Sin Evidencia

2118 Words
Sebastián salió de su mansión a toda prisa para dirigirse hacia la residencia de su hijo Júpiter, que no esperaban esa visita tan pronto, por lo que de igual manera no se percató a ciencia cierta que lo seguían desde el mismo momento que salió de su mansión. Sebastián deseaba de alguna manera dejar una buena cantidad en efectivo para que no existieran registros de movimientos bancarios hacia las cuentas de Marlene y mucho menos hacia las cuentas de Júpiter, siempre tratando la manea de cubrirse la espalda y no ser descubierto. A estas alturas Sebastián aun no deseaba que nadie descubriera que en su pasado existió una mujer que de alguna manera fue capaz de enfrentar el sistema tras haber dado a luz un hijo de Sebastián, su soltería y la imagen que lo representaba como el soltero más codiciado, era lo que principalmente le interesaba más que cualquier otra situación a Sebastián. —Señor déjeme hacerle una observación. — Exclamó el chofer de Sebastián al ser uno de los pocos en conocer el secreto. —¿Qué es lo que deseas? Si piensas que me tardare ahí dentro, déjame decirte que no pienso quedarme más que unos cuantos segundos, espero que con esto no me vuelvan a llamar, ¡Al menos no en unos tres años! —No me refería a eso señor, más bien le iba a comentar que si usted lo desea, puedo ser yo la persona que le entregue esa maleta al joven Júpiter, de esa manera usted no se expondrá en ser visto por cualquier persona que desee perjudicarlo posteriormente. —No hay de qué preocuparse, esta bola de pelados no conoce mi rostro, por lo que nunca sabrían que soy el dueño del centro de modas, ¡Jamás alguien como estas personas podrían vestirse con mis diseños exclusivos! Es hasta absurdo pensarlo de esa manera. —Nada más le hacia esa observación señor, pero entonces estaré al pendiente de cualquier circunstancia que se presente. La charla continuaba y mientras tanto se acercaban al vecindario donde vivía Júpiter con su madre, pareciera que todo transcurría sin ninguna novedad y nuevamente Sebastián saldría de ese lugar con su identidad resguardada y sin que temer en cuanto a ser descubierto, aunque en esta ocasión las cosas podrían cambiar considerablemente. —¿Pero que es todo esto? —Se preguntó la persona que seguía de cerca el auto de Sebastián, percatándose que el lugar no era lo suficientemente concurrido o céntrico, como para creer que sería un lugar concurrido por el empresario, sin importar continuo la marcha hasta que se dio cuenta que el auto se detuvo en uno de los lugares cercanos a la avenida principal y siendo la única residencia modesta que se destacaba de las demás en el lugar. —Seguramente hay algo que escondes Sebastián, me encargaré de descubrirlo. Al estacionarse el auto a las afueras de la residencia, era más que obvio que Júpiter o Marlene se percataran de la llegada de Sebastián, así que fue precisamente Júpiter el que salió a recibirlo para atenderlo desde afuera. —¡Así que has decidido a venir pronto! No imaginaba que te acercaras con lo ocupado que siempre te encuentras, por lo regular envías a cualquiera de tus hombres de confianza. —Si mal no deberías de recordar, Rodrigo está muerto, por lo que me toco en esta ocasión acercarme, he venido porque deseo que resolvamos algunas cosas que deben quedar más que claras entre nosotros, así que si me permites me veo obligado a ingresar. —Creo que eso no va ser posible, mi madre no desea que ingreses, como entenderás ella aún guarda ese resentimiento en tu contra por todo lo que sucedió en el pasado. —¿Pero es que no puedo ni debo entregarte esto aquí en la calle? Solo serán cinco minutos, si ella no desea verme, entonces que se encierre en su habitación, solo deseo hablar contigo y entregarte esto. Júpiter ingresó primero para conversar con Marlene, lo que ella accedió y se encerró en su habitación mientras escuchaba lo que Sebastián le hacía saber a Júpiter, aunque para ese entonces