La noche había llegado sin darnos cuenta, así que decidimos irnos, Jos me llevó hasta mi casa y en todo el camino tenía dibujada una sonrisa, yo al contrario estaba nerviosa, no sabía que hacer ni a donde mirar, esto era nuevo para mi.
-Hasta mañana, novia. -dijo después de estacionar el auto frente a mi casa, lo miré cuando me llamó novia.
¿Qué le digo? ¿Adiós novio? NO.
-Adiós Jos, hasta mañana. -se acercó a mi rapidamente, para dejar un fugaz beso en mis labios sin darme tiempo a reaccionar.
Sin más salí del auto, mis piernas temblaban por los nervios como si fuera gelatina cada vez que daba un paso hasta la puerta de mi casa y quería golpearme por ser tan torpe, antes de entrar a la casa hice un ademán despidiéndome de él.
Mis ojos no pueden creer lo que están viendo en este preciso instante.
¿Él aquí?
-Hola hermana, tienes visita. -dice mi hermano levantandose del sofá, donde había estado sentado cuando abrí la puerta. -Los dejo solos. -y desapareció escaleras arriba, dejándome sola con la persona que menos quería ver en este momento.
-¿Qué haces aquí Austin? -pregunté con mi ceño fruncido y cruzada de brazos.
Me sentía muy confundida, pero más que todo realmente molesta por tener en la sala de mi casa a la persona que más odio y que no ha hecho más que hacer mi vida un infierno.
-Hola nena. -besó mi mejilla sin darme tiempo a reaccionar, como si fuese lo más casual y de inmediato pase la palma de mi mano donde había depósitado ese asqueroso beso.
-¿Me dirás qué haces aquí o busco mi escopeta? -Dije muy seria, obviamente no tenía una escopeta pero haría como si tuviera una si el caso lo amerita, volvi a cruzar mis brazos sobre mi pecho, ya comenzaba a desesperarme por su presencia.
-Qué graciosa y oh si, me enteré que vas a la fiesta de mañana y eh. -se rascó la nuca con nerviosismo, esa acción me causaba gracia, pero no perdía la seriedad ni un segundo. -j***r. -susurró pero logré escucharlo. -¿Quieres ir conmigo? -Soltó al fin dejándome un poco impactada.
Abrí mis ojos con sorpresa por lo que acababa de salir de su boca.
¿Austin invitandome a esa fiesta?
¿Acaso se ha vuelto loco?
-Austin ¿Te sientes bien? ¿Ya se te acabaron las conquistas o qué? -pregunté con una sonrisa divertida en mi rostro y arreglando mis gafas.
-j***r. ¿Quieres ir conmigo o no? -preguntó desesperado y ¿nervioso? No sé que diablos le habrá picado a este chico, pero está muy equivocado si cree que seré una más de su lista.
-Pues lo siento Austin, pero iré con mi novio. -que raro se siente decir eso.
Narra Austin~
Había hecho mi máximo esfuerzo para venir a la casa de la nerd para invitarla a la fiesta, aunque eso me costara mi popularidad y me sale con la sorpresa de que tiene novio. ¿Cómo una chica tan simple y nada atractiva como ella tiene novio? Eso me molestaba tanto, por el simple hecho de que se me haría todo más complicado de lo que ya era.
-¿Novio? ¿Quién es tu novio? -pregunté sin ocultar mi enojo y no es como si me importara.
-Joseph ¿Por? -¿Jos? Hijo de puta, sabía muy bien que ha estado detrás de la nerd por mucho tiempo, pero cómo era posible que fueran novios, esa información me cabreaba aún más, esto se ponía cada vez más difícil.
-¿Jos? -reí sin gracia. -Bueno querida Julieth, que te vaya bien con tu novio. -hice enfasis en la ultima palabra, me dejaba un sin sabor decirlo.
-Igual, que te vaya bien. -respondió de brazos cruzados.
-Adiós. -me despedí acercándome a ella, que aún estaba en el umbral de la puerta de entrada.
-Adiós. -dijo sin apartar los ojos de mi cada vez que daba un paso hacia ella.
-Bien. -dije parandome al frente de ella e hice lo más estúpido que se me pudo ocurrir en este instante, la besé, no sé por qué, pero lo hice, y me sentí más estupido aún al ver que ella no correspondía mi beso, así que me separé de ella para verla a los ojos, ella estaba inmóvil mirándome con los labios levemente abiertos y su ceño fruncido, la entiendo, la había tomado desprevenida.
