casi nadie, solo los guardias de seguridad. Cuando llegamos al último piso, Martín nos esperaba en la puerta del elevador. -Señora, -habla bajo- no puede hacerme esto de nuevo, si me descubre el jefe voy a perder mi empleo- -No te preocupes Martín-digo también bajito- no puede. Solo confía en mi de acuerdo. El asiente, mientras caminamos a la oficina del jefe. Da tres toques y nos dan permiso para pasar; él se sorprende pues soy la misma que el insulto en la tienda de ropa, pero no dice nada, yo también me hago la sorprendida, pero a Margot no se le pasa. -No era el hombre que te insultó en la tienda Camil- dice Margot- Yo le Doy un codazo en el estómago a mi amiga, ella solo sonríe mientras se soba el estómago. -Buenas noches señor Rinaldi, perdone la intromisión, solo queríamos traer la cena a nuestro amigo- digo con la cabeza baja- También le trajimos a usted, señor Rinaldi- dice Margot con pena por lo que dijo antes- -No hay problema una cena gratis es siempre bienvenida más de las amigas de mi asistente- dice con una sonrisa burlona- - ¿Dónde podemos servir?, pregunto para empezar con la faena- dice Margot. Allí al fondo hay una pequeña cocina y un comedor para 4 personas, hagan como si estuvieran en casa, de todas maneras, seremos nosotros los agasajados con su comida, que por cierto mi asistente alaga mucho- dice Anthon, aunque sé que él fue quien se comió la comida- Gracias decimos ambas. Nos dirigimos al espacio donde está la pequeña cocina servimos y arreglamos los platos, los llamamos para sentarse pues ellos están en el espacio que corresponde a la oficina arreglando y leyendo papeles. Nos agradecen y en seguida llegan a sentarse con nosotras. Él se sienta junto a mí y Martín junto a la rubia pues nosotras estamos de frente. Como me acostumbré a dar las gracias por la comida, pues por inercia Margot también toma mi mano y ofrece la otra a Martín quien sabe que damos las gracias por la comida. -Perdone señor Rinaldi, -dice Martín- ellas acostumbran a dar las gracias en las comidas- dice Martín- Le ofrezco mi mano y la toma más no Martín, quien solo la extiende como esperando que un milagro caiga del cielo. -Señor Rinaldi, si no le molesta, voy a dar las gracias ya que parece que no es costumbre de su parte. -digo seria y sarcástica- No hay problema señorita- dice sin ninguna expresión en su rostro. No sé qué sentir, pues tomar su mano me ha dado una especie de escalofríos por todo el cuerpo, él ha notado todos mis bellos erizos desde que tome sumando y sobre todo a sonreído de lado al notar que también temblaba. No sé qué j***r me pasa, se que es guapo, pero no sé qué diablos pasa con mi cuerpo, talvez sea porque nunca tuvimos más contacto que este. -Como ha estado el hospital hoy Camil-dice Margot interrumpiendo el silencio- -Pues allí, me han asignado varias operaciones y estoy en emergencia como una residente por el momento. - digo con naturalidad- -Pero esa jornada es cansada amiga- dice Margot- -Lo sé, emergencia siempre hay casos extraños, situaciones raras, más en parejas. Hoy en la mañana llegaron unos pegados por sus partes- digo tranquila, más Martín casi se ahoga junto con Anthon- - ¿Qué pasó? - dice Martín curioso- -Bueno al parecer la esposa del tipo le cambio los condones por otros que encontró en internet, de esos que se usan para encontrarlos con las manos en la zorra- digo mirando a Anthon quien todavía procesa la información- -Vaya pobre tipo-dice Anthon- -Tuvimos que llamar a su esposa para saber que contenían los condones esos para ver como los sacábamos de la situación, fue todo un show de televisión, se armó una que tuvimos que llamar a seguridad, pues al final resultó que no fue ella sino la otra amante. - digo mirando a Margot- -Dios querida, vives los shows en vivo y todo color, que no diera yo en tener tu temple para ver a gente herida vomitando y medio muerta. j***r no nací para eso, pero me encanta oír las hostias de emergencia- dice Margot con entusiasmo- -A mí me hubiera gustado saber dónde consiguió la otra zorra las porquerías esas, talvez así logro que mi marido deje de joderse tanta peli teñida que encuentra, - digo mirando a