la persona que perseguía a Sebastián, se dio cuenta de la conversación con Júpiter, considerando algunos puntos que provocaron duda. —Definitivamente sabía de antemano que no se trataba de un negocio o socio en específico, esto tiene que ver con algo más personal, aunque no creo que se trate de prostitución con un joven, ¡No, Sebastián no es de esos que le atraen los hombres! Aquí sucede algo más y voy averiguar. Esta persona espero pacientemente hasta que Sebastián saliera de ese lugar, se tardó aproximadamente más de media hora y su semblante al momento de salir de la residencia no era precisamente de satisfacción, por lo que tras subirse al auto y cerrar la puerta con fuerza, dando claras evidencias de molestia, se retiró del lugar, no sin antes haber sido fotografiado por la persona que lo seguía. Esta persona misteriosa, tomo unas cuantas fotografías más a la residencia de donde salió Sebastián y luego se marchó del lugar sin importar que Sebastián se perdió en el regreso, a esta persona le pareció muy extraño y solo adujo que seguramente se trataba de algún hijo el cual lo mantenían con chantajes, de la misma manera que algunas modelos pretendieron hacer con Sebastián al momento de quedar embarazadas y este las obligara a abortar y desaparecer del país. —Espero que después de esto no vuelva a saber de Júpiter por unos tres años o más, ahora lo que me interesa es saber hasta dónde puedo llegar con Rosario. —Exclamó en voz alta al momento de estar lejos de la residencia de Júpiter. Situación que provocó un claro descontento en el chofer, sin que este lograra persuadir a Sebastián de no llegar a ese tipo de relación con la modelo. Ahora comenzaba a sentirse más cómodo y tranquilo, la oficina lo esperaba y una cita con sus negocios en espera. Sebastián llego a su oficina y tras acomodarse exclamó. —¡Rosario desearía estar entre tus piernas ahora mismo! Pero no fue precisamente Rosario la que llamó en ese momento de suspiros y deseos de Sebastián. —¡Señor, hay una señorita en la sala de espera y anuncia que es de suma importancia que lo reciba en su despacho! ¿Dejo que continúe o que procede? —¿De quién se trata y porque está exigiendo su ingreso? —No se quiere identificar señor, solo aduce que, de no recibirla, se verá en la penosa necesidad de dar a conocer una información sobre su visita a la ciudad de Villa nueva. Sebastián imaginó inmediatamente que se podría tratar de Marlene, por la manera en la que se presentó y estaba anunciando con amenazas, por lo que permitió que ingresara. —Creo saber de quién se trata, por favor bloquee la entrada al piso de mi oficina en cuanto esa mujer se encuentre presente en la misma, no deseo ser interrumpido por nadie. Dejaron que ingresara y con un sobre amarillo en su mano, se dirigió hacia el ascensor para llegar de inmediato con Sebastián que se encontraba más que preparado para recibir supuestamente a Marlene. —¿Ahora qué es lo que quiere está loca? No creo que el dinero que les deje no sea suficiente, se me desase el hígado de solo saber que a pedir más dinero viene. Sebastián no se tomó la molestia de recibir a la mujer de frente, más bien observando el panorama de la ciudad desde su enorme ventana, espero atentamente a que la persona ingresara a su oficina, creando así una enorme sorpresa al respecto. —¡Sebastián Ríos! Eres un maldito desgraciado arrogante de porquería, ¿Cómo es posible que hayas permitido que Marlene diera un hijo de tu sangre? en cambio me obligaste con tu madre a abortar el hijo que estaba esperando y me sacaras del país como basura. Sebastián se sorprendió en sobremanera al escuchar esa voz y circunstancias que se presentaron en ese momento, la voz definitivamente no correspondía a Marlene, sino más bien a una mujer del pasado que de igual manera quedo embarazada y ella se vio obligada a abortar en su momento. —¡¿Qué demonios haces aquí Clarence?! Eres una loca desquiciada. ¿De dónde has sacado