Capítulo 1
París, Francia.
Final de la Copa Mundial de Fútbol.
La Copa Mundial de Fútbol. Esa fue sin duda una de las cosas que Merlín no había visto en sus visiones del avance de la humanidad, y cuando regresó al mundo mortal después de durar encerrado más de un milenio en el infierno, se encontró con que la mayoría de la población, en especial los varones, vivían y morían por ese deporte. Pero lejos de parecerle absurdo, se impresionó de que un simple grupo de jóvenes deportistas que representaban a sus respectivos países lograran causar tanto furor, y que tal enfrentamiento deportivo entre varios países fuese la única justa de las batallas que lejos de causar dolor lo que traía era alegría a las personas, así fuera solo una alegría momentánea. Lo veía como una manera en que la gente podría olvidarse de su difícil existencia por un rato, o en el caso de algunos países, olvidarse de la difícil situación socio-política en la que estaban para pasar un rato ameno con familiares y amigos.
Fue así que el mago resultó en el Stade de France, con la camiseta puesta de la selección inglesa, en compañía de Jelena, la cual tenía también la camiseta de dicha selección pese a que no la había apoyado desde el principio. Ella por supuesto que había apoyado a su seleccionado nacional, a Rusia, pero lamentablemente no habían pasado de la fase de grupos, así que no tuvo más opción que apoyar a la selección de su esposo, que jugaba la final contra el equipo de casa, la ya anteriormente ganadora de varias copas del mundo, Francia.
Faltaban solo 15 minutos para que terminara la media hora de alargue. Durante los 90 minutos reglamentarios ambos equipos lo habían dado todo de sí, pero el juego había estado tan parejo que no habían logrado pasar del 1-1 en el marcador. La pareja de nefilim sabían que tenían el poder mental para hacer que el balón entrara en los tres palos en algún tiro libre, pero sabían que no estaba correcto actuar de tal manera. Simplemente debían dejar que las cosas fluyeran, como lo debían hacer todos los ángeles y hasta el mismo Dios. No intervenir para nada en los asuntos de la humanidad, esa era la regla de oro para los celestiales, por así decirlo.
Jelena se estaba comiendo las uñas por los nervios, y Merlín aunque estaba sereno como siempre lo estaba en cualquier situación por más estresante que fuese, también sentía nervios y ansiedad, pero le causó gracia que fuese Jelena la que más ansiosa estaba, puesto que ella había jurado hace unas semanas que nunca apoyaría a una selección de fútbol que no fuere la rusa.
-Cálmate, mi cielo, o harás volar este estadio con tu telequinesis – le dijo Merlín al oído, pasando un fuerte brazo por su cintura, pero ella se lo retiró de inmediato.
-¡Eh! ¡Eso fue falta! ¡Se ve de aquí hasta el Tercer Cielo! - exclamó ella en un marcado ruso, y los que estaban a su alrededor apenas la miraron como si fuera un bicho raro. No entendían por qué alguien tan nacionalista como una ciudadana rusa estaba apoyando a una selección que no era la suya. Y por supuesto, nadie se imaginaba que aquella chica de 23 años estaba casada con un hombre tan mayor como Merlín, que en aspecto de años humanos mortales y también según su documento de identificación, tenía 35. Más bien, la gente creía que eran hermanos por ambos ser altos y tener el cabello oscuro, pero se llevaban una gran sorpresa cuando los veían muy acaramelados caminando por las calles de París y tomándose fotos, y se escandalizaban cuando se daban un beso en los labios, dando así a entender que definitivamente no eran hermanos.
Para ambos había sido difícil al principio acostumbrarse a las miradas de reproche de la sociedad, una sociedad que desde la época de Merlín había cambiado demasiado, más de lo que él se había imaginado. Mientras que en su época lo normal era que un hombre maduro como él se casara con una “niña” (como siguen considerando a su esposa), ahora eso era moralmente condenado por la sociedad moderna. Incluso en la iglesia cristiana en donde se congregan en Moscú todos los miraban al principio con terror, pero con el pasar del tiempo todos se fueron dando cuenta que ambos en realidad se amaban, y la devoción de Merlín por su esposa hizo que las mujeres, en especial las de avanzada edad, sintieran incluso envidia porque definitivamente sus esposos no eran ni serían nunca así de atentos y amorosos como lo es Merlín con Jelena, porque él lejos de tratarla como una esposa sumisa como aun lo dictaba la cultura machista rusa y también la de la iglesia, el sumiso parecía él, pero claro que Jelena también lo respetaba y lo honraba, nadie era sumiso de nadie en aquel matrimonio, y todo era 50/50.
