8. Me quiere muerta

1733 Words
RICO Comprendo la exigencia de la señorita Robledo, aunque aún es sospechosa del robo, mi obligación es protegerlas como a cualquier otro ciudadano. — Para ello estoy aquí, mi equipo ya estuvo revisando en el local y la caja registradora fue violentada, por lo que parece un asalto, más que otra cosa — Eso es obvio — expresa ella — El detalle es que no se llevaron ninguna otra cosa de valor. Cuando menciono lo anterior, la señorita Ángela vuelve a quedarse pensativa, creo que oculta algo, ya lo averiguaré en otro momento. — Quizá se asustaron al casi matarla, ¿No lo cree? — No, no lo creo, el lugar estaba en total desorden, como si hubieran estado buscando algo — ¿Buscando algo? ¿Pero qué? — Quizá las joyas que desaparecieron por arte de magia — ¿Y todavía se atreve a insistir con eso? Hubiera aprovechado para entrar a la casa y buscar allí también, oficial, así sale de dudas de una vez por todas — Lo hice, señorita, pero como usted lo ha venido diciendo, no encontré nada — Tal vez, pero sólo tal vez, ¡Porque nosotras no las robamos! — Aún tengo mis dudas, pero ahora lo importante es atrapar al asaltante — ¡No, señor! Asaltante no, al que casi mata a mi amiga, porque ni crea que ésto va a quedar como un simple todo, eso fue un intento de homicidio, como ya le dije — De acuerdo, ¿Sospecha de alguien, señorita? Ella se ha quedado pensativa. ÁNGELA No, no creo que Sergio haya sido capaz de eso, además está muy lejos de aquí, sería demasiado obvio para la policía. — No, no tengo sospechosos. — Si cambia de respuesta, ya sabe dónde encontrarme. — Él me da su tarjeta — Y un favor, llámeme cuando pueda hablar con su de amiga, necesito su declaración, quizá logró ver al culpable — Por supuesto y… salúdeme a Enriqueta El Oficial me mira, sabe que sólo es una burla de mi parte, pero no me dice nada, no cae en mis provocaciones, sí que es un tipo profesional. — Doctor, necesito que me explique el estado de salud de la señorita, es para mí reporte — Sí, claro — responde León y se alejan. — El Oficial y tú sí que tienen una excelente relación amistosa — Rafael intenta burlarse — Claro, somos los mejores amigos — respondo y se ríe. LEÓN El agente y yo conversamos a solas. — No sabía que usted y su amigo son doctores — Usted no lo preguntó la otra noche — Cierto, pero me mintió sobre esas damas, ustedes las conocen más de lo que admitió — No, le juro que no fue así — Señor Casavantes, lo investigué, usted les renta una casa y un local desde hace seis meses — Puedo explicarlo, le juro que no sabía que eran ellas, a todo mundo le dan un nombre falso, usted lo sabe mejor que yo — Sólo por eso le daré el beneficio de la duda, pero su amigo y usted tendrá que mejorar su credibilidad — No, no tenemos qué — No le busque tres pies al gato, doctor, porque yo sé bien cómo hacer mi trabajo y el que puede salir perdiendo es usted. Este agente sabe intimidar, pero no me daré el gusto de dejárselo ver. — Agente, ¿Por qué no me dice que es lo que quiere de mí? — Me gusta su actitud, sabe cómo afrontar el problema y eso sólo habla bien de usted, pero por el momento no necesito nada suyo más que su cooperación en el caso. — Y así será, se lo aseguro. — Bien, dadas las circunstancias, lo citaré otro día para hablar con la verdad, que pase buenas noches. El agente se retira, Ángela es invitada a dormir en una de las camillas, Rafael la cuida y yo me quedo al pendiente de Luciana, Luciana, me gusta más ese nombre, suena como más de ella, ese sí le queda bien, tiene presencia y, no lo sé, sólo me agrada más que Luana. Después de todo, el nombre no es tan diferente al que nos dieron, pero no lo puedo justificar, pues una mentira a medias no es una verdad. — Doctor, su paciente está inestable — indica una enfermera — ¿Inestable? ¿A qué te refieres? — Creo que es mejor que lo vea por usted mismo Al llegar a la habitación de Luciana, le escucho delirando, sus signos vitales se inestabilidad y nada de ésto es un buen indicio. — Aplique cien gramos de… — Ya lo hice, doctor, por eso fuí a buscarlo para que viniera a verla — Hizo bien, entonces aplique… Le doy indicaciones a la enfermera y comprendo que no es un malestar debido a la herida, hay algo en su cabeza que la intranquiliza, mandé a llamar a Ángela para que la ayude, pero… — Lu, te prometo que todo estará bien, ya verás que recuperaremos todo lo que nos quitaron, para eso nos hemos esforzado tanto — Sergio… — repite Luciana constantemente y me inquieta