Marlene enloqueció al instante. Sintió como una daga fue clavada en su pecho por la traición que literalmente estaba viviendo nuevamente de parte de Sebastián, lo cobarde que Sebastián nuevamente actuó por el hecho de sentirse amenazado y contra la pared si no accedía a lo que su madre le obligó a llevar a cabo en contra de Marlene. ¡Después de todo la madre de Sebastián solo buscó como siempre, satisfacer sus deseos!
Obviamente en ese momento Júpiter no comprendía de raíz lo que estaba sucediendo y el motivo del lamento de su madre por la visita inesperada de los abogados con la orden del juez. Marlene entonces gritando y exclamando maldiciones al aire, le respondió al abogado presente.
—¿Dónde se encuentra Sebastián? Que no sea un cobarde y se atreva a decirme en la cara lo que usted me está diciendo, es una vil traición lo que está sucediendo, ¡Después de jurarme que no pasaría esto y es lo primero que hizo al sentir que me tenía de su lado! ¡Ya mismo quiero que se acerque ese cobarde! De lo contrario me tendrán que arrastrar de aquí, porque a mi hijo no se lo lleva nadie.
Como era de esperarse, Sebastián no se encontraba en el lugar y los abogados debían de cumplir la orden del juez de familia, así como también llevar a cabo la diligencia del desalojo de Marlene de la residencia, que a pesar que Júpiter ante todos los presentes era pequeño de edad, su pensamiento comprendía aún más de lo que se podría mencionar.
—Tranquilízate madre, puedes enfermarte y no quiero que nada malo te suceda, es muy posible que no comprenda realmente esta situación, pero según estoy escuchando estas personas vienen para llevarme a casa de mi padre. ¡No quiero irme con ellos madre, pero tampoco quiero que te hagan daño! Hablaré con mi padre para que no te saquen de este lugar.
Marlene no soportó el dolor de escuchar a su hijo hablando de esa manera, era posible que Júpiter en su inocencia aun, pensaba que de esa manera ¿no le harían daño a su madre? ¿Podría ser verdad? Si Sebastián reaccionaba y no echaba a Marlene de esa residencia, de momento Júpiter debía ser conducido a su nuevo hogar ante la mirada tormentosa y destrozada de Marlene.
En la mesa se quedó el plato servido de Júpiter y Marlene lloró amargamente durante horas, prácticamente no se levantó de esa mesa con el plato servido, durante casi doce horas, pero solo restaban unas cuantas horas más para que ella según la ley y la orden del juez, abandonara la residencia.
Marlene hizo sus maletas, llevándose exclusivamente la ropa de su hijo y la de ella, no se llevó más nada de la residencia y regreso al mismo barrio donde vivía con anterioridad, lo que causó sorpresa a la casera de ese lugar tras observarla de regreso y sin su hijo a su lado. La aceptaron de vuelta y Marlene le comento a la señora todo lo sucedido con Sebastián, ahora ella se fijó un solo objetivo y no descansaría hasta conseguirlo.
La señora del alquiler le preguntó con angustia a una desconsolada Marlene. —¿Qué es lo que piensas hacer Marlene? Esa familia millonaria no te permitirá acercarte a tu hijo, sus influencias son asquerosas y compran a todo el mundo con ese dinero sucio que tienen.
—Es posible que sí. Ana, pero, aunque me cueste la vida entera recuperare a mi hijo y es algo que Sebastián no podrá impedirme porque soy la madre de Júpiter y luchare hasta conseguir que vuelva conmigo, aun así, sea de vieja.
En la mansión de los Ríos a Júpiter le prepararon su habitación con todos los lujos posibles, el niño de doce años lloraba amargamente en su habitación y su tristeza era notable, no habían pasado cuarenta y ocho horas, sin que Júpiter no mostrara su tristeza. La madre de Sebastián se acercó a la habitación de Júpiter y al ingresar entablo conversación con su nieto.
—¿Qué te sucede hijo? No deberías de estar llorando, ahora vives con tu padre y con tu abuela, es como si vivieras con la familia que siempre mereciste y que tu madre te negó desde pequeño, así que ahora disfruta de la compañía de tu padre, porque estoy segura que tu padre te ama tanto como lo hago yo.
