Estaba recostado del diván aplastando una pelota en su mano con ira, no estaba acostumbrado a comportarse de esa extraña manera, pero le quedaban pocas opciones para intentar relajarse, realmente vivía aburrió en Mónaco, ya lo había visto todo y el único motivo que lo mantenía estable; era la promesa que la había hecho a su pequeña hermana hacía muchos años atrás.
“Esto es una verdadera tortura, no hay otra palabrea para describirlo” Pensó lleno de cólera y frustración.
Miro a su alrededor y volvió a recostar su cabeza del diván, entonces una ocurrencia le llego a la mente como un huracán, sonrió malicioso.
“Apenas está empezando a anochecer…puedo observarla” Pensó al levantarse y vestirse con calma, iría tras ella mientras el velo de la oscuridad lo protegía.
—Emma Lorient—Susurro enérgico al desaparecer de su habitación.
La curiosidad empezaba a carcomerle, necesitaba saber que era ese exagerado sentimiento que se manifestaba en su pecho cada vez que pensaba en ella, necesitaba saber lo que estaba pasando en su interior.
—Lucifer tenemos que dialogar sobre el nuevo proyecto de Dubai—Entro Llanus sin tocar la puerta.
Su hermano levanto la mirada y se percató de su ausencia, frunció el ceño pensativo y decidió abandonar el aposento sin pronunciar más que un gruñido.
Lucifer rondaba las calles de Mónaco como si de un nuevo mundo por descubrir se tratara, se dejó de autos caros por un momento mientras caminaba, percibió que nunca antes había rondado las calles de Mónaco sin un auto o Mefisto para abrir un portal para él.
“De noche es mucho más bonito que de día” Pensó conforme avanzaba por los caminos adoquinados, había tanto que ver, pero decidió dirigirse a los jardines exóticos, había todo tipo de plantas en ese pequeño jardín, mientras caminaba por el lugar se encontró con la mujer a la que en un principio había pensado en acosar, se quedó inmóvil al observarla con un pequeño cachorro debajo del banco en el que estaba sentada.
Mantuvo la distancia, pues parecía estar agobiada, no había muchas personas, así que disimuladamente fingió contemplar las plantas mientras sujetaba una baranda.
«Mónaco es muy pequeño» Pensó para sí mismo, mientras la observaba de reojo.
Emma se levantó con lágrimas en rodando en sus mejillas y tomo al cachorro de Beagle en manos, conforme avanzaba hasta su departamento, Lucifer la seguía pasando desapercibido.
El hombre desea entender que había causado, que su enorme belleza se viese amenazada por un sentimiento tan efímero como lo era la tristeza. Peino su cabello hacia atrás, sabía que si era vito por muchas personas llamaría demasiado la tensión, debía mantener un perfil bajo si quería saber más de Emma y no de la manera legal.
Se volvió uno con la oscuridad y ese brillo excéntrico que poseía por un momento se vio ofuscado, se camuflo como un monstruo en la oscuridad, justo en ese momento era un depredador que buscaba una presa, lleno de hambre y fiereza se adentró a Le Rocher un acogedor lugar, con calles estrechas y un poco de la antigua Mónaco conservado en las paredes del lugar, se conservaba en el mismo, no estaba muy lejos de los jardines exóticos y justo en un edificio pequeño diagonal a un cruce peatonal vivía la hermosa mujer, era lo que Mattel le había explicado la última vez que lo vio, pues el demonio se había encargado de vigilarla conforme estropeaba el caso con una que otras pruebas falsas, aunque los agresores no habían dejado ningún rastro.
Lucifer la miro un momento mientras entraba en el edificio.
«Quien sea que te ha hecho llorar…lo matare» Pensó lleno de recelo.
Por primera vez su vida tenía un pensamiento altruista, nunca pensaba en las emociones de otros humanos, ni siquiera le interesaba su malestar.
Se movió sigiloso hasta una esquina desde la cual podía verse la entrega al departamento de Emma, había pasado una hora, Lucifer estaba saliéndose de quicio y tenía intenciones de ir a tocar la puerta de su pequeño departamento, pero en ese momento la misma chica salió con una capucha puesta y un niño a su lado, lo tomaba de la mano.
Lucifer se llenó de curiosidad, la percibía de una manera diferente, no tenía idea de quién era el niño, en los reportes que Mattel le entrego no decía nada sobre algún niño o pariente menor que estuviera cuidando. Una vez más se escondió con el manto de la oscuridad y observo como la mujer sacaba del estacionamiento subterráneo un auto, un vehículo nada exagerado y mucho menos caro de color beige.
