Aún en casa de León…
LUCIANA
Luego del tremendo susto que nos llevamos con el perro de León, es decir, con su encantadora mascota, Ángela y yo estamos esperando a que el dúo perfecto termine de alistarse para salir, parecen señoritas con tanta demora, ya nada más falta que también se maquillen, ya ni nosotras.
— Ya estamos listos — dice Rafael
— ¡Al fin! — expresa Ángela y ambos varones sueltan la carcajada
— Vamos, nosotros las llevamos
— Es lo menos que pueden hacer por nosotras, después de todo — aclaro
— Sí, claro, señorita escapista — se burla León.
Guardo silencio fingiendo enojo, pero en realidad estoy pensando en cómo nos escaparemos de ellos, recuerda que nadie debe saber nuestra dirección o se sabrían muchas cosas sobre nosotras y no queremos eso.
— Y bien Viviana, ¿A dónde vamos? Pregunta León, quien ahora es el conductor
— Rumbo al centro, por favor — respondo, espera, ¿Dijo Viviana?, ¿De verdad me llamó Viviana? — Y me llamo Luana, no Viviana — eso hace que mi actitud empeore
— Perdona, — intenta tomar mi mano el tarado ese que no puede recordar ni un simple nombre — sólo me aseguraba de que hubieras dicho tu verdadero nombre — aclara, sé que es verdad, pero obviamente tengo que seguir fingiendo molestia o será evidente que mentí
— Pero qué importa, a fin de cuentas ya obtuviste lo que querías, ¿No?
— No es eso, de verdad.
Él detiene el auto y yo bajo de inmediato aprovechando que hay motivo para tanta indignación.
ÁNGELA
Adivino el plan de Lu y ahora toca mi actuación, Leó se fue tras ella, así que no podrá ayudar a mi güerito guapo, es muy importante dejar ésto en claro.
— ¿Y tú Rafa?
— ¿Yo qué, preciosa?
— ¿También tienes dudas sobre mi nombre?
— Claro que no, cariño
— ¿En serio? ¿O será que ni siquiera recuerdas cómo me llamo?
— Desde luego, belleza, tú tienes un nombre como todas las personas del mundo y es… Mel… no, An, Ana, es Ana, ese es tu nombre, Ana, ¿Lo ves? ¡Claro que lo recuerdo!
— ¡Eres un imbécil!
Aunque adivinó, debo bajarme a como dé lugar, así que finjo molestia porque solo fue eso, una adivinación, pronto alcanzo a mi amiga que aún discute con León.
— ¡Todos los hombres son iguales! ¡Todos! — Ella sigue en su drama, obvio, y cuando termina la frase ambas nos vamos a paso apresurado. El tráfico no perdona y León debe regresar, pues su auto interfiere, y así logramos escaparnos.
— No estaba tan mal — expresó refiriéndome a Rafa
— Lo sé, lo mismo digo, pero no podíamos dejar que nos llevarán a casa
— También lo sé, por eso te seguí el juego
— Bien, pidamos un taxi
— Me urge un buen baño y unas mascarilla relajante
— Un masaje en los pies
— Sí, que delicia, cuando lleguemos nos consentiremos durante todo el día
— Sí, por favor, y también tengo hambre
— Ni me lo recuerdes, que desde hace rato me gruñen las tripas
— Mis lombrices deben estar desesperadas, jaja.
LEÓN
Tan bella mujer y lo eché a perder.
— Pero qué patanes somos — expreso
— Ni me lo digas, tan bien que me la estaba pasando con ese bombón
— Ni modo, aunque para serte sincero, sigo sin creer que esos sean sus nombres
— ¿De verdad lo crees? — asiento con la cabeza — Pero, entonces?¿Por qué el drama?
— Quizá no querían que supiéramos dónde viven
— Esas reinas deben vivir en una zona exclusiva
— Lo dudo, ni siquiera traen auto
— Cierto, pero aparentan tener mucho dinero — me río — ¿De qué te ríes?
— Creo que es obvio, ellas viven de apariencias para cazar al hombre de sus sueños
— Oh, ya entiendo, interesadas, ¿Eh? Pues con tanta belleza cualquiera caerá a sus pies
— Cualquiera menos nosotros, tenemos que ser más inteligentes si no queremos ser desfalcados
— Estoy de acuerdo contigo, pero ¿En serio crees que las volveremos a ver?
— No, pero uno nunca sabe
— Bueno, vamos a almorzar
— Hay un lugar aquí cerca, luego me dejas en la estación de radio
— No se diga más…
En la pequeña cocina de la humilde vivienda de Luciana y Ángela…
LUCIANA
No puedo dejar de pensar en la noche que pasé con León, mi amor platónico, fue tan genial, no debió terminarse jamás, pero en fin, la noche no podía ser eterna y aunque es un excelente amante, no lo volveré a ver, ya está decidido, es por bien y el de nuestros planes, además es obvia que tiene una lista de mujeres esperando por él, ¿Por qué se quedarían con alguien como yo? Su recuerdo sólo me traerá problemas, ay, no, ya tengo que sacarlo de mi cabeza y concentrarme en recuperar lo que perdí porque me juré a mí misma hacerlo y no me importa lo que tenga que hacer para lograrlo.
— Ya salí de bañarme, es tu turno — me avisa Ángela
— Gracias, amiga, ya voy, ya está el almuerzo listo para que lo disfrutes mientras me baño.
