Alister
Los Murdock son una de las manadas de Licántropos de Castlebrook, son la madana más fuerte y la que tiene más apego a toda la comunidad, ellos al igual que el resto aceptó su realidad y son inconfundibles entre los humanos. Nadie creería que cada luna llena hacen una masacre que desaparecen fácilmente.
Nicolas Murdock es el Alpha, es Sargento en la comisaría y también suele ocultar mis huellas como asesino. No nos llevamos bien, pero él fue quien me llevó por un camino diferente cuando Boris se sumió en su desgracia, por él estoy aquí y por eso le tengo respeto.
Dante Murdock es su hijo mayor, nunca nos hemos llevado bien, choque de caracteres, pero cuando él necesito ayuda acudió a mí sin importar lo mal que yo fuera en la terapia. Es por mí que él está de pie, que su mente está cuerda y que vuelve a ser el niño bueno que todos aman.
Sara Murdock es la hija menor, ella no es un licántropo, porque es hija de Henry Miller y él es un humano tal vez tenga dotes psíquicos pero nada del otro mundo, aunque nadie o pocos lo saben. Sara se sumió en una gran oscuridad cuando su madre se suicidó frente a ella, se volvió loca y la encerraron en el Smile, aunque Miller trató de ayudarla no podía hacer mucho ya que tenía una conexión con la chica. Yo tomé su caso, no me correspondía hacerlo, pero maldición, la chica vio a su madre morir, quería hurgar en esa cabeza suya y saber que tan trastornada estaba. Salió hace un par de años, retomó sus estudios y ahora está en la carrera de gastronomía.
Y ni hablemos de Andrea Conway, ella fue la manzana de la discordia entre Dante y su ex prometida Natalia. La chica era su paciente y su relación fue muy s****l, yo también trate a Andrea ya que Dante no podía seguir haciéndolo. Y vaya que su mente estaba muy retorcida, nunca entenderé cómo pudieron ser una pareja estable sabiendo que empezaron siendo totalmente inestables.
Mi gran pase son ellos, si tengo a los Murdock tengo a medio Castlebrook de mi lado y si tengo a Andrea Conway, tengo al Ministro en mi bolsillo. No tendré que hacer demasiadas cosas para agradarle al mundo, mis hechos hablan, soy el mejor para tener el poder.
Quise esperar a la noche, así llegaría justo cuando todos estaban reunidos y después tentaría a cada uno por separado. Estaciono el auto frente a su casa, la gran residencia Murdock, el poder que ellos tienen se hará añicos cuando yo suba al poder.
Toqué el timbre un par de veces, pude ver mi reflejo en la ventana, sonreí sabiendo que esto sería muy bueno. Sara abrió la puerta.
— Alister – sonrió en grande. Sí, creo que es ella la única Murdock a la que le agrado. — Pasa, eres bienvenido.
— Gracias preciosa – sonreí. – ¿Cómo estás?
— Muy bien.
— ¿Cómo va la carrera? Ya quisiera saber que tan buena chef eres.
— Pues quédate a cenar, puedes darme tu crítica — me dio un guiño y le sonreí. — Dan, mira quien es.
Casi decía que era una cena familiar, pero no estaba Nicolas, solo los hermanos Murdock y Andrea. Los dos se sorprendieron al verme, jamás los he visitado, no me agradan, solo mantenemos un contacto meramente profesional.
— Te estabas tardando en aparecer — dijo Dante. — Henry vino está tarde a verme justo por lo mismo por lo que tú estás aquí.
— Sí, pero a diferencia de él yo no soy hipócrita – sonreí y pude ver como la pareja se miró unos momentos. — Seamos sinceros, la única que me llega a agradar es Sara, pero si hablamos de lo que hice por ustedes – los dos se tensaron de inmediato. Pase la lengua por mis dientes y sonreí más. — De no ser por mí, ustedes serían residentes fijos del Smile, tendrían camisas de fuerza y estarían al borde del suicidio.
Pude ver la debilidad en sus ojos, saben que tengo razón. Me sorprendió lo fácil que era manipular a Dante sabiendo que él es psicólogo y se supone que es bueno en su trabajo.
— Vamos a cenar primero — dijo Sara, rompiendo la tensión que se creó. — Quiero que Alister pruebe mi comida y después podremos hablar de cómo lo vamos a apoyar.
Sara, pequeña y manipuladora chica. Por eso me agrada, hice un buen trabajo con ella.
— Sara tiene razón – dijo Andrea. — Vamos a cenar y después hablamos.
