Acuerdo entre Padre e Hijo

2251 Words
—Pero ¿qué haces aquí Júpiter? Esta acción puede traerte consecuencias con el cobarde de tu padre y la manipuladora de tu abuela, por favor vete antes que vengan a buscarte, no deseo que te hagan daño alguno. La angustia de Marlene era evidente, por lo que Júpiter respondió. —No madre, no me marcharé de este lugar sin ti, además creo que estoy lo suficientemente grande como para tomar mis decisiones y ¿si esta vez no hace lo que yo deseo? Entonces le diré al mundo que el empresario y CEO del centro de modas tiene un hijo y una mujer a la que sometió al maltrato. Marlene se asustó de inmediato y con premura mencionó. —¡No hijo! Las cosas no funcionan así y deberías de pensar bien lo que haces. Aun no cumples dieciocho años y ese señor está en su derecho de someterte a su voluntad aun, por favor hijo, estoy muy emocionada de haberte vuelto a ver, pero es mejor que te retires. —Solo diez minutos madre, luego me marcharé y te juro que solucionaré nuestras vidas para siempre. Sebastián Ríos no volverá a pisotearte y tratarte como nada en la vida. La alegría que existía en medio de madre e hijo de alguna manera era empañada por el sentimiento de venganza y rechazo hacia Sebastián Ríos. Definitivamente los hombres y trabajadores del CEO comenzaron a movilizarse hasta dar con el paradero de Júpiter, mismo que después de los diez minutos que le prometió a su madre, se retiró del lugar para dirigirse de vuelta a la residencia de los Ríos. Como era de esperarse la abuela se encontraba furiosa por la acción de Júpiter, sin embargo, no mencionó nada al respecto de haberse dirigido a buscar a su madre, a pesar que la señora insistió en sacarle la verdad. —¡No deberías de actuar así Júpiter! Tu comportamiento ha cambiado mucho en los últimos meses, seguramente esos compañeros que tienes en la universidad son una mala influencia. Júpiter airado y sabiendo que principalmente su abuela fue la causante del sufrimiento por los últimos cinco años de su madre, le respondió a su abuela con una mirada aterradora y una voz amenazante. —No vuelva a mencionar que mis amigos son una mala influencia, no estoy dispuesto a continuar recibiendo sus regaños y absurdos castigos. ¡Espero en Dios que su día de muerte llegue pronto! Porque hasta me hace pensar que su enfermedad nunca fue terminal, solo ha provocado chantajes a lo largo de su vida, es lamentable que un hombre como mi padre, se dejara manipular por usted todo este tiempo. La abuela se enfureció y respondió. —¡Eres un mal agradecido insolente! Lamentablemente adquiriste el carácter de esa mujer que te dio a luz y no el carácter de la familia que es mucho más respetable, pero entonces ¿Por qué no sientes odio o rencor hacia tus abuelos maternos? ¿Acaso ellos no trataron a tu madre como la perra que es? Júpiter se marchó del lugar, mientras la señora se quedó burlándose de Júpiter, en definitiva, el joven Júpiter no era de esa clase de personas, pero sus sentimientos ahogados por no estar con su madre comenzaron a llegar a su limite y deseaba con todo su corazón que su abuela fallecería lo antes posible para sentirse libre de la opresión que le hacía sentir. Sebastián no se quedó atrás en el regaño que le propinó al momento de llegar a la residencia, lo que creo un lio entre padre e hijo, mencionando inmediatamente tras encontrarlo en su habitación. —¡Ahora mismo me vas a decir donde te metiste después de la universidad! Con la perra de tu madre te encontrabas ¡¿verdad?! Júpiter se abstuvo de responder de una manera aún más fuerte, por lo que solo mencionó. —¿Si así fuera el caso? ¿Qué tendría que pagar por el delito de ver a mi madre después de cinco años de no estar con ella? vas a azotarme o encerrarme en la habitación, ¿Por cuánto? ¿Días o meses? —¡No me retes Júpiter, que soy capaz de enviarte al extranjero y no permitir que regreses hasta que cumplas lo treinta! Sabes positivamente que tengo las influencias para hacerlo. Júpiter no se quedaría callado ante las amenazas de Sebastián, a lo que Júpiter le respondió con el mismo juego de su padre. —¡Haz lo que desees hacer con mi