6 Llanus

3415 Words
Ella recién se levantaba, estaba emulando una rutina humana, pues apreciaba tantos sus vidas como la de sus hermanos o su padre celestial, nunca hablaba de ello, pero deseaba poder hacer cambiar a su hermano. Era una tarea muy ardua y difícil por ello continuo con menos insistencia, noto que a final de cuentas no podría cambiarlo, él debía poder hacerlo por sí solo. Se dirigió al baño a cepillarse los dientes, ese día sería su primer día en una escuela privada humana, desde hacía un siglo que Aniel disfrutaba de escuelas primarias con documentos falsos propuestos por Mefisto, solía ser muy educada, sabía hablar todos los idiomas y apenas estaba aprendiendo a usar adecuadamente todos los instrumentos, paso años sumergida en disciplinas humanas. Disfrutaba sentirse humana cada día. Su físico aparentaba solo una niña, pero el conocimiento del mundo estaba resguardado en su interior. Se peinó el cabello dorado y se vistió, se dirigió luego a la cocina. Su falda de cuadros llegaba hasta sus rodillas, las media blancas se extendía después de las misma y la camisa blanca con corbatín le hacían sentir una señorita elegante, camina con orgullo en muchas ocasiones, mientras su largo cabello le caía hasta la cintura, tenía un chaleco de color marrón con el que se cubría y con el mismo solía limpiar el rostro de niñas o niños que eran abusados en la escuela. Finalmente en una mañana poco común esperaba encontrar a Llanus en la cocina, pero en su lugar estaba la sirvienta pelirroja Alice preparando su desayuno. «Pensé que Lucifer la había espantado» Pensó la niña al mirarla con ropas muy descubiertas. —Disculpa estás casi desnuda—Alego Aniel un tanto preocupada. Alice se volvió a mirarla, solo la cubría un delantal blanco al frente. La joven mujer temblaba un poco. —Señorita...preparaba comida para el señor Lucifer—Hablo con la voz temblorosa. Aniel frunció el ceño. «Seguramente le lavo el cerebro y ahora cree que es nuestra sirvienta...Lucifer está saliéndose de control, solo es una humana inocente» Pensó al suspirar. La niña se dirigió hasta una mesa en las afueras de la cocina y le quitó el mantel, sonrió un poco al caminar despacio hasta ella. Expandió la tela y le creo un vestido decente a su alrededor. —Olvidaras esto, puedes vestirte normalmente, no debes usar un traje absurdo para complacer a mí hermano—Informo, la joven acato su orden y empezó actuar sin miedo. «No creo que sea saludable para ella estar en este lugar, seguramente Lucifer la trajo de vuelta solo para divertirse» Pensó Aniel. Llanus entro por la puerta del recibidor limpiando un poco de arena en su traje y detrás de él iba Lucifer hastiado lleno de arena, su noche de placer fue frustrada justamente por un sentimiento de culpa, que por algún motivo se desvaneció cuando vio a Emma. Aniel se presentó ante ellos en el vestíbulo, cargaba una lonchera de Barbie original y una mirada fría, Lucifer se arrodilló ante ella. —Lo siento—Susurro. Aniel se detuvo en seco, al igual que Llanus. «Seguramente es una acto dramático de su parte...nunca antes se había disculpado...algo no anda bien» Pensó Llanus al arquear una ceja. Aniel sonrió levemente se dirigió abrazarlo. —Eso es muy raro viniendo de ti Lucí—Susurro—Lo aprecio mucho—Rio con dulzura. —Mefisto te llevará a la escuela hoy por nosotros—Informo al mirarla con ternura. Llanus espero en silencio que se cerrará las puertas, mientras miraba como su hermano se sacudía la arena. —Qué extraño...nunca antes habías echo algo como eso—Admitió curioso. Lucifer sonrió maquiavélico dándole la espalda a Llanus. —Sabes me di cuenta de que a veces soy un idiota—Afirmo con tranquilidad, mientras volvía su mirada a su hermano. Llanus frunció el ceño, tal vez el golpe que le había dado había restaurado su cordura celestial o tal vez sus palabras le había causado un daño necesario. +++ Llanus se dirigió a sus aposentos a descansar y para luego dirigirse al intersticio. Mientras que Lucifer estaría ocupado en su habitación con Alice. Pues se escabullo hasta la cocina solamente para contemplarla al desnudo entre sus sabanas. —Te pareces tanto a ella—Murmuro sentado al frente de la cama, mientras la chica dormía.