Capítulo 4

2484 Words
Ya era mediodía y Julián seguía en su casa, no era como si quisiera que él se fuera a otro lugar, pero estaba sorprendida, aún no podía creerse que se había acostado, más de una vez, con un hombre tan sensual, June estaba calentando algunas sobras de la cena para los dos, bueno y también para Jax y Señor Manchas, el cual había aparecido esa mañana en su habitación despertándola furioso, como si le reclamara que había un perro enorme en la casa, casi podía imaginarlo decirle: ¿Te volviste loca? ¿Metiste a un perro en la casa? ¿Y sin mi permiso? Julián preparaba un poco de beicon justo al lado de ella, con nada más que su ropa interior, A June se le hizo agua a la boca, pero no por el beicon, él la observa y le guiña un ojo. — ¿Te gusta lo que ves cielito? – le dice él con coquetería. —Por supuesto que sí. — gruñe ella. —Comamos primero, luego te prometo que te sentaré en mis rodillas y haré realidad mi fantasía de nalguearte hasta que ruegues que pare. June se estremece de pies a cabeza, siente como sus mejillas se calientan y su estómago se contrae. — ¿Cómo puedes decir ese tipo de cosas en medio de la cocina? Nadie me había hablado así nunca. Julián se sonríe. — ¿Y te gusta? — ¡Demonios sí! — responde ella. Ambos se dedican una sonrisa y regresan a su parte del desayuno/almuerzo, June está llevando unas rebanadas de pan a la mesa cuando su contestador emite un sonido, un sonido que es familiar y aterrador, suelta el plato a mitad de camino y este se estrella en el piso, Julián se voltea de golpe, June corre a apagar el aparato, no quiere que él escuche, pero Julián es más rápido que ella y se coloca en la puerta que lleva a la sala impidiéndole el paso. —Hola, zorrita. — suena la voz computarizada desde su contestador. El Señor Manchas gruñe y Jax ladra amenazadoramente. — ¿Quién es June? - pregunta Julián serio. —Déjame apagarla Julián, no quiero que escuches eso. — pide ella casi llorando. —No hasta que me digas de que se trata. — responde él. —Te dije que te fuera de la ciudad zorrita, te lo advertí, te dije que antes de navidad te quería muy lejos, pero en cambio decidiste quedarte en casa y jugar a la puta con tu vecino, estoy muy decepcionado June, ya verás lo que viene y no digas que no te lo advertí zorrita. — la llamada termina. *** June tiene los ojos como platos, la respiración entrecortada, siente pánico, y Julián también, desde el momento en que el plato se quebró en el piso él supo que algo malo estaba sucediendo, tenía que escuchar esa llamada, y ahora que lo había hecho comprendía el porqué de la reacción de June. — ¿Quién mierda fue ese? ¿Y qué quiere contigo? — pregunta Julián. —No lo sé, llevo diez meses recibiendo esas llamadas extrañas, al principio solo me insultaba y me decía que me odiaba, llame a la policía, pero siguen insistiendo que mientras no exista ningún daño físico no pueden hacer nada, luego comenzó a amenazarme, siempre me dice que me vaya de la ciudad. — June mantuvo la mirada en el piso todo el rato que hablo, se estaba abrazando a ella misma y se veía vulnerable y asustada. —June eso no es posible, ¿Cómo la policía va a decirte eso? ¿Están locos? Esto no me gusta, esa persona podría ser peligrosa. — contesta Julián frustrado. —Ya lo sé, pero no hay nada que pueda hacer Julián, lo único que hicieron fue colocar un rastreador de llamadas luego de que me planté todo un día en la comisaría, pero las llamadas han sido imposibles de rastrear. — el labio de ella tiembla y el corazón de Julián se rompe un poco por eso. — ¿June, porque no me habías dicho nada? — ahora él se acerca a ella y toma sus manos entre las de él. — no puedo imaginar lo asustada que has estado. —No podía contarle a nadie, sentía que si lo hacía le daría poder a la persona detrás del teléfono, el único que sabía era Franklin, ya que las llamadas comenzaron a llegar cuando él aún vivía aquí, pero dijo que era una táctica mía para que no le abandonará, nunca me creyó y le dijo a la policía que no era nada cuando acudí a ellos. — ¡Hijo de perra! - exclamó Julián. — si algún día me encuentro de nuevo con tu exesposo lo voy a matar. June le sonrió y se recostó de su pecho, sin pensarlo Julián le abrazo, ella envolvió sus brazos en su cintura, iba a protegerla, no importaba que ambos habían acordado tener una relación casual, no iba a dejarla sola, iba a ayudarla y ponerla