-Ahora si, adiós. -dejé un sonoro beso en su mejilla tomandola por sorpresa y caminé hasta mi auto pasando por un lado, sin esperar que ella dijera o hiciera algo, Julieth seguía de pie en la puerta como una estatua, nunca se movió ni un poco estaba tan impactada que me daba ganas de reír.
Debo admitir que aunque no me siguió el beso, fue divertido.
Narra Julieth~
Me besó, el muy imbécil me beso, como se atreve a venir a mi casa y besarme de esa manera, como si fuera lo mas normal del mundo, es un idiota lo odio tanto.
Sacudí mi cabeza y me dí cuenta que aun seguía en la pueimb, él ya se había ido y eso me alegraba, cerré la puerta a la vez que daba media vuelta para ir corriendo a mi habitación a encerrarme como la tonta aadolescela que soy, dí un brinco del susuto al ver a Alfred, estaba recostado en el marco de la puerta de la cocina de brazos cruzados y viéndome con desaprobación.
-Demonios Alfred, me has asustado. -dije con una mano en mi pecho.
-Que exageradas eres hermanita. -bajo sus brazos recuperando su postura y se acercó a mi. -¿Me cuentas que ha pasado? -a pesar de que Alfred me moleste siempre, lo amo más que a nadie y le cuento todo lo que me pasa, bueno casi todo.
-Él... lo odio Alfred. Siempre me molesta por ser la cerebrito y viene como si nada para invitarme a la fiesta, pero le dije que iba con mi novio y, y, y se iba a ir pero me beso, es un idiota. -hablé tan rápido que creo que no entendió ni la mitad de lo que dije, lo abracé por la cintura, solo él podía consolarme.
-Oh, pequeña tranq... espera ¿tienes novio? ¿Austin te beso? -se separó de mi y me vió con el ceño fruncido. -¿Qué? -asentí, habían cosas que no le contaba aún.
-Joseph me pidió ser su novia y acepté. Y Austin, él me besó por sorpresa, ni siquiera sé por qué.
-Oh, crecen tan rápido. -me abrazó. -Espera, espera ¿Qué fiesta? ¿Y por qué no me lo has dicho? -no pude evitar reír.
-Eres tan lento. Sophie me invitó a una fiesta, es mañana y me quedaré en casa de ella después de la fiesta.
-Esta bien pequeña, ya no te preguntaré nás nada, será mejor que vayas a tu habitación y descanses, yo ya iré a dormir, hasta mañana. -besó mi frente y se fué a su habitación, yo también subí a mi habitación pero no sin antes buscar un vaso con agua.
Me costaba procesar lo que estaba pasando, todo esto es tan confuso que me frustra. Me metí a la cama, luego de vestirme con mi pijama, por más que intentaba no lograba conciliar el sueño, no paraba de recordar a Austin en la sala de mi casa, luego como se acercó a mi para besarme, me hubiese gustado no quedarme inmóvil como una piedra y propinarle su merecida bofetada.
Te odio tanto, Austin Evans.
.
Estaba en mi cuarto acostada en aproximadamente veinte minutos llegaría Soph así que decidí tomar una larga y relajante ducha, luego de vestirme bajé a la sala de estar para esperarla y justo cuando estoy a punto de lanzarme al sofá, suena el timbre por toda la casa, abrí la puerta dejando a la vista una sonriente Sophie.
-Hola nena ¿Lista para el cambio de look? Sorprenderás a muchos muñeca. -me guiñó un ojo y entró a mi casa.
¿En qué me metí?
Subimos a mi habitación para dejar las cosas que Sophie trajo. Debía contarle todo lo que me sucedio, no sé por dónde empezaré.
Esto era tan complicado para mi.
-Sophie. -la llamé nerviosa, no sé como pueda reaccionar, pero al fin y al cabo era mi mejor amiga.
-Dime Juli. -respondió mirándome, de mis labios salió una sonrisa nerviosa por lo que estaba a punto de decirle.
-Ya tengo novio. -dije tan rápido que creo que no se entendió.
-Espera, espera. -analizó mis palabras durante unos segundos. -¿Qué? ¿Quién? -preguntó mirandome con el ceño fruncido.
-Jos. -dije en voz baja, no sé porque me resultaba vergonzoso, digo, ella siempre habla de su pareja, hasta me cuenta cosas que no debería saber.