Faltando un minuto para que el tiempo de alargue finalizara, ya todos estando seguros de que se irían para la preocupante tanda de penales, el jugador estrella de la selección inglesa, Ian Harrison, aprovechó que en un contraataque tuvo el campo libre para correr hacia el arco, sin ningún defensa cerca que le obstaculizara el camino. Toda la tribuna se levantó con el corazón en la garganta, Jelena agarró la mano de Merlín y por poco y se la rompió de la fuerza que ejerció, y cuando el balón atravesó los tres palos, el estadio vibró con el júbilo de la gente, y Merlín llegó a temer que se derrumbara, pero al igual que el resto de ingleses lanzó un fuerte grito de celebración y abrazó a su esposa mientras daban saltitos de felicidad. Esto era lo que tanto le gustaba a Merlín del mundo moderno, que algo que parecía tan simple como unos hombres enfrentándose por un balón pudiera darle una emoción y una inmensa alegría a más de media población mundial. Merlín prefería este tipo de batallas a las que comúnmente había en su época que solo dejaban muerte y tristeza.
Y fue así que mientras los jugadores se alistaban para recibir la copa, la hinchada inglesa cantaba el que se convirtió desde hace varios años el himno de la selección, la canción “Three Lions” de David Baddiel y Frank Skinner "It's Coming home".
Escuchar aquellos cánticos de los miles de hinchas que estaban dentro y fuera del estadio mientras bebían cerveza, se tomaban selfies y abrazaban a sus seres queridos le causaba a Merlín un gran sentimiento de felicidad, y lo hizo por un momento volver a tener fe en la humanidad. Rogó a Dios porque esta fuera la única batalla mundial que hubiera en mucho tiempo.
Después de que los jugadores recibieran la copa y de nuevo el estadio pareciera estallar en celebración, Jelena sacó su iPhone y empezó a grabar en vivo para i********:, por supuesto mostrando su cara y al fondo la cancha, y diciéndole a sus miles de seguidores lo feliz que estaba, aclarando que apoyaba a la selección inglesa por su esposo. Merlín se cuidó de no aparecer en el Live, porque a eso había llegado con Jelena. Ella ya era una bailarina de talla mundial, nada más y nada menos que la primera bailarina del Bolshói de Moscú desde los 21 años, cuando logró ascender del cuerpo de bailarines cuando la bailarina estrella de ese entonces tuvo una lesión que acabó con su carrera, pero antes de eso Jelena ya estaba en la mira de la directora de la compañía y de los inversionistas, que eran los que en realidad tenían el poder de decisión. Aparte de su gran talento en el baile, su sorprendente físico que parecía soportarlo todo, sus envidiables arcos y su admirable disciplina, su belleza era hipnotizante, tenía la “belleza celestial” que tanto se buscaba en las bailarinas rusas, y eso afortunadamente o lamentablemente también tenía mucho que ver en que una bailarina fuera escogida para ser la protagonista del espectáculo. Al principio solo le dieron solos, puesto que lo de ella nunca había sido el baile en pareja, puesto que su metro ochenta de estatura dificultaba que pudiera bailar con alguien más, la estatura aceptada para una bailarina profesional de ballet clásico es entre 1.57 y 1.73 metros, que no fuera ni muy baja ni muy alta para que haya una homogeneidad con su pareja de baile, y fue difícil encontrar a un bailarín que tuviera esa homogeneidad con Jelena, si bien la mayoría de varones en Rusia superaban el metro ochenta, en el ballet de Moscú ninguno superaba el 1.85, y para que alguien pudiera bailar junto a Jelena sin quedar muy bajo o de la misma estatura cuando ella se parara en punta, debía medir más de 1.90, y que aparte de eso fuera lo suficientemente fuerte para poder levantarla. Fue así que hace seis meses, iniciando el año, llegó proveniente del ballet de San Petersburgo el bailarín Alexei Ivanov, que como su padre fue electo presidente de Rusia, aprovechó para irse con él a Moscú, y su impresionante metro noventa y cinco fue lo que permitió que Jelena tuviera un papel más importante y se terminara de consolidar como la bailarina más famosa del momento con el papel soñado para cualquier bailarina de ballet: Odette, en el Lago de los Cisnes, con su pareja Alec (como llaman a Alexei) como el príncipe Sigfrido. La vida de ambos jóvenes cambió para siempre, sus caras estuvieron en todas las vallas publicitarias, revistas, trenes, autobuses y en los distintos medios de comunicación de toda Rusia y también del mundo entero; lograron causar tal sensación que incluso fueron invitados a dar entrevistas en famosos programas de importantes canales de talla mundial como E!, y también llegaron a ser vistos en las pantallas grandes de todo el mundo en el cine alternativo, que reproducía los ballets más importantes del mundo. Y claro, por el arduo trabajo de ambos en tan importante ballet, ganaron el premio Benois de la Danse, el Óscar del ballet, en las categorías de mejor bailarina y mejor bailarín.