a salvo, ya no estaría sola. —June, cielo, voy a protegerte. — le prometió aun abrazándola. —No tienes que hacerlo, apenas nos conocemos y no me debes nada Julián. — dijo ella, pero no lo soltó, tenía meses sin sentirse segura, sin sentirse amada. —Pues me importa una mierda, mientras estemos juntos te prometo que nada malo te pasara. — él le miró la cara mientras hablaba y luego la beso, rápidamente el beso subió de tono, y él con pesar tuvo que romperlo. —Lo siento June, pero la verdad tengo mucha hambre, anoche nos divertimos demasiado, necesito comer para el segundo round. June se río y el miedo desapareció de sus ojos. — ¿Ese fue solo el primer round? Yo pensé que íbamos como por el séptimo o algo así. — ella pellizcó uno de los pezones de Julián, este se apartó riendo. — ¡Oh no cariño, ese fue apenas el primero! *** Tres meses después June estaba sentada en su trabajo, el escritorio estaba perfectamente ordenado y la computadora esperaba que aprobara la redacción de esa semana, pero ella estaba  con la mente en blanco, o bueno no en blanco, más bien en Julián, desde la Navidad habían sido inseparables, poco a poco se convirtieron en una pareja, pero ninguno de los dos lo hablaba abiertamente, seguían con el trato de una relación temporal, sin amor o compromisos, pero June sabía que entre ellos había algo más y eso le aterraba.  En esos últimos tres meses Julián y ella habían dejado la cama del otro muy poco, Jax prácticamente vivía en su casa al igual que su dueño y hasta el Señor Manchas se había acostumbrado a los nuevos inquilinos, había ropa de Julián en sus cajones y él ya conocía los lugares donde escondía sus vibradores, ella definitivamente no quería cometer los mismos errores del pasado, no quería tener a otro Franklin en su vida, pero al mismo tiempo una parte de ella sabía que no sería así,  Franklin nunca la hizo llorar y rogar en medio de un orgasmo, nunca le cocino su comida favorita y nunca quiso ver todas las películas de  Harry Potter junto a ella, en cambio Julián había hecho todo eso y más. En esos tres meses las llamadas aterradoras habían sido más seguidas, Julián conocía personalmente al Sheriff de la ciudad y ahora una patrulla de policías pasaba cada tres horas por su casa, y él nunca le dejaba sola, solo cuando ambos tenían que trabajar se separaban. Todo era maravilloso y se sentía feliz, pero al mismo tiempo todo iba muy rápido y eso la estaba asustando. June casi pudo escuchar como la computadora le preguntaba: ¿cuándo te dignaras a trabajar?, pero su corazón le gritó que pensara en Julián unos minutos más, ¿se estaría enamorando de él? O peor aún ¿ya lo estaba?  De repente comenzó a revivir la noche anterior, estaban viendo una de las tantas películas de terror que Julián amaba, ambos abrazados, con Jax a sus pies y el Señor Manchas dormido en el posa brazos del mueble, ella pasaba más tiempo con la cara enterrada en pecho de él que de hecho viendo la TV, odiaba las películas de terror, pero al parecer a Julián le parecían un juego previo, porque ella se prendía de él como si su vida dependiera de ello, en medio de la película ella le preguntó si podían irse a la cama y él respondió que luego de que terminara el film, así que June un poco fastidiada le rodó los ojos, él arqueó las cejas y luego le dijo: — ¿June Eliot, acabas de rodarme los ojos? — su voz era amenazadora pero juguetona. —Depende, ¿Cuál sería tu reacción si contestó que sí? —  le retó ella. Él la tomó por la barbilla y la miró directo a los ojos mientras respondía: —Pues subiremos a tu habitación te colocaría sobre mis rodillas y zurraría tu bello trasero hasta que no puedas sentarte por una semana entera. La reacción de June fue rodar los ojos nuevamente, Julián apagó la tele y entre risas y amenazas sin fuerzas, ambos subieron corriendo a la habitación. Una vez arriba él hizo exactamente lo que prometió, la puso boca abajo sobre sus rodillas y se deshizo de toda su ropa inferior, antes del golpe Julián acariciaba suavemente su nalga y June se preparaba para… — ¿June? - alguien llamó a la puerta de su oficina. — ¿Ya aprobaste la planificación de la próxima semana? — era su secretaria.  —No Linda, lo siento, no he logrado concentrarme en nada el día de hoy. Su secretaria entró, cerró la puerta y tomó asiento justo enfrente de ella. — ¿Cuándo vamos a hablar de “el señor distracción”? — le pregunto Linda y enarco una ceja debajo de sus lentes redondos de pasta negra. — ¿De qué hablas? — fingió demencia, era lo mejor. —Vamos June, tenemos años conociéndonos, sé que hay un hombre en tu vida que te tiene distraída, y bien satisfecha podría decir, llegas en las mañanas con una sonrisa de oreja a oreja, incluso los días lunes, y tú odias los lunes. June respiro hondo y se hundió en su silla. —Está bien, hay un chico, no, no un chico, un hombre, pero ambos acordamos en tener una relación bajo perfil, sin compromisos y sin amor, así que no quiero perder la cabeza Linda, sería peligroso para ambos. —Bueno creo que ya la perdiste, pero…— Linda parecía pensar que diría a continuación. — Pero la verdad June, te ves feliz, incluso has perdido unos kilos. —Si bueno, eso es gracias a una sesión diaria de sexo fenomenal. — ambas rieron. — ¿Diaria? - preguntó Linda casi escéptica.  — ¡Si, diaria! Y más de una vez en una noche. — ¡Pues chica, que envidia! Solo disfrútalo mientras dure June. Y eso era exactamente lo que haría. ***  June saludó a la patrulla de policías desde la puerta de su casa, habían pasado dentro y ella les había dado un pedazo de pastel de carne que tenía en el refrigerador, todos los policías que pasaban por su casa eran muy amables y serviciales, se sentía protegida gracias a Julián, él cuál aparcaba frente a su casa en ese mismo momento. Al bajarse del auto, June sintió un golpe de calor, tenía puesto unos zapatos de vestir negros, jeans color marrón crema, una camisa de botones negra, se quitó los lentes de sol que solía usar y sus ojos azules la dejaron clavada al piso, ¿alguna vez dejaría de sentirse atraída hacia él? Ni siquiera se saludaron simplemente se besaron como si no se hubiesen visto en semanas, como siempre él deshizo su acostumbrada cola de caballo y enredó los dedos en su cabello suelto, ella le tomó por la nuca y se aferró de él. —Hola, preciosa, ¿me extrañaste mucho hoy? — fue lo primero que dijo Julián cuando se soltaron. — No lo sé, ¿tú me extrañaste a mí? - dijo ella. —Cada maldito segundo del día, mis hermanos se burlan de mí todo el tiempo, dicen que me tienes agarrado por las bolas, realmente yo no tengo ningún problema con ello. June río a carcajadas y él le besó de nuevo. —Debemos entrar ya mismo, no queremos hacerle un espectáculo a nuestra pobre nueva vecina. — hablo June. — ¿Tenemos nueva vecina? — preguntó Julián. —Si, una encantadora mujer joven, tenemos como la misma edad, se mudó hace tres días, está aquí al lado y dice que estas como para comerte con los dedos. — ¿Ah sí? - Él alzó una ceja pícaramente mientras jugueteaba con el escote de la blusa de June. — ¡Si! Me lo dijo el día que la conocí, te había visto salir de tu casa y la pobre perdió la cabeza, así que prefiero que entremos y evitemos que la pobre se lleve una decepción.  —Bueno en realidad pienso que le haríamos el favor si la dejamos observar una buena sesión de sexo como el tuyo y el mío. —Creo que eso de ser mirón se te está yendo de las manos vaquero. —Si, posiblemente, así que mejor entramos y nos conformamos con Henry y con mini Julián. —Está bien. Entraron por la puerta tropezando con todo porque se estaban besando de nuevo y no querían soltarse, Julián se quejó y la soltó. —Déjame primero, cerrar la puerta. — deshicieron su abrazo y June entró a la cocina mientras él aseguraba las puertas y también las ventanas. Julián se había obsesionado con su seguridad y siempre al entrar cerraba todas las puertas y ventanas con extremo cuidado incluso las revisaba dos veces. —Oye acabo de notar que no trajiste a Jax. — hablo ella desde la cocina. — ¡Ah sí! Les tocaba a los gemelos cuidarlo esta semana, de hecho, esta semana voy a un viaje de negocios. El corazón de June salto, desde que habían comenzado a salir Julián nunca se había ido de viaje.  —Realmente no quiero ir, pero los gemelos han estado yendo a los últimos cuatro viajes y ya no puedo salir de ello, me iré el lunes, será toda una, necesito ir a finiquitar una gran compra en otro estado. Él entró en la cocina, adueñándose del lugar, se acercó a ella y la tomó por la cintura. —Pero no te preocupes cariño, voy a extrañarte y pensar en ti a cada segundo. Yo también, pensó June, pero en vez de decirlo simplemente lo abrazó y luego se besaron, terminaron haciéndolo en la cocina.
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