Anthon- -Su amiga también es rubia- dice Anthon- -Sí, pero es natural, así que no entro en esa clasificación, además que por muy guapo que sea el marido de ella, ese hombre no me interesa, me gustan más los hombres como Martín tranquilos, sinceros, con principios y detallistas. - dice ella- -Muchas cambian de opinión después de estar en mi cama señorita- dice Anthon, con una mirada de lujuria que hasta a mí me incomoda, pero Martín parece que esta vez no se quedará callado. -Señor, ellas han venido hasta acá para traernos la cena un poco de cortesía y respeto no estaría mal. - dice Martín serio, con la cabeza en alto- Hasta yo me sorprendí más cuando tomo la mano de Margot dándole un beso. Esta se sonrojo, pero como siempre ella no puede esperar a más, le dio un beso en la mejilla, cosa que también lo ruborizó, las cosas se callaron en la mesa. Nos levantamos ambas para servir el postre. En ese momento hablaban bajo, al parecer Anthon lo regañaba por defender a Margot y a mí. Sonreímos, pero esta vez yo hablo preguntando a Martín sobre su día. -Dime Martín que tal el día, algún cambio en la bolsa- digo, pues él sabe que se mucho sobre finanzas- -Un poco señora, usted sabe, el valor del euro ha bajado un poco pero ultimadamente también lo ha hecho el dólar- dice tranquilo- -Es buen momento de comprar acciones norteamericanas, ya que después se dispararán si al final se compran en euros y no en dólar, aunque el yen está ahora muy por encima de ambos, cuidado y los chinos ganan la carrera- digo tranquila- No sabía que las doctoras se interesaran por las finanzas- dice Anthon- Ella tiene un doctorado en finanzas internacionales obtenido Harvard- dice Margot presumiendo la inteligencia de su amiga- Tan joven y con doctorados eso es una novedad-dice Anthon- He tenido demasiado tiempo de ocio y como muchos de mis compañeros decían, soy una come libros, aunque me he dado mi año sabático, por el momento para ejercer por lo menos la medicina- digo con orgullo y altivez- Es una mujer con carreras un poco desiguales no le parece- dice Anthon con curiosidad- Bueno, la medicina es algo que me apasiona, al igual que la gastronomía, pero finanzas fue más por obligación con la familia. - digo sin dar más detalles- Interesante- dice nada más Anthon- Terminamos el postre en silencio. Ya recogido todo nos disponemos a irnos. Nosotras nos retiramos ya es muy noche, Mauro a de estar dormido o congelado afuera - digo olvidando que mauro trabaja para el- Mauro Santos - dice el con una interrogante en su cara que se dirige a Martín- Si ¿lo conoce? - digo tratando de ocultar mi metida de pata- Se supone es mi chófer particular que me acompaña en eventos especiales, pensé que le pagaba muy bien, pero parece que no- dice con el ceño fruncido- Nosotras lo conocemos por una de las empleadas de la casa, el pobre perdió su departamento después de que su esposa lo dejara así que le dimos alojamiento en casa, le dijimos que no era necesario que nos pagara, pero es muy voluntarioso así que cuando tenemos que salir lejos o es muy noche él siempre nos acompaña como nuestro chófer. De lo contrario pues tiene que atender su trabajo- digo tratando de defenderlo, aunque es cierto lo de su mujer- Vaya casualidades de la vida - dice Anthon- Talvez, el mundo es muy pequeño, a veces no sabemos a quién tenemos enfrente hasta que otro nos quita la venda o tropezamos con alguna piedra- dice Margot- Una combinación de 3 frases para decir una sola es extraña pero razonable- dice Anthon- Aquí a mi amiga que le gusta reinventar frases- dice Margot señalando hacia mí con la cabeza - -Oye, no me delates, ese talento no se muestro a nadie, soplona -le digo, mientas guardamos las cosas- -No me jodas, come libros, causa tuya casi me gano esa mala reputación en la universidad -dice ella -Aja- pero que bien te fue cuando me dejaste un maldito semestre por vergüenza a que la popular tuviera una amiga nerd, he!! Ja- ni me lo recuerdes, fue el peor semestre de mi vida, ahora prefiero perder un brazo antes que vivir sin ti amiga- dice ella ignorando que hay dos hombres escuchando- -Parece que lo suyo pasa la raya de amigas-dice el idiota de mi esposo- -¡Perdón!