Júpiter se limpió las lágrimas y con la duda en su lengua le pregunto a la señora. —Si mi padre me ama tanto como usted lo dice, entonces ¿Por qué me separo de mi madre? una familia feliz es cuando un hijo esta con sus padres viviendo y usted no es mi madre, es mi abuela.
La madre de Sebastián se molestó por la manera en la que Júpiter le respondió, pero queriendo que se adaptara a su nuevo hogar no menciono nada al respecto.
Sebastián el CEO de la empresa de modas no le dedico una sola hora a Júpiter durante los próximos tres meses, mismo tiempo que la residencia permaneció vacía y nunca nadie se acercó a verificar si Marlene aún vivía en el lugar, por lo que después de todo el único objetivo era arrebatar a Júpiter de los brazos de Marlene.
Después de algún tiempo, Sebastián por fin compartió algunos momentos con Júpiter, definitivamente no era lo mismo para el joven Júpiter, aparentaba estar feliz y tranquilo, pero por dentro y en su habitación no dejaba de llamar a su madre con desconsuelo y lágrimas antes de dormir profundamente del cansancio que le provocaba llorar a su madre ausente.
Sebastián se acercó de noche a la habitación de Júpiter y exclamó. —Estaba pensando hijo que sería un buen momento para conversar sobre tu próximo cumpleaños, estaba pensando en viajar a Europa ¿Te encantaría conocer Europa?
Júpiter respondió mientras estudiaba. —¡No padre! Me llama más la atención conocer tu trabajo, me encantaría que de regalo de cumpleaños me lleves a tu trabajo a conocer y pasar todo el día contigo, aunque sea solo ese día.
—¡Eso será algo difícil hijo! Resulta que en la empresa están establecidas políticas de no llevar menores de edad y no puedo ser yo el CEO de la empresa en romper sus propias reglas, así que en ese sentido creo que no podrá ser hijo, pero pídeme cualquier otra cosa que te lo daré sin problema.
Para Júpiter fue una oportunidad que estaba esperando y su deseo era simple y posiblemente el más correcto para un niño de su edad.
—Entonces deseo ver a mi madre de nuevo, quiero que ella se venga a vivir conmigo a esta casa.
Sebastián se levantó furioso de la cama de Júpiter y exclamó. —¡Te prohíbo que vuelvas a mencionar a tu madre de nuevo en esta casa! Ella estuvo contigo por doce años y nunca me permitió que me acercara, ahora es mi turno y no volverás a ver a tu madre ¡Por lo menos, en lo que me quede de vida Júpiter!
Júpiter extrañamente no derramo sus lágrimas al instante que escuchó a Sebastián mencionar lo anterior, pero era porque en verdad no le provocaban daño las palabras de Sebastián, comparado con el dolor que le producía no estar con su madre.
Marlene durante los últimos meses, batalló con su enfermedad debido a la falta de trabajo y las atenciones que recibía mientras Sebastián lograba su objetivo, de igual manera ella visitaba los juzgados de familia para exigir que le ayudaran con el caso de su hijo y que por lo menos le autorizaran estar con su hijo al menos una vez a la semana, para desgracia de Marlene la respuesta era siempre ¡No!
En cuanto se daba tramite una demanda en contra de Sebastián, esta demanda era destruida y no dejaban evidencia alguna, lo que a Sebastián le importaba más que su hijo era mantener una vida limpia de cualquier tema relacionado con hijos y mujeres.
¿Cuál era la razón? Conquistar y salir con toda clase de mujeres que siempre se enredaban en la primera cita y las llevaba a conocer sus departamentos de lujo en donde termina haciendo el amor con cada una de ellas, para luego no volver a salir con la misma mujer con la que se acostaba.
Algunas pensaban ser atrevidas e inteligentes al intentar divulgar lo que Sebastián hacía con ellas, pero siempre el dinero tapaba todo y esas mujeres terminaban cediendo por una buena cantidad de dinero, misma cantidad que era más que suficiente como para que desaparecieran de la ciudad de ser posible.
