Como Nancy-May advirtiera, la señora Vanderholtz le entregó largas listas de instrucciones que Devina debía seguir, antes que terminara la semana. Había tantas cosas que ella enseñaría a Nancy-May, y tantas otras que la muchacha norteamericana debía recordar, que Devina comprendió que todo era, en realidad, una gran pérdida de tiempo. Sin embargo, Nancy-May era muy inteligente y aprendía todo con gran facilidad. Después de estar juntas una semana hablaba con menos acento norteamericano y formulaba sus frases más de acuerdo con la pronunciación inglesa. —La familia de mi mamá, cuyo fundador llegó de Inglaterra en el Mayflower, siempre se ha enorgullecido de hablar un inglés muy correcto— comentó Nancy-May, en cierta ocasión en que Devina le había corregido algo. Devina pensó, que tal ve