- decimos ambas al mismo tiempo. -Sabes Martín tu eres un tipo excepcional por lo que le doy gracias a Dios por la suerte de mi amiga, pero más le doy gracias que no se te haya pegado lo imbécil que se porta el idiota que tienes por jefe-cuando quieras pasa a casa a cenar pero aquí no volvemos, por lo menos yo no.- digo molesta hasta la madre que el idiota esté solo piense en doble sentido- -Permiso señor Rinaldi- digo- ¡Ah! No se preocupe como cortesía, por la mala noche que le hemos hecho pasar le mandaremos también el almuerzo, para no tome represalias con mi amigo- digo furiosa, viendo a los ojos fríos y verdes de mi idiota esposo- No hay necesidad señora, puede tener problemas con su esposo por cocinar para otro hombre- dice irónico y frio- No sé preocupe señor Rinaldi, mi esposo es el único hombre que no disfruta de mis comidas- digo y salgo al pasillo, esperando calmarme para no darle un golpe a la yugular al idiota. - Margot sale tras de mí, tomamos el ascensor de empleados para bajar, casi al mismo tiempo salen también Martín y Anthon. Mauro está abajo en grandes pláticas con el guardia de recepción. Anthon solo le dedica una mirada casi asesina. El me ve preocupado, yo le digo que se tranquilice con la mirada. Mauro, gracias por esperar, podrías llevarnos a casa. Le digo tranquila. Claro señora, no podía dejarlas andar solas tan noche, dos hermosas doncellas no podrían andar por la noche con tanto loco suelto- dice mientras abre la puerta del pasajero. - Gracias por las flores Mauro - dice Margot- Escucho la voz de Martín tras de nosotras Solo no se te olvide que ambas doncellas tienen dueño -dice Martín- lo cual hace sonrojar a Margot. No hay problema, solo estoy aquí para cuidarlas, algún día conoceré mi verdadero amor -dice con pesar- Buenas noches Mauro, cuida bien a las damas pues han arriesgado su vida por venir a rescatar príncipes hambrientos- dice divertido e irónico Anthon- Le hago una pleitesía digna de risa, pero todos se controlan. No hay problema príncipe de pacotilla, siempre que haya hambre de parte de su noble y fiel escudero también le asistiremos a usted, aunque no con el mismo agrado- feliz noche- Me meto al auto, cerrando de golpe la puerta, no deseo ni quiero seguir escuchando sus idioteces. Habla con mauro por unos segundos, después con Martín, ellos ven hacia el auto, después Martin sube, Martín se va a traer el auto de su jefe, nosotros nos vamos. El camino es todo silencio, hasta que mauro rompe el sepulcro. Señora, su esposo está enojado, muy enojado porque ando de chofer suyo, dice que son unas niñas consentidas que ha encontrado a dos idiotas que hacen todo por ellas solo por la comida. - dice mauro- Yo rio como loca al igual que Margot, él también se ríe ya que sabe que soy su esposa. Dios que idiota, tan poco sabe de mí, tal parece que nunca a visto las fotos que le he enviado durante estos años- digo ya más triste que feliz- pero tampoco se fijó que esa yo la misma de la tienda de ropa. Según se señora, y espero no se ponga más triste- solo Martín las ha visto pues su marido ordenaba que borraran los correos que provenían de usted además de que casi todo lo que se le mandaba era porque Martín tiene todo bajo su control. El señor Rinaldi no le interesa la esposa que tiene, perdone que lo diga de esa manera, pero no sé qué forma decirlo- dice mauro- No te preocupes mauro, lo sé el mismo me lo hizo saber el día que me mando al otro lado del mundo- digo con tristeza y apunto de las lágrimas que sigo sosteniendo dentro de mis ojos- Margot me ve, pues sabe que no estoy bien, cuando llegamos a casa ella se ofrece a dormir conmigo, sabe que llorare hasta que me canse y un hombro amigo es todo lo que necesito. Mi flamante esposo no desea saber que tiene esposa, pues, aunque sea por dolor y por j***r, voy a hacerle la vida miserable hasta que se enamore de mí y decida pedirme el divorcio solo para casarse conmigo. El piensa que puede hacer de las mujeres un banquete que ahora toma y mañana desecha. Soy su esposa, la que juró amar en un altar y por la que va a perder la razón, o dejo de llamarme Camil Ross de Rinaldi, voy a