Se llenó de incertidumbre pues Emma Lorient no tenía un auto, ladeo ligeramente el rostro, pues por un momento creyó que podría ser una persona diferente, pero las medidas que había tomado de su cuerpo en cuanto la vio por primera vez, se reflejaban de la misma manera en el cuerpo de la mujer que tenía su rostro cubierto.
—¿Esa es la misma Emma?—Se preguntó Lucifer al seguir el auto, se dirigía en silencio flotando en el aire pasando desapercibido.
Seguía cada movimiento del auto, necesitaba saber qué hacía, quien era y porque sentía que una fuerza más allá de su entendimiento lo atraía hacia ella como un potente tifón.
Temía quedar atrapado en el fondo.
Descubrió luego de un rato que se encontraba en Francia, había una delgada línea que dividía a Mónaco de Francia, era tan delgada que era difícil darse cuenta de ello al cruzarla.
Francia revivía por las noches como cualquier ciudad, no había duda de ello. Entonces el auto de la chica se detuvo justo en un club nocturno StockSnap Pixabay, la piel de Lucifer se erizo al posarse como un gárgola sobre la terraza de un edificio frente al lugar, todo su cuerpo se tensó, no podría imaginarse que Emma Lorient fuera una bailarina exótica y que su cuerpo fuera perturbado por algún otro hombre que no fuera él.
Su sangre hervía y su cuerpo se llenaba de ira.
La chica desapareció por la parte trasera del edificio y junto a ella ya no se encontraba un niño, sino un chico, Lucifer podía sentir su presencia demonio, intento comparar su aura con la de algún incubo hijo de Lilith, pero luego de analizar bien su presencia entendió que solo era un demonio común.
No toleraba más el sentimiento de frustración que le emanaba del pecho, por ende se aventuró a entrar en el lugar clandestino, había un alarga fila para entrar, pero el portero un hombre de casi dos metros que se erguía para cuidar la entrada, era uno de sus súbditos fervientes y de inmediato le permitió el paso sin peros.
La mayor parte del tiempo lucifer no tenía que dar explicaciones cuando actuaba, solo debía entrar al lugar o hacer lo que quería, de eso se trataba tener el poder, pero cuando no había nadie capaz de enfrentarlo solo quedaba sumirse en el libertinaje, después de todo solo vivía con un castigo y aunque una parte de él ya se había acostumbrado, pero las otras convivían en constante negación.
Entro en el lugar donde las luces de neón habitaban y los cuerpos chocaban entre sí, era un frenesí constante en el cual la lujuria y la avaricia se daban de las manos, compartían en la noche en lugares como esos, Lucifer estaba acostumbrado a las miradas intensas tanto de hombre como de mujeres a donde sea que fuera, pero la única miraba que no toleraba era la de Emma, por algún motivo no lograba verla directamente a los ojos sin flaquear.
Camino entre la multitud hasta la barra en la cual servían los tragos, había una enorme pasarela en medio del escenario en el cual bailaban, había mesas colocada estratégicamente antes de la pista de baile y justo en ese momento más de una mujer se encontraba girando alrededor de un tubo en pequeñas plataformas ovalas alejadas del escenario principal.
Una parte de él estaba llena de angustia y la otra ansiosa por presenciar el acto principal. Pidió un trago al joven que se encontraba tras la barra, el cual quedo embelesado con su presencia.
— ¿Qué le gustaría tomar señor? —Pregunto el joven mientras limpiaba una copa con un pañuelo blanco.
—Dame lo más fuerte que tengas—Impero al darle la espalda.
Lucifer levanto la mirada hastiado luego de darse el primer trago de una bebida que lanzaba fuego en su interior y escucho la voz de Emma en la parte izquierda, por poco y escupe el fuego sobre la barra exaltado.
Se tragó la bebida caliente y miro a la chica de cabellos rosados con una bandeja en la mano.
Ladeo un poco el rostro y reconoció que era la misma chica que percibió en la fiesta que Lilith realizo en su yate Airi, quedo boquiabierto, creyó que nunca más podría volver a verla, pero estaba confundido, tanto Emma como esa chica se parecían abismalmente.
Se rio para sus adentros y la miro con deseo al percatarse que a su lado estaba un demonio de grado bajo, conversaban con el encargado del lugar, Lucifer podía escuchar claramente todo lo que decían ambos.
—Él es Payki Nizan, es mi primo lejano puede trabajar como vigilante—Informo la chica.
