Lamentablemente de Clarence no se llegó a tener más información, más que la misma que la persona que Sebastián envió para eliminar a Clarence de su camino y con ello continuar su vida como hasta ahora estaba llevando una vida de caos y podría decirse que de arrogancia y engaño no solo hacia su ego, sino que también hacia la población en general.
—¿Has realizado el trabajo? espero que para eso sea tu llamada, porque de lo contrario sabes perfectamente que otro puede tomar tu lugar y así mismo quedarías por fuera para siempre.
—No señor, claro que he realizado el trabajo que me encomendó, el cliente ha quedado completamente satisfecho con mi servicio y me encargué de hacerle un poco de memoria en cuanto a la persona que no se debe tocar en este país, así que despreocúpese que no volverá a perjudicar sus caminos.
—Entonces puedes pasar por tu p**o al lugar de siempre, espero que esta vez sí sea la última porque sinceramente me estoy comenzando a cansar en pagar dinero que es completamente innecesario pero que de igual manera he disfrutado cada caricia de esas ofrecidas.
—No se preocupe señor, esta vez no le aceptare el triple como acordamos, aproveche algo del producto antes de caducarlo, así que con lo mismo de siempre estamos más que bien, para cuando exista una nueva oportunidad, entonces usted se considera si me da una bonificación.
—En ese caso, puedes pasar por tu p**o y por la bonificación de una vez, te agradezco el favor y espero disfrutaras de ese manjar, es una lástima que no me ofreciera de nuevo, pero así estoy mejor, ahora me disfruto a una mujer mucho mejor que cualquiera ¿Quién sabe si de pronto Rosario es la indicada para comprometerme?
—¿Usted comprometerse señor? Lo más seguro es que se termine el mundo antes que usted se comprometa, de igual manera me alegra que piense en algo productivo, hasta pronto señor Sebastián.
De momento parecía ser que era la última vez que Sebastián se comunicaría con los sicarios que contrataba para realizar el trabajo sucio y continuar con su desfachatez, después de todo Sebastián no era muy diferente a Rosario.
Rosario continuaba visitando constantemente a Sebastián a la mansión, la situación entre ellos comenzaba a dirigirse hacia un rumbo en el cual no era muy común de parte de Sebastián.
Solo cuando Marlene apareció de nuevo en su vida por casualidad o por destino, es que llego a sentir ese deseo por estar con ella nuevamente e intentar comprometerse, en el fondo Sebastián solo era un adulto dañado por sus padres y manera de educarlo, nunca le enseñaron el verdadero propósito de un compromiso y permitieron que Sebastián actuara de la manera más irresponsable posible, solo para mostrarse ante la sociedad como un hombre exitoso y exclusivo.
—¿Cómo te has sentido estos últimos días Rosario? No se cómo expresarme, pero creo que tu compañía me ha sentado muy bien desde entonces.
—¡Sinceramente me he sentido genial contigo a mi lado Sebastián! Creí que nunca podría llegar a cumplir mi sueño más que dorado en esta vida y era precisamente estar contigo compartiendo la misma cama todos los días.
—No me digas que tú también soñaste eso, sinceramente no eres la única que me lo hace saber, solo que contigo a mi lado es muy distinto, porque tu si me satisfaces y me has hecho sentir cosas que ¡Jamás otra mujer seguramente conseguiría hacerme sentir!
Tras escuchar tales palabras de Sebastián, ella se vio en la obligación de preguntar lo que parecía ser más que obvio en cualquier mujer, pero más que eso, para ella solo significaba un dato importante para entonces saber que había sucedido con las mujeres de las que alardeaba que se acostaban con él en el pasado.
—¿Con cuantas mujeres has estado hasta hoy en día Sebastián?
—Sinceramente sería muy difícil para mí contar las mujeres que lograron estar conmigo una sola noche, nunca repetí con ninguna de ellas, por eso mismo es que menciono explícitamente que solo tú eres la única que ha repetido en más de una noche estar conmigo en mi alcoba.
—Se me hace muy interesante de tu parte escuchar eso, aunque déjame decirte que también me causa un poco de miedo al respecto.
—¿Por qué tendría que causarte miedo? —Exclamó Sebastián mientras buscaba de nuevo introducir su cuerpo en las bellas y exquisitas partes íntimas de Rosario.
