CAMILA —Vamos, Cami. ¡Por favor! Salgamos de casa. Llevas todo el fin de semana encerrada, solo paseando en el patio. ¡Necesitas ver algo más! Dime algo, al menos golpéame o empújame, pero haz algo. ¿Qué es lo que quieres de mí? —¡Que me dejes sola, Susana! ¡Déjame! ¡Déjame! Toma tus cosas y vete. ¡No te quiero aquí!—le grité, llena de frustración, aunque nada tenía que ver con ella. Yo estaba aquí, en esta hermosa casa, viva, con mi hijo, con una maldita vida. ¡Y aún así no lograba hacer nada por Elián! ¡Tampoco era feliz! ¡No podía serlo! —Sé como te sientes, Camila, pero…echarte a morir no es la opción. Los temas de venganza son muy complejos y lo mejor que hiciste fue retroceder, aunque ahora te sientas de este modo. Míralo por el lado de Izan, ¿crees…que estarías feliz de que Izan