demasiado, trato de entender, pero no quiero quedarme a escuchar lo que no me corresponde, aunque la intriga no me dejará en paz, quizá cuando despierte, ella pueda contarme alguna vez. ÁNGELA Lu debe estar pensando en tantas cosas, lo sé por sus delirios, mi primo Sergio arruinó su vida por eso repite tanto su nombre, infeliz, aunque sea mi primo, deseo que obtenga su castigo. — Lu, tienes que recuperarte, verás que pronto lo lograremos, lo sé. Luego de los efectivos medicamentos que León sugirió, Lu entra en calma y ahora duerme. — Angy, ¿Qué haces aquí? — Te cuido, tontita, ¿Qué más podría hacer? Ni que me gustará tanto estar en un hospital — Deberías estar descansando — Ya me siento mucho mejor, Rafael me ha estado atendiendo — Es un buen doctor — Y León te operó para salvarte la vida — ¿León? — Sí, también es doctor — Vaya, sí que son brillantes — Ahora ya saben nuestros verdaderos nombres, perdón por decirlo — ¿Cómo se fue que…? — Te lo contaré todo, resulta que León es nuestro arrendatario — ¿Qué? — Sí, sólo se presentó en la casa y listo — Qué pequeño es el mundo — Bastante. Hemos estado tan preocupados por tí, incluso el agente Rico vino — Ese policía, ni muriéndome me deja en paz — No digas eso, además, vino para tratar de averiguar quién te atacó — Me encantaría haber visto su rostro, pero traían capucha — ¿Traían? Eso quiere decir que fue más de uno — Sí, eran tres tipos — ¡Qué raro! El agente dijo que sólo se llevaron el dinero de caja registradora, no tus productos — Quizá estuvieron buscando las dichosas joyas — Eso también lo pensó en policía, obviamente no encontraron nada — Por favor, llama al agente, quiero levantar la denuncia por intento de homicidio, no por asalto — Ya lo hice — ¿De verdad? — Claro, si hay algo que he aprendido de tí es eso — Eso es excelente De pronto, alguien entra en la habitación. — Hola, primita, cuánto tiempo sin verte, no has cambiado nada — ¿Sergio? ¿Qué haces aquí? No deberías… — Supe lo que le pasó a mi ex esposita y vine a verla, no te preocupes — Vete, Sergio, no quiero verte — responde Lu — Pero yo a tí sí, mi amor — Eres un… — ¿Qué pasa, Luciana? Ni siquiera puedes insultarme, sigues siendo la misma estúpida de siempre — Sergio, deberías irte — insisto — Ángela, ¿Por qué no me traes un café? — Estás locos si crees que te voy a dejar a solas con Luciana — Por favor, no seas tímida, no pasará nada si te vas un momento — No, no confío en tí — Quizá te agrade volver a ver a Nico — ¿Nico está aquí? — Vino a verte — No me interesa — ¿Segura? — insiste — Será mejor que me digas lo que quieres de una vez — dice Lu — Vaya, pensé que Ángela hablaría por tí todo el tiempo, ¿De dónde sacaste tanta valentía? — ¡Habla ya o vete! — Sí que me tienes sorprendido, pero de sobra sé que es sólo una fachada para impresionarme — Vete, Sergio — insisto — Luciana, Luciana, supe que estuviste al borde de la muerte y quería cerciorarme de que ya no respiraras — Claro, a tí te conviene verme muerta — Sería un estupendo regalo de tu parte, ¿Sabes? — Angy, llama a seguridad — Enseguida — No es necesario, querida prima, ya me iba, sólo quería que supieras, Luciana, que ahora todos pensarán que estás muerta, ¿Me entendiste? ¡Muerta! — ¡No, Sergio! ¡Tú no puedes hacer eso! Lu se altera. — Claro que sí, cariño — ¡Estoy viva, Sergio! ¡No puedes hacer creer a todo el mundo que morí! — ¿Por qué no? ¿Acaso piensas regresar a nuestro dulce hogar? — ¡Ni loca! ¡Cómo me haces ésto, Sergio! ¡Te juro que te vas a arrepentir! — La que se va a arrepentir eres tú, por seguir con vida — ¡Eres un infeliz! ¡Ya lárgate! — le gritó Luciana se pone mal, los aparatitos comienzan a sonar mucho, no sé qué pasa. — Lu, Luciana, ¡Luciana! León llega al auxilio de inmediato. — Luciana, ¡Hay que reanimarla pronto! — Salgan todos de la habitación — ordenó la enfermera. Sergio se va sonriendo, León está tratando de salvar la vida de Lu, otra vez, Rafa está con él haciendo las maniobras correspondientes. A lo lejos, el idiota de Nico me dice adiós con la mano, ¡Malditos! Solamente a eso vinieron, ¡Cómo los odio! Rafa sale de la habitación. — Lu está… — ¿Está muerta? — interrumpo asustada — No, no, logramos reanimarla, pero será mejor que no reciba visitas. Nuevamente me abraza para consolarme. LEÓN Luego de reanimarla, me quedo mirandola un momento. — No sé cuántas veces tenga que salvarte la vida, Lu, pero lo haré sin dudarlo — le digo tomando su mano.
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