16. En manos enemigas

1750 Words
En una cantina… ÁNGELA No puedo creer que ayer caí tan bajo al venir a este horrible lugar, sinceramente no creo que encuentre aquí mi celular, pero igual tenía que intentar, quizá Rafa ya me llamó ochocientas veces y yo sin darme cuenta. — Señorita, ¿Puedo ayudarle en algo? — me dice el de la barra — Joven, anoche vine y… — ¿Cómo olvidarla? No hemos tenido clientela tan refinada como usted nunca antes — me hace sentir incómoda al recordarme lo bajo que caí anoche. — Creo que perdí mi celular, sabe, ¿De casualidad usted no lo vió? — Uy, no, de seguro alguien ya se adueñó de él, será mejor que lo olvide — ¿De verdad lo cree? — Y justo ahora que no tengo manera de comprar otro. — Sí y mejor vaya a otro lugar, este no es sitio para alguien como usted — No importa, deme otra botella de esas — ¿Otra vez beberá? — Sólo la quiero regalar, no se preocupe, no es para mí, con la de ayer tuve suficiente. Salgo con botella en mano y comienzo a beberla, pues una terrible sed me invadió de nuevo, quizá culpa de la resaca. Con maleta lista y justo en la puerta de salida de casa, nostálgica y decidida… LUCIANA He vendido todas mis joyas y el negocio está funcionando, sé que Angy podrá hacerse cargo por mí, además, no pienso irme así nada más, le he escrito una nota, para cuando se de cuenta, yo ya no estaré aquí, ¡Cómo la voy a extrañar! Es hora de irme, tomaré el primer vuelo a Beremunda y que Dios me ampare, pues él sabe porqué lo hago, sólo espero que todos estén bien en mi ausencia, que León algún día pueda perdonarme y comprender que fue mejor así y que Rafa pueda quedarse con Ángela en estos momentos tan difíciles para ella, él es pieza clave. En el camino entre la cantina y la casa… ÁNGELA Comencé a beberme la botella y de pronto vinieron a mi mente las palabras de Luciana, esas que creí haber soñado en medio de la borrachera que me puse anoche, tengo tanto miedo que hasta lo mareado se me quitó, debo apresurarme a llegar a casa, no puedo permitir que ella siga con esa idea. En el hospital… LEÓN He estado pensando en Abigail y en todo lo que me dijo, aunque el dolor de cabeza no me deja pensar con claridad, sé que mi deber es hacerme responsable de mis acciones, aunque un hijo no es lo que esperaba, no puedo ser tan egoísta y simplemente, olvidarme de su existencia, nunca sería justo para ese inocente. Debo hablar con ella. RAFAEL Aunque me prometí a mí mismo dejar de insistir, no pude, justo acabo de llamar a Ángela de nuevo y está vez sí respondió, sólo que tenía a su lado a otro hombre, ¡Pero qué rápido me olvidó! No cabe duda que se terminó. En ciudad Beremunda y con el celular en mano… SERGIO Algo me dice que Luciana pronto vendrá, debo estar preparado para recibirla en su gran derrota, mi querida Luciana yo sé que tarde o temprano volverás a estar a mis pies y cómo lo voy a disfrutar. En el aeropuerto de ciudad Melisandre… LUCIANA Tuve suerte, pues aunque no reservé un vuelo a tiempo, un lugar se desocupó y pude tomarlo de inmediato, allá voy a encontrarme con mi destino. Fuera de casa de Ángela con binoculares en mano… NICOLÁS Mi hermosa Ángela, no cambias en nada, si supieras que nuestro destino ya está escrito, seguro te dejarías de tantas tonterías, no sabes cuánto me muero por volver a probar tus labios, cariño. ÁNGELA He llegado a casa, pero Lu no está, ¡Que no sea lo que estoy pensando, por favor! La busco en su cuarto y pude notar que un par de cosas ya no están, no estoy segura de que se las haya llevado cuando se fue con León, le llamaré para saber si están juntos, ¡Ay, no! ¡No tengo mi celular! ¡Rayos! ¿Y ahora qué hago? Bien, creo que es el molde calmarme, repuesto profundo y pienso, ella no pudo haberse ido así. Camino hacia la cocina y tampoco hay nada que me indique algo, luego reviso en el local y en el jardín, ¡No hay nada! De acuerdo, deben ser ideas mías. Me extraña que Rafa no me haya buscado ya, no debe tardar así que irme a darme un buen baño, sirve que me relajo y dejo de pensar en tantas tonterías. Luego bañarme, me pongo muy linda para cuando llegue Rafa, creo que es momento de preparar la cena, quizá Lu esté en un momento muy romántico con León y yo con mis tarugadas. Comienzo a cocinar y al tomar el cucharón preferido de Lu me doy cuenta de que allí hay algo, una nota escrita de su puño y letra. “— Querida Angy, sé que prometí no hacer ninguna tontería, pero de sobra sabes que no hay otra manera, perdóname por favor, te prometo que estaré bien y tú también lo estarás, he dejado dinero suficiente para tí en mi caja especial, por favor, cuídate mucho y reza por mí, con amor, Luciana.” ¡No, no! ¡No, Luciana! Sin pensarlo salgo corriendo hacia la