Sebastián sintiendo que no era correcto lo que se estaba formulando en contra de Marlene, enfrento a su madre preguntando.
—¿Pero madre porque insistes en eso? Sinceramente considero que Marlene ha realizado un excelente trabajo en cuidar a nuestro hijo, la verdad es que no sería buena idea arrebatárselo, creo que después de todo ha sufrido lo suficiente en la vida como para intentar provocarle un nuevo daño ¿No crees?
—¿Por qué eres tan buen hombre Sebastián? Sinceramente ninguna mujer merece tu corazón hijo, si consideras que es lo mejor, entonces permitimos que Marlene continúe criando a mi nieto, solo te exijo que la convenzas lo más antes posible para que pueda conocerlo finalmente, sabes positivamente que no tengo la vida comprada hijo.
A pesar que la madre de Sebastián no veía con buenos ojos que Marlene no concediera el permiso para que Júpiter llevara el apellido de la familia Ríos, definitivamente Marlene no estaba equivocada y su corazón le hacía sentir que algo podría suceder al momento de tomar esa determinación, por lo que hasta ese momento Marlene conservaba todos los derechos sobre Júpiter.
Júpiter con incertidumbre le preguntó a Marlene. —Madre, ¿Quién es ese señor que ahora viene a visitarnos?
Marlene, no deseaba que ese momento llegara aun, pero sabía que de alguna manera tendría que suceder como tal, así que Marlene condujo a su hijo hacia la nueva sala de estar para conversar de la manera más sencilla posible sin llegar a confundir su corazón y mente.
—Puedo decirte hijo que ese hombre el cual su nombre es Sebastián, es la persona que se ha encargado de proveernos lo que ahora tenemos, es una persona que ha decidido ayudarnos tras conocer mi situación contigo, así que puedes confiar, pero por favor ¡Nunca salgas a ninguna parte con nadie si no estoy presente! ¿Me has entendido hijo?
Júpiter comprendiendo circunstancias y aun con inocencia preguntó a Marlene. —Entonces ¿no es tu novio mami? porque escuche que la última vez que vino a visitarnos, que mencionó que te quería con su corazón.
Marlene trató de esconder el rostro de su hijo, pero tras observar que Júpiter sonreía al momento de preguntar, lo abrazo fuertemente y exclamó. —No mi vida, nunca podría llegar a considerar a esa persona como mi novio, por lo consiguiente nunca podría llegar a querer o amar a otro hombre en mi vida que solo tu mi amor, eres mi hijo y mi adoración y eres lo más hermoso que tengo en la vida.
Júpiter de igual manera abrazo a su madre con ese amor y ternura que lo caracterizaba, era un niño muy cariñoso y la educación que Marlene le estaba dando en cuanto a la moral, era sin duda la mejor y sin llegar a enseñarle que debía odiar o rechazar a las personas, ¡Solo que aún no creía que Júpiter se encontrara preparado para saber que Sebastián era su padre!
Dos años más tarde.
Sebastián comenzaba a desesperarse tras no poder directamente abrazar a su hijo y hacer de su conocimiento que era su padre, por lo que los roces con Marlene comenzaron a ser más notorios y seguidos, reclamando de igual manera que debía tomar una decisión al respecto.
Todo era derivado a que su madre estaba más que desesperada por conocer a Júpiter, pero para ello, debía saber que Sebastián era su padre y la madre del joven Ríos era su abuela paterna, pero Marlene no deseaba sacar a luz esas situaciones, por lo que en la reunión que sostuvieron por fuera de la residencia que habitaban, los reclamos más fuertes no se hicieron esperar por parte de Sebastián.
—¡Creo que es momento que tomes una seria decisión al respecto Marlene! He sido muy condescendiente contigo y he cumplido a cabalidad tus condiciones, ¡Nada me hace más feliz que mi hijo ahora este mucho mejor y no pase penas como antes! Pero entiende que no te estoy solicitando esto en lo personal, ¡Sino más bien por mi madre que en cualquier momento podría morir! ¿Eres consciente de eso?
