Apareció de ipso facto en su habitación, su mano estaba cubierta de sangra y su cuerpo temblaba, por algún extraño motivo sentía que había cometido un crimen. No dejaba de mirar la mano que Adele le había mordido y por primera vez en toda su vida pudo transportarse sin ayuda de alguien más, se sentó en el suelo y recostó su espalda contra la orilla de la cama. Trago saliva. Recordó con claridad como se había sentido momentos antes de que Adele fuera su víctima, estaba lleno de pánico e incertidumbre, la había agredido como un monstruo hambriento. Su estómago se revolvía y un sentimiento de arrepentimiento recorría su cuerpo, deseo que sus impulsos no lo dominaran y que hubiera podido pensar con la cabeza fría, respiraba con dificultad se sentía como un humano indefenso. Estaba desespe