vida! pero sabes padre, si algo he aprendido de esta asquerosa familia, es que hay que saber cómo jugar y defenderse, en ese sentido no has fallado como progenitor. Sebastián arrugando el rostro, preguntó con incertidumbre. —¿Qué es lo que estas insinuando? —Es muy sencillo, atrévete a enviarme o encerrarme, existen algunos amigos en la universidad, si no es que todos en la universidad saben que el grandioso y CEO de la empresa de modas y pasarelas internaciones más famosa del continente y aparente soltero codiciado. ¡Tiene un hijo y ha maltratado a la madre de su hijo durante años! Así que ve pensando muy bien lo que piensas hacer padre. ¿Es tu libertad como soltero sin hijos o son mis deseos los que ganaran? ¿Qué prefieres? ¿Tu eterna soltería o cumplir con una sola cosa que deseo? Sebastián golpeo fuertemente la pared de la habitación de Júpiter, tras llevarse la mano al rostro y sonreír de lo astuto que resulto ser Júpiter, entonces mencionó. —Veo con desagrado que has adquirido la manera en la que mi madre me ha chantajeado todo este tiempo. Es lamentable que un joven como tú, inteligente y muy apuesto, recurra a este tipo de chantajes, pero como mi imagen es mucho más importante que incluso sobre ti, prefiero cumplir tus famosos “Deseos” ¿Qué demonios es lo que deseas? Júpiter le mostró la espalda a su padre y respondió. —Aun no te lo diré, mientras tanto sal de mi habitación y déjame estudiar que mañana debo presentar mi tesis. Ahora Júpiter sabía que tenía en sus manos a su padre, que accedió a cumplir con sus deseos y se los haría saber en cuanto lo tuviese más claro que el agua, de momento Sebastián salió de la habitación y para su desgracia las malas noticas no pararon y una más llegó a su recamara a espantar por completo sus pensamientos preparados para esa noche. —Joven Ríos, por favor disculpe, pero es urgente, su madre lo necesita de emergencia, ella no se siente nada bien desde hace un par de horas. Sebastián no imaginaba precisamente lo que llegaba a estar sucediendo con su madre, no era primera vez que exageraba en cuanto a sentirse mal. Se acercó tranquilamente a la habitación de su madre una hora después, para que al momento de ingresar el doctor se encontrara al pie de la cama con el rostro de su madre tapado con la sabana que cubría su cuerpo. —Lamento mucho su perdida señor Ríos, es una pena que no se encontraba en el lugar para escuchar lo que su madre tenía para decirle antes de fallecer, pero me imagino que lo sabrá cuando se lea el testamento de su madre. Sebastián se quedó helado por la situación y agradeció al médico por haber estado en los últimos minutos de vida de su madre, que luego de retirarse de la habitación el médico, solo quedaba llevar a cabo el siguiente paso. Sebastián mando a llamar a la funeraria que se hiciera cargo del cuerpo de su madre y del resto sin que se involucrara en el funeral de su madre. Sebastián se acercó a la habitación de Júpiter para trasladar la noticia, misma de la cual Júpiter ya se encontraba enterado. —Tu abuela a muerto, pasaba a informarte sobre el hecho, así que me imagino que ahora estarás contento después de haberle deseado la muerte a mi madre. Júpiter exclamó con tranquilidad al respecto. —Lo siento padre, pero no me causa un solo remordimiento, cada persona se merece lo que se ha ganado en la vida y ella no fue precisamente la mejor abuela conmigo. De igual manera me sorprende que su hijo no se encontrara presente al momento de su muerte. ¡Solo te costaba caminar un poco menos de diez metros para llegar a su habitación y no te provocó hacerlo! Me imagino que imaginaste que era un juego de su parte, entonces ahora puedes darte cuenta que en esta ocasión si era verdad. Sebastián ignoró las palabras de su hijo y exclamó con desprecio. —¡No tengo tiempo para hacerme responsable de su funeral! Así que vístete adecuadamente y encárgate del resto, solo tienes que estar presente y decir ante el mundo que eres el hijo de mi hermano muerto. Júpiter con sarcasmo exclamó. —¡Como usted lo ordene señor! Solo espero que esta muerte no te cueste el resto de la vida señor Ríos. —¿Qué es lo