Capítulo 5

3028 Words
Alister El Conde Karpov Dawsey, era uno de los vampiros más antiguos, mucho más que mi padre. Fue el más sanguinario y el que le quitó el poder a su hermano en la época del oscurantismo. Me pregunto, ¿como un brujo de quinta como Miller convenció a un Conde de aliarse con él? ¿Qué le dio a cambio? El consejo se reunía en la gran mansión Campbell, tenía todo tipo de protección esa mansión, fue el legado que una de las últimas brujas le dejó a Natalia y Darnell Campbell, brujos que sí son poderosos pero que han sabido vivir la vida con los mortales. La revuelta del vampiro hizo que todos se reunieran, licántropos, brujas, hechiceros, cuervos, un par de sirenas ellas nunca iban a esas reuniones, incluso estaba uno de los elfos oscuros. Era la primera vez que todos estábamos en una reunión así. — Al fin algo interesante pasa aquí. La voz de Vonamok a mi lado hizo que me girara. Vonamok era un demonio que le gustaba mucho la vida de los mortales, él a diferencia del resto que le daba trabajo a los Curas, se la pasaba en fiestas y revueltas clandestinas. Se puede decir que es un mafioso influyente en Castlebrook, un demonio con poder en la mafia, ese es Vonamok. — ¿Quién te sacó de las sombras? – dije divertido. — Oye, no me juzgues tú tampoco vienes a esto – me miró con una sonrisa. — Ya que nos vemos las caras, ¿salimos está noche? Hace mucho que nos vemos. — Me parece bien – le sonreí. – Te advierto, me quiero divertir en grande. — Que bueno que lo dices, tengo cosas preparadas. — Callense – susurró Constantin. Vonamok es un gran amigo, con el que suelo descontrolarme por completo, con él probe mi primera virgen y no me refieron al sexo, sino al primer alimento que avivo la bestia en mi interior. — Los vampiros no son bien recibidos aquí – dijo Nicolas, sus ojos marrones se hicieron presentes. No dudo que en algún momento Nicolas rompa su tregua de convertirse en lobo y quiera matar a su enemigo nato. — Tienen todo el mundo para ustedes, Castlebrook está prohibido. — Tranquilo perrito — dijo Karpov con una sonrisa, mostrando sus afilados colmillos. — Solo estoy de pasó, visito a mi buen amigo Henrry. Henry tenía una gran sonrisa, ese hijo de puta se regodeaba feliz de estar con un vampiro y de provocar a cada criatura sobrenatural de aquí. Las ganas de arrancarle la garganta cosquillean mis dedos, pero no debo hacerlo, no debo entrar en su maldito juegito. — Ya escuchaste Karpov, sal de aquí antes de que algo suceda — dijo mi padre, poniéndose al frente de él. Un dragón no le teme a nadie. — La edad te sienta bien, Baghycrun The Dragonlord. Mi padre apretó los puños de inmediato, nadie lo había llamado por su nombre desde hacía años. Fue mi madre la única que le podía llamar por ese nombre. Estaba por acercarme para calmarlo, aunque la magia de la mansión Campbell puede detener la conversión de la mayoría, la magia nunca ha detenido la conversión de un dragón. Amelia fue quien se acercó a él, me sorprendió que Boris se calmara con el toque de Amelia, no es momento de sospechar lo que pasa entre ellos, ya tendré tiempo para hacerlo. — Controla tu boca Karpov, dinos tu propósito aquí y el porque te aliaste con un simple mortal – dijo Kaiser, el padre de Amelia. — Kaiser, la muerte siempre les sentará bien a ustedes — sonrió divertido. – Ya lo dije, solo estoy de pasó, mirando el lugar. No haré revueltas, se los prometo. Y Henrry no es un simple mortal, tiene magia en sus dedos. — Como cualquier mago de circo — dije, llamando la atención de todos hacía mí. — Henry nunca tendrá el poder que tienen todos los seres sobrenaturales natos de aquí, solo porque la puta de su madre se metió con un hechicero no lo hace mágico. Henrry tenso la mandíbula, pero no dijo ni hizo nada, porque sabe que si levanta un solo dedo aquí, Natalia y Darnell actuaran de inmediato usando su magia mucho más poderosa que la suya. Además que su nula magia no me haría ni cosquillas. Karpov