Nace una Pasarela

2320 Words
Sebastián Ríos deseaba remendar lo que sucedió con Marlene diez años atrás, era casi que imposible que Marlene no guardara algún tipo de remordimiento hacia Sebastián por lo sucedido. Solo que tratar de encontrarla sería un tema algo complicado, sabiendo que ella abandonó la ciudad por la misma necesidad de buscar una oportunidad para criar a su hijo sin la ayuda de sus padres y mucho menos de la familia Ríos. Marlene deseaba entregarle a su hijo las oportunidades que ella terminó desaprovechando en toda su juventud o más bien adolescencia. Marlene se trasladó a vivir a una ciudad cercana a la capital, pero el lugar era prácticamente alejado en cuanto a oportunidades directas en salud y educación, de igual manera Marlene no se dio por vencida y durante los últimos diez años se dedicó a vender comida callejera y en otras ocasiones a lavar y planchar en residencias que solicitaban los servicios. Lamentablemente su hijo era un impedimento para que muchas familias la aceptaran como empleada doméstica, recibiendo siempre una negativa por su situación de madre soltera. Sebastián por su parte, se dedicó exclusivamente a diseñar todo lo que sería su vida en adelante, la empresa de su padre la transformó en un centro de modas, mismo que su madre siempre apoyó y estuvo de acuerdo a que se reinventara en el nuevo mundo. Pareciera que todo no podría ir mejor, pero, para la mala suerte de Sebastián desde hace cinco años atrás manejaba en completa soledad el centro de modas, debido a que su padre falleció de un ataque al corazón mientras cerraba el negocio para la contratación de modelos del exterior, mientras que su madre, se encontraba enferma de cáncer pulmonar, ¡Literalmente no existía esperanza para la madre de Sebastián! De ahí nació el sentimiento de parte de Sebastián en buscar a Marlene e intentar remendar lo sucedido diez años atrás, sentimiento que nació tras la breve conversación con su madre una noche en la que ella intentaba no dejar este mundo y a su hijo en completa soledad. —Hijo, tengo algo muy importante que conversar contigo. —Mencionó la madre de Sebastián de una manera extraña. Sebastián se acercó a la cama de su madre y preguntó sin remedio alguno. —¡Si, madre! ¿Qué es lo que deseas? —La verdad es que no sé por dónde comenzar hijo, pero trataré la manera de ser lo más breve posible, ¿Alguna vez has considerado el hecho de buscar a Marlene? Sorprendido por la pregunta de su madre, respondió con premura. —¿A Marlene has dicho madre? pero a qué viene eso ahora, ¿Acaso tiene sentido eso ahora? —¡No te imaginas lo mucho que me arrepiento en no haber apoyado en ese entonces a esa mujer! Lo último que me entere de ella, es que se fue a vivir a un poblado llamado “Villa nueva” me da pesar que durante todo este tiempo ella sola criara a tu hijo, aún recuerdo lo hermoso que era ese bebe. Sebastián comenzó a sentirse mal al respecto, debido a que ese lamentable día no tuvo la oportunidad de conocer a su hijo, por lo que no sabía con exactitud a lo que su madre se refería. Lo cierto es que la inquietud y la curiosidad saltó de inmediato en el corazón de Sebastián, convenciéndolo que debía buscar a Marlene con la información que su madre le estaba brindando, no sin antes tratar de ahondar aún más en el arrepentimiento de su madre. —Exactamente porque ahora tienes ese tipo de arrepentimiento madre, ¿Por qué hasta ahora y no hace unos años atrás? Seguramente esa criatura ahora tiene aproximadamente diez años y creo imposible que el tiempo perdido se recupere. La madre mostrando arrepentimiento exclamó. —Si no actué antes, es porque tu padre me lo negaba y prohibía rotundamente, pero para ser muy honesta contigo, debo confesarte que ese día que vi que Marlene se retiró de este lugar, me quedo ese sentimiento de culpa por lo que a ellos llegara a sucederles, por eso te pido hijo, búscala y haz que te perdone por el daño que se le hizo, deseo al menos ver por última vez a mi nieto. Sebastián no dejaba de estar sorprendido, por lo que respondió. —¡No te prometo nada madre! pero intentaré hacer lo posible, solo si me dieras un poco más de información al respecto. —Te daré el numero de una persona que se dedica a investigar, con toda seguridad esa persona te llevara