La cena no quitó la tensión que había, entre Dante y yo nunca habrá un momento en paz, ni lo espero, es esa tensión lo que hace que esta unión sea mejor. Sara y Andrea fueron las que hablaron toda la cena, más Sara, que me contaba cómo le iba en su carrera. Realmente me impresionaba lo bien que hice mi trabajo con esa chica, es decir, siempre hago bien mi trabajo pero cuando los psicópatas salen del Smile me olvido de ellos, Sara era diferente, ella estaba aquí siempre y pude ver de cerca como todo mi trabajo resultó bien.
No hay nadie mejor que yo para obtener ese puesto.
— Bien, hablemos del tema – dijo Andrea, tras darle una copa de vino a cada uno, exceptuando Sara. — Miller ya nos vino a decir su gran discurso, ¿qué nos dirás tú?
— Nada, no tengo que ser hipócrita como él — le di un sorbo al vino, no soy fan del tinto, pero este si que sabe delicioso. — Solo diré que si tan solo confiarán un poco en Miller, jamás hubieran acudido a mí en ayuda psiquiatra. Saben bien que soy el mejor para el puesto y no el padre de Sara.
Dante me fulminó con la vista, me encantaba avivar el fuego de la traición de su madre con Miller.
— Mi padre no lo sabe, así que cállate – gruño Dante, pude ver ese destello amarillo en sus ojos, la bestia bien controlada.
— Yo te apoyo – dijo Sara. — No me importa que Miller sea mi padre, al único que voy a amar y querer como mi padre es Nicolas y punto final. Así que cuenta conmigo.
Le sonreí, volví a darle un sorbo a mi vino cuando mire a la pareja.
— De Miller a ti – dijo Andrea, mirándome. – Es mejor que tú tomes el poder, sé que después tendremos que lidiar con un dragón al poder del Smile, pero eres la mejor opción. Además, Miller nunca ha sido bueno conmigo, no tengo porque apoyarlo cuando desde un inicio me quiso quitar del camino de su querido Dante. No se merece nada bueno, cuentas con mi apoyo sin importar qué, y a la mierda el resto, solo importo yo. Con mi apoyo, ya tiene pase directo con mi padre.
Dante sonrió mirando a su novia, supongo que pocas veces saca su lado agresivo. Me pregunto cómo será esa chica de ojos grises en su modo agresivo, seguramente se verá sexy… ¿Qué mierda hago? Ella ni existe como para estar pensandola.
Le di otro trago al vino y mire a Dante.
— Me arrepentiré después, pero tienes mi apoyo — accedió y sonreí. — Pero necesitaré algo a cambio, cuando tengas el poder, obviamente.
— Claramente no te ibas a quedar sentado, ¿qué quieres?
— Miller jamás me ha querido en el Smile, ni yo mismo me quiero ahí, pero cuando estés en el poder, quiero que me tomes a mí como parte de tu consejo — ¿está loco? — A pesar de nuestras diferencias, te apoyare internamente, necesito voz y voto.
La idea no es tan descabellada. Murdock es buen psicólogo y es fácil de manipular, no tengo a muchos de confianza en el Smile, tal vez no sea tan mala idea.
Me arrepentiré después, pero le daré lo que quiere.
— Hecho.
— Te apoyaremos en todo, tendrás nuestra voz en Castlebrook para que te apoyen — finalizó.
Eso era lo que quería escuchar.
Me fui de ahí en cuanto acabe mi copa de vino, odio socializar, pero está vez era necesario. Fui hasta casa, y cerré todas las puertas y ventanas, no quiero a mi padre o cuervos rondando mi casa.
Me recosté en la cama y cerré los ojos, ansiando ver a esa chica de nuevo. No entiendo porque, pero en verdad quiero verla, me di cuenta que al estar pensando en ella, el fuego intenso en mi interior se apacigua. Sé que debería estar más preocupado por la intrusa de mis sueños, pero no lo estoy, deseo verla de nuevo.
Si vuelvo a verla en un sueño, tal vez acuda a alguien para hablar de esto. Pocas brujas son de confianza en este tiempo, al ser muy pocas las que de verdad son poderosas, se volvieron desconfiadas, entre ellas mi madre, pero no acudiré a ella por un sueño.
Cerré los ojos y esperé el sueño.
La risa de una chica me despertaba, cuando abrí los ojos pude verla sobre mí, su cabello n***o caía en cascada, ocultando su rostro. Lleve mis manos a su cabello y lo quite de su rostro, encontrando su hermoso y perfecto rostro. Sus ojos grises, su piel pálida, sus labios rosados. Mierda, es tan hermosa.
— ¿Siempre me vas a mirar así? – dijo con voz suave y tierna, sus manos estaban sobre mi pecho, sentía como sus uñas acariciaban mi piel.