El hombre que poseía una barba de candado la peino y luego miro al chico lleno de incertidumbre.
—Aunque es cierto que nos hace falta personal, primero debo ver que tan bien trata al público, no puedo contratar a cualquiera sin probarlo primero Adele—Explico el hombre regordete al guiar al chico hasta la entrada.
—¿Taison cuando te engañado con respecto a los talentos que tienen las personas que traigo aquí? —Pregunto la chica llena de curiosidad.
El hombre ladeo su rostro un poco y se quedó pensando un momento hasta soltar una carcajada.
«¡Adele! » Pensó Lucifer lleno de indignación.
Lucifer escucho la música cambiar, un presentador se montó en el escenario y anunciaba la entrada de una bailarina, la atención de lucifer cambio drásticamente al escuchar que la chica iría al baño luego de que sirvió varios tragos.
El siguió a Adele por los pasillo solitarios hasta el baño, la gente se arremolinaba alrededor del escenario, los baños estaban solos y solo se encontraba Adele en el de damas.
Un impulso voraz se presentó en el interior de Lucifer, había algo que le imperaba entrar de golpe a los baños, su libido se había incrementado más desde el día en el que Emma lo rechazo, sentía que si no la tenía por las buenas, estaba dispuesto a liberar al monstruo y poseerla a la fuerza.
Entro de golpe al baño de mujeres y cerro con seguro el mismo, había cinco cubículos colocados del costado derecho y los espejos estaban del lado contrario con los lavabos, la tenue luz con la que se iluminaba el lugar aseado era de un color azul.
Los latidos de su corazón no lo dejaban escuchar nada más, había entrado en un frenesí demoniaco, mientras caminaba hacia la chica que lavaba sus manos frente a un lavabo, se soltaba poco a poco a corbata, no quería tener impedimentos.
Adele volvió la vista hacia el hombre ensombrecido y se hizo un poco hacia atrás sorprendida.
—Disculpe…los baños de hombres están al lado—Advirtió al estar nerviosa, podía sentir la fuerza que emanaba de su cuerpo, sabía que no era humana y que ninguno de los golpes que le diera podrían causarle algún efecto.
Adele intentos ser política, estaba en un aprieto y quien podía protegerla estaba justamente afuera del edificio, sabía que Payki no podría escucharla.
Lucifer jadeo al sujetarla por el cuello y colocarla contra la pared. Era mucho más alto que ella, más robusto y sin duda alguna más fuerte, ella era una presa vulnerable en un lugar cerrado en el que no tenía escape.
Miro hambriento sus labio y la beso con ferocidad, deslizo su lengua a través de sus labios hasta su garganta, luego masajeo su lengua repetidas veces hasta que la hizo soltar un gemido, los ojos de Adele se habían cristalizado dos lagrimas se asomaban en sus parpados inferiores y luego se deslizaban por sus mejillas hasta caer sobre su blusa, una blusa corta y delgada que dejaba ver su sostén n***o.
Lucifer Jadeo nuevamente y junto su frente con la de ella, mientras la fuerza con la que apretaba su cuello empezaba a disminuir, cada musculo en su cuerpo se contrajo, mientras cubría la boca de Adele cuando ella intento gritar.
«¡No me hagas daño por favor! » Pensó al sollozar ligeramente.
La chica temblaba, lloraba con temor, mientras Lucifer se aventuraba a olisquear todo su cuerpo y desabrochaba su pantalón, había una línea de cinco botones que le impedían el paso hasta su intimidad.
Lucifer trago saliva, se sentía débil frente a ella.
«¿Que estoy haciendo? Nunca haría algo así ¿Ella está temblando?...está asustada y yo…intento hacerle daño » Pensó abrumado.
Adele mordía con fuerza el costado de su mano, Lucifer había sujetado sus manos contra la pared con su antebrazo, sabia lo vulnerable que ella era, solo era una simple humana contra el diablo, ella no podría hacer nada en su contra. Pero mientras dudaba de sus acciones, alguien toco a la puerta.
Forcejeaba el picaporte con energía.
—¡Hay alguien aquí!¡Muero de ganas de ir al baño!—Vocifero.
Lucifer soltó a Adele miro su mano ensangrentada y desapareció.
La boca de Adele estaba llena de sangre, estaba tosiendo y su cuello estaba marcado por un rosetón de color rosado con la forma de una mano, se deslizo hasta la puerta y la abrió rápidamente, para meterse de golpe en uno de los cubículos del baño. La chica que había tocado la puerta entro de golpe y se encerró en uno de los cubículos a orinar, mientras Adele lloraba en silencio, no había visto bien el rostro de su agresor, las luces azules del baño le impidieron ver a su agresor, pero el aura demoniaca que emanaba del podría reconocerla en cualquier lugar.