— ¿Cómo crees? Te espero para almorzar juntas
— Pero mueres de hambre
— Sí, pero odio comer sola, lo sabes, además a tí te pasa igual o ese platillo ya estuviera a la mitad
— Entonces, no me tardo.
Enciendo la radio para escuchar un programa de radio, la voz de León es tan sexy que me derrito sólo de escucharlo hablar.
— Mi competencia sí que es fuerte — expresa Ángela
— No digas eso, tú eres mi locutora mujer favorita y él es mi locutor hombre favorito
— Su programa es bueno, tengo que reconocerlo, es una lástima que sólo éste al aire el fin de semana
— Ya lo sé, pero recuerda que es un tipo trabajador
— Un profesionista, ya lo dijiste
— Bueno, almorcemos ya que me desmayo.
Casi al anochecer…
RAFAEL
Esa mujer es fuego puro, no puedo evitar mis ganas de repetir, ya quiero volver a verla y tenerla entre mis brazos, recorrer cada centímetro de su piel y…
— ¿Crees que las veremos en el antro?
— Si mi idea es correcta, supongo que sí
— Muero por estar de nuevo con Ana
— ¿No te parece raro que sepan muy bien cómo seducir hombres?
— ¿Seducir? Yo no diría que Ana me sedujo, más bien me embrujó porque no puedo quitármela de la cabeza
— Sí, esa es una brujería peligrosa, como ellas
— ¿A poco tú no quieres volver a ver a Luana?
— Por supuesto, por eso sé que son un peligro
— El don Juan ya encontró quien lo dome
— ¡Cállate! Eso no es verdad, sólo que sabe muy bien cómo excitar a un hombre, es lógico que quiera repetir
— Ajá, será sereno, pero vamos al antro está noche, ¿Sí?
— De acuerdo.
ÁNGELA
El día ha transcurrido tranquilo, Lu y yo disfrutamos de consentiremos mucho, un par de mascarillas en el rostro, pedicure, manicure y un delicioso descanso.
— ¡Qué día tan fabuloso! Necesitamos más días así
— Debemos organizarnos para hacer ésto más seguido
— Concuerdo completamente contigo, el próximo domingo sin falta
— Trato hecho
— Y nunca deshecho, ja, ja
— Pero ya es hora de alistarnos para ir al antro
— ¿De verdad tenemos que ir hoy?
— Sí, tengo el presentimiento de que nos irá muy bien
— Ay, no Luciana, siempre que dices eso nos va de la patada, mejor hay que quedarnos a ver películas, ¿Sí?
LUCIANA
Luego de recordar algunos momentos donde dije lo mismo y efectivamente nos fue muy mal, acepto seguir de descanso.
— Tienes razón, ¿Qué película estará bien ver?
— ¿Una de princesas?
— Pero tiene que ser nuestro secreto culposo
— ¡Sí!
En el antro…
LEÓN
Hemos estado esperando a las chicas, pero al parecer hoy no pretenden iluminar la noche al hacer su acto de presencia, qué mal, y yo que tenía tantas ganas de repetir.
— Entonces, ¿Tampoco crees que vengan, verdad?
— Ya es tarde y nosotros tenemos que madrugar mañana
— Qué fin de semana tan corto
— Es que tocó la guardia, pero al siguiente daremos infierno
— Ya rugiste — odio que haga ese chiste
— ¿Te quieres ir caminando, verdad?
— No, lo siento, pero yo no tengo la culpa de que te llames León y no rujas
— Qué graciosito…
AGENTE RICO
Me informaron que las personas que busco estuvieron por aquí anoche, pero creo que hoy no tuve suerte. Esos caballeros de allí parecen del tipo de esas cazadoras de dinero, quizá ellos tengan información al respecto.
— Buenas noches, caballeros
— Buenas noches oficial — responde uno de ellos, el güero
— ¿Quisieran apoyarme con unas preguntas?
— Sí, claro, pero la verdad no hemos hecho nada malo, de hecho ya vamos de salida, mañana tenemos que trabajar
— No les quitaré mucho tiempo, sólo quiero saber si ¿Han visto a un par de chicas cazafortunas por aquí?
— No sé a qué se refiere, oficial — contesta el otro
— Se trata de dos mujeres muy bellas, una rubia y la otra morena, son sumamente atractivas y siempre son el centro de atención, además permanecen rodeadas de hombres adinerados como ustedes
— No, la verdad es que no hemos prestado atención, es la segunda vez que venimos a este lugar
— Les dejo mi tarjeta y si las ven, por favor llámenme de inmediato, es muy importante localizarlas
— Sí, clar
Ya en el auto…
LEÓN
Es muy raro que las esté buscando la policía.
— ¿Qué crees que hayan hecho?
— Ya lo dijo el Oficial, son cazafortunas, Quizá alguna de sus víctimas las denunció
— Como si ellas no lo valieran, pero debo admitir que tenías razón
— Lamentablemente, la verdad hubiera preferido que no
— ¿Y ahora qué haremos?
— Sólo observarlas para saber si es verdad que van tras el dinero solamente
— De acuerdo, qué mal pensar que sí son así
— No te claves, tampoco es para tanto la decepción
— Mañana la olvido como a todas, no te preocupes.
— ¡Eso! ¡Así se habla!