Elahe
— Un elegante auto llegó Ela, levántate — dice mi hermana menor, Niky. — Son socios de papá, vamos.
— Dejala, que nadie la vea, así consigo un buen esposo yo — dijo mi hermana mayor, Phoebe. — ¿Verdad Ela?
— Por favor, así me dejaras tu cama, es más grande — sonrió mirándola.
No crean todo, mis hermanas y yo no nos llevamos bien, este es solo un atisbo de su amabilidad. Suelen llamarme medusa. Dicen que soy rara por como soy, tengo la piel blanca, mi cabello es muy n***o y mis ojos son grises, intimidan a cualquiera, nadie soporta mi contacto visual más de dos o tres segundos, ni siquiera mi padre.
Las veo hablar de los hombres que llegaron, no me importa, no quiero ni salir de la cama. Yo solo quiero salir de aquí y subir en mi motocicleta un rato, deshacerme de mi vida por lo que dure mi paseo. Cuando ya no oigo voces, levantó la vista de nuevo, mis hermanas salieron y mi madre entró. Demonios, ahora tendré que lidiar con la perra mayor.
— Levántate Elahe, hay personas que quieren verte.
— Hay una foto de mí en la sala, enseñaselas, así me verán.
— No seas necia y levántate, no dejes a tu padre en ridículo.
— Él lo entenderá — me enredo más en la sabanas. — Vete.
— ¡No! Vas a levantarte y dar la cara al Conde.
Conque si regreso el cabrón. Bien, me levantaré solo para joderlo.
— Bien, pero largo de aquí.
Mi madre sale con una sonrisa triunfante. Lo que no sabe es que voy a salir como una auténtica descarada. Si mi madre nos quiere a todas con mi padre, todas se verán como señoritas aunque sean una putas de primera, yo representare lo que es en verdad está familia.
Cuando terminó de arreglarme, me miró en el espejo. Tengo un vestido n***o que me llega arrina de la pierna, tiene un gran escote en el pecho dejando ver mis pechos, me puse medias de red y una zapatillas negras, mi maquillaje consta en sombras negras y labios rojos, y mi cabello está desordenado.
Me acercó a las escaleras, escuchó risas y el choque de una cuchara contra lo que supongo es una taza. Comienzo a bajar las escaleras, los sirvientes me miran casi boquiabiertos, creo que logré mi cometido.
— Lamento la tardanza.
Tengo la vista de todos sobre mí. Mis hermanas no disimulan ni un poco, tiene la boca totalmente abierta, mi madre está horrorizada, dos de los hombres que están junto al Conde me ven como lo que soy, una puta, el Conde está molesto y mi padre trata de ocultar una sonrisa. Me siento junto a mi padre y sonrió mirando a todos.
— Es un gusto verlo de nuevo, la última vez que lo vi fue muy pero muy detrás de mi semental — le doy un guiño y tomó una taza de café.
— Ve y cambiate, pareces una puta — dice mi madre en voz baja.
— Tus hijas son más putas, pero visten como señoritas, yo soy una señorita que viste de puta, dile algo a ellas también — le sonrió.
Mi padre carraspeó, para detener una pelea. Vuelven a su conversación, a la cual no prestó atención, todo es tan falso, tan hipócrita, sus risas, sus comentarios, me hartan.
— Bueno, hagamos esto oficial — dice mi madre. Si no mal recuerdo, ella, mi padre y el Conde tuvieron una reunión privada hace como dos días, esta reunión es para que conociera a mis hermanas. Apostaría mi motocicleta a que van a entregar a alguien en matrimonio, casar a una de mis hermanas con un Conde es poder asegurado. — El Conde ha ofrecido una unión, los vampiros han estado ligados a la realeza por mucho tiempo, incluso tiene joyas que aún conservan un gran poder y que nos entregara cuando la unión esté hecha — ¡Ja! Lo dije, esto es un matrimonio arreglado, ya quiero saber quien será la pobre idiota que se ira con un chupasangre. — Conde Karpov, háganos el honor de presentar su propuesta.
Miró a mi padre en busca de una pista de saber quien será la imbécil que se irá con él. Pero no me mira, es más ha evitado mirarme desde que me senté con él. No, es imposible que mi padre me venda a un Conde, sabiendo que soy una simple humana, seré comida para él, lo dudo, no me haría eso.
El Conde se pone de pie y aún sigo esperando con ansias saber quien se ira, ojala sea Phoebe es la mayor y la que más harta. Se arregla el traje, vislumbro la joya que carga, es la única que tiene, apuesto a que es lo que lo mantiene caminando entre los humanos.
— Como su madre ya lo dijo, hemos estado ligados a la realeza y ahora necesitamos unirnos, tener poder suficiente, tenemos un mismo objetivo al que atacar para obtener el poder completo… — joder, que ya diga quien será su almuerzo, me quiero quitar este vestido. — Es por eso que tomaré a Elahe Kasebi como esposa.
No.
No.
No.
Esto no me puede estar pasando.
Miró a mi madre, ella está más que feliz, mis hermanas tienen la misma cara que yo y mi padre, él evita mirarme. ¿Me vendió? ¿Me ha vendido por poder?
El Conde se acerca a mí, extiende su mano y la miró como si me ofreciera un animal muerto.
— Papá dime que es una broma — susurró con los ojos llenos de lágrimas.
— Lo siento hija — no se atreve a mirarme.
El Conde toma mi mano a la fuerza y me levanta, rodeándome por la cintura para que no escape, su agarre me lastima las costillas. Puedo sentir como huele mi cuello y cuando giró a verlo, veo sus colmillos y su gran sonrisa.
