5. Detenidas

1738 Words
Un nuevo día… LUCIANA Qué bien me siento después de haber descansado la noche anterior, hasta mi piel se siente más suave, pero ya es tiempo de comenzar el día. — Buenos días, Angy — Buenos días, Lu, ¿Tú también dormiste tan bien como yo? — Súper delicada, ¿Y será que también soñaste con tu galán igual que yo? — Obviamente — suspira — pero ya es tiempo de la realidad — Yo prepararé el almuerzo, tú apresúrate que siempre llegas tarde — Cierto. Cuando Ángela se va, me voy al negocio, todo es normal, pero haciendo cuentas veo que ya pronto se nos vencerá el arrendamiento del local y d ella casa, tenemos que juntar más dinero para pagar otros seis meses por adelantado, no quiero que me salgan con que tenemos que desocupar pronto, además, este es un buen sitio, excelente ubicación, una casa pequeña, pero hermosa, el local perfecto y… definitivamente tenemos que pagarlo, pero algún día tendremos esa casa de nuestros sueños, algún día. Por la tarde… ÁNGELA Estoy recordando que hace seis meses pagué el alquiler de la casa y el local, o sea que ya debemos pagar de nuevo, lo que implica que está noche tendremos que salir de antro, y yo que planeaba dormirme temprano. Ni modo, a estás horas, Lu ya debió darse cuenta. Y sí, cuando llegó a casa Luciana ya está esperándome con la cena servida, eso significa que sí saldremos. Al llegar al antro notamos la presencia de León y Rafa, pero no queremos acercarnos por nuestro propio bien, aunque no nos quitan la mirada de encima, de seguro se preguntan si volveremos a vernos está noche, qué mal plan para ellos, aunque Rafa ésta como quiere, hoy sí se lució, parece un príncipe, pero no Ángela, no debes caer en su red, me digo a mí misma. RAFAEL Allí estás, preciosa, sabía que hoy sí te vería por aquí. — Ya llegaron — le indico a León — Recuerda que sólo seremos espectadores — Sí, ya que, pero se ve radiante — Lu también está… muy sensual Apenas llegan y los engreídos ya creen que pueden tenerlas, desde podemos ver cómo les llueven obsequios, es como si tratarán de comprarlas, pero ellas lo hacen parecer muy divertido, ¿Me pregunto cuánto ganarán con todo ésto en una sola noche? Un par de horas más tarde ellas se van, me ofende que ni siquiera se hayan acercado a saludarnos, ¿Será que ya tienen a alguien más? — Vamos León me invita a seguirlas, quizá necesiten un medio de transporte seguro o quizá… — Mira, allí está el policía de ayer, creo que están en problemas — ¿Y no haremos nada para ayudarlas? León sonríe como si fuera divertido para él. — Llamaré al abogado, pero no digas nada — No sé lo que pretendes, pero te agradezco — Si nuestro abogado las ayuda, él nos mantendrá informados sobre su situación y sus verdaderas identidades, ¿Lo entiendes? — Astuto, muy astuto. LUCIANA Oh, oh, creo que mi sueño sí se está haciendo realidad. — Buenas noches, señoritas — Nos intercepta el Oficial — Buenas noches, oficial, ¿Pasa algo? — responde Angy muy provocativa — No — le susurro pero ella continúa — Señorita, cúbrase, por favor — el Oficial le coloca su propio abrigo y ella queda desconcertada mientras el otro policía revisa nuestros bolsos — Shhh — le digo — Señoritas, me temo que debo llevarlas conmigo — ¿Al menos podemos saber la razón? — pregunto — Por robo de joyería — No, nosotras no robamos eso, son obsequios que nos hacen los galanes — dice Angy El Oficial nos esposa y nos sube a la patrulla, ¡Ay, no! ¡Yo es como en mi sueño! — De verdad, Oficial, nosotras no robamos esas joyas, usted puede interrogar a nuestros benefactores, aún se encuentran dentro del antro — No me refiero a esas joyas, señorita — ¿Entonces? — Guarden silencio, todo lo que digan será usado en su contra — dice el otro policía — Perdón, señor, no sabía que hablar también era un delito — digo molesta — Señorita, soy señorita — Vaya, pues ya entiendo porqué — dice Ángela sin pensarlo — Levantaré cargos por faltarle el respeto a la autoridad — Enriqueta, por favor, no caigas en sus provocaciones — sugiere el Oficial — Oficial, usted sabe que no puede detenernos sólo porque sí, eso va contra la ley, y que yo sepa tiene que informarnos al momento de la detención de qué se trata — Se los diré, quizá así logré que se callen durante el resto del camino, ja, ja. Están detenidas por robarle unas valiosas joyas al señor Jasiel Blanco — ¿Jasiel Blanco, dijo? No recuerdo a nadie con ese nombre — mencionó — Y mucho menos unas joyas valiosas y robadas, tengo excelente memoria — añade Angy. El oficial hace muecas de que no nos estamos callando como él quería, así que Angy y yo seguimos hablando para molestarlo aún más. — No, definitivamente no lo recuerdo, creo