Sebastián sintió molestia que Marlene no se tomara el tiempo para dar a conocer el nombre de su hijo con más detalles tras solo alejarse del lugar, pero era más que obvio que Marlene no pretendía de momento llegar a un mayor acercamiento entre ambos.
Marlene sabia con antelación que esa situación podría molestarle a Sebastián, pero, ¡¿Que le iba a importar a ella?! si fue solo ella la que estaba sacando adelante con sus esfuerzos a su único hijo y por el cual hasta esa noche acepto un cheque de parte de la familia Ríos, pero solo por el bienestar de su hijo y en su mente existió de pronto un solo sentimiento que inundó por completo la razón, exclamando desde su corazón, —Júpiter tiene que heredar todo lo que le pertenece a Sebastián, es lo mínimo que puede hacer ese malnacido de Sebastián por su hijo.
El evento finalizo en la empresa de moda de Sebastián, su rostro era diferente y consideró prudente hacerle saber a su madre lo sucedido en su ausencia, por lo que, encontrándose en su residencia, el tema salió a la luz, siendo la madre la que preguntó de inmediato.
—¿Qué paso contigo Sebastián? No volví a verte el resto de la velada en la pasarela, ¡Me disculpé por ti, ante los empresarios!
Sebastián sabía que cualquier situación con Marlene podría crear sentimientos encontrados, por lo que, sin más, exclamó. —¡En verdad lo siento madre! pero sucedió algo que no estaba contemplado que llegara a suscitarse de esa manera, Marlene apareció en la empresa esta noche.
El asombro de la madre de Sebastián fue fuerte, que de inmediato la presión se le altero y sus nervios no logró tranquilizar hasta unas horas después. Llegándose a sentir mucho mejor de esa inesperada noticia, envió por Sebastián de inmediato para que le diera los detalles al respecto.
—¿Cómo la encontraste en la empresa? —Preguntó con incertidumbre la madre de Sebastián.
Sebastián no deseaba que su madre se enterara directamente la manera, por lo que cubrió ese aspecto y respondió. —Era la encargada de los cocineros que sirvieron esta noche, pero lo importante es que ahora conozco el nombre de mi hijo.
La madre de Sebastián con ansiedad le preguntó con premura. —¿Cuál es su nombre? Lleva tu nombre ¿Verdad?
Sebastián bajó la mirada y respondió. —Solo sé que se llama Júpiter.
Con descontento y resentimiento a la vista, ella respondió. —Después de todo esa mujer no estuvo de acuerdo en que llevara tu nombre, supongo que ha de tener algo de razón. De igual manera hijo, necesito que te ganes la confianza de Marlene, para que logremos recuperar a la criatura y sin lugar a duda necesito conocerlo, ¡necesito conocer a mi nieto!
—Tendremos que ir despacio madre, debido a que Marlene es una mujer muy difícil de convencer y no creas que me fue fácil hacer que me recibiera un cheque.
—¿Espero hayas sido muy generoso con la madre de tu hijo? —Preguntó la madre de Sebastián, disimulando que en verdad le importaba.
Sebastián no dudó en responder con premura. —¡Por supuesto que sí!
Ahora todo quedaría en manos de Marlene, cuando llegar a permitir que Sebastián conociera a su hijo, pero mientras tanto Marlene con el corazón alegre porque podría pagar la habitación donde se encontraba su hijo, llego inmediatamente al día siguiente a cancelar la deuda y a comprar lo más necesario para su hijo, que, debido a la inocencia de su hijo, le pregunto al momento de sentarse a desayunar antes de salir hacia el colegio.
—¡Madre! Te ha ido muy bien en el trabajo que realizaste anoche, te veo feliz y diferente, espero que puedas continuar trabajando de esa manera para que algún día puedas comprarme una bicicleta.
El corazón de Marlene se hizo añicos al momento de escuchar a Júpiter hablar de esa manera, por lo que viendo que el dinero que Sebastián le entrego, era más que suficiente, no le hizo esperar ese ¡Algún día a su hijo!