hacerlo desear la muerte el día que vea frente a él pidiendo el divorcio a la mujer de la que se enamoró. No hay marcha atrás, haré que odie a su esposa y ame a esta Camil, pues el idiota no sabe ni como se llama su esposa. Hoy es miércoles, mauro se ha encargado de llevar los almuerzos a la empresa, estos dos días, hoy tengo turno de tarde en emergencias así que tomo un auto pues no puedo esperar a que mauro pase por la empresa y luego dejarme. Ya han pasado 3 horas de que inicie mi turno y esta es la hora en la que se presentan los casos más absurdos del día, también los que hacen que se largue la jornada Recibimos la primera llamada de la ambulancia 1314(irónico) diciendo que traen a un hombre con herida de bala en el abdomen, con posible hemorragia interna y algún órgano comprometido por la trayectoria de las balas. Preparamos para cirugía de emergencia, cuando recibimos es nada más y nada menos que el señor Rinaldi, mi marido. Trato por todos los medios de ser lo más profesional posible al ver la cantidad de sangre. Escucho todos los pormenores. Vamos a la sala de cirugía, donde ya tenemos los aparatos listos para ver si hay algún órgano comprometido, gracias a Dios no hay más que solo las balas en diferentes lugares sin Comprometer nada más que la sangre que sale por toneladas. Lo estabilizamos, todo salió bien, salgo a la sala de espera mientras lo trasladan a un cuarto privado. Para su recuperación. Allí veo a Martín con el Alma en un hilo. -Cálmate Martín, te dieron algún tranquilizante, pregunto al ver los nervios del pobre hombre- si ya señora - contesta aturdido- -Él se pondrá bien solo necesita reposo, su vida no corre ningún riesgo, las tres balas en su abdomen no causaron ningún daño. Pero necesito que te calmes, siéntate y explica que pasó. - digo con la tranquilidad que pude encontrar en el fondo de mi ser- Fue Elena una de sus mujeres de una noche, ella era la que más frecuentaba su esposo, pero quería algo más serio y el señor le dijo que lo único que conseguiría de él es sexo y dinero porque ya estaba casado, eso se lo dijo el lunes después de que lo deje en su departamento, se presentó a la hora de almuerzo, donde no hay casi nadie en la oficina, como todos la conocen pues la dejaron pasar como si nada.- toma aire- llego a la oficina sin ser invitada, salí pues era cosa que no me incumbe, escuche que discutían y luego los tres disparos, para luego ella salir corriendo, la seguridad la detuvo pero el no quiso que nadie se enterara de esto. Así que la dejo ir, nadie sabe lo que pasó solo usted, él y yo. - dice ya un poco más calmado. -¿Qué paso con ella? - digo con la calma que creo es ya prestada- ­ -La mande a su casa con escolta para que no se fuera por si al despertar cambia de opinión, aunque lo dudo- dice triste- Solo pásame la dirección, no te preocupes por ella. No le digas a nada a él tampoco. Aquí no ha pasado nada, pues no va a pasar nada. - digo tranquilamente- -No vaya a hacer una tontería señora- dice el angustiado- - No te preocupes, solo haré lo que una esposa haría, bueno una anormal como yo, pues una normal estaría gritando al idiota que está allá adentro- pero no te preocupes, ve a trabajar, cumple con tu trabajo yo me quedo cuidando de él, aunque acabe mi jornada. - ya mandaré a avisar a Margot que mañana no trabajo. - - Pero señora, él puede sospechar, no lo hará te lo juró, mira si tanto te preocupa, ven después que termine la jornada, pediré que te den un permiso especial y me acompañas yo saldré de turno a las 9 de la noche pues cubriré a un compañero unas horas mientras llega. No te preocupes, yo mandaré a alguien que lo cuide mientas termino. -Está bien señora, es su esposo es su deber, yo solo obedezco, pero si quisiera venir después del trabajo, voy a aplazar unas reuniones de mañana y ya veremos qué pasa después. - dice el temiendo del moribundo en la habitación- Se va y yo llamo a mauro para que venga a cuidarlo un rato, para mientras voy a darle una visita de cortesía a la idiota que casi mata al imbécil. No puedo creer que sea tan tonto de dejarla ir sin un castigo, pero lo va a tener de mí. En cuanto cierre mi jornada, a ella