que están muy equivocados con nosotras — Eso es obvio, aunque quizá no fue un robo, cabe la posibilidad de que sea otro de nuestros fans que nos dio un regalo y luego se arrepintió por algún motivo — Sí, quizá su esposa lo descubrió, ja, ja, aunque sí es un hombre tan importante, seguro recordaría el nombre — Puede ser que lo haya cambiado, es imposible que todos nos digan su verdadero nombre, ni siquiera nosotras lo hacemos — Sí, es muy posible. Oficial, nos dice todo lo que quiere saber, podemos ayudarle con gusto — Cuando lleguemos a la estación de policía se hará todo de acuerdo al protocolo — Como usted quiera, pero está cometiendo una gran injusticia — Ustedes no me dirán cómo hacer mi trabajo, señoritas — Amiga, por favor, recuerda que la próxima vez que tenga una premonición, no debemos salir en la menos una semana — Definitivamente — Oficial — Señorita, por favor, no haga más difícil mi trabajo — Sí, ya sé que no quiere escucharnos, sólo contésteme una pregunta… por favor — Sí con ello ya se callan las dos, será un placer — ¿Ésto se queda en nuestro expediente? — Obviamente ¡Ay, no! Esto no debió suceder, no debería existir tal expediente, ahora será mucho más difícil lograr nuestro objetivo. — Vaya, Juan Carlos, las señoritas sí saben cumplir su palabra — dice Enriqueta burlona — No puedo creer que les preocupe tanto un simple expediente — Quizá eso reduzca el número de benefactores ¡Idiotas! No saben lo que dicen. Ángela y yo permanecemos en silencio por un largo rato. Ya en la estación de policía y tras las rejas… — Aquí se quedarán hasta que pueda interrogarlas — informa el Oficial — ¿Y eso hasta cuándo será? — cuestionó — Hasta que se me dé la gana — ¡Oiga, usted no puede hacer eso! ¡Ésto es un atropello! — reacciona Ángela — Calma, sólo quiere hacernos enfadar, él ya dijo que hará todo de acuerdo al protocolo y primero debe llegar nuestro abogado — explico — Pero no tenemos un abogado — Entonces hay que esperar a uno de oficio y por eso se demorarán más — Lu, no quiero que ésto se quede en el expediente — No debe ser tan malo, además, somos inocentes, no le hemos robado nada a nadie — Si eso fuera, no estaríamos aquí — Él sólo sigue las líneas de investigación, es su trabajo — Tengo miedo, Lu — Todo estará bien. Nos abrazamos y le indico que puede dormir un rato aquí, pues se ve cansada, no quitamos los tacones y nos sentamos. — Pero tú también trata de dormir un poco, ¿Sí? — De acuerdo Nos acomodamos como podemos, aunque es muy incómodo estar en este lugar y tener que dormir con este vestido tan cortito. AGENTE RICO El abogado de oficio está por llegar, podemos empezar con el interrogatorio. — Enriqueta, tú encárgate de la morena y yo de la rubia — De acuerdo, jefe Me dirijo a buscarlas, pero… — ¡No, Nico, ya no me pegues! ¡Por favor, ya no! Te juro que aprenderé a cocinar, pero ya no me pegues, ¡No! — se escucha la voz de la morena — Amiga, ¿Qué pasa? ¿Estás bien? — le dice la rubia — No, dile a Nico que ya no me pegue, Lu, tengo miedo de que… — ¡Oficial! ¡Oficial, por favor, ayúdeme! — la rubia me ve — mi amiga está ardiendo en fiebre, por favor, haga algo, no puede dejarla morir así, se lo ruego — Rubia, no voy a caer en tu trampa — Oficial, no es una trampa — ella se acerca a las rejas y me muestras las manos — colóqueme las esposas si quiere, pero por favor, ¡Ayúdela! Esto parece muy real, sigo la sugerencia de la rubia y luego me encargo de la morena, efectivamente, tiene fiebre y está delirando. — Recibirá atención médica urgente — Sálvela, por favor — alcanzo a escuchar una última súplica mientras me llevo a la otra con el médico de la estación, quién comienza a tratarla de inmediato. — La tendré en observación, quizá deba pasar la noche entera aquí — Avíseme cualquier cosa — Claro — Enviaré a alguien a vigilarla — De acuerdo, aunque creo que mantenerla esposada a la cama es más que suficiente — No importa, es por si se ofrece algo más. Regreso por la rubia para iniciar el interrogatorio, no quiero que ésto se demore más, una detenida enferma lo complica todo. — Oficial, ¿Cómo está mi amiga? Por favor dígame — Está siendo atendida, vamos — ¿Pero se va a poner bien, verdad? — Eso espero, por favor, siga caminando Llegamos a la sala de interrogatorio y la veo llorar por su amiga, aunque sus lágrimas no me conmueven, pues he conocido delincuentes que actúan mejor. — Dígame, ¿Cuál es su nombre? — Le diré todo lo que quiera, pero por favor, déjeme verla un momento, se lo ruego, ella es todo lo que tengo en el mundo, por favor — Señorita, ésto no es un hospital, ¡Su verdadero nombre, por favor!
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