Desde el hospital...
LEÓN
Ya le escribí a la arrendadora de la casa, hoy por la tarde pasaré por el dinero, dijo que al igual que la vez pasada me pagarían varios meses por adelantado, me alegra tanto no tener problemas con ella, aunque quiero echar un vistazo a la casa para ver en qué condiciones la tiene, uno nunca sabe, pero antes de llegar con ella, quedé de ver al abogado, espero que me dé los datos de ese par de peligrosas tan encantadoras. Bueno, ya es hora de seguir con el trabajo, hoy sí hay personas que atender.
— León, hubo un accidente en la avenida principal y te buscan en urgencias
— Voy enseguida.
LUCIANA
Ha sido un día muy productivo, voy a cerrar tem ahora para ordenar la casa un poco, Angy avisó que vendrá el señor de la renta y quiere ver la casa, espero que todo esté en óptimas condiciones.
ÁNGELA
Estoy muy cansada y creo que la fiebre volvió, pero ni modo, tenía que venir a trabajar, qué suerte que ya es hora de irme, me urge una cama.
Llego a casa y ni señas de Lu, debe estar en el negocio, mejor para mí, así me puedo recostar un momento.
LEÓN
Nos vimos con el abogado pero no nos quiso dar ni siquiera el verdadero nombre, sólo sabemos que no había ninguna prueba de las acusaciones, eso es bueno, ¿No?
ÁNGELA
El celular suena, ¡El señor de la renta! Tengo llamadas perdidas suyas y un mensaje de texto, dice que está afuera, ¡Santo Dios! Y yo sin responder, le diré que no se vaya. Abro la puerta ¡Y allí está!
— Buenas tardes, se… ¿León?
— ¿Ana? Es decir, ¿Ángela?
Rafa viene acompañándolo y ambos me miran molestos, ahora ya saben que les mentí sobre mi nombre.
— Buenas tardes, señorita mentirosa, venimos por la renta
— No sabía que tú eras el señor de la renta
— Pues no soy señor, pero sí el dueño de esta casa
— Y del local, supongo
— Así es, ¿Puedo pasar?
— Sí, claro, disculpen el desorden, llegué del trabajo y me quedé dormida
— Ahora ya sabemos dónde viven
— Sí, pues… lo siento, mentimos por protección solamente
— Ajá, sí, ¿Y qué más? — dice Rafael y me siento muy tonta
— Tú querías ve la casa, adelante — le digo a León ignorando la actitud de Rafa
— Gracias, ¿Han tenido algún tipo de problemas?
— No, en absoluto, todo está bien, creo
— ¿Las tuberías funcionan?
— Sí, pero igual si quieres revisar, ya que nosotras no sabemos nada de eso
— De acuerdo
Rafa ya no me ha dicho nada, está muy serio, creo que sí está molesto y con justa razón.
Por cierto, ya es tarde, Lu ya debería estar aquí, no entiendo qué pudo haber sucedido.
— Rafael, de verdad lo siento, no quise…
— Olvídalo, no es importante
— Pero es que…
— De verdad, no es importante — recalca y me queda claro, así que dejo de insistir
— Tienes razón, no es importante
— ¿Y tu amiga cómo se llama en realidad?
— Lu, Luciana, que ya debería estar aquí, nunca se queda tan tarde en el local. Si me permiten, voy a llamarla, estoy preocupada.
— Ajá, sí, de seguro anda con uno de sus galanes adinerados, ¿No? — comenta Rafa y me hace enfadar, así que le pongo tremenda cachetada
— ¡A mi amiga la respetas!
— No me vengas con eso, Ángela, tú y tu amiga son unas…
— Rafa, cálmate, — dice León — ya sabemos que no estuvo bien que nos mintieran, pero relájate, como dijiste, no es importante
Es claro que sí le importa aunque lo niegue.
Llamo a Lu pero no responde el celular, ella nunca hace eso, no conmigo.
— Lu ko me contesta, ésto no está bien, ¡Algo debió pasarle!
— Vamos al local para que te sientas más tranquila
— Sí, por favor.
Estoy muy nerviosa y tengo el presentimiento de que le ocurrió algo malo, ¡Ay, no, Dios mío!
Corremos al local, la puerta trasera está abierta, así que debe estar allí, pero las luces están apagadas y la puerta de enfrente no está bien cerrada, luego de encender una luz me percato de que…
— ¡Luciana! — Ella está tirada en el piso y con sangre en su ropa, siento que me falta el aire nada más de verla.
RAFAEL
Luciana está herida y siento que algo de temor, algo que nunca antew había sentido, no me refiero al miedo, si no a la desespeipor salvarla, no es como cualquier otra persona en el mundo, no quiero perderla.
— ¡Ángela! — ella casi se desmaya de la impresión, la sostengo para evitar que se caiga al suelo, pues apenas y puede mantenerse de pie.
León ya está dando los primeros auxilios a Lu, ahora ya sabemos que se llama Luciana.
— Parece que la navajearon, llama a la ambulancia, ha perdido mucha sangre.
Sigo las indicaciones de León, Ángela está muy nerviosa y no deja de llorar, León se va en la ambulancia y yo me llevo a Ángela en el auto.