notó que Henrry no hizo nada, lo humille y no dijo nada. Pero obviamente él no se quedaría callado. — Al menos sabe hacer algo — me miró, sus ojos rojos brillaban. — Tú ni siquiera eres un dragón de verdad. Obviamente atacaría con eso. Sonreí igual que él, no me humillo, ni me hizo sentir mal. Di un paso para quedar cara a cara. Un maldito vampiro no me iba a denigrar. — Cierto, no soy un dragón — acepte. — Pero lo seré y tu amiguito no será nada ahora ni nunca. El poder que tratas de darle, será nulo cuando yo sea un dragón y lo sabes bien Karpov, ustedes se doblegaron ante Iervinth The Barbarian, mi abuelo — sonreí y pude ver la furia en sus ojos. — Dicen ser los seres sanguinarios e inmortales, pero un dragón siempre doblegara a todo el mundo, tú mismo fuiste el sirviente de mi abuelo — le recordé como Iervinth The Barbarian convirtió a los vampiros en sirvientes. Vi la joya que tenía colgando en su cuello, la tome y la observé, era magia pura. — Un dragón muere a manos de otro dragón — volví a mirarlo sin soltar su joya. — Pero tú no puedes salir de casa sin esto porque te quema el sol, piel pálida — dije burlón soltando su joya. — Disfruta tu estadía que termina hoy antes de las 18:00 horas, porque si sigues por aquí a está hora… — ¿Qué me harás? — dijo con una pequeña sonrisa. — No puedes hacer nada. — Pero yo sí — dijo Darnell, poniéndose a mi lado. — Si sigues aquí para esa hora, nos encargaremos de que él sol tarde en ocultarse y le quitaremos el poder a tu joya — le sonrió. — Fuera de mi casa Crepusculo. Karpov no tuvo más que irse con Henrry, quien a juzgar por su semblante, se estaba arrepintiendo de hacer eso. No creyó que todos saldríamos para saber porque un chupa sangre estaba en Castlebrook. Algunos se quedaron hablando, otros se fueron rápido para que no notaran su presencia como lo fue Vonamok. — Tendrás que hacer una alianza poderosa — dijo Dante, al acercarse a mí. — Aunque tu enfrentamiento te dio muchos puntos a favor, todos estarán contigo, ten eso por seguro. — Dante, no me lo tomes a mal, pero ¿por qué me ayudas? — lo mire. — No creo que sea solo por tener un puesto cuando yo tenga el poder. — Me agradas, muy pero muy en el fondo — dijo divertido. — Ayudaste a Sara y a mi mujer, me ayudaste a mí, no es que te lo debamos lo hiciste porque es tu trabajo, pero si de alguna manera podemos ayudarte y dejar a una persona indicada en el poder, que mejor que seas tú, que alguien que hace alianza con los chupasangre. — En eso tienes razón — le sonreí. — ¿Qué? ¿Ahora somos amigos o qué? — No, pero al menos ya no nos odiamos — palmeo mi hombro. — Preparare tu campaña Crowley. Dante se fue, debo admitir que me agrada que esté de mi lado. Está alianza ni mi padre la hubiera imaginado. Aún pienso en como Amelia controlo a Boris, no quiero sospechar nada fuera de lo común, pero esos cabrones tienen algo más. Solté un suspiro. Con todo lo ocurrido no pude ni disfrutar de mi sueño como debería, esa chica me está enloqueciendo en sueños. Mire a Natalia que estaba despidiendo a todos, tenía que saber quien era la chica de mis sueños, suena tan cursi eso, pero es verdad. — Natalia, ¿podemos hablar? — dije cuando estuve con ella. — Claro — me sonrió. — Deja que todo el mundo se vaya, puedes esperar en el jardín. Natalia Campbell es una mujer hermosa, piel bronceada, ojos color miel, cabello chino, una poderosa bruja lo que la vuelve sexy. Yo aún no entiendo como Dante pudo dejarla y engañarla con Andrea, es algo que jamás voy a comprender. Su jardín estaba lleno de plantas y hierbas, no como las que tendría un jardín normal, cada planta e hierba que había en ese jardín servía para un hechizo. Me senté en una de las bancas que tenía el jardín, había un libro cerca, era un libro enorme, e incluso tenía una cerradura, por lo que mi poco Latin entendía, era un Grimorio de magia negra. Era mejor no saber en que estaba metida. — No sé cual es de tu agrado — dijo Natalia, con una gran cerveza de barril en sus manos. — Pero esto me gusta a mí. — ¿Acaso estás saliendo con un medieval? — dije divertido. Le di un sorbo, manchando mi barba de espuma, estaba deliciosa. — Que bueno está, deliciosa. — Gracias, receta secreta — susurró con una sonrisa. — Y dime Alister ¿qué te trae por aquí? ¿Acaso es saber si te apoyamos en la campaña del Smile? — No, eso lo haría después con más de esto — señale la cerveza. — Es otra cosa, de tu rama. — Alister Crowley viene a una bruja en busca de respuestas — dijo con una sonrisa. — Me siento honrada de ser yo. Debería sentirse honrada, no iría con ninguna otra bruja, ni mi madre. — Dile a Naty que te pasa — dijo mirándome. — ¿Qué sabes de los dragones? — pregunte, antes de decirle que estaba pasando conmigo, necesitaba saber qué sabe ella de mi especie. Natalia le dio una fugaz mirada al libro que estaba cerca antes de volver la vista a mí, vale eso es raro, pero todas las brujas son raras. — Son inmortales, se sienten atraídos por el poder, la avaricia y las vírgenes son un plato gourmet — sonrió divertida, le devolví la sonrisa, era gracioso pero era verdad. Inteligentes y cuando su conversión ha pasado, son capaces de crear magia poderosa y única, lo único que los mata es literalmente algo creado con las cenizas de un dragón. Un dato que es curioso y no sé qué tan real es, ustedes no sueñan ¿verdad? Lo que ustedes tienen son visiones en forma de un sueño. Había terminado la mitad de mi cerveza, estaba muy rica, no debería de beber algo que una bruja me da, pero si algo me va a pasar que me pase, no le tengo miedo a nada. — Es cierto, nosotros no soñamos. Es como cerrar los ojos y morir, porque no sientes nada ni recuerdas nada, es la infinidad de la nada — dije, mirándola. — Cuando llegamos a soñar, para nosotros se convierte en una visión. — ¿Has soñado alguna vez? — La primera vez fue con lo que pasó con Azuba — baje la mirada, hablar de ella no es muy cómodo para mí. Terminé mi cerveza y suspire. — Pero ha pasado otra vez y por eso estoy aquí. — ¿Qué pasa? ¿Qué has visto? ¿Por dónde empezar? Va a decir que estoy loco. Mierda me siento como en una sesión de terapia, yo siempre les digo que están locos a mis pacientes. — Han sido dos noches seguidas con las que sueño con una chica, ojos grises, cabello n***o, piel blanca, una voz y una sonrisa hermosas y… — pase una mano por mi rostro, sueno como un idiota. — No son sueños malos, ella me mira con amor y la primera vez que la vi, ella me dijo que si la amaba. — ¿Y qué dijiste tú? — No pude decirle nada porque me despertaron, pero te juro que iba a decirle que la amaba — pude ver la sorpresa en sus ojos. Sí, yo igual me sorprendo de esto, jamás he amado a nadie en la vida, podría decir que ame a Azuba pero no lo creo. — Y anoche, el sueño fue más subido de tono. Puedo decir que fue un sueño erotico, pero hubo algo que me ronda en la cabeza. — ¿Qué es? — Ella dijo, el dragón me venera, y yo le respondí, el dragón es tu presa. Nos quedamos en silencio, Natalia tal vez en su trance de bruja o no sé, pero yo me quede pensando en ella, en esa chica. No es solo la forma en la que ella me habla y me mira, es la forma en la que yo le hablo, sueno distinto, podría decir que sueno feliz. No lo sé, no estoy seguro de eso, pero puedo asegurar de que esa chica, al decirme dragón, sabe lo que soy, sabe quien soy y me ama sin importarle nada. — ¿Qué te causa ella? – dijo Natalia, atrayendo mi atención. — Siendo sinceros me trae paz, es como si pensar en ella calmará el abrasador fuego de mi interior. — Interesante — susurró. — Tendrás que darme tiempo, en cualquier otra persona le diría que es el pronóstico de su pareja destinada, pero en un dragón, es diferente. — ¿Pareja destinada? ¿A qué te refieres? — Cuando una pareja ya está marcada, siempre se van a encontrar, podrás conocerlo como los mitos del hilo rojo, las vidas pasadas y todo eso. Hay una marca