14. El fallo

1769 Words
En el juzgado... LUCIANA El juicio ya comenzado ya, el abogado se ha puesto nervioso con todo lo que Sergio y Nico han presentado ante el juez, ¿Cómo se atreven? — Cabe aclarar, que las “señoritas” — sí, dicen estás palabras en tono burlón — han mostrado conductas que ponen entredicho su moral, las visitas nocturnas y constantes a los antros donde se les puede ver con diferentes hombres a la vez, además, el agente de la policía, el señor Juan Carlos Rico puede corroborar la información, ya que hace un tiempo las dos implicadas fueron detenidas por el delito de… — ¡Objeción, su señoría! — intercede Velasco — Las señoritas fueron puestas en libertad por el mismo agente que las detuvo — ¡Por falta de pruebas, su señoría! Pero no porque se haya demostrado su inocencia, y también… Esos abogados sólo nos están exponiendo con una bola de patrañas, ¡Ésto no es bueno! Angy me mira muy angustiada y con justa razón, ¿Ahora qué vamos a hacer? Sólo queda esperar a que ésto no afecte los resultados, ya que se supone que no tienen nada que ver. — Ante las múltiples muestras de conductas inmorales y la ineptitud de las demandantes, fallo a favor de los señores Robledo y Lazcano… ¡No! ¡Ésto no puede estar pasando! — Velasco, usted dijo que todo saldría bien, no entiendo qué fue lo que pasó, por favor, haga algo — Lo siento mucho, señorita Luciana, realmente tampoco comprendo lo que ocurrió, — él se acerca a mí oído y susurra — es evidente que aquí hay gato encerrado o mejor dicho, dinero de por medio — ¡No, no puede ser, Velasco! Esta era nuestra única esperanza, no puedo resignarme — expresa Ángela — Angy, vayamos a casa — sugiero Velasco nos toma del brazo y al intentar salir del juzgado me topo de frente con Sergio y Angy con Nico. — Lucianita, ¿Ahora ya estás segura de que soy yo el que manda? — Se burla descaradamente — No me voy a rendir, ¿Me escuchaste? — ¿Ah, no? ¿Y ahora qué piensas hacer? Sólo te queda regresar a MI casa, conmigo — ¡Ni lo sueñes! — Veamos que tanto te dura el orgullo y tus aires de grandeza, nos vemos — ¡Imbécil! ¿Cómo se atreve a pensarlo siquiera? ¡Jamás! ¡Nunca regresaría con él! ÁNGELA No puedo evitar llorar al saber que ya no puedo hacer nada por mí, no puedo resignarme y para colmo el tarado de Nico está frente a mí con su sonrisita estúpida y burlona. — Pero no te pongas así, mi amor, aún puedes regresar conmigo a casa Lo escupo en la cara. — ¡Primero muerta! ¿Me escuchaste? ¡Muerta! — No digas barbaridades, yo sé que no has podido olvidarme Velasco me sujeta fuerte del brazo y prácticamente me obliga a salir de allí, pues estoy muy alterada y podría ahorcarlo en cualquier momento… y tiene razón. Aún en el pasillo del juzgado... LUCIANA Velasco se ha llevado a Ángela, está tan desesperada como yo, pero ella no puede controlarse más y la entiendo, yo tampoco, sólo que no le daré el gusto al imbécil ese de verme mal por su culpa, ¡No más! De repente, siento un ligero mareo y me sostengo de lo alcanzó para evitar lastimarme. — Señorita Luciana, ¿Se encuentra bien? — creo que es la voz de Rico, pero no puedo emitir palabras, pues una sombra oscura atraviesa por mi cabeza… “— Avísale al jefe que ya está, a ver si así el Checo entiende que ésto va en serio” — recuerdo y de pronto todo se aclara en mi cabeza. — Señorita — insiste el agente — ¡Agente! ¡Qué bueno que es usted! Tengo algo que decirle — Yo quiero disculparme por mi declaración, — dice mientras me ayuda a caminar hacia la salida — usted sabe que es mi deber decir la verdad y… — No se preocupe, entiendo, además, no dijo nada falso, pero no es de eso de lo que quiero hablar — La escucho. Nos detenemos justo antes de llegar hasta donde están Velasco y Ángela, pues no quiero preocupar más a mi amiga, está tan nerviosa la pobre, puedo ver cómo el licenciado le ofrece su consuelo, está tan mal. — Hace un momento tuve un recuerdo de cuando me atacaron, antes de que perdiera el conocimiento, uno de los atacantes dijo algo que me hace sospechar que Sergio está metido en negocios ilícitos… — explico — Lo que me sospechaba, ahora tengo que indagar más en sus asuntos, a su ex marido no le gustará en absoluto mi intromisión — Lo sé, agente, por favor, tenga mucho cuidado, él no es una buena persona como aparenta — Lo tendré, por favor, no se rindan, le prometo que la mantendré informada de todo — Gracias agente. Luego de reunirme con Ángela y Velasco, la acompaño a casa, no quiero dejarla sola, pero ella es necia e insiste en que estará bien, supongo que necesita su espacio para desahogarse y yo también. ÁNGELA Vaya