le espera el peor de los calvarios que nunca recibió en de su vida por estúpida; me preguntan por qué lo hago, simple no lo sé, simplemente no me gusto que el este al borde de la muerte, llámenme loca, pero es lo que siento. Llamo a Margot- para que venga alguien hospital un rato a cuidarlo, ella sabrá a quien manda, preguntan qué pasa, lo sabrán más adelante... no soy simplemente una chica común y mi padre tampoco lo es. He llegado al apartamento de la idiota, solo hay un guardia de seguridad cuidando a Elena, lo que se hace fácil, entro con la cena de la mujer en el cuarto. - Buenas noches señorita, su cena, espero que este todo lo que pidió- digo- - Espera voy a revisar, necesito que pruebes el jugo y la comida, te daré 500 dólares por eso. - dice la dichosa Elena con desprecio- - Está bien señorita, digo- destapó toda la comida y empezó a probar cada comida, satisfecha me regala una sonrisa. - - Gracias, pero también quiero que me hagas otro favor, necesito salir de aquí, cometí una terrible equivocación y debo irme de aquí, si me ayudas te pagaré 10mil dólares al salir de aquí- dice Elena- - Está bien, en una media hora pasaré ponla ropa sucia. -digo a la bruta. - Al rato paso de nuevo y la logro sacar, pero solo para meterla en el infierno. He llamado varios de los amigos de mi padre, ellos harán de ella un despojo humano, además que he pedido una foto de la idiota muerta. - Regreso en menos de tres horas, estoy en el hospital, él no ha despertado, se va y tomo su lugar para cuidarlo. Ha pasado más de 5 horas y él no ha reaccionado, me está preocupando llamo al médico de turno, lo revisan todo está bien posiblemente el estrés que acumula en su trabajo también le esté pasando factura. -Son las 11de la noche, Martín me ha llamado dice que está trabajando para poder tener algún trabajo avanzado, pero es necesaria la firma de él. Le he pedido que traiga los documentos. -Llamo a mi padre para consultarle acerca de la empresa. Me dice que deben autorizar mi firma para poder hacerlo así que pido a mi padre que ayude en eso. En término de dos horas ya está SOLUCIONADO. -Estoy firmando y releyendo cada contrato, algunos contestan en buenos términos, le digo a Martín que revise las cláusulas, verifique las ganancias y solucione lo de Dubái pues no ha llegado el embarque a tiempo. Nos hemos desvelado y firmado varios documentos. Por lo que podrá descansar por lo menos dos días antes de volver a su rutina. Son las 4 de la mañana ha venido mauro para llevar a Martín de nuevo a la oficina además de llevarlo a darse un baño y cambio de ropa. - Yo he llamado a nana para que me traiga desayuno para cuatro y ropa para mí. Aunque sé que Margot también vendrá. -Me recuerdo un rato, estoy con la ropa de mi trabajo por cualquier cosa además de que impone un poco de respeto por estar cuidando al paciente. Martín ha regresado, pero se recuesta en el sofá. -Yo trato de dormir en la esquina de la cama. Pero llega el médico turno y se sorprende de verme cuidando a un paciente. -Doctora Camil, que hace acá- dice Beil- - Hola doctor Beil, bien día, es un amigo, su familia no está en Italia así que no podemos dejarlo a su suerte, -le digo- -Muy querido por lo que se ve. -me dice mirando a Martín con Margot durmiendo en sofá, - a qué hora vino- -Así es, doctor Beil, pero pronto me voy a ir, necesito descansar y vendrán otras personas a cuidarlo, lo único que me preocupa es que no despierta- digo sin ponerle importancia- -No sé preocupe, todo salió bien es solo que por su trabajo el señor Rinaldi ha de tener mucho tiempo de no descansar como se debe- dice viendo su historial- Talvez -le digo- -Son las 6 me he bañado y dejo las comidas le digo a Martín que me retiro. -Martín, te dejo con tu jefe ya está fuera de peligro, ahora me voy antes de que despierte- digo- -Señora, por qué no le dice que es su esposa- dice Martín- -Simple Martín, él no me ama, no quiero su mirada de odio o lo que sea que sienta, pero no veré amor en sus ojos. -digo triste y cansada- -Los dejo, yo voy a descansar tengo trabajo en la tarde en el restaurante. - digo retirándome-
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