-¿Jos? Sabía que ustedes iban a terminar juntos. -suspiró como adolescente enamorada y me miró. -Con más razón haremos tu cambio, ya quiero ver su cara cuando llegues con tu infartante vestido.
-Eso no es todo Sophie. -dije seria, ganandome una preocupada mirada de mi amiga.
-Ah ¿no? -negué rápidamente con mi cabeza, lo que estaba a punto de decirle podía causarle un infarto.
-Es que... Bueno Austin, él vino anoche a mi casa, lo cual me sorprendió mucho y eh, él por alguna extraña razón que aún no descubro me besó. -sentí mis mejillas arder con solo recordar la escena de anoche.
Abrió sus ojos con desmesura, al igual que su boca, su expresión me daba miedo, parecía estar en shock, ni siquiera parpadeaba y por un momento llegué a pensar que no había sido buena idea contarle aquello.
-¿Estás bromeando? Me estás tomando el pelo ¿cierto? ¿Austin mi hermano? ¿El idiota que siempre te molesta vino aquí y te besó? No lo puedo creer. -tapó su boca con sus manos mientras me seguía mirando con los ojos abiertos como platos.
-Si. Y lo peor de todo es que no puedo arrancar ese beso de mi mente. -me lancé a la cama con los brazos abiertos mirando al techo, como si pudiese darme algún consejo, pero obviamente no podía, suspiré sonoramente. -No sé por qué ahora pienso en eso, si yo lo odio con todo mi ser.
-¿Sabes? Del odio al amor solo hay un paso. -me guiñó un ojo con complicidad y yo fruncí mi ceño, la palabra amor y Austin no combinaban para nada, o eso era lo que yo pensaba. -Qué tal si vemos algunas películas, y luego nos arreglamos.
-Está bien así me distraigo un poco.
Bajamos a la sala de estar y colocamos Titanic, no podíamos parar de llorar ¿Por qué Jack no se subió junto con Rose? Los dos cabían, pero la vida es tan injusta.
Luego vimos el Aro, Sophie estaba que moría de miedo y luego me preguntó que si veríamos dibujos animados para pasar el miedo, yo con toda la maldad de mi ser le dije que no.
Terminamos de ver el Aro y de pronto suena mi telefono.
-No respondas es Samara, viene por nosotras. -dice Sophie asustada, rodee los ojos por su dramatismo.
-Oh, Dios, Sophie no seas dramatica, no es Samara es Alfred.
Atendí la llamada.
-¿Hola?
-Pequeña, les deje comida en la cocina. No volveré esta noche. ¿Vale?
-Vale, gracias. -Colgué la llamada. -Vamos a comer. -le dije a Sophie mientras caminaba hasta la cocina.
-Ya habías tardado, muero de hambre. j***r.
Luego de comer fuimos a mi habitacion para arreglarnos. Eran la cinco de la tarde adí que teníamos tiempo de sobra para estar listas.
Nos duchamos y nos colocamos nuestros vestidos, Soph me planchó el cabello dejando ondas en las puntas, no se veía nada mal, me coloqué los lentes de contacto así no usaría mis inmensas gafas, maquilló mis ojos con un poco de sombra, hizo un delineado y rimel en mis pestañas, mis labios los pintó de rojo con un poco de brillo.
Me miré en el espejo y mi mandíbula casi cae al suelo.
-Demonios, Evans. -estaba tan diferente que apenas y podía distinguir mi rostro, pero no me veía mal, debo admitir que hizo un gran trabajo.
-¿No te gusto? -dijo desilusionada.
-Si me gusto. Es que wow. Gran trabajo amiga, quedé irreconocible ¿Quieres que te ayude a arreglarte?
-No amiga, yo lo hago rápido. -me guiñó un ojo y empezó a trabajar en su imagen. Alisó todo su cabello, se maquilló casi igual a mí.
Miré la hora en mi teléfono.
-Faltan veinte minutos para que Jos venga por nosotras. -adverti.
-Si, ya estoy lista, solo falta preparar mi bolsa con lo necesario y ya.
-Ok, haré unas tostadas para no ir con el estómago vacio. ¿Vale? -asintió y salí de mi habitación para ir directo a la cocina, preparé unas tostadas lo mas rápido que pude y le di uno a Soph.
-¿Lista? Faltan cinco minutos. -dije mirando la hora.