Fue así que Jelena se convirtió en la bailarina más importante de su generación, y Merlín aún estaba procesando aquel hecho, puesto que todo ocurrió tan rápido que lo sintió como si fuera de la noche a la mañana que su esposa se volvió famosa, pero verla tan feliz lo hacía también feliz a él, así que lo único que le pedía a ella era que no lo mostrara en sus r************* , él todavía quería seguir pasando inadvertido, solo en la iglesia sabían que él era el esposo de la famosa bailarina, y algunos vecinos del inasequible edificio en el que vivían, pero en el hospital en que trabajaba nadie tenía idea, solo sabían que él estaba casado porque llegaba con su argolla puesta, se la quitaba para las cirugías y se la volvía a poner cuando terminaba su turno, pero nadie siquiera se atrevía a preguntarle quién era su esposa, Merlín era muy serio y solo iba a trabajar, no se quedaba cotilleando con los otros médicos en los pasillos y no asistía a las fiestas de beneficencia que organizaba el hospital.
Era así que Jelena tenía su i********: lleno de fotos de presentaciones, zapatillas, trajes, de su perrita Kira, una que otra selfie con sus compañeras y con Alec, pero claro, le dejaba claro a sus fans varones que estaba casada con alguna que otra foto en donde mostraba su mano junto a la de Merlín, o fotos en donde mostraba que estaba cenando, dejando ver parte del cuerpo de Merlín sin llegar a mostrar su cara. Y en esa ocasión tan especial en que Inglaterra ganaba el mundial, quería volver a tomar otra discreta foto con su esposo. Fue así que ya saliendo del estadio, ella lo hizo parar para enfocarlo con su celular.
-Jelena, no - se quiso negar él.
-¡Ay! Ni siquiera enfocaré tu cara, tontito.
Ella posó su mano izquierda (en donde tenía puesta la argolla de matrimonio) en el pecho del mago, dejando ver el escudo de los tres leones y parte de la marcada barbilla del hombre, y publicó la foto, poniendo como frase en el pie de esta “siempre apoyando a mi amado”, con unos emoticones de enamoramiento. Le mostró la publicación a Merlín y él demostró su aprobación dándole un pico en los labios. La publicación no tardó en tener cientos de likes y comentarios, en su mayoría las chicas diciendo que eran la pareja más goal, y algunos chicos que se seguían lamentando porque Jelena no estuviera disponible.
Mientras que la mayoría de ingleses celebraron la victoria en los bares aledaños al estadio, Jelena y Merlín decidieron celebrar a su manera, y aprovechar los pocos días de vacaciones que les quedaban. Regresaron al hotel Four Seasons, que era su cadena de hoteles favorita y que podían permitirse pagar con sus buenos sueldos. Aunque sorprendentemente, el que tenía mejor sueldo era Merlín, porque la triste realidad para los bailarines de ballet era que a menos que bailaran para distintas compañías, tienen un salario que se equipara con el de la secretaria de un buffet de abogados. Jelena y Alec ganaban más en sus campañas publicitarias para distintas marcas de ropa deportiva, que lo que ganaban por un mes de arduas funciones. Y en el caso específico de Alec, tenía las acciones mayoritarias en una de las compañías más importantes de Rusia que había pertenecido a su madre, que falleció cuando él tenía 15 por cáncer de mama.