Marlene a pesar de llegar a sentirse un poco más cómoda en los últimos dos años, aun no creía que era conveniente, por lo que, no tomando una decisión a la ligera, propuso lo siguiente. —¡Pero si ella ya conoce a Júpiter! ¿Acaso no recuerda el día que me presente con Júpiter en brazos y ella me echó de la residencia con tu padre?
—¡Si Marlene, lo entiendo! Pero ella desea conocerlo ahora que ha crecido ¡Podrías por favor tomar esto en consideración de verdad y no con sarcasmos!
—Solo trataba de hacerte entender que hay heridas en el corazón que son difíciles o imposibles de sanar y más cuando desprecian a un hijo, lo cierto Sebastián es que no puedo y no deseo que Júpiter sepa que eres su padre ¡No por el momento! pero lo que sí se puede hacer es presentarle a su abuela, podría aceptar esa situación si prometes no insistir en darle a conocer que eres su padre.
Sebastián más tranquilo al respecto, respondió con una sonrisa en su rostro. —¡Perfecto! Me parece estupenda esa decisión de tu parte Marlene, entonces le diré a mi madre que este fin de semana llegaran y que no puede mencionar nada al respecto.
—¡Eso espero Sebastián! No te atrevas a jugarme sucio esta vez, porque entonces no vuelves a encontrarnos.
La cita con la abuela o más bien con la madre de Sebastián se decidió. Marlene por su parte tendría mucho cuidado al respecto y al pendiente de lo que la madre de Sebastián podría llegar a mencionar delante de Júpiter, porque, aunque Sebastián no estaba muy de acuerdo a las intenciones de su madre, eso no le quitaba la responsabilidad de ser cómplice de esas acciones.
Dos días antes de llegar al fin de semana. Marlene conversó con su hijo para hacerle saber lo que sucedería ese día en la reunión que se llevaría a cabo en la mansión de los Ríos.
—Eres un jovencito hijo, espero que ahora puedas comprender de mejor manera lo que te daré a conocer.
Júpiter sin asustarse al respecto, pronuncio. —Si madre, no te preocupes, ¿Qué es lo que deseas que comprenda? ¿Es sobre mi padre?
—No precisamente hijo, pero tiene que ver con tu padre, aunque para ser más específica, tiene que ver con su familia. El sábado conocerás la mansión de la familia de tu padre y así mismo conocerás a su madre que es tu abuela, lo único que deseo encomendarte es que no te apartes de mí un solo instante y no preguntes situaciones relacionadas con tu padre, creo que aún no es momento ni tiempo para hablar de eso.
La advertencia se dio y Júpiter con Marlene llegaron a la mansión de los Ríos un poco más tarde de lo pensado, con lo desconfiada que era Marlene, no se permitía estar exactamente a la hora acordada.
Sebastián no se encontraba en la residencia, por el previo acuerdo realizado con Marlene, por lo que todo dependería de lo que la madre de Sebastián y Marlene llegaran a solucionar entre ellas, aunque la madre de Sebastián no era precisamente la abuelita buena onda y la señora amable que aparentaba ser.
—¡Marlene es un placer volverte a ver! —Exclamó la madre de Sebastián, ante la mirada sin gracia que Marlene llevaba por delante, solo era un mecanismo de defensa.
—No puedo decir lo mismo de usted señora, pero aquí me ve y me tiene de nuevo, solo quiero que le quede claro que no estoy precisamente bajo mi voluntad. Usted sabe positivamente que nuestro pasado no permite que directamente exista una buena relación con usted.
—Eso lo entiendo perfectamente Marlene, por lo que de alguna manera he considerado enmendar mi error de ese entonces y creo que con este primer paso podremos llegar a un verdadero acuerdo y punto resolutivo entre nosotras, aunque mi hijo mencionó que mi nieto aún no sabe quién es su padre, ¿No crees que es momento que lo sepa de una buena vez?
Marlene enérgicamente mencionó. —¡No señora! Definitivamente no es lo más conveniente en este momento, por lo que le pido de favor que no insista en eso y nos enfoquemos específicamente en usted, su hijo tendrá el tiempo necesario en la vida para encargarse de llegar a ganarse la confianza principalmente de mi parte para que entonces pueda finalmente darle a conocer a Júpiter sobre el nombre de su padre.