— Mi hermosa prometida, pronto serás mía.
Me matara, me usara como bolsa de sangre hasta que me quede seca o peor aún, hasta que quiera convertirme en un monstruo como él. No puedo, no quiero. Siento que me falta el aire, voy a desmayarme.
— Necesito…
— Dime ¿qué necesita mi hermosa prometida?
Me aborrece que lo diga. Estoy atrapada.
— Felicidades — dice mi madre con una gran sonrisa. Cuando me abraza se acerca a mi oído. — Por fin servirás de algo bueno en está familia.
Jamás esperé algo bueno de ella, y aún así llega a romperme que me haya vendido por solo querer poder.
— Te aseguro Isabell, que Castlebrook será tuyo — dijo el Conde. — Y el Smile estará bajo mi poder, tenemos todas las de ganar con nuestra unión.
— ¿Cuándo será la boda? — dijo mi madre con emoción. Me repugna.
— Exactamente, un mes y medio, tengo que tener todo listo para su llegada — me mira como si fuera su presa. — Disfruta tu corta estadía aquí, ha, y cuidado de querer escapar, tendrás vampiros vigilándote día y noche.
Me voy a suicidar, antes muerta que ser esposa de este tipo.
Mis hermanas se acercan con una sonrisa, para mi sorpresa las dos me abrazan y me safan del agarre del Conde.
— Tenemos que preparar tu boda — dijo Niky rodeándome de un lado.
— El vestido será envidiable — dijo Phoebe rodeándome del otro lado y así ambas me sacaron a rastras de la sala.
No sé a dónde me llevan, pero creo que es a la salida. Ellas no paran de parlotear tan fuerte sobre la boda, me sacan al jardín y enseguida siento la brisa del viento golpear mi rostro. El clima cambió, hace unas horas estaba soleado, ahora parece que va a llover. Vamos directo al invernadero y cuando nos encerramos ahí, las dos me miran.
— Puedes hacer lo que quieras, vomita, grita, llora, patalea, maldice al mundo — dijo Phoebe. — No me agradas eso está claro, pero solo yo puedo hacerte la vida imposible, no un maldito chupasangre.
— Es increíble que nuestro padre te vendiera, de madre lo espero, te odia, pero él. Es que es imposible — dijo Niky mirándome. — Supo con quien ir.
— Madre le dijo a quién escoger — dijo Phoebe. — No nos dejaría en manos de un Conde a nosotras, es decir, esas joyas han estado bajo su poder siglos ¿y de pronto las quiere? Hay algo mayor.
— Mencionaron Castlebrook ¿qué es eso? ¿Un lugar?
— Tal vez.
Yo no aguanto, me siento en la fría banca que hay en el invernadero. Todo me da vueltas y mi llanto por fin sale. Mis hermanas vuelven a rodearme, creo que es la primera vez que siento que tengo hermanas.
— Dijo que en un mes y medio, vamos a conseguir sacarte — dijo Phoebe.
— Él dijo que no podía huir — digo entre sollozos. — Que habrá vampiros en todos lados. Estoy muerta, es mejor que me suicide ahora y acabe con todo.
— No, ni loca — dijo Niky. — Eres joven, tienes mucho qué vivir. Ni hablarlo.
— Niky tiene razón — suspiró y acarició mi espalda. — Conozco personas, podremos ahuyentar a los vampiros con mucha sangre, tomar ventaja y llevarte lejos. Solo debo hacer unas llamadas.
— ¿Por qué me quieren ayudar? Me odian — las miró.
— Te odiamos, pero nuestra vida sin ti sería horrible, podemos hacerte muchas cosas, pero jamás matarte o enviarte al matadero como lo hizo madre. Vamos a sacarte de esto, Elahe.
Mi llanto cesa en un rato. Volvemos al interior de la casa, ya no hay nadie, ni rastro de mi madre, pero si está mi padre, como si nos esperara. Phoebe se aleja de nosotras y va hasta mi padre, el cielo de pronto rompe en una gran tormenta cuando lo mira. Sí, mi hermana controla el clima y sus emociones tienen mucho que ver con ello.
— Maldito desgraciado, lo esperaba de mi madre, pero de ti no. Es increíble que vendieras a tu hija por joyas, por más poder, me das asco.
— ¡No tuve elección!
— ¿Y ella la tiene? Será un almuerzo, la van a consumir y justo cuando esté agonizando la van a convertir en un monstruo como ellos. Si para eso querías una humana como hija, nunca la hubieras tratado como una hija, sino como una mascota. Te odio con todo mi ser, no te volverás a acercar a ella en mi presencia, nosotras si podemos defenderla. Eres un semidios que se dejó corromper por un chupasangre, que bajó caiste.
— Largo de mi presencia, no dejaré que me insultes más.
— Bien, porque a partir de hoy no te vamos a dirigir la palabra.
Vaya, parece que si tengo hermanas que darían la cara por mí.
Cuando llegué a mi habitación me quité la ropa, el maquillaje y me quedé bajó el chorro de la regadera mucho rato. ¿Esto será mi vida? Ser un peón a la que mueven cuando les beneficia.
Nunca tendré una vida, no cuando ya estoy condenada a un vampiro. Jamás sentiré ese vínculo con alguna persona, nunca seré amada de verdad, no conoceré lo que es amor real y verdadero.
Esto es el final de mi vida, nadie me rescatara de esto, lo sé y es lo peor…