que quieres decir con eso? No te bastó con desear la muerte de mi madre y ahora deseas mi muerte con ese egocentrismo de tu parte. —No es precisamente egocentrismo, sino más bien una afirmación de mi parte, la abuela que en paz descanse, me ha dejado todo lo que a ella le pertenece y eso incluye tu herencia, así que me imagino que eso podría cambiar un poco el juego entre nosotros. Sebastián se echó hacia atrás tras escuchar lo que Júpiter le hizo saber, por lo que respondió con la interrogante saliendo de sus labios. —¡¿Eso no es posible, mi madre no haría tal estupidez?! El rostro de Sebastián Ríos cambio por completo, no podía creer lo que su hijo le estaba dando a conocer en ese momento. Aunque el testamento aún no se leía y debía de pasar unos días para que eso sucediera. Júpiter se sentía muy seguro de sus palabras, por lo que podría decirse que algo ocultaba el joven Júpiter al respecto. Sebastián Ríos tomó el teléfono y llamó a su abogado de inmediato en presencia de Júpiter, deseaba estar seguro de lo que Júpiter mencionaba en ese momento que parecía ser una verdadera tragedia para su dichosa vida de soltero codiciado. —Tengo una consulta inmediata que hacerle. ¡Mi madre ha fallecido y quiero saber si ella cambio su testamento estos últimos días o de ser posible hoy mismo! El abogado muy seguro de la situación, entonces respondió. —¡No señor Ríos! Su madre no ha cambiado el testamento desde hace años. ¿A qué viene esa pregunta? —¿Podría usted rectificar esa información por favor? Es de suma importancia. Entonces el abogado abrió el archivo para rectificar y estar seguro de lo que estaba hablando y efectivamente la señora no cambio su testamento antes de fallecer, lo que indicaba que la fortuna o al menos el ochenta por ciento de la fortuna le pertenecía a Sebastián Ríos. ¡Solo que existía un recurso legal que Sebastián ignoraba por completo! Mientras tanto el abogado le hizo saber a Sebastián. —Efectivamente señor su madre no cambio el testamento, aunque debo aclararle que, aunque no lo haya hecho en su momento, si ella por cualquier motivo que la incentivo a dejar su herencia a otra persona por medio de una carta de poder, entonces me temo señor Sebastián, que es posible que entremos en temas legales muy serios y usted deba renunciar al ochenta por ciento de su herencia, pero me imagino que su madre no tenía a quien más dejar su herencia ¿Verdad? Sebastián con temor respondió ante la situación que le expuso el abogado. —¡No señor! Solo yo figuro como el único heredero de esa herencia. Entonces Júpiter sabiendo a lo que el abogado se refería, tras colgar la llamada con su padre, el joven Júpiter mencionó mientras sacaba de su caja fuerte la copia de un documento muy importante. —Seguramente el abogado te ha mencionado, que si alguien por extraño que parezca tiene en su poder precisamente una carta de poder firmada por la abuela, entonces podrías verte seriamente perjudicado en recibir la herencia que ella dejo ¿Verdad? El pánico fue peor en Sebastián y entonces este respondió. —¿Cómo te has atrevido a hacerme esto Júpiter? ¡Ya mismo destruyes ese documento y me entregas todas las copias que poseas, aun eres menor de edad y tienes que obedecer mis órdenes! —¡No sé si eso pueda ser posible! Aunque existe una salida a tu desesperación, permite que me marche con mi madre de inmediato y así mismo me entregaras la residencia de la cual nunca debió haber salido mi madre y nos pasaras una manutención mensual sin falta y pagaras el tratamiento para que mi madre recupere su salud definitivamente, de lo contrario no se hace nada de lo que deseas. ¿Qué se siente que no puedas recibir lo que deseas padre? Sebastián deseando que Júpiter accediera, respondió. —Está bien lo haré, ahora dame el documento original y todas las copias. —No querido padre, solo te entregaré este documento si traes al abogado y firmamos el acuerdo y después de cerciorarme que el documento que firmemos es verídico, entonces te lo entregaré ¿Estamos de acuerdo? Sebastián respiró profundamente y respondió. —¡Que así sea entonces!
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