—Pero eres más humana e inocente que ella—Se lamió los labios—Empezado a adquirir un extraño gusto por los humanos—Susurro para sí mismo mientras practicaba darse placer con una mano. Había pasado toda la noche intentando venirse con Lilith, pero había fallado, estaba insatisfecho. «Emma» Pensó abrumado al recordar que la había admirado, mientras salía del burdel. Un cosquilleo bajo por su estómago termino convirtiéndose en una explosión de placer entre su mano y m*****o, gimió al darse cuenta de que esa mujer lo había embrujado. La chica de cabellos rosados en la fiesta de Lilith lo había dejado conmocionado, nunca pensó ser tan cautivado, como para no poder disfrutar del cuerpo de cualquier ser sin pensar de algún manera en otro. Suspiro al darse cuenta de que el líquido caliente llenaba su torso desnudo. «Deseo tenerte» Pensó al levantarse y dirigirse al baño aún lado de su amplia cama donde descansaba la exhausta Alice Se dio nuevamente un baño y se encontró con que aún había arena en sus oídos. —Señor tenemos un problema, en el caso del asesinato—Hablo Mefisto a través del espejo del baño. — ¡Mierda! ¡Mefisto para que hay un teléfono!—Soltó lleno de ira. Sentía que su espacio estaba siendo invadido. —Sí señor, es una emergencia...uno de los dos demonios que dejó a cargo se están devorando a los policías—Anuncio Mefisto. Lucifer se echó a reír. — ¡Jajajaja creí que era algo grave!—Exclamo. —Señor es de día, los humanos arman un revuelo y no es bueno para nosotros, recuerde que los arcángeles están vigilantes—Informo. Lucifer frunció los labios y miró a Mefisto con aires de obstinación. «Ese par de idiotas...los mataré, van arruinar mis nuevos planes» Pensó. —Bien, iré de inmediato, crea un domo en la zona, borra todos los recuerdos que sean necesarios, se supone este lugar tiene un cero por ciento de criminalidad, es muy aburrido, pero es uno de los pocos lugares en los que no levantó sospechas— Gruño. Lucifer salió de la ducha desnudo, camino por su habitación buscando un traje elegante, desplegó sus hermosas alas blancas y respiro profundo, mientras observaba a Alice. «Podría matarla ahora mismo y no lo sabría nunca, los humanos son tan frágiles» Pensó al tocar su cabello y pasar a través de un portal que Mefisto había dejado para él. Suspiro al sentir la ira mermar en su pecho, estaba seguro de que sus demonios no habían causado tal escándalo, seguramente Satán estaba actuando en su contra. +++ Emma caminaba cerca de la acera, estaba en la medio de Francia y Mónaco, había visitado la clínica recientemente. Parecía distante y al mismo tiempo absorta en sus pensamientos, mientras caminaba a la jefatura de policía, después de todo ella debía encargarse de examinar los archivos del caso, pues necesitaba tener material para presentar en la defensa. «En un lugar como este, donde todos tienen dinero y viven bien... ¿Porque matar a un guardia de seguridad?» Pensó llena de curiosidad. Había muchas cosas inconclusas en la escena y aunque no era una investigadora o detective, deseaba conocer el porqué del crimen. Respiro profundo, al mirar a la derecha, donde había una floristería, miró el reloj en su muñeca abrió bien los ojos y noto que se hacía tarde, no podía mostrarse irresponsable. Camino rápidamente, pues no tenía tiempo que perder. Cuando se encontró en el sitio quedó paralizada, frente a ella había un enorme domo n***o cubriendo el lugar, miró a su alrededor parecía que solo ella podía verlo, abrió un poco los ojos y luego se retiró hasta un banco, la gente continuaba con sus actividades