Estaba asustada, tocaba su cuerpo perturbado y reconocía aliviada que no había logrado tocar más allá de la ropa que la protegía.
Tenía que recuperar la compostura, sabía que su trabajo tenía muchos riesgos y entre ellos podía ser la víctima de un demonio sin que ellos dudaran, pero se había salvado.
«Casi. Casi soy su alimento» Pensó agotada.
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Se desvistió en medio de la sala, coloco su bolso sobre la mesa y empezó poco a poco a caminar hasta el baño, respiro profundo frente al espejo, miró desde arriba y levantó sus manos para empezar a retirar poco a poco la peluca que utilizaba cada vez que se dirigía a un estrado, departamento policial o algún lugar de Mónaco en el que era conocida como, Emma Lorient, la abogada.
Necesitaba salir y ser ella misma, fuera de ese minúsculo lugar. Se sentía enjaulada, cumpliendo con los deseos de su querido padre y cumpliendo con su voluntad. Aun sabiendo que le importaba un bledo eso, ya no tenía que pasarse la vida fingiendo, pero en esas ocasiones era necesario.
Respiro profundamente, peino su cabello con cuidado y luego se miró al espejo.
— ¡Este lugar es tan pequeño! ¡Lo odio!—Susurro apretando su mandíbula.
«Debí planear mejor mi vida, debí pensar en un mejor lugar y en mi libertad» Rugió en sus adentros, reprendiéndose asimismo por cometer tales equivocaciones.
Después de todo, aún estaba a tiempo para vivir, su mirada había cambiado drásticamente frente al espejo, al igual que la silueta que dibujaba su cabello a contra luz.
Cerró un poco los ojos y luego se dirigió a la ducha.
«Tengo muchas cosas que hacer» Pensó con obstinación.
El cachorro de Beagle estaba justamente acostado frente a la puerta del baño, coloco su cabeza sobre el suelo, mientras esperaba calmado a su joven dueña.
Ella continuaba pensando en Llanus, pues la impresión que le había dejado el día que se dirigió al departamento de policía para el interrogatorio, la dejo tan intrigada que por poco sale a la luz su verdadera personalidad.
U eso creía, estaba claro que en ese punto de su vida ya no sabía quién era.
Payki apenas empezaba a reaccionar de su profundo sueño cuando Emma llego a la casa, solo pudo escuchar el estruendo de la puerta del baño.
El chico se sentó frente a la mesa del comedor y vislumbro a la chica de cabellos rosados cruzar de la sala hasta el comedor, traía puesto un suéter gris con capucha y un pantalón azul.
—Si estás loca—Soltó hastiado al comerse el sándwich que había preparado Emma en la mañana—¿Eres Emma o eres Adele? —Pregunto después de tragar el primer bocado del pan relleno con lechuga, tomate y jamón.
Adele estiro una mano hacia la silla y la giro para sentarse sobre ella, coloco sus manos sobre el cabezal de la misma y miro a Payki con asombro.
—De que hablas tonto, soy Adele ¿quién más seria? —Soltó en tono burlón.
Un escalofrió recorrió el cuerpo de Payki, estaba intrigado y al mismo tiempo confundido, la chica de día era una persona completamente distinta a la que era de noche.
—Pues Emma—Susurro el chico al levantarse.
Adele se echó a reír y miro con incertidumbre a Payki.
—Debemos irnos, te conseguiré un trabajo, no puedes vivir aquí de noche, es peligroso para ambos—Advirtió.
Payki asintió.
—¿Humana para que quieres a un demonio como tu aliado? —Pregunto el chico al liberar sus cuernos.
Adele se levantó y coloco sus manos dentro de sus bolsillos.
—Soy una médium, lo que hago atrae a los muertos, a los vivos e incluso a los demonios, necesito que me protejan—Alego al mirar a Payki con complicidad.
Payki se llenó se impresión y sonrió.
—Bueno pero si te voy a proteger quiero algo a cambio—Se cruzó de brazos, planeaba negociar.
Adele se puso a su altura.
—¿Qué quieres a cambio? —Pregunto la chica llena de emoción.
—Necesito información de Lucifer Grenoble—Impero severo.
Adele asintió y estiro su mano.
—¡Echo! tú me proteges y yo a cambio te ayudo a conseguir información—Satisfecha.