Manoel Santos
No puedo conciliar el sueño.
Doy vueltas en mi cama sin parar, tratando de encontrar la forma de quedarme dormido, pero desgraciadamente, mi mente aún se mantiene trabajando, por ella pasan demasiadas cosas que me roban la paz, entre ellas, un par de grandes ojos verdes decorados con una sonrisa completamente irresistible… gruño mientras tallo mi rostro con ambas manos, incapaz de creer que ahora incluso esa mujer se atreva a quitarme el sueño; nadie se había atrevido a desafiarme a como lo hacía ella, incluso, daba a entender que estaba lejos de temerme o titubear ante mi presencia. Ella simplemente se aferraba a la idea de que lo mejor era llevarme la contraria.
Aquella mujer no se inmutaba a las palabras groseras, en todo momento había demostrado que no era el tipo de n
