—Podría haber sido peor— comentó Nancy-May en tono alegre—, ahora, siéntate y cuéntame algo sobre ti. Puedo asegurarte que vamos a divertirnos mucho en el Mauretania. —¿Es el barco en el que vamos a viajar?— preguntó Devina, llena de emoción. Ella sabía muy bien que el Mauretania era el trasatlántico más aclamado del momento. Fue construido para combatir la supremacía de los barcos alemanes que habían arrebatado el dominio del Atlántico a las manos inglesas y que, de manera inevitable, acaparaban el mercado de los pasajeros de primera clase. —¡Por supuesto!— exclamó Nancy-May—, ¿no te has dado cuenta ya de que mamá está decidida a hacer todo al estilo inglés? Supongo que te dijo que voy a casarme con el Duque de Milnthorpe. —Sí, me lo dijo. Y, desde luego, te deseo mil felicidades. N