calle como si quisiera detenerla, pero ya es muy tarde, ella ya debe estar llegando a casa de Sergio, quiero gritar para aliviar mi desespero, pero en ese momento alguien se acerca en un auto oscuro, se abre la puerta y regreso a casa de inmediato, pues una extraña sensación me recorre la piel. Pronto recuerdo que Lu anota todos los números telefónicos en una libreta, debe estar por algún lugar, ¿En su habitación? No, no, ¿En el local? ¡Si, allí debe estar! Voy al local apresurada y efectivamente, allí encuentro la libreta, tomó el teléfono del lugar y llamo a Rafa, pero él no responde, insisto, pero sigo sin respuesta, quizá no reconoce el número. Entonces intento llamar a León, pero tampoco contesta, ¿Qué carajos pasa con estos hombres? ¿Dónde están cuando más los necesito? — Buzón de voz — dice la contestadora, quizá deba… — León, Lu se ha ido a casa de Sergio, por favor, llámame a este número cuando escuches este mensaje, te lo ruego, mi celular está extraviado, dile a Rafa, ¿Quieres? LUCIANA He pedido un taxi que me lleve a la casa de Sergio, estoy muy nerviosa, pero no bajaré la cabeza ante él, ¡Jamás! Tengo que seguir siendo fuerte y muy valiente, pues mucho hay en juego hoy. Llego a casa y creo que ya me esperaba ese infeliz, pues de inmediato me abre la puerta. — Sabía que vendrías pronto — dice sonriente mientras bajo mi maleta — Bien, paga el taxi — sonrió también Él hace lo que debe y luego entramos a casa en silencio y sin la más mínima intención de amabilidad por mi parte. — Ya es tarde y tu habitación está lista, querida, no te quiero husmeando por todos lados. Comprendo lo que quiere decir y sólo puedo obedecerlo, por hoy. ÁNGELA La noche pasó con lentitud, ni idea de dónde puede estar Rafa y encima con la preocupación de no saber nada de Luciana, tengo tanto miedo de que Sergio pueda hacerle algo y rezo, me la he pasado rezando por ella. También pienso que quizá, Rafael siga enojado conmigo y por eso no ha venido, por eso hoy lo buscaré en el hospital para definir nuestra situación de una vez por todas, sirve que le cuento toda la verdad, como debió ser desde un principio y así me ayuda a pensar en la forma de salvar a Lu, aunque lo más sorprendente es que León tampoco la haya buscado ya, aún habiendo escuchado mi mensaje anoche, se supone que recién comenzaron a vivir juntos y ahora ella ya está muy lejos, algo tuvo que pasar entre ellos para que diera lugar a su decisión, espero obtener hoy todas las respuestas. Nuevamente me pongo linda para salir y cuando comienzo a caminar hacia la parada del transporte público, el auto oscuro que ayer me intimidó llegó de la nada y… NICOLÁS Te pusiste muy preciosa hoy, cariño. — Listo, patrón — Súbela al auto — ordenó — y vámonos. Mi gente obedece y yo disfruto de la compañía, así dormida no te me pones rejega, Ángela, hasta pareces hacerle honor a tu nombre, lástima que despierta no seas nada parecido, aún así, tu lugar está conmigo. En el hospital... LEÓN Anoche nuevamente nos fuimos al bar, Rafa y yo estamos destrozados y sólo queremos olvidar a esas dos Diablillas rompecorazones, no quiero ni escuchar su nombre nunca más. — Doctor, su teléfono ha estado sonando — me dice una enfermera — Sí, déjalo, apágalo, no me interesa — Podría ser importante — No estoy de humor, por favor, que nadie me molesté si no es por cuestiones de trabajo — De acuerdo, doctor, aunque creo que debería reconsiderarlo — Dámelo, pues, pero no te aseguro nada. Lo reviso y veo que tengo llamadas de un número desconocido, quién sabe quién será, un mensaje en buzón, aún más enfadoso, ¡No deberían ser tan insistentes! — ¡Doctor, tenemos una emergencia! Luego escucharé el mensaje. En casa de Nico... NICOLÁS Has dormido mucho, cariño, me alegra porque el camino ha sido muy largo y no quería que te pusieran de necia durante el trayecto, en esta cama podrás seguir descansando, verás que cuando despiertes te llevarás un gran sorpresa, la sorpresa más grande de tu vida. En casa de Sergio... SERGIO Veamos con qué actitud viene mi ex esposita hoy, no se veía nada contenta anoche y supuse que era por él cansancio del viaje, ja, ja. — Buenos días, Lucianita, espero hayas descansado — ella está preciosa, pero debo fingir que lo contrario — Buenos días, Sergio, la recámara es muy cómoda, gracias por tus atenciones y sí, descansé plácidamente — dice con amabilidad lo cual me sorprende demasiado — Eso me alegra, haré que traigan el desayuno — Pide para tí, solamente, comprenderás que yo suelo madrugar y a estas horas ya es casi mediodía para mí — Como prefieras. La veo asomarse al jardín, sé muy bien lo que busca, pero no lo encontrará.
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