Tras un mes de vacaciones, en donde en la primera semana la pasaron en Ibiza, para luego finalizar en Francia siguiendo los partidos del mundial de fútbol y una que otra escapada a las ciudades turísticas del país galo, Merlín y Jelena regresaron a Rusia. Ambos deberían reincorporarse a su vida laboral al día siguiente, pero se sentían tan exhaustos al entrar a su apartamento que no sabían cómo rayos harían para retomar sus vidas laborales. -Cielos, amo el ballet, pero a veces quisiera renunciar – dijo ella dejando su maleta a un lado y se tira en el caro sofá, que fue una de las tantas cosas que alcanzó a comprar Vlad en sus pocos años como multimillonario -, y admito que a veces quisiera ser como las mujeres en tu época, quedarme en casa mientras mi esposo sale a trabajar y que me mant