-Si, lista retoco mis labios y ya, además no creo que sea tan puntual. -dijo pintando sus labios de rosa. Afuera sonó el motor de un carro apagarse y luego el timbre de la casa. -Ok, retiro lo dicho, más que puntual. -dijo mirando la hora en su teléfono. -Vamos ya ¡Qué emoción!
Abrí la puerta y ahí estaba él, más guapo de lo que acostumbraba, me miró de pie a cabeza con la boca abierta por la sorpresa de verme tan arreglada, tan diferente.
-Estas hermosa Julieth, que bella estás de verdad, me dejaste sin palabras. ¡Dios! -sonreí por lo tierno que se veía sin saber que decir. -¿Vamos ya? -me ofreció su brazo el cuál lo acepté entrelanzandolo con el mío, caminamos hasta su auto y me abrió la puerta como todo un caballero.
-Si, gracias yo abro mi puerta no importa, soy invisible. -dijo Sophie indignada detrás de nosotros.
-Deja de lloriquear y abre tu misma la puerta. -dije divertida entrando al asiento de copiloto.
-Claro como a ti te la abrieron. -se quejó entrando al auto. Joseph y yo nos reímos al notar el doble sentido en sus palabras.
-Para la próxima seré caballero contigo también, ya vamos a la fiesta. -Habló Joseph entrando a su vehículo.
Jos condujo hasta donde sería la fiesta. Bajamos del auto y de inmediato todas las miradas se posaron en nosotras. Jos rodeó mi cintura con su brazo y nos adentramos a la fiesta.
El volumen de la música casi me revienta los tímpanos, adentro habían personas bailando sin control, otros bebiendo o fumando y otros besándose como si no hubiera un mañana, esto era tan desagradable que ahora entendía por qué no iba a fiestas.
-¿Quieres algo de beber? -pregunto Jos cerca de mi oído.
-Si un zumo de naranja. -soltó una pequeña risa por mi pedido. ¿Qué tiene de malo un zumo de naranja?
-No creo que haya de eso aquí. ¿Un vodka? -¿un Vod qué? Ya comienzo de venir.
-Eh ¿sí? -dije no muy segura, sin saber que era esa bebida. Él pidió dos vodka y me dio uno, le dí un trago a mi bebida como si fuese agua, de pronto me vi obligada a arrugar mi nariz al sentir como el alcohol quemaba mi garganta, mi piel se colocó como la de una gallina. ¿Cómo demonios pueden tomar esto?
-¿Te gustó? -preguntó Jos con una sonrisa de lado. Asentí aunque era obvio que no me había gustado ni un poquito.
-Oigan chicos, creo que estoy demás, iré a buscar a Austin o mejor a Adams. -Sophie se levantó y desapareció entre la multitud.
-¿Quieres bailar? -preguntó Jos luego de tomar un trago de su bebida.
-No gracias, no sé bailar. -dí un pequeño trago a mi vodka, haciendo mi máximo esfuerzo por no devolverlo.
-Oh vamos, yo te enseño ¿si? -insistió tomando mi mano desocupada, no quería ser una aguafiestas y aburrirlo durante la fiesta así que decidí aceptar su invitación.
-De acuerdo, dejame terminar mi bebida. -la terminé de un solo trago que me hizo estremecer, pero no le tomé mucha importancia. -Vamos.
Caminamos a la pista de baile y bailamos al ritmo de Anaconda de Nicky minaj.
-No bailas tan mal. -dijo cerca de mi oído y casi suelto una carcajada.
-¿Es una broma? Apenas me muevo. -reímos.
-No es cierto, nena. -se acercó lentamente para besarme y a mi mente llegó la imagen de Austin besandome.
-Voy al baño. -salí corriendo como pude de allí. Lo deje mal, oh cielos, se supone que es mi novio, esto es tan nuevo para mi que no se ni que hacer.
Caminaba entre la gente en un intento por buscar el baño y en el camino pude ver a Sophie con su novio.
-Sophie, necesito el baño ¿Me acompañas a buscarlo? -ella iba a responder pero una voz masculina que conocía muy bien la interrumpió detrás de mi.
-Si quieres yo te acompaño. -Di media vuelta encontrandame con esos estúpidos ojos azules que siempre me miraban despectivamente, pero ahora no me veía como siempre y no pude decifrar sus pensamientos cuando me recorrió con la mirada de pies a cabeza.
Maldita sea