— Estará bien, te lo prometo, León es el mejor
— Tengo mucho miedo de perderla, ella es todo lo que me queda en la vida, por favor, no dejen que se muera.
No sé porqué me sigue causando ternura esa mentirosa peligrosa, no debería sentir nada por ella, pero no puedo evitarlo. La abrazo y noto que aún tiene fiebre.
— Ángela, sigues enferma, deberías…
— No, no podría quedarme en casa mientras Lu está al borde de la muerte, si ella se muere, yo también, ¿Me entendiste?
— Está bien, te llevaré al hospital, pero debes atenderte y no puedes negarte.
LEÓN
Luciana debe ser operada de inmediato, no puedo esperar a que Ángela firme la responsiva, ¡La ingresaré ya mismo!
— Vamos Luciana, tienes que resistir, aunque tengo mucho que conocer de tí, a pesar de las mentiras siento algo por tí
— Doctor, el quirófano ya está listo — me avisa la enfermera
— Vamos.
La cirugía es un tanto complicada, pero no tengo problema con ello, pues he hecho varias anteriormente, lo malo es que ha perdido mucha sangre y eso la pone en peligro, además, sus signos vitales están disminuyendo, ¡No, no puedo perderla!
RAFAEL
Cuando llegamos al hospital, León ya estaba operando a Luciana, eso le dió un poco de paz a Ángela, ahora estoy revisándola, es una paciente muy impaciente, su fiebre tiene que bajar con el medicamento y aunque necesita descansar, ella se rehúsa a hacerlo.
— Esperaré afuera a que haya noticias de Lu
— Ángela, quédate aquí y te prometo que te mantendré informada
— No, Rafa, no insistas, yo tengo que estar…
— Y estarás, sólo déjame ayudarte o verás que Luciana estará muy molesta con todos si no te obligamos a recuperarte
Ella suelta el llanto en cuanto pronuncio, esas palabras, nuevamente la abrazo, sigue muy asustada.
— Júrame que me vas a decir todo sin ocultarme nada por muy malo que sea, ¿Sí? Júramelo, por favor
La miro a los ojos y sin soltar sus manos le respondo.
— Te lo juro, pero debes quedarte aquí para yo poder entrar al quirófano con León, ¿De acuerdo?
— Está bien.
Vaya que ha sido difícil, pero ya está, una enfermera me hará el favor de cuidarla. Entro al quirófano y veo a León angustiado.
— Luciana, tienes que vivir, Ángela tiene fiebre de nuevo y solamente tú puedes hacer que se atienda, por favor, hazlo por ella — le digo
León sigue haciendo lo suyo mientras yo le sigo hablando.
— Funciona, sus signos vitales están volviendo a la normalidad — me dice el anestesiólogo
— Terminemos ésto de una buena vez — expresa León.
Al terminar la cirugía, Luciana es llevada a terapia intensiva, mientras León y yo nos preparamos para volver con Ángela.
— ¿Sabes? — comento — creo que no son tan complicadas como pensamos, sólo se tienen una a la otra, por eso se cuidan entre ellas.
— Quizá.
— ¿Cómo está Luciana? — cuestiona Ángela en cuanto nos ve llegar
— Todo salió bien, en este momento está siendo trasladada a cuidados intensivos — responde León
— Quiero verla, por favor
— Podrás verla cuando mejores, no queremos que Luciana se enferme, eso complicaría su estado — le explicó
— Entiendo, ¿Las inyecciones son más efectivas?
— Sí, te curan más pronto
— No me agrada la idea, pero quiero estar bien para cuidar de Lu
— No creo que sea necesario, solamente debes descansar, comer bien y tomar los medicamentos a la hora indicada
— Haré lo que sea
— Entonces, te llevaré a casa
— ¡No! ¡Eso no!
— Pero acabas de decir que…
— Si, puedo descansar aquí con mi o cualquier paciente, pero yo de aquí no me voy sin Luciana
— Doctor, — interrumpe una enfermera — un oficial de policía pregunta por la señorita Luciana
— Voy enseguida — responde León
— De seguro es el agente Rico de nuevo dando lata, te acompaño
— Creo que deberías quedarte aquí
— ¡No! Así como él nos avisó injustamente, ahora deberá encontrar a quien le hizo ésto a Luciana, ¡Ésto no se puede quedar así!
Ella es terca y tiene razón, nadie puede contra eso, así que los tres vamos a ver al policía.
RICO
Me reportaron un asalto en el local de la señorita Luciana, creo que es extraño, justo después de que quedará libre por las acusaciones, no sé si ésto tenga que ver o no, pero hay que investigar a fondo.
— Buenas noches
— Agente Rico, nos volvemos a verla así caras — la señorita Ángela tiene su carácter
— Así es, señorita, ya se ve mejor de salud
— No tan bien como parece, de hecho está siendo atendida — explica uno de los sujetos que entrevisté el otro día, ¿Cuál será su relación? ¿Me habrán mentido?
— A pesar de todo, — prosigue la señorita — me alegra verlo, Oficial
— Agente, por favor — aclaro
— ¡Oficial! ¡Mi amiga sufrió un intento de homicidio y exijo que encuentre al responsable!