Las palabras y muestras de agradecimiento de su hijo, le lleno de completa y entera satisfacción a Marlene. Tras el regreso de su hijo y observar dentro de la habitación, esa bicicleta que añoraba, las risas de Júpiter, fueron el consuelo y satisfacción de Marlene.
Un mes más tarde.
Marlene se encontraba indecisa, no sabía con exactitud lo que pasaría con Sebastián, hasta llego a preguntarse en soledad —¿Sera que se arrepintió de conocer a su hijo? Seguramente con lo cobarde que es, eso ha de haber pasado.
Marlene se encontraba aseando la habitación, cuando de pronto escucho que unas personas preguntaban por ella. Salió inmediatamente, su corazón se ajito e imagino lo peor, llego a imaginar que posiblemente a su hijo le sucedió algo en la calle, así que salió y al instante la sorpresa no faltó en su rostro. —¡Ha, pero si eres tu Sebastián! ¿Qué te hace venir por acá? Me imaginé que de pronto ya no cumplirías después de haberme rogado en tu empresa.
Entonces Sebastián se acercó y con un ramo de rosas en su mano izquierda y una sonrisa con tristeza, exclamó. —¿Cómo me iba a arrepentir de mis deseos? No tuve la oportunidad de venir antes, porque deseaba darte un espacio para que pensaras mejor las cosas y ahora de alguna manera llegar a un acuerdo contigo, ¿Estas libre para que conversemos?
Marlene dudó en ese instante, por lo que respondió. —¡Si, pero Júpiter está por llegar y no es mi intención que te vea, no por el momento!
Sebastián sin llegar a imponer sus condiciones aceptó. —Como tú digas Marlene.
Marlene recomendó a Júpiter a una de sus vecinas en cuanto llegara a casa del colegio, por lo que se retiraron a conversar lejos del lugar y no faltaron promesas y deseos de parte de Sebastián.
Deseaba intentar la relación con Marlene de cuenta nueva, aunque ahora la situación obviamente sería muy distinta, aunque Marlene no se veía convencida de las palabras de Sebastián.
—Creo que no es lo que sería conveniente Sebastián, prefiero continuar sola y no hacerme falsas ilusiones con un hombre que muy bien puede llegar a estar con otras mujeres, mientras me deja en su mansión al cuidado de su hijo, es mejor que acates mis peticiones por tu hijo exclusivamente.
—No deberías pensar de mí así, más bien piensa que podremos disfrutar de nuestro hijo de la mejor manera posible, en lo que reconstruimos nuestra relación, realmente fui un completo ciego y dejé escapar de mi vida a la mujer que merecía en mis caminos.
Para Marlene eran palabras vacías, sin dejar de ilusionarse ella respondió a esas promesas de Sebastián. —No lo conseguirás Sebastián, no estoy dispuesta a entregarte mi amor de nuevo, es mejor que te olvides definitivamente de ese pensamiento de tu parte, ahora lo que en verdad me interesa es saber, ¿Dónde tendré la oportunidad de vivir con Júpiter? Debido a que te habrás dado cuenta el lugar donde vive Júpiter y que, si de mí dependiera, le daría un mejor lugar donde vivir.
—¡Claro que si Marlene! Si así lo deseas y recordando tu condición de no salir de esta zona, he encontrado un lugar que no es muy lujoso pero que pueden vivir plácidamente sin que nada les falte, así que, si te encuentras dispuesta, pueden pasarse a vivir cuanto antes.
Marlene conoció el lugar antes de hacerle llegar la buena noticia a su hijo, recorrió la residencia que era más que suficiente para dos personas, aunque el espacio era grande para una familia entera. Asegurándose que todo estaría más que bien en el lugar, surgió una duda en Marlene, misma que se la dio a conocer a Sebastián sin miedo alguno.
