Las miradas atónitas de la madre de Sebastián, así como el alma por fuera del cuerpo del joven, no encontró la manera de reaccionar en ese instante ante tal declaración de parte de Marlene, por lo que la madre del joven Ríos, exclamó a gran voz y con la mirada llena de odio y reproche hacia Marlene.
—¡¿Cómo te atreves maldita criada de mierda en haber permitido siquiera haber recibido los genes perfectos de mi hijo?! Esto tiene que ser una maldita mentira de tu parte, mi hijo ¡Jamás, destruiría su futuro acostándose con una cualquiera como tú! Sebastián, que tienes para decirme al respecto.
Marlene de momento no daba crédito a lo que la madre de Sebastián mencionaba con cólera, debido a que Marlene no provenía de una familia humilde o de media clase, la familia de Marlene era una de las más influyentes del país, pero de alguna manera no tolerarían al igual que los padres de Sebastián lo que estaba sucediendo más por un capricho y deseo de atrapar o amarrar la vida de Sebastián a su lado, solo que no tomó en cuenta que los padres de Sebastián no estarían en lo absoluto de acuerdo a la situación.
Sebastián bajó la mirada y respondió a su madre. —¡No se madre de lo que esta aprovechada está diciendo! No te puedo negar que me he acostado con ella, pero siempre he usado protección como mi padre me enseño, por lo que sí está embarazada, ha de ser que se revolcó con otros y me quiere hacer responsable de su desliz.
Marlene no tardó en responder a las acusaciones de Sebastián, caminando hacia su persona y arrinconándolo en el sofá ante la mirada de la madre del joven.
—¡Eres un vil mentiroso y cobarde Sebastián! Estos últimos meses llegamos al acuerdo de no usar protección para sentir nuevas experiencias, siempre actué conforme a tu voluntad y deseo, ahora no me vengas con que me he revolcado con otros, si no, hazle saber a tu madre que literalmente me obligaste la primera vez que lo hicimos a entregarte mi virginidad, ¿Acaso ya olvidaste que me drogaste y me quede en tu habitación para que mis padres no se dieran cuenta que estaba drogada?
La madre de Sebastián no creía todo lo que estaba escuchando en ese momento, a lo que, con la duda e incertidumbre, ella preguntó. —¿Es cierto eso Sebastián? No más mentiras, quiero toda la verdad por muy cruel y descarada que sea.
Sebastián se defendió de las acusaciones de Marlene de inmediato, pronunciando sin levantar la mirada. —¡Pero si mal no lo recuerdo, no te obligue a drogarte! Es cierto que te las ofrecí con la intención de estar contigo esa noche, pero nunca te obligué, esa es una acusación muy fuerte de tu parte.
Al parecer no se encontraba solos en ese momento y la voz fuerte y ronca del padre de Sebastián se escuchó desde la parte trasera de la sala de estar. —¡Que es toda esa barbaridad que estoy escuchando! ¿Cómo es eso que esa mujer está embarazada de Sebastián y que aparte se drogan en mi propia casa?
Sebastián exclamó con miedo total ante la intervención de su padre —¡Padre! No es específicamente lo que piensas y has escuchado.
El padre de Sebastián se acercó y dirigiéndose directamente hacia Marlene pregunto con el ceño fruncido y el enojo a la vista de todos. —¡Así que después de todo si existía algo entre ustedes! ¿Acaso no me aseguraste que no estaban pensado siquiera en un noviazgo entre ustedes? Entonces qué es lo que me dirás ahora jovencita descarada.
Marlene era una mujer sin miedo a la verdad, solo que no imaginó o midió la magnitud de las consecuencias que traería consigo la decisión de quedar embarazada de Sebastián Ríos.
Así que Marlene respondió de inmediato. —Si me atreví a dar la noticia, es precisamente porque me imaginé señor Ríos que usted podría estar de acuerdo con esto, ¿Acaso no fue usted el que mencionó que era una joven adecuada para su hijo? Pero de igual manera creo que ahora no queda más que su hijo se haga responsable de esta situación, no pretendo aprovecharme, solo que se haga responsable de su hijo.
El padre de Sebastián se resistió al hecho, exclamando con firmeza y rechazo total ante la declaración y petición de Marlene. —¡Lo siento, pero no estoy dispuesto a que mi hijo desperdicie su vida en criar un hijo a su edad! Por lo que lo diré una sola vez, ¡Me voy hacer cargo del aborto de esa criatura! Cuento con los contactos necesarios para realizar ese tipo de procedimientos.
Sebastián no ocultó su preocupación ante la situación que estaba viviendo en ese momento, pero Marlene completamente humillada por las palabras del señor Ríos, exclamo. —¡No voy a permitir que realicen esa atrocidad conmigo! De ser necesario voy a demandarlo y exigir que se haga responsable.
Para desgracia de Sebastián, todo podría estar aún más en su contra tras su flamante idea respecto al embarazo.
—Entonces si no deseas abortar a esa criatura, cuando poseas una prueba de ADN que confirme mi paternidad, me hare responsable, estoy más que seguro que esa criatura no es mía.