en sus almas, que al estar cerca esa marca los une y los prepara para su alianza. Pero como ya dije, en un dragón es raro, ustedes no crean vínculo con sus parejas a menos… — Que sean jinetes — dije mirándola. — Pero eso siempre ha sido peligroso, mi madre se llevó una fuerte marca cuando montó al dragón Baghycrun. Aunque se vincularon de por vida, el montar a un dragón siempre ha sido mortal. Ser jinetes de dragones es una sentencia de muerte. Era imposible que una chica como la de mis visiones haya montado al dragón, es delicada como una rosa. Es imposible. Esperen, le dije ¿delicada como una rosa? Joder, esa chica me está haciendo decir tonterias. — No saquemos conclusiones todavía — dijo Natalia, tal vez creyendo lo que pasaba por mi mente. — Dame tiempo, investigaré y ya te diré cuando tenga algo ¿sí? — Bien — suspire. Cerré un momento los ojos, y ella apareció ahí, con una sonrisa, mirándome y extendiendo las manos para que la siguiera. Abrí los ojos y me encontré con una Natalia confundida. — ¿Acaso, acabas de verla? — preguntó, pero fue más una afirmación. No respondí, pero ella tuvo que verme algo para afirmar que fue así. — ¿Cada cuanto la ves, además de tus sueños? — No lo sé, no es como si fuera contando las veces que la veo. Pero he de admitir que la he visto muchas veces, cierro los ojos y puedo verla con una gran sonrisa, nunca la he visto triste o molesta y maldito será el día que la vea así. Destruiré el mundo sí llegó… ¿qué mierda estoy diciendo? Me hace hablar y pensar como un idiota. — Alister ¿no estás bajo un embrujo? — Ninguna bruja loca se me ha acercado, eres la primera que veo – la mire. – Esto no tiene que ver con brujería, creeme, podría sentirlo – pasó una mano por mi barba. – Será mejor que me vaya, tengo muchas cosas que hacer y encima tengo que saber cómo un puto Conde llegó a Castlebrook. Realmente me quería largar de ahí, entre más tiempo pasaba hablando de mí me estaba comportando como un reverendo imbécil. Me despedí rápidamente de ella y ni deje que me acompañara solo salí de esa casa. Estar con una bruja más de lo debido me hace sentir canalizado. Comienzo a sentir el fuego abrasador en mi interior, todo esto me pone jodidamente tenso. Miller sabía que jugaría sucio, pero yo no le iba a atacar de esa forma, tal vez diría a los cuatro vientos que Sara es su hija y destruiría su pequeño mundo feliz, pero el cabrón se ha ido con los vampiros. Animales que solo piensan en saciar su sed, encima no fue cualquier vampiro, fue el Conde Dawsey, mi abuelo lo sometió en su momento, lo humilló a él y a todos los de su especie. El dragón siempre ha sobresalido por su gran poder, pero ahora, solo somos mi padre y yo, bueno, solo él. Maldición, el puto retaso de mi conversión ahora sí que me está afectando. Tendré que acceder a lo que Boris propuso, el hechizo con mi madre y ver si funciona. Mi padre, otro tema que tengo que ver. Amelia y él, nunca me había percatado de eso pero siempre están juntos, ella siempre está de acuerdo con todo lo que propone. Y no es que esté celoso, me vale una mierda con quien se acueste Amelia, sé lo fácil y puta que puede ser. Pero me encabrona que esté con Boris y en mi puta contra. Puedo entender ahora la propuesta del matrimonio, una buena unión, no conmigo, sino con él, sí yo no puedo tener mi gran conversión ella puede parir hijos a mi padre, al final de cuentas, la unión estaba hecha. No quiero sacar conclusiones erróneas, pero para esto necesito un psíquico y conozco a uno que es muy bueno, pero para ello necesito ir a trabajar y hoy ya perdí mi día por el teatrito de Miller. >> Y por tu sueño húmedo con la chica. << Joder, es mejor que le tome la palabra a Vonamok. Necesito enloquecer una última noche, porque a partir de mañana todo va a cambiar, absolutamente todo. Con conversión o sin ella, soy un puto dragón y soy un asesino. Es hora de demostrarlo.
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