al lugar donde exactamente vive Marlene. —Respondió con premura la madre de Sebastián. De esa manera Sebastián comenzó a convencerse que debía buscar a su hijo negado e intentar que Marlene lo perdona. ¿Pero Marlene sería capaz de perdonar la manera en la que Sebastián actuó hace diez años? ¿Sera que Marlene aun amaba y recordaba a Sebastián? Sin lugar a duda eran interrogantes que Sebastián tendría que resolver al momento de volver a encontrarse con Marlene y reconoce a su hijo ¡Su único hijo hasta ahora! Días más tarde. Sebastián tomó el número que su madre le proporcionó y preguntó con incertidumbre. —¿Hablo con el señor Matías? —En que puedo ayudarle. —Respondió con prontitud el señor Matías. —Soy el señor Sebastián Ríos, mi madre me lo recomendó en cuanto a lo de una investigación para localizar a una persona desaparecida. El investigador sin mayores rodeos respondió de inmediato. —¡Qué bueno que me llama señor Ríos! Estaba a punto de llamar a su madre para entregarle las noticias sobre esa persona. Sebastián sorprendido de lo que estaba escuchando, no le quedo más que preguntar. —¿Pero entonces eso quiere decir que ya los encontró? —En efecto señor Ríos, solo que la señora Marlene al parecer está sufriendo de una enfermedad degenerativa y se le ha complicado la manutención de su hijo, no estaría demás mencionarle señor Ríos, que, si está dispuesto a responder por la situación, ¡Este sin duda es el mejor momento para hacerlo! —Ni falta hace que lo mencione, envié su factura y en estos días se le estará enviando el pago por sus servicios. Sebastián quedo impactado con la noticia y sabía que debía hacer algo al respecto, así como averiguar con exactitud ¿Cuál era ese tipo de enfermedad degenerativa que sufría Marlene? Sebastián pretendía visitar de inmediato a Marlene, sin embargo, un importante negocio no se lo permitió en ese momento. Ese mismo año en el que estaba previsto que se re encontrara con Marlene y conociera a su hijo, se lanzaría la primera campaña con los diseños de Sebastián, por lo que era más que importante para su persona no faltar a esa reunión de negocios que se realizaría a las afueras de la ciudad. Marlene por su parte luchaba por mantenerse en pie, la enfermedad a la cual se refirió el investigador se trataba específicamente sobre artritis degenerativa, provocada por los años continuos de lavado a mano y planchado después de haber lavado a mano. Marlene sufrió de esos daños irreparables en su cuerpo, especialmente en sus piernas y manos, lo que de cierta manera le dificultaba la movilidad y coordinar sus movimientos al estar frágil de sus huesos, pero al ver a su hijo crecer ¡Era su mayor inspiración y deseo algún día observarlo triunfar en la vida! Marlene observando a su hijo exclamó. —Hijo, ven por favor. —Si madre, ¿Qué deseas que salga a vender el día de hoy? Hoy me encuentro libre de tareas del colegio, por lo que puedo ayudarte más el día de hoy. —No hijo, hoy no saldremos a vender nada a la calle, simplemente deseo que pasemos este día juntos y disfrutemos de una película que compre antes de regresar a casa, ¿Te encantaría pasar el resto de la tarde conmigo? —Si madre, claro que sí, eres la mejor madre de todos los tiempos posibles, es una verdadera lástima que mi padre no se fijara en ti como lo hace el profesor de matemáticas. Marlene se sonrojo y respondió con premura. —¡No menciones eso Júpiter! Sabes perfectamente que no debes sacar conjeturas y mucho menos si se trata de algo tan delicado, el profesor es educado y trata la manera de ser atento, pero desde que te cargué en mis brazos ¡Me juré no volver a fijarme en un solo hombre! Además, nadie podría cuidarte como lo hago yo hijo, ahora lo de tu padre, espero que nunca encuentre paz en su vida por el daño que me hizo, ¿Entonces, vemos la película? Marlene aun no era capaz de perdonar a Sebastián por lo que le hizo pasar durante los últimos diez años, lo que también era cierto que nunca recibió ayuda ni atención de ningún otro hombre en su vida durante el mismo tiempo que la edad de su hijo, lo que de alguna manera dejaba en claro que no fue capaz de volverse a enamorar de cualquier otro hombre como en su momento ella se lo confeso a su corazón. Júpiter a pesar de contar con diez años, era un chico