Marlene tomando uno de los pequeños jarrones que se encontraba en la mesa de la sala, lo tomó y lo estrelló a los pies de Sebastián, no le causó daño alguno, pero antes de retirarse exclamó. —¡Te lo voy a demostrar y para entonces no podrás escapar maldito cobarde!
Sebastián con el respaldo de sus padres, levantó la mirada y pronuncio tras escupir en el suelo de la alfombra. —Ya lo veremos golfa estúpida.
Marlene abandonó la residencia de los Ríos y en su residencia no recibiría el apoyo que solicito a su madre tras hacerle de su conocimiento que se encontraba embarazada de uno de los hijos de los Ríos.
La madre de Marlene no le exigió que reclamara o insistiera en el asunto, simplemente recibió un rotundo rechazo por haber tomado esa mala decisión y Marlene se vio obligada a abandonar su residencia.
Un año más tarde.
Marlene sobrevivió con lo que su madre le estuvo pasando durante los últimos diez meses, conservando la esperanza que durante ese tiempo Sebastián recapacitara de lo sucedido y la aceptara para hacerse cargo de la criatura que resultó ser un hermoso varón de ojos azules y piel blanca, el hijo que dio a luz Marlene, era el vivo retrato de Sebastián, solo un ciego y loco podría creer que no era hijo del flamante hijo de la familia Ríos.
Tras la pequeña recuperación de haber dado a luz, se acercó con su hijo a la mansión de los Ríos, siendo recibida por una de las sirvientas, creyendo que Marlene estaba solicitando trabajo, la sirvienta exclamo sin permitir que Marlene diera a conocer la verdadera razón por la que se encontraba en el lugar. —Lo siento señora, pero en estos momentos no estamos contratando personal y menos con hijos.
Marlene evitó que la sirvienta cerrara la puerta, colocando su mano en la misma, para entonces hablar y hacerle de su conocimiento el motivo por el cual en verdad se encontraba en el lugar. —¡No he venido a solicitar trabajo, estoy aquí presente porque he venido a que Sebastián Ríos reconozca a su hijo! Así que no me voy a mover de aquí, hasta que lo llamen y exijo que dé la cara ese maldito cobarde.
La sirvienta quedo atónita ante la declaración de Marlene, por lo que salió corriendo hacia la mansión para dar aviso de lo que estaba sucediendo. No pasando más de diez minutos, los padres de Sebastián se acercaron a la puerta para recibir a Marlene y al hijo de Sebastián.
La madre de Sebastián fue la primera en hablar, exclamando con repudio ante Marlene. —Así que después de todo te has atrevido en aparecer, ¡En verdad que eres una descarada! Nos enteramos que te echaron de tu residencia como la resbalosa que eres y aun así vienes después de casi un año a querer continuar con tu engaño, ¡Deja que veamos a esa criatura! De seguro ha de ser prieto y completamente un bastardo.
Marlene le quito la manta que lo protegía del sol a su hijo, la sorpresa de los padres de Sebastián tras observar el retrato de su hijo en la criatura, fue sin duda el golpe más duro que en ese momento ellos recibieron, sin embargo y para mala suerte de Marlene, el orgullo y descaro de los padres de Sebastián, prevaleció ante cualquier circunstancia, siendo nuevamente la madre la que intervino.
—¡Pueda que se parezca y se vea como nuestro hijo! Pero no estamos en la disposición de permitir que nuestro hijo sea padre a su edad, es un irresponsable y ahora anda con una joven muy hermosa, así que ahórranos la pena de continuar humillándote y lárgate de nuestras vidas para siempre, ¿Cuánto quieres para dejar a la familia en paz y criar a tu bastardo lejos de nosotros?
Nuevamente Marlene no permitiría que la humillaran de esa manera, a pesar que los padres de Sebastián estaban aceptando que literalmente era el hijo del aun joven Ríos. Los padres de Sebastián no se encontraban en la disposición de permitir que lo reconociera, por lo que el ofrecimiento de dinero era más que un hecho.
Marlene sabiendo que no ganaría nada con recibir el dinero que le ofrecieron, prefirió dejar de ese tamaño la situación, para solo exclamar antes de retirarse. —¡No necesito de su dinero! Está bien que no deseen reconocer o dejar que su hijo reconozca su responsabilidad, pero algo si puedo garantizarles y asegurarles, ¡Cuando el tiempo y la vida se encargue de entregar en las manos de mi hijo lo que le corresponde por derecho! Entonces veremos quienes son los humillados.
La madre de Sebastián con rabia y odio en sus labios, exclamó. —¡Solo lárgate maldita! Déjanos en paz de una buena vez.
Diez años más tarde.
Sebastián se encontraba en una mejor posición y con diez años más dejó de ser un joven y en su momento de soledad, una duda lo atacó y se preguntó con una enorme interrogante en su rostro. —¿Qué habrá sido de Marlene? Si mis padres intervinieron en esa ocasión, creo que es momento de intentar reparar mi irresponsabilidad, solo espero que no sea demasiado tarde.