La madre de Sebastián no apreciaba correctamente a Júpiter, por lo que después de la pequeña charla entre ellas, le solicito que le permitiera ver con claridad a su nieto. Marlene reaccionó en ese momento para que finalmente ese primer encuentro entre nieto y abuela se diera.
—Júpiter, hijo, mira ella es tu abuela, madre de tu padre del cual ya hemos hablado anteriormente, así que ve y salúdala por favor, que no piensen que no te he enseñado buenos modales.
Júpiter se acercó y saludó con amabilidad. —Es un placer conocerla señora, mi nombre es Júpiter Arriaga y mi madre me comentó que usted es mi abuela, así que es un placer conocerla.
Marlene se llenó de orgullo al momento de escuchar que su hijo dio a conocer su nombre con el apellido de ella, no siendo muy agradable para la madre de Sebastián tras escucharlo de esa manera precisa, por lo que la señora respondió.
—El placer es mío jovencito, ¿Pero solo mírate cómo has crecido? Aún recuerdo cuando te vi en brazos de tu madre.
El ceño fruncido de Marlene lo hizo saber y dejar en claro que no le agrado la manera en la que la señora lo mencionó, mas no intervino para no perjudicar los sentimientos que Júpiter podría llegar a desarrollar por su abuela paterna.
Posterior a ello, pasaron al comedor de la residencia para dar paso a la comida que les estaba esperando, el personal de la mansión se quedó admirado tras conocer lo hermoso y muy bien parecido que era el hijo de Sebastián, por lo que todos trataban la manera de atenderlo lo mejor posible, quedando más que encantados con la manera en la que Júpiter se comportaba de bien portado y educado.
Marlene deseaba conversar a solas con la madre de Sebastián, por lo que exclamó. —Hijo, ve a jugar y a conocer la mansión de tu abuela, mientras converso unas cosas con ella.
—Si madre. —Júpiter se observaba emocionado y feliz de estar en ese lugar, lo que de igual manera se lo hizo saber la madre de Sebastián a Marlene.
—No puedo negarte Marlene que has hecho un buen trabajo con mi nieto, aunque considerando los hechos, creo que el merece vivir a lado de su padre también, ¿Mi hijo de casualidad no te ha propuesto que restauren su compromiso? Porque a mi nieto sin duda le hace mucha falta estar con su padre y disfrutar de su padre ahora que entra a la adolescencia.
—No sé si puedo estar completamente de acuerdo con eso señora. Sebastián me ha hecho mención al respecto, pero sinceramente no creo que eso llegue o pueda suceder, me acostumbre a vivir sola y no creo que pueda adaptarme a estar con Sebastián de nuevo, mi hijo lo entiende y he hablado al respecto con Júpiter.
La madre de Sebastián estaba a punto de enloquecer por la manera arrogante que consideraba que Marlene estaba actuando, pero más que arrogante, ella estaba siendo muy precavida con todo a su alrededor y no se dejaría influenciar por las palabras de la madre de su peor amor.
Después de entregarle algunas cosas significativamente valiosas a Marlene, la madre de Sebastián exclamó.
—Esas joyas que ahora te entrego en tus manos, son solo una muestra de agradecimiento por haber cuidado de mi nieto todo este tiempo y espero que no las dejes por ahí botadas o me rechaces como lo provocaste hace ya doce años atrás, dejemos los resentimientos entre nosotras y entremos en otro tipo de detalles que creo que deberían de tratarse y ser serio en todo esto.
Marlene extrañada con las pablaras de la señora, preguntó de inmediato. —¿Exactamente a que se refiere señora? Porque para ser muy honesta con usted, considero que sus muestras de arrepentimiento si es que en verdad existe, no van a funcionar conmigo, se lo dejé muy claro desde aquella ocasión, ¡Con dinero o regalos no van a comprar mi voluntad y mi perdón!
—Posiblemente no Marlene, pero es necesario que Júpiter lleve el apellido Ríos, si aceptas que Sebastián reconozca a Júpiter como su hijo en un tiempo no mayor a quince días, todo lo que ahora mismo y en un futuro le pertenece a la familia Ríos, el único heredero de toda esta fortuna será exclusivamente mi nieto, quien debería llamarse Júpiter Sebastián Ríos Arriaga, como lo manda la ley.