que la vida me ha mostrado una vez más su mala cara, sólo que ahora sí se pasó, me ilusioné tanto con recuperar lo mío que ahora no sé qué hacer, ¿Qué voy a hacer, Dios mió! Estoy tan cansada de todo. Tomo una botella de vino de las que guardamos para una ocasión especial y comienzo a beberla trago a trago. Creo que no i teléfono suena, pero hago caso omiso, pues no estoy para nadie. RAFAEL Ángela no responde el teléfono y quiero saber qué pasó con el juicio, quizá ya se olvidó de mí al recuperar lo suyo. ¡Lo sabía! ¡Sabía que ésto pasaría! LEÓN He estado tratando de comunicarme con Luciana, con Velasco y con Ángela, pero nadie responde, estoy preocupado, tal vez Rafa tenga razón y ahora que ganaron ya no nos necesitan para nada. VELASCO Una persona de mi entera confianza me acaba de confirmar algo que me sospechaba, es triste que la justicia no triunfe en este país por cosas como está, pobres muchachas, tantas esperanzas que tenían depositadas en mí y les fallé, pero no por gusto, si no por corrupción. — Velasco, vine en cuanto me llamó, ¿Qué pasó? — Señorita Luciana, tengo que decirle algo que aborrezco — Velasco, no se sienta mal por nosotras, usted hizo lo que estuvo en sus manos — Ciertamente, lo que me tiene tan enfadado es el hecho de que todo fue un acto corruptivo y despiadado — ¿A qué se refiere? — ¡A que lo sé todo! Su ex marido compró al juez con regalos ostentosos y sabrá Dios de qué más se valió — ¿Pero cómo lo sabe? — Una persona de mi confianza me lo hizo saber y le juro por mi vida que no permitiré que ésto se quede así — Velasco, lo que dice es muy importante y peligroso, tenga mucho cuidado — Lo tendré, por lo pronto debo fingir que no sé nada de ésto, que perdí él juicio y que pienso en retirarme, pero me aseguro que conseguiré las pruebas para hundir a los infractores — digo seguro — Por favor, no haga nada que exponga su vida, se lo ruego — insiste — No voy a dejarlas solas, se lo prometo — Supongo que no me hará caso, entonces, busque al agente Rico, él podrá ayudarlo — Pero claro que lo haré, vaya tranquila por la vida, señorita Luciana, que usted y su amiga pronto tendrán la justicia que tanto añoran — Muchas gracias, Velasco, ojalá que eso fuera posible, pero cada vez me convenzo más de que eso no sucederá — No pierda la fe, además, el joven León la ama y no la dejará sola en ésto — Tiene razón… LUCIANA Aunque él licenciado me ha dado otra nueva esperanza, no puedo volver a ilusionarme, pues sé que Sergio nunca me dejará ganar. León ha estado llamando a mi celular, ni siquiera me había percatado de que lo tenía en silencio, claro, durante el juicio decidí dejarlo así y luego del fracaso ni siquiera me molesté en sacarlo de la bolsa, le devolveré la llamada. — León, ya estoy en casa — ¿Y cómo te fue? — ¿Te parece si te espero para hablar? — Claro, aunque no sé cuánto me demore — ¿Aún tienes mucho trabajo? — Sí, el accidente nos ha tenido entretenidos — Debe ser grandioso tener la oportunidad de salvar tantas vidas — Es lo mejor del mundo, Lu, ni te imaginas. — Haré algo de comer, dile a Rafa que Angy se quedó en casa, sólo pídele que se dé prisa — Bien. LEÓN La sentí rara, creo que no tuvo el resultado que esperaba, me apresuraré para estar con ella en su dolor. — Ya Lu me llamó — le aviso a Rafa — ¿Y qué pasó? Porque de Ángela ni sus luces — No se escuchaba contenta, supongo que no fue como esperaban — Ahora entiendo, Angy debe estar destrozada — Terminemos ésto para reunirnos con ellas, ¿Sí? — Por favor. RAFAEL Ya León se fue con Luciana y yo sigo tratando de localizar a Angy, según Lu, ella se quedó en casa, pero no está, tuve que usar mi llave para entrar pensando en que estaba dormida o demasiado mal, pero no, no tengo idea de a dónde pudo haber ido, como sea, la buscaré hasta debajo de las piedras. Ya en casa... LEÓN Pasé a comprar un ramo de flores, quiero, por lo menos, mitigar un poco su dolor, pues sé lo importante que era para ella ganar este juicio, girasoles y rosas rojas creo que son sus favoritas, pues en el local tiene de esas a veces, así que aquí voy. Al llegar a casa, un mujer me espera afuera. — Hola, León — la miro y la reconozco de inmediato — Abigail, ¡Cuánto tiempo sin verte! — un intento de noviazgo — Sólo un par de meses — Sí, dos o tres, algo así, ¿Qué te trae por aquí? — Vine para hablar contigo de algo importante — Bien, por favor pasa — abro con mi llave, pues Lu tenía cerrado, quizá se esté bañando — Gracias — Toma asiento, ¿Te ofrezco algo de beber? — No, así estoy bien, sólo quiero decirte que…
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