— ¿Cómo te miró? – pregunte con una sonrisa. Joder siempre sonreía con ella.
Se acomodo mejor sobre mi regazo, dejando ver que estaba solo con una blusa de tirantes color n***o, no tenía brasier, podía ver sus pezones, sus bragas eran blancas de encaje y estaba sentada justo en mi regazo. Había un lunar en su cadera, tiene muchos lunares pero ese me llamó la atención, tenía forma de corazón. Lo acaricie y sentí como ella se estremecía bajo mi toque.
— Entonces – volví a hablar, sin quitar mis manos de su cadera. — ¿Cómo te miró?
— Tú no me miras – aclaró. – Tú me adoras cada que posas tus ojos sobre mí.
¿Cómo no adorarla?
Es hermosa, perfecta. Todo en ella es divino y maligno al mismo tiempo. Tiene esa luz y oscuridad que la hacen más hermosa.
— ¿Y no te gusta? – dije, mientras mis manos entraban poco a poco bajó su blusa.
— Me encanta.
Jadeo, al sentir que mis manos rozaban sus pechos. Me gusto ver su rostro en ese momento, el deseo y la lujuria brillaron en sus ojos, pase mis dedos sobre sus pechos, acariciándolos suavemente. Su piel es tan suave, podría pasarme horas tocando su piel y no me cansaría.
— Mereces que solo yo te adore — dijo con mi voz ronca.
El fuego en mi interior se volvió intenso, pero no como siempre lo siento, no era ese fuego abrasador que quema todo a su paso. Era un fuego cálido, como el de una fogata, que recorría todo mi cuerpo. Su piel fría comenzaba a calentarse bajo la mía, me levanté, sentándome con ella sobre mí. Sus manos fueron a mi nuca, su mirada intensa, llena de lujuria y amor. Mis manos tomaron sus muslos, provocando que me rodeara la cadera con ellos, nuestros ojos nunca se despegaron, era intenso, podía sentir como me quemaba, pero disfrutaba el fuego.
— El dragón me venera — dijo llena de lujuria.
Sonreí.
Me encanto como sonó eso salir de su boca. Excitaba al dragón.
— El dragón es tu presa — susurre sobre sus labios.
Ella me tenía a mí, no yo a ella.
Sus labios encajaban tan bien, carnosos, deliciosos, el besó se profundizó cuando ella me atraía más a su boca. Mi lengua se abría paso en su boca, juguete con su lengua, fue cuando escuche un gemido muy leve. Sonreí. Volví a besarla, estaba por arrancarle la ropa y tenerla para mí, cuando ella mordió mi labio. Mierda, eso solo me prendió más…
Los fuertes toquidos en mi ventana me hicieron despertar. Tenía la respiración agitada, estaba bañado en sudor, tenía una enorme erección que levantaba las sábanas. El sol entraba por mi ventana, miré la hora en mi reloj, medio día.
¿Qué mierda? Jamás duermo tanto.
Pase las manos por mis labios, podía sentirlos húmedos, podía sentir sus labios de ella todavía. Joder, esa chica, es tan…
Nuevamente los toquidos en mi ventana me sacaban de mi trance. ¿Quién mierda es? Me levanté, tomé un boxer y me lo puse, tratando de ocultar la gran erección, abrí las cortinas y vi un cuervo ahí, pero a diferencia de ayer, no era Amelia, conocía las plumas de este cuervo.
Abrí la ventana y dejé que entrara.
— Más vale que sea de vida o muerte — dije furioso. Interrumpió mi mejor sueño con esa chica.
— Creí que estabas muerto, es medio día hombre — dijo Constantin. — Pero no vengo por eso, algo está pasando.
— ¿De qué hablas? – lo mire.
— Miller entró a Castlebrook acompañado de un Conde de Transilvania.
¿Un Conde? Miller y un vampiro, eso en verdad parece el inicio de una obra fatídica. Nadie lidia con los vampiros, son animales que no controlan su sed de sangre y los más rebeldes al querer ajustarse a nuestra realidad. No querían someterse y hacerse pasar por humanos, muy pocos vampiros fueron los que sí accedieron, pero la mayoría no. Son animales salvajes que solo buscan saciar su sed.
— ¿Qué? ¿Un puto vampiro? Miller trajo un vampiro a Castlebrook.
— Sí, tu padre ya se está reuniendo con Nicolas y el resto del consejo, tenemos que ir.
Miller está jugando sucio, pero si quiere conseguir el poder de manera sucia y con sangre de por medio, puedo jugar su mismo juego y de una forma más brutal.