esa información? Seguramente deseas chantajearme con algo que es completamente falso, en cambio podría demandarte y dejar caer el peso de la ley en tu contra por el acuerdo que firmamos y la cantidad enorme que te entrego mi madre para que desaparecieras de nuestras vidas. —¡Mismo dinero que se me ha terminado! ¿Cómo pretendías que esa cantidad me alcanzara para vivir toda mi existencia? Pero lo que a un principio se convirtió en una salida para pedirte ayuda, ahora es una enorme oportunidad, supe que Marlene te dio un hijo que se llama Júpiter y vive justo en Villa Nueva, ¿Vas a ser cobarde y lo vas a negar? No sabía que hacer o cómo reaccionar en ese momento el CEO del centro de modas, por lo que se le ocurrió simplemente mencionar con desfachatez y cobardía. —Nada de lo que mencionas es cierto, Marlene se encuentra casada con un pobre hombre y seguramente estará viviendo con más penas que glorias, ¡Jamás tendría un hijo con una mujer como ella! —¡Eres un maldito cobarde y mentiroso Sebastián! En la vida he conocido hombre tan cobarde y desgraciado como tú que solo te importa acostarte con las mujeres y luego desecharlas como si de papel se trataran, pero ya que insistes en negar tal situación, aquí están las pruebas que tengo en tu contra pedazo de estiércol. Clarence le aventó en su escritorio el sobre que llevaba en mano con la evidencia que Júpiter era su hijo, las fotografías que tomo al momento de observarlo con Júpiter y así como las fotos de la residencia, pero no basto con eso, de igual manera se cercioro preguntando en el lugar si el tipo que llegaba a visitarlas era el padre, lo que algunas que conocían el pasado de Marlene, afirmaron que desconocía a lo que se dedicaba el señor pero Sebastián Ríos era su nombre y el padre legítimo de Júpiter. —Eso no prueba nada Clarence, existen muchas personas con mi nombre, así que te ha quedado muy desventajosa tu información, lo siento, pero tendré que llamar a la policía para que te lleven de aquí por calumnia y haber incumplido nuestro contrato. —¿Entonces qué te parece si muestro la prueba de ADN que demuestra que eres el padre? El miedo en Sebastián surgió y no esperaba por un segundo que esa situación se saliera de control, a lo que reacciono preguntando. —¿Cómo has conseguido eso? ¿Marlene te la entrego verdad? —¡No, pero con eso me acabas de confirmar que si es tu hijo! Entonces ¿Cómo piensas negociar esta situación? Sebastián no pudo negarse en ese momento y su miedo comenzó a crecer exponencialmente, era momento de actuar y sacar de su interior sus manipulaciones o resolver de una vez con dinero, era la manera en la que siempre resolvía todo en su vida. —¿Cuánto es lo que deseas por cerrar esa boca sucia? —No pido mucho Sebastián, solo lo suficiente como para vivir de por vida, no puedes negarme que tu tranquilidad a que tu secreto sea revelado no vale mi comodidad, así que ¿Estás dispuesto a negociar o me veo obligada a divulgar esta información? Estoy más que segura que muchos medios pagarían muy bien por esta información. —No voy a negociar Clarence, escribe en ese cheque lo que deseas y lárgate de aquí de una buena vez y para siempre. —No será una sola cifra mi amor, esta cifra la recibiré en mi cuenta de banco cada mes sin falta por los siguientes 50 años, porque no pienso morir joven, así que prepara la nómina porque ese es mi sueldo por mantenerme callada. Sebastián acepó la propuesta de Clarence, lo que ella lo celebro con una bebida en su oficina para luego marcharse del lugar tras destruir la evidencia en sus manos, aunque no eran las únicas copias con las que contaba, pero para ese momento. Sebastián tomo el teléfono y conversando exclamo. —He enviado a tu teléfono el nombre y la dirección de la persona que tienes que desaparecer, cuando me envíes evidencia que has hecho el trabajo, entonces te pagare tres veces de lo que te he pagado antes.
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