diarias como si el domo n***o no existiera. Trago saliva. « ¿Qué diablos es eso?» Pensó alterada. Optó por mantener la calma, intento convencerse así misma que no había nada allí. Pero en ningún momento pudo desviar su vista del lugar. Algo le impedía moverse, podría ser miedo, pánico y hasta impotencia, nunca antes había visto algo tan tenebroso cernirse sobre algún lugar y menos en plena luz del día. « ¿Acaso soy la única que es capaz de verlo?» Pensé al empezar a respirar profundo. —Señorita Lorient—Escucho su voz, la misma voz que le parece sin duda alguna irritante. Miró sobre mi hombre y finalmente soy capaz de moverme, suelto un suspiro lleno de impresión. —Señor Grenoble—Dice fría, intentaba disimular el desagrado que sentía hacia Lucifer. —Por favor, dígame Lucí—Insto amablemente acercarse y besar su muñeca. Emma se horrorizo al sentir su tacto, quito su mano de golpe, estaba indignada. — ¡No me toque!—Gruño un poco alterada, al levantarse. Lucifer se quedó helado, Mefisto quién lo acompañaba miró impresionado a la hermosa mujer. «Para ser abogada y humana tiene algo peculiar» Intuyo, mientras Lucifer intentaba recuperar la compostura. Era la segunda mujer que lo rechazaba en toda su vida. Mefisto tocó su hombro. —Señor no sé distraiga tenemos asuntos más importantes, en cualquier momento podrían venir...sus hermanos—Susurro a su oído mientras Emma se levantaba del banco en el cual estaba sentada. Lucifer chasqueo los dedos y enseguida todo a su alrededor empezó a moverse lento. Mefisto sonrió de medio lado y miró el domo. —Bien—Gruño— ¡Hoy no es un buen día para mí, no estoy dispuesto a ser piadoso!—Vocifero. Sus ojos se pintaron de dorado y su cabello se elevó levemente, miro con desdén e inconformidad los edificios frente a él. Y hacia él atrajo a los mismos que habían causado revuelo. Soltó resuellos como si fuera un animal. —Estos son todos señor—Informo Mefisto al mirarlos a uno por uno. Los causantes del revuelo eran cuatro demonios jóvenes. — ¡Son solo unos chiquillos!—Soltó indignado Lucifer. Hastiado los golpeó a cada uno por separado y quemó sus frentes. Pero nuevamente algo lo mantenía distraído. —Si señor—Afirmo Mefisto al arrodillarse ante el enfurecido Lucifer. —No los mataré...pero haré algo peor que eso—Sonrió macabro el virar sus ojos. Levantó su mano y los envío al intersticio por medio de un portal que creo Mefisto. —Espero...Llanus no reclamé por esto señor—Informo el anciano al levantarse y sacudir su traje. Lucifer se acomodó la corbata y luego miro a Emma Lorient. —Siento que algo anda mal, las mujeres no me rechazan y los hombres tampoco... ¿por qué ella me rechaza?—Soltó lleno de incertidumbre. Mefisto arqueo ambas cejas lleno de impresión y sonrió un poco. —Señor...hay otras cosas que debemos hacer en el intersticio, no tenemos tiempo para situaciones humanas—Alego el hombre lleno de curiosidad por ver su reacción. Lucifer miro por encima de su hombro. —Es muy curioso que esos demonios jóvenes hayan atacado el mismo lugar en el que deje a Herald—Intuyo. Luego miro a Mefisto y entendió que solo era un absurdo juego de niños, seguramente lo había planeado él mismo. —Los traje yo señor, a esta ciudad le falta un poco del desastre...espero esté de acuerdo—Informo con elegancia al observar a Lucifer un tanto indeciso. —Mmm por un lado es aburrida y por el otro es aburrida...—Soltó lleno de obstinación—El único motivo por el cual estoy aquí perdiendo el tiempo es por promesas absurdas a Aniel—Dijo entre dientes—Esa niña acabara conmigo—Gruño al tocarse la frente. Mefisto tocó su hombro. —Señor, hay muchas maneras de empezar los días y entre esas está Francia e Italia...Venecia tal vez—Propuso—Hay mucho tiempo para generar desastres, mientras Llanus se encuentra ocupado, desviamos la vista de los arcángeles a Mónaco y la colocamos en los otro países— Propuso con entusiasmo. Lucifer se rió un poco, luego miro a Emma con curiosidad. La mujer estaba de espaldas hacia él. —Me parece exquisita la idea—Admitió al estirar sus brazos. — ¿Lucí qué crees que haces?