—Me causa ese temor por el hecho que algún día te canses de mí y decidas cambiarme por cualquier otra mujer que se te cruce en el camino y entonces solo habré desperdiciado mi sueño de toda la vida en unas cuantas noches de sexo contigo.
—No deberías pensarlo de esa manera, mejor dame una señal que no deseas perderme, deseo una vez más lo que siempre me haces sentir y esta vez deseo que lo realices al doble y triple de excitante que las anteriores veces.
Rosario como toda una experta en el ruedo, no dejó nada nuevamente a la imaginación y su cuerpo sacio hasta el cansancio a Sebastián, para ese entonces Sebastián solo estaba alardeando de sus anteriores mujeres y de cómo podría llegar a cambiar a Rosario, lo cierto es que Sebastián no se aguantaba los pensamientos y sentimientos en mencionar y entregar sus sentimientos una vez más como en el pasado con Marlene.
Definitivamente era una jugada demasiada arriesgada para Sebastián, pero para ese entonces ya no estaba pensando con la razón, sino más bien con el deseo de poseer a Rosario las veces y noches que lo deseara, así como también conocer lo que era estar realmente comprometido con una mujer, ese vacío en su interior comenzó a reclamar la soledad en la que su vida se estaba comenzando a convertir.
—¡Por cierto Sebastián! Melquiades menciono la otra vez que no se ha logrado reunir contigo en estos últimos días, me ha mencionado que seguramente no deseas que tome el lugar de tu antiguo socio.
—¡No Rosario! Lo que sucede es que me encontrado algo ocupado y para cuando me reúno contigo, el mundo entero se me olvida, pero mañana mismo lo recibo en mi despacho y soluciono eso de una vez.
No fue precisamente a la mañana siguiente que se reunió con Melquiades, más bien durante los siguientes tres días que encontró el momento oportuno para recibirlo es que llevaron a cabo directamente la conversación sobre el puesto que le ofrecería y sus responsabilidades, así como unos consejos personales.
Desde ese punto de vista, Sebastián comenzaba a desesperarse con Rosario, la ansiedad de estar directamente con ella y no permitir que ella volviera a presentarse a la empresa como modelo sino más bien como su prometida, es que Sebastián comenzó a llevar a cabo el plan de eliminar a Rosario del elenco de modelos y contratar nuevas modelos que ocuparan su lugar, lo que definitivamente no le causaría agrado a Rosario sin saber en ese momento cual era la razón por la que Sebastián estaba planificando esa situación.
—Bienvenido Melquiades, es un placer conocerlo finalmente, espero que no se encuentre molesto por la espera en la que lo comprometí estos días.
—En lo absoluto señor Ríos, espero que alcancemos buenos términos laborales entre nosotros.
—Solo que antes de eso Melquiades, la verdad es que me causa algo de pena por lo que estoy a punto de mencionar, pero si no me sintiera en la necesidad de hacerlo ¡Bajo ninguna circunstancia lo provocaría!
Los pensamientos de Melquiades volaron de inmediato, creyendo que de alguna manera, Rodrigo en su momento alcanzo a mencionar algo de lo que converso con su persona en esa desafortunada ocasión, pero para la suerte de uno y desgracia de Sebastián no era así.
—¿Usted cree que Rosario pueda aceptar una propuesta de compromiso?
Melquiades suspiro muy profundamente y al respirar con mayor tranquilidad, respondió.
—¡Oh se trataba de eso! La verdad es que me causa un profundo sentimiento de tranquilidad.
—¿Por qué le provoco lo contrario al principio? ¿Hay algo que deba saber al respecto?
—¡No para nada señor Ríos! Lo que sucede es que llegue a creer que de pronto usted estaba pensando en despedir a Rosario.
—Aunque déjeme decirle que después de todo no está muy equivocado, porque la verdad es que para proponerle a Rosario que sea oficialmente mi novia ante toda la sociedad, primero debo revocar su puesto de modelo en la empresa, porque no estoy dispuesto a que ella como mi prometida, continúe con su puesto de modelo.
Melquiades comenzó a observar lo controlador y difícil persona en la que Sebastián se comportaba en cuanto a considerar que las personas o en este caso las mujeres eran prácticamente de su propiedad, a lo que queriendo persuadirlo de su error, Melquiades menciono al respecto.