completamente fuera de serie, sobresalía en todo en su colegio, el estudiante preferido de los profesores y no dejaba una sola clase en rojo. Era un maestro en computación y se manejaba como todo un adulto graduado en ingeniería, posiblemente no era un niño capaz de hackear las arcas del estado o algo parecido, pero lo cierto es que todo el conocimiento adquirido, era porque le encantaba leer y aprender de todo cada día ¡Marlene estaba más que orgullosa de Júpiter su hijo adorado! Al día siguiente Marlene recibió una llamada que podría que cambiara su vida o solo su suerte, depende de cómo ella lo lograra apreciar. Marlene tomando el teléfono con agrado, respondió a la llamada. —Señor Alfredo, es un gusto que me haya vuelto a llamar, de seguro hay algún trabajo que desea que realice, estoy a entera disposición ya que debo pagar el alquiler y aún no he reunido lo suficiente para pagar. —Es así Marlene, hoy se llevará a cabo una pasarela en las empresas del centro de modas, pero necesitamos tantas manos como sea posible, ¿Sera que puedes venir a ayudar? La paga es más que satisfactoria y solo será un día de trabajo, con ello ganaras lo que ganas en quince días en otros trabajos. Marlene sabía de antemano que el centro de modas era específicamente de Sebastián, por lo que dudó, pensó y se estaba echando hacia atrás en no aceptar el trabajo, pero la renta no esperaba y debía dos meses, no iba a permitir que la sacaran de la habitación que rentaba para su hijo, por lo que Marlene acepto con una sola condición. —¡Si acepto el trabajo! sé que posiblemente no estoy para colocar condiciones, pero de ser posible, desearía que no me involucre directamente en el área administrativa de los dueños de esa empresa, hay un pasado que aún no sana y no deseo encontrarme con esas personas. Alfredo, razonó al respecto y respondió accediendo a la petición de Marlene. —¡Entiendo Marlene! Entonces te quedaras específicamente en la cocina y no saldrás de ahí a menos que sea muy necesario, pero te prometo que no saldrás de ahí en lo absoluto. Al día siguiente. La pasarela y dar a conocer los impresionantes diseños de Sebastián era lo más importante ese día en el centro de modas “Pasarela de Elíseos” mientras que Marlene presente en el lugar y sin querer en lo absoluto saber o encontrarse a Sebastián, debido a que no se sentía en lo absoluto preparada para confrontar a ese hombre que hasta ahora aun le hacía sentir el alma vacía y llena de rabia y dolor. Sebastián se encontraba con su madre, enferma, pero con algo de ánimos para observar como su hijo triunfaba con sus propios diseños por primera vez. La madre de Sebastián preguntó mostrando desesperación. —¿Aún falta mucho para que termine la pasarela hijo? —No madre, ¿Deseas marcharte a casa? —Respondió Sebastián agitado por las vueltas que exigía la presentación. —No es eso hijo, la verdad es que estoy más que impresionada con lo que estoy observando, pero se me antoja algo de comer, según tengo entendido reservaste uno de los mejores banquetes del año, ¿Podrías ir directamente por algo para mí? solo tú sabes lo que en verdad me gusta de ese menú. Sebastián se levantó de la mesa VIP en la que se encontraba con su madre para dirigirse directo a la cocina ¿Quién imaginaria que el CEO del centro de modas, se dirigiría directo a la cocina? Pasando el pasillo con paso firme y saludando a todo el personal, abrió las puertas que daban hacia la cocina, en ese momento una de las que llevaba una bandeja con los aperitivos y entregar la bandeja a los meseros, tuvo la mala suerte de estar justo en el mismo momento en el que Sebastián abrió las puertas sin fijarse de igual manera que la mujer llevaba la bandeja en brazos. El choque fue inevitable, Sebastián chocó de frente con la mujer, provocando que la bandeja inevitable cayera al suelo con los aperitivos. Sebastián de inmediato se disculpó sin observar el rostro de la mujer, a lo que la mujer al momento de escuchar la voz del que se disculpó, su memoria viajo y la voz se le hizo conocida, levantó la mirada tras escuchar y la sorpresa fue aún mayor. El CEO del centro de modas exclamó con una pregunta en su corazón. —¿Marlene? ¿En verdad eres tú? ¿Pero qué haces aquí?
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