Melquiades se comunicó con Rosario, ¿Pero entonces como es que Rosario aparentemente se encontraba muerta? Todo aconteció un poco antes que se llevara a cabo el plan que dejaría a Rosario fuera de la vida de Sebastián.
Setenta y dos horas antes de la desaparición de Rosario.
—¿Está todo preparado Melquiades? Te he dicho que no deseo que quede evidencia en mi contra que me involucre en lo más mínimo.
—¡No se preocupe Sebastián, tengo todo arreglado con las personas que me ayudaran! Más bien ocúpese de no asistir a la empresa, porque eso le ayudara en cuanto se descubra que Rosario aparentemente se suicidó por no conseguir arrebatarle su fortuna.
—¡Perfecto! Me alegra haber confiado en ti Melquiades.
Cuando todo parecía ser de beneficio para Sebastián, el hombre que aparentemente traicionaría a Rosario, más bien solo se abrió camino para conocer los secretos de Sebastián en cuanto a la manera que operaba Sebastián con las mujeres que ya no deseaba o necesitaba en su vida, por lo que para Melquiades fue el punto determinante con Rosario de cómo llegar a hundir literalmente a Sebastián en su propia ambición y trampa.
Melquiades bajo ninguna circunstancia traicionaría a Rosario de tal manera, sabiendo que aunque Sebastián le p**o muy bien por sus servicios, pero la herencia de Sebastián era tan grande que Rosario le prometió una buena parte de la herencia al momento de ser la única heredera de la misma, por ello es que Rosario no se dejó embarazar de Sebastián en las primeras semanas de casados y mucho menos antes de ser esposos, la razón era más que obvia y no desaprovecharía la única oportunidad con la que contaba para quedarse con una de las mayores fortunas del continente americano.
Dos horas antes del suceso, Melquiades se comunicó con Rosario, porque hasta ese momento no le menciono lo que Sebastián deseaba que sucediera con su persona, así que para evitar que Rosario sobreactuara en la situación, espero hasta el último instante para hacer de su conocimiento el plan a seguir.
—¿Dónde te encuentras Rosario? —Preguntó Melquiades al momento que Rosario se encontraba por salir de la empresa.
—Me encuentro en las afueras de la empresa, me desespera esperar a que termine esa dichosa presentación de socios.
—Escucha muy bien lo que tengo para contarte Rosario, ¡No es fácil, pero creo que con esto nos han entregado la oportunidad que estábamos esperando!
—¡No puede ser! Te refieres a lo del plan en contra de Sebastián, ¿Pero en qué momento lo has decidido?
—Desde el mismo instante en el que Sebastián envió a desaparecerte, afortunadamente soy el encargado de hacer la encomienda.
Rosario se sorprendió al escuchar las palabras de Melquiades, a lo que ella respondió inmediatamente con la indignación del caso y así mismo con la rabia por los deseo de Sebastián en su contra.
—¿El maldito de Sebastián se atrevió a sobornarte y mandar a eliminarme? Vaya huevos los del cobarde de mi esposo, ¿Mira que sobornarte para traicionarme? Pero ¿No pensaras obedecer o solo estas advirtiendo para que me desaparezca de verdad?
—¡No Rosario! ¿Cómo se te ocurre que podría traicionarte de esta manera? En cuanto el salgas de la empresa, tomaras la avenida bolívar de la zona central, luego te desvías hacia la calle izquierda que es la más solitaria, ¡Ahí haremos efectivo el cambio y te conducirás hacia mi departamento!
—¡Me imagino que tienes que entregar pruebas que me has eliminado!
—¡De hecho Sebastián me solicito que no quedara evidencia de ningún tipo, así que con una sola llamada bastara para confirmar! El tipo sin duda lo ha hecho en otras ocasiones y esta no es la excepción.
Así como lo planifico con Rosario, el hombre de confianza y también cómplice de sus fechorías, Melquiades llevo a cabo el plan con Rosario, lo que no hizo dudar a Sebastián por un segundo que todo se llevaría tal cual era su objetivo.
Tras tres días de ausencia de Rosario y con Sebastián en la mansión divirtiéndose con sus mujeres prepago, la sorpresa se llevaría a cabo al día siguiente en las oficinas de “Eliseos Parisinos” donde nuevamente Sebastián tendría que asumir sus responsabilidades y dar cuentas de sus hechos, ¡Aunque esta será la primera vez que tendría que responder a las consecuencias de sus actos!
Sebastián se hizo presente a la empresa de moda muy temprano, al parecer los negocios estaban entrando en una recisión por la repentina desaparición de Rosario y los socios hombres también comenzaron a vender sus acciones a empresas privadas o sociedades anónimas, situación que no le estaba sentado nada bien a Sebastián y según sus expectativas el único culpable era Melquiades por no saber controlar o manejar la situación al respecto.
—¡Señorita comuníquese con el señor Melquiades y que suba de inmediato a mi oficina!