—Soltó Aniel tras él. Mefisto desapareció al instante. Lucifer giro y se encontró con su pequeña hermana a su espalda. — ¡Aniel!—Exclamo alterado— ¡¿Creí que estabas en la escuela?!—Ansioso se agachó a mirarla. Lucifer frunció sus labios y miró de reojo a Mefisto sentado en el auto, planeaba hacerse una víctima o un inocente. —Sabes que tienes prohibido acelerarte en el tiempo y crear domos oscuros...harás que nos encuentren—Informo la niña las chasquear sus dedos y volver todo a la normalidad. Lucifer bufo. —Bien, pero en la noche estos son mis dominios Aniel, en la oscuridad yo mando—Alego el hombre al levantarse. Aniel saco su teléfono y le mostró la hora. —Mira la hora...apenas son las ocho, pleno día, puedes hacer lo que quieras en la noche pero no en el día—Se burló. Lucifer sonrió y la cargo. Emma volvió a mirar a Lucifer y observo a la niña que sostenía en sus brazos. Se llenó de intriga creyó que podría ser su hija. «Creí que no tenía esposa» Pensó confundida. Ambos se habían retirado hasta el auto, mientras Emma volvía a la jefatura de policía, por algún motivo no recordaba nada de lo que había pasado, ni siquiera había notado que Lucifer estaba cerca de ella sino hasta que se volvió a mirarlos. En la recepción una policía de color se proponía a encender el televisor. —Buen día—Saludo la hermosa mujer al pasar. —Señorita Emma es muy temprano ¿No cree?—Anuncio la dama—El detective aún no ha llegado—Informo. —Solo vine a buscar unos archivos—Alego al sonreír. La mujer frunció el ceño y le permitió el paso, no tenía ni la menor idea de lo que Emma disfrutaba de contribuir a la sociedad. Era amable pero severa y muy fría en algunas circunstancias, su profesión lo ameritaba. Estaba dedicada a la defensa, si deseaba que sus clientes salieran victoriosos debía dedicarse. Salió del lugar rápidamente, luego se dirigió a su pequeña oficina retirada cerca del Le Rocher. Entro en el pequeño y elegante lugar en el segundo piso de una edificio de tres plantas, vislumbró el color de las paredes bermellón y se sentó frente a su escritorio, normalmente tenía más trabajo en Francia que en Mónaco, la mayoría de las veces ni siquiera tenía nada que hacer, por ello solía vivir temporalmente de la pensión de su padre y de los ahorros de toda su vida. Emma saco de carpetas la información que requería del caso, miró con detalle quienes habían prestado el servicio de remodelación y los motivos, hasta el momento en que la víctima comenzó a trabajar. Frunció sus labios, había encontrado otra información y no era exactamente de la víctima, sino de los Grenoble. Se mezclaron sin darse cuenta de los archivos que el detective le había proveído. «Estos archivos...tienen información de Llanus» Pensó llena de impresión. Saco su portátil Dell y la coloco sobre la mesa, se dirigió a conectar rápidamente su enchufe, para darle energía, pues la batería estaba agotada. Su curiosidad fue más allá y empezó a googlear más sobre Llanus. Era un hombre casto, inteligente y muy recurrente, solía participar como donante de ingresos a proyectos de ayuda, orfanatos y hasta contribuía con otros países, era una persona llena de bondad. Emma se sonrojo, mientras miraba las fotos de él, solía mantenerse muy activo en r************* y todo ello para mantener su marca, pues mucha de sus ganancias se obtenían de sus empresas y casinos. La mujer entre cerro los ojos. —Se mudaron hace unos meses aquí, no tienen hijos ninguno de los dos, solo una hermana y sus padres fallecieron hace años con enfermedades degenerativas—Suspiro. «Esa niña que cargaba Lucifer era su hermana» Pensó. —Sus padres tenían un extraño fetiche con los nombres bíblicos...pero ¿por qué Lucifer?