A raíz de esas circunstancias es que mientras Júpiter crecía en la mansión de los Ríos, sin su madre y con las andanzas de su padre, los amoríos de Sebastián permanecían en el silencio y eso precisamente la prensa y las pasarelas admiraban de Sebastián por no descubrirle una sola relación seria o hijos concebidos fuera del matrimonio a pesar que Júpiter era hijo legítimo de Sebastián Ríos.
Cinco años más tarde.
Júpiter estaba a punto de cumplir dieciocho años, era todo un adolecente atractivo y de inigualable cuerpo atractivo. La soledad que tuvo que atravesar durante los últimos cinco años, lo convirtieron en un joven apuesto y dedicado, entregado a sus estudios y con los más altos estándares de educación.
Fue hasta entonces que conoció a Samael. Su inseparable amigo con el que mientras estudiaba en la universidad, compartían momentos agradables, pero aun no cumplía los dieciocho años, por lo que aún no era posible que Júpiter buscara de su madre por su propia voluntad, debido a que el chofer siempre se mantenía a la misma hora de entrada y salida de la universidad y siempre estuvo prohibido mencionar que Sebastián Ríos era su padre, más bien nunca mencionó y jamás alguien le pregunto. Pero, nadie era, ¿nadie en verdad?
Samael preguntó con alegría. —Estas a punto de cumplir dieciocho años amigo, por fin podrás comenzar a pensar en escaparte de ese lugar en el que has vivido por los últimos cinco años de tu vida al lado de ese señor que dice ser tu padre.
—¡Ciertamente así es Samael! Pero sinceramente creo que he soportado todo este tiempo esta situación por el hecho que mi madre ha logrado mantenerse con vida y al pendiente de mí, eso se lo debo a Akane y a ti mi amigo, ella está ilusionada en volver a verme en persona y con tu ayuda eso lo conseguiré antes de tiempo.
—Sabes que puedes contar conmigo en lo que sea Júpiter, por cierto, acabo de trasladar algunos fondos de las cuentas de tu padre en el extranjero y ahora le pertenecen a tu madre, ¿Crees que ella se molestara si se entera de eso? —Preguntó Samael con incertidumbre.
Júpiter dudando respondió. —¡No creo! Pero es mejor no mencionar nada, nunca se sabe cuándo puede llegar servir ese dinero, mientras tanto deseaba decirte que hoy es el día en el que deseo ver a mi madre.
—Entonces a la hora de salida, distraeremos al chofer y guardaespaldas, para que puedas escapar, no te preocupes que no te atraparan, mi chofer te estará esperando del lado de las canchas deportivas y con el saldrás de este lugar hacia donde tu madre ha vivido por los últimos cinco años.
—Gracias Samael, en verdad no tengo como pagarte este favor, pero en el futuro recibirás tu recompensa.
—Solo me interesa tu amistad y que se haga justicia con ustedes, en verdad que tu madre ha sufrido demasiado y es justo que la esperanza vuelva a ella.
Júpiter entusiasmado en volver a ver físicamente a su madre, se preparó y la salida se llegó. Akane la otra amiga y enamorada en secreto de Júpiter, estaba al tanto de la situación, por lo que con su sistema de hackeo ingreso al sistema operativo del automóvil en el que trasportaban a Júpiter, lo bloqueo y cerró desde afuera, el chofer no sabía que hacer al respecto y se volvió loco queriendo arreglar el asunto. Mientras que Júpiter salió por la parte acordada con el chofer de Samael, a todo esto, los guardaespaldas de Júpiter, sospecharon de lo sucedido.
—¿Qué sucede contigo? Porque el auto no enciende y no lo puedes abrir, de seguro el hijo del patrón se escapó y nosotros aquí perdiendo el tiempo, el patrón nos va despedir. —Exclamó el guardaespaldas a cargo de Júpiter.
Júpiter se escapó de la universidad y sabiendo que contaba con el tiempo contado antes que medio personal de la familia Ríos lo encontrara precisamente en casa de Marlene, llegó a toda prisa y encontró a su madre, desconsolada y sentada en una silla mecedora, llorando como los últimos cinco años con una fotografía de su hijo en mano.
Júpiter observó el cuadro y exclamó con un nudo en su garganta. —¡Madre! aquí estoy, te prometí volver y aquí me encuentro por un momento junto a ti.