—No es que desee involucrarme en sus decisiones sin ser siquiera un empleado o socio de su empresa, pero creo que prohibir que Rosario deje de modelar, ¡Sería un error de su parte! A ella no le agrada que las personas controlen su vida a su manera, si la ha tratado lo suficiente, podrá darse cuenta que es una mujer independiente y algo difícil de comprender o manejar.
—¡Creo que tiene razón Melquiades! Solo que no estoy dispuesto a dejar que una mujer me manipule, sinceramente no pensé en algún momento llegar a mencionar esto, pero a Rosario la amo con algo más que el deseo de mi cuerpo por el de ella, pero eso no quiere decir que ella continuara en este mundo de la moda, prefiero que se agencie como una socia de la empresa y maneje precisamente el área de modelos, considero que con su enorme buen gusto por lo mejor, esta empresa crecerá aún más y las modelos más exclusivas serán su responsabilidad, pero aun no me responde mi incógnita ¿Cómo podría proponerle a Rosario mi compromiso con ella?
—Le aconsejo que sea espontaneo y lo que a ella le encanta es presumir por todo lo alto y siendo usted la persona que ella anhela en su vida, ahora que lo ha logrado, entonces usted tiene que anunciar en todo lo alto que se ha comprometido con ella.
Sebastián le extendió la mano para cerrar el negocio de su contratación a la empresa y le agradeció por el consejo e información, desde ese momento, comenzó a idear como hacer pública la noticia de su compromiso y se encontraba tan cegado que no se detuvo a pensar por un segundo que su hijo Júpiter podría darse cuenta de lo que se daría a conocer a la prensa en general.
Solo que antes de eso, debía comprometerse en secreto con Rosario y eso sucedería esa misma noche en su mansión, tras extenderle la invitación y creyendo que Rosario no sabía nada al respecto, era por eso mismo que Melquiades ahora trabajaba en la empresa, para mantener al tanto a Rosario de todo lo que aconteciera en la empresa.
—¡Así que por fin he conseguido lo que ninguna otra perra estúpida consiguió hacer con su cuerpo! Bueno el destino está marcado y soy la ganadora en todo esto, gracias Melquiades por la información.
Podría mencionarse que se trató de una reunión sencilla, con adornos y regalos extravagantes por toda la habitación que compartían desde ya hace unas semanas.
—¿A que debo estos regalos y adornos especiales Sebastián?
—Se debe a que por fin he encontrado a la mujer perfecta para mi vida, a la mujer que tardó en aparecer y que ha valido cada año y día que espere que llegara este momento, ciertamente ya no soy el joven que desearía ser para estar al lado de una hermosa mujer joven como tú, pero creo que después de todo algo debo poseer que aún me catalogan como uno de los solteros más codiciados, afortunadamente eso ha llegado a su fin.
—¿Eso quiere decir que esto se trata de una cena de compromiso?
—Exactamente así es y me veo obligado a preguntarte, ¿Deseas ser mí prometida y posiblemente mi esposa?
La respuesta fue más que obvia y Rosario derramo esas lágrimas aún más falsas que los bolsos de diseñador en el mercado de pulgas, para que a los días siguientes al dejar que los medios los observaran juntos de la mano y beso tras beso en varios puntos del país, los medios lo confrontaron para entonces hacer pública la noticia.
—Señor Ríos, esto quiere decir que ¿Usted se comprometió con una de sus mejores modelos? Podríamos dar por sentado que desde hoy usted deja de ser uno de los solteros más codiciados para convertirse en uno de los comprometidos más deseados a que su compromiso fracase.
—Seguramente señorita, pero eso jamás sucederá, con Rosario nos amamos en extremo y esta relación será más que duradera.
Marlene se encontraba frente al televisor como cada tarde y la noticia reventó a lo que de inmediato se lo hizo saber a Júpiter.
—¡Te lo he dicho! Tu padre ahora resulta que esa mujer es la única que merece ser llamada su prometida, ¡Sebastián es un verdadero asco de hombre! Lo único bueno de su vida está conmigo y soy la más afortunada en haberme quedado contigo hijo.
Pero entonces Júpiter exclamó casi que inaudible para su madre. —¿Rosario? Esa mujer se me hace conocida.