—Dijo en voz alta al acomodarse en su silla. De un momento a otro volvió a ver hacia las ventanas amplias del pequeño recinto, observó el tejado de la casa antigua a su lado y gruño. «Cuanto más debo quedarme aquí...debería estar en Suecia» Pensó hastiada. Los motivos por los cuales se encuentra a en Mónaco era por su padre. Solamente porque no era capaz de abandonar a su moribundo padre en ese pequeño país. +++ Llanus volaba sobre la tenue luz. Escuchaba los pensamientos de las almas entre murmureos, el intersticio, limbo o la brecha entre el mundo de los vivos y el mundo divino, era el lugar que debía resguardar día tras día sin falta. Pero para seres como él los días nunca terminaban, en donde se encontraba reinaba la noche eterna y solo se fusionaba en breves instancias con el mundo terrenal, al anochecer, al atardecer y al amanecer. Un ciclo sin fin e interminable al que debía mantenerse sujeto. Sus alas pardas se extendían con fuerza sobre el lugar ajeno a los humanos, burbujas gigantes de color blanco salían de cualquier lugar y luces coloridas se presentaban de la nada. Llanus miró por sobre su hombro, no tenía intenciones de dejar su labor, pero en más de una ocasión de escapaba para poder vivir en el mundo e los humanos. Él se encontraba en el intersticio cuando el anómalo lugar era más vulnerable. Cuando los demonios y la energías negativas se atrevían a rasgar la realidad y penetrar hambrientos en la brecha que separa los mundos. Escucho constantes sorbos y jadeos junto bajo sus pies. Iluminó el lugar al extender sus brazo hacia al frente y ladeó su rostro al encontrarse con tres demonios deformes Gruño. — ¡Ustedes que osan a invadir este territorio sagrado, acabaré con sus vidas ahora mismo!—Vocifero con ímpetu. Los cuerpos de los demonios se arrastraban lentamente en el suelo casi inexistente del lugar, habían absorbido más de cinco almas en su proceso sus deformes cuerpos presentaban más de una extremidad y sus ojos brillaban en la oscuridad. Llanus se colocó a su altura y al ser atacado por ellos alzó vuelo y rompió sus cuerpos a la mitad con sus alas, solo necesito un golpe para acabar con demonios tan débiles. Apretó su mandíbula y miró a su alrededor la restos transparentes que flotaban. Parecían medusas flotando en un mar lleno de incertidumbre. «No puedo devolverles la vida, tampoco puedo sacarlos de este lugar tan cálido y frío a la vez, pero si puedo protegerlos hasta que decidan a qué lugar desean pertenecer...pero no soy como mi padre, no puedo salvarlos a todos» Pensó un poco álgido a juntar sus manos y dirigir una corta plegaria. Llanus no podía regresarlas de ninguna manera, habían sido devoradas por los demonios débiles, empezó a sentirse indestructible, pues desde que tenía memoria los únicos demonios poderosos a los que se había enfrentado alguna vez fueron los príncipes a los cuales Lucifer mantenía manipulados y subyugados. —Falta uno...había sentido cuatro presencias, pero solo había tres—Soltó mientras volaba ágilmente entre las luces y burbujas. —Ya no está—Soltó al ver entre las burbujas había pasado varias horas desde que la unión entre los mundos se realizaba, por ende si había escapado debió hacerlo con otro portal. Solo Llanus tenía el acceso a ese lugar, pero en ciertas horas como cualquier lugar era vulnerable y justo en se momento era cuando él debía cumplir su papel. Arqueo una ceja y miró el lugar lleno de curiosidad, no había encontrado a ningún demonio débil que rasgara la barrera, seguramente había obtenido ayuda. Gruñó como un lobo que se encontraba amenazado. Limpio una vez más el lugar y abrió un portal cuando estuvo seguro de que no había ningún riesgo. Su padre le encomendó el oscuro y solitario lugar, ese fue su castigo por intentar justificar los actos de su ególatra, narcisista y soberbio hermano.
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