El hecho de que el apartamento en donde viven Jelena y Merlín fue comprado por Vlad en su época de DJ también les quitaba el gran peso de tener que pagar un arriendo, que en esa inasequible zona en donde vivían costaba un ojo de la cara, así que básicamente sus gastos solo eran para los servicios, comida, ropa, demás cosas básicas, y lo que les sobraba era para darse el lujo de viajar una vez al año, en el verano, que era la única temporada del año cuando podían hacer que sus vacaciones del trabajo coincidieran. En los cinco años que llevaban de casados, ya habían viajado por casi toda Europa, habían ido a las paradisiacas islas del Pacifico, a las cálidas y alegres playas del Caribe, y uno que otro encuentro fugaz con Raquiel en Estados Unidos cuando no estaba de servicio en el ejército. Y de todos esos viajes Jelena tenía el recuerdo en las fotos que tomaba con su cámara Intax Mini, que fue regalo de Raquiel en su cumpleaños 19, en donde guardaba las pequeñas fotos impresas en un álbum en cuya portada tenía pegadas calcomanías que representaban a cada país en donde habían estado, y era en ese álbum en donde sí aparecía Merlín junto a ella, demostrando en sus sonrisas lo felices que eran estando juntos. Y claro, en una que otra foto aparecía con los otros nefilim, incluso con Sariel y Marco, que como la cámara aun así funcionaba en el mundo mágico, se la llevaba en sus visitas para tomar fotos del mundo que aún era desconocido para los humanos mortales.
-¡Cielos! ¡Qué calor hace! - comentó Merlín apenas ingresaron en la cara suite, y Jelena de inmediato prendió el aire acondicionado con su telequinesis -. Lo que ha hecho el calentamiento global.
El mago se quitó la calurosa camiseta, dejando ver su esculpido torso, y Jelena no pudo estar más contenta y también se deshizo de su camiseta, quedando en sostén, y caminó hacia el minibar de la suite y sacó dos frías cervezas Corona, que era su cerveza preferida, pero al cerrar la neverilla de bebidas y retroceder un poco, su espalda chocó contra el fuerte torso de Merlín, para luego sentir los cálidos labios de él en su cuello.
-¿No te podías esperar siquiera un rato a que nos refrescáramos? - tembló cuando su esposo metió una mano debajo de sus jeans y rozó el borde de sus calzones.
-¿Para qué refrescarnos si nos vamos a volver a calentar? - le mordisquea la oreja a la vez que bajó su mano hasta alcanzar su vulva y rozar su clítoris, y ella suelta un jadeo que solo hizo excitar más a Merlín -. Mierda, cómo logras prenderme de rápido.
Así, parados, Merlín masturbó a Jelena mientras que con la otra mano le bajó una copa del sostén y estimuló su pezón. Si había algo que ellos disfrutaban de su matrimonio, ese era el buen sexo. Como método de planificación, ambos habían tomado la decisión de que él se realizara la vasectomía reversible, siendo esa la única opción que tenían, puesto que los métodos anticonceptivos para las mujeres en aquel mundo no funcionaban con Jelena, era más fértil que cualquier humana, y su cuerpo mataba rápidamente todo lo que causara un cambio en sus hormonas, así que Merlín, confiando en la medicina moderna y en que volvería a ser fértil cuando volviera a operarse, se realizó dicho procedimiento, también consciente en que era algo menos doloroso que la cirugía para las mujeres.
Ya con Jelena lubricada, Merlín la alzó y la llevó a la cama, acostándola delicadamente mientras le daba un pasional beso, que ella gustosa correspondía arañando su ancha espalda. Hicieron el amor con la intensidad con que solo ellos lo hacían, y es que claro, el hecho de ser nefilim hacía que no se cansaran con la misma rapidez que los demás humanos, podían durar horas y horas haciéndolo sin cansarse, y sin que Merlín resultara “seco”.
-Eres terrible, mujer - comentó él, cuando al fin lograron parar a eso de la media noche, con la Torre Eiffel mirándolos a unos pocos metros por la ventana.
-El terrible eres tú, que siempre eres el que empieza - le da un pico en los labios -.Te amo.
-Yo más a ti.