—Sí señor, de hecho, el supervisor acaba de ingresar y se dirigía directo a su despacho, ¿Desea que lo detenga y le de aviso?
—Déjelo así, me encargo del resto.
Sebastián se encontraba molesto e iracundo por la situación, pero aunque Melquiades se arrodillara antes los inversionistas y accionistas de la empresa, era prácticamente imposible que ellos desistieran de continuar vendiendo sus acciones.
—¡Con su permiso Sebastián! Mientras me conducía por el corredor, me pareció escuchar que estaba intentando ubicarme, ¿Qué es lo que desea señor?
—No sé si te encuentres al pendiente de la situación de la empresa Melquiades, pero resulta que hoy temprano me han llamado dos accionistas para darme la noticia que no continuaran en la empresa, ¿Sabes algo al respecto? ¡Esto no había sucedido desde que se fundó la empresa! ¿Qué es lo que has estado haciendo mal Melquiades?
—Con todo respeto que me merece señor, la mayoría de mujeres que se retiraron fue precisamente porque usted contrajo matrimonio, ahora lo que está sucediendo con los accionistas varones, es que mencionan que la desaparición de Rosario es muy misteriosa y no se encuentran en la disposición de continuar en la empresa si todo será un misterio, usted me va a perdonar, pero son situaciones que no puedo manejar a mi antojo señor.
—Entonces me vas a decir que Rosario literalmente fue mi condena, ¿Ahora resulta que con Rosario no funciona y sin ella tampoco funciona, entonces que hago Melquiades, que es lo que tengo que hacer?
Pareciera que nada estaba saliendo conforme a los nuevos planes de Sebastián, la empresa de modas que edifico desde la muerte de su padre, ahora se estaba derrumbando sin una aparente solución, por lo que en menos de tres días, el valor de la empresa descendió a niveles nunca antes vistos y dejando vacante el primer puesto en el mundo de la moda.
Rosario por su parte se encontraba por salir del apartamento de Melquiades, contaba con un solo objetivo y ese estaba a punto de concretarse, no dejaría pasara más tiempo, porque para ella el valor de su presencia era más que importante y su orgullo era aún más imponente que el del mismo Sebastián Ríos.
Aparentemente lo único que quedaba en esos casos con la empresa era absorber las acciones y que las mismas quedaran hipotecadas en el banco central, con ello la empresa no comenzaría a entrar directamente en recisión y los contratos de las modelos VIP, serian absorbidos por el banco, no era una práctica que Sebastián llevaría a cabo comúnmente, pero que algunas empresas de moda en su entorno lo practicaban para no desaparecer definitivamente, ¡Sebastián no iba a darse el lujo de perder su imperio de esa manera!
—¡Debido a que mencionas que no es posible que los socios recapaciten! Entonces compra todas las acciones que se encuentran a la venta y de inmediato las colocas a disposición del banco, solo mientras me organizo y pienso como sacar a mi empresa de este bache en el que me dejo Rosario.
—¿Aunque existe una solución señor? —Exclamó Melquiades, sabiendo que Rosario se encontraba cerca de las instalaciones a punto de ingresar y dejar a los empleados con la boca abierta y con miles de preguntas en sus lenguas.
—¿Solución? ¿Qué tipo de solución puede tener esto Melquiades? Esa solución ya no existe y en este momento ha de estar siendo devorada por los gusanos.
—Seguramente, pero no ha pensado por un instante que ¿Podríamos disfrazar a una mujer de Rosario y con ello recuperar la confianza de los inversionistas?
En ese instante de la conversación de Melquiades y Sebastián, la sorpresa no se hizo esperar y en recepción la que parecía que no regresaría, ahora estaba presente.
—Señorita Rosario, pero usted ¿acaso no estaba desaparecida? —Exclamó la secretaria de presidencia tras observar a Rosario ingresar al edificio.
—¡Como puede darse cuenta no es así! No me anuncie que se me perfectamente el camino y espero que mi esposo me reciba con los brazos abiertos tras mi oportuno o inoportuno regreso, eso lo decidirá Sebastián Ríos.
Rosario continúo el camino y la secretaria no dio aviso a presidencia, pero las cámaras estaban grabando el momento de la llegada de Rosario, solamente que Sebastián se encontraba muy preocupado y entretenido con Melquiades como para darse cuenta de ello.
Rosario se encontraba en la entrada a la oficina de Sebastián al momento que Melquiades estaba aparentemente dando una solución al problema, pero todo era actuado al saber que ella aparecería en cualquier momento.
—¿Cómo se te ocurre que alguien pueda remplazar a Rosario? Eso sin lugar a duda sería una idiotez de mi parte y de tu parte pensar que el mundo creería que Rosario es o podría ser cualquier mujer, así que no consideres esa opción Melquiades. —Exclamó Sebastián, al momento que la puerta se abrió y Sebastián se quedó helado como si estuviese viendo al mismo diablo en persona.
—¡Exacto Melquiades! ¿Cómo pretendes que alguien más tome el lugar que me pertenece? ¿Verdad que si mi amor?