—¿Cómo estaré segura en este lugar si no se con exactitud si el día de mañana tu madre o alguien de tu familia venga a sacarme de este lugar por la fuerza?
—Conociéndote un poco Marlene, sabía de antemano que tendrías ese tipo de duda, por lo que te puedo dar la certeza que eso no sucederá, solo tienes que permitir que Júpiter lleve mi apellido, entonces esta residencia pasara a su nombre y podrán vivir tranquilamente, aunque déjame decirte que mi madre está más que desesperada por conocer a su nieto y también desea pedirte perdón por el pasado.
Entonces Marlene se quedó pensando un poco al respecto, seguramente cualquier otra mujer estaría más que encantada de permitir que el hijo en común lleve el apellido del padre, pero Marlene no era cualquier mujer y sabía que en el camino ella podría ser un estorbo, así que arremetió en contra de Sebastián.
—¡No creo que eso pueda ser posible, al menos no por el momento! porque lamentablemente nadie me garantiza que al momento que Júpiter lleve tu apellido y con el poder económico que tienes, me lo puedas quitar reclamando derechos por llevar tu apellido y por mi condición de salud, así que no me creas tan pendeja Sebastián, se positivamente que eso puede traer muchas consecuencias en mi contra.
Entonces Sebastián enmudeció ante las palabras de Marlene, lo que lo dejo estupefacto por la manera de pensar de Marlene, a lo que asevero luego de encontrar las palabras apropiadas al respecto.
—Nuevamente te equivocas Marlene, no haría eso después de todo lo que te hecho sufrir, pero en todo caso podríamos hacer algo para que creas nuevamente en mí y en mi madre en todo caso posible.
Marlene sin dejar de dudar, preguntó con la guardia alta en sus palabras. —¿Qué es lo que propones entonces? Sinceramente todo lo que venga de ti me hace dudar tremendamente Sebastián, pero estoy dispuesta a escuchar.
—Para que creas en mis buenas intenciones, trasladare esta propiedad a tu nombre, de esa manera te aseguras que nadie e incluso mi persona, pueda arrebatarte esta propiedad, para cuando te sientas tranquila, entonces le pondremos mi apellido a nuestro hijo ¿Crees que puedes confiar así?
Marlene, aun así, sentía desconfianza, pero era una buena oportunidad para comenzar a reclamar lo que a su hijo le pertenecía por derecho como ella lo mencionaba y aseguraba y sin duda así debía ser, así que acepto y resolvieron arreglar con el abogado el tema de la residencia, mudándose dos días después con la alegría enorme de Júpiter de vivir en una residencia completa solo para ellos dos.
De momento no les estaba haciendo falta nada y Marlene comenzó a sentirse muy a gusto con Sebastián y lo bien que se comenzaba a comportar, visitándola cada tres días y llevándole despensas de sobra y regalos a su hijo ¡Todo parecía ir más que fenomenal entre ellos! hasta que un día la madre de Sebastián pregunto. —¿Cómo han ido las cosas con Marlene y mi nieto? Deseo que lo puedas traer contigo a esta residencia que también le pertenece.
Sebastián queriendo no incomodar a su madre, respondió con vergüenza. —¡No es fácil madre! Marlene aún es muy dura conmigo y desconfiada, por ello es que tuve que entregarle el título de propiedad de la residencia a su nombre para que sintiera confianza en nosotros en general.
La madre de Sebastián no recibió de buena manera las palabras de Sebastián, por lo que con enojo ella respondió. —¿Qué has hecho que? No hijo, eso no es ni debería de ser así, ella ahí lo único que está haciendo es sacar provecho de ti, debí haber hecho las cosas por mi parte, de haber sido de esa manera no estaría sucediendo esto, pero no ha sospechado que le quieres quitar a mi nieto verdad ¿Oh sí?
Sebastián con pena por las palabras de su madre y las verdaderas intenciones, le respondió. —¡Aun no madre!