Se acomodó en el sillón y continuo escuchándola tocar el piano, realmente las prácticas le había resultado fructíferas.
—Para Elisa de Beethoven, Aniel—Indico con dulzura.
Ella detuvo la tonada que anteriormente se encontraba tocando, para complacer a su hermano con esa melodía.
Ya era casi media noche y lucifer aún no había aparecido, Mefisto no se encontraba con él y aparentemente Llanus lo llamaba cada tres minutos sin recibir una respuesta, solo era enviado a buzón de voz.
Realmente estaba algo irritado, puesto que su hermano seguramente se encontraba en un burdel o una fiesta con un mortal. Le parecían realmente poco contraproducentes sus nuevas acciones, ya que empezaban a involucrar a su hermana.
Cerró los ojos y escucho el sonido de un auto entrar en el estacionamiento de la mansión.
Respiro profundo.
Le hervía la sangre, en esos momentos se negaba rotundamente a seguir alguna de las doctrinas establecidas por su padre, sus pensamientos se barajeaban como cartas sobre una mesa de apuestas, sin embargo, lo que al principio fue una simple conjetura, termino por convertirse en una realidad cruda.
—La noche está hermosa—Vocifero soberbio en el recibidor— ¿Verdad, madame?—Pregunto.
Llanus aún no era capaz de dirigir la mirada hacia su hermano. Pero Aniel era otra cosa, ella se equivocó en un movimiento de su dedo anular y termino por desentonar la melodía.
— ¡Lucí!—Exclamo llena de gozo al levantarse y salir corriendo hacia el pasillo.
Llanus optó por incorporarse sobre el sillón y luego levantarse lentamente, para acomodar su corbata y caminar lentamente detrás de Aniel.
Ella tarareaba la misma melodía que anteriormente se dedicó a emular en el piano, mientras danzaba con gracia por el pasillo. Sin embargo, toda esa alegría se vio perturbada por las risas de una hermosa mujer a la cual Lucifer cargaba.
Aniel se petrifico justo al frente de la entrada a la sala y Llanus avanzó hasta darle la espalda.
La niña se quedó en completo silencio.
—Deberíamos subir a la habitación—Le recomienda pícara y con tono sensual.
Lucifer la levanta en brazos y gira con ella en el centro de la habitación.
—Por supuesto madame—Afirma al juntar su frente con la de ella.
El fuego de la chimenea se encontraba encendido, la misma luz que este proporcionaba, se proyectaba en la amplia habitación.
—Te deseo Lucí—Le susurra descaradamente a su oído.
Llanus aclaro su garganta.
Ambos se miraron y terminaron por dirigir su vista hacia Llanus.
—Veo que no tienes decencia Lucifer, ni respeto por esta casa—Impone Llanus, al observar a la mujer con odio.
Aniel sujeta la mano de Llanus.
Lucifer baja a Lilith y sonríe levemente, algo avergonzado al ver a Aniel.
—Espero entiendas que está es mi casa también, por lo tanto tengo derecho a traer a quien yo desee hermano—Alega con severidad.
Lilith se sentó en un sillón frente al fuego y miró a Aniel con indiferencia.
Aniel gruñó.
—Vete—Susurro.
Lucifer dio un paso hacia adelante para poder escucharla, también se arrodilló hasta su altura e intento tocar sus hombros, pero ella rechazo cualquier tipo de acercamiento.
— ¿Aní qué pasa?—Pregunta desconcertado, al intentar tocarla nuevamente.
— ¡Dije que te vayas!—Grito.
Llanus señaló la puerta y trago saliva de solo pensar que Lucifer por primera vez en todos sus años de vida, había hecho molestar a Aniel.
Lucifer se horroriza y de golpe se dirigió a la salidas junto con Lilith, ella reía mientras sujetaba su cuello, puesto que él mismo se había ofrecido para llevarla cargada en su espalda.
Aniel lo miró severa y termino por darle la espalda una vez salió del lugar, Llanus mostraba desconcierto en su mirada, realmente se encontraba preocupado, normalmente sería él quien le hubiera exigido a Lucifer que se marchara de esa manera.
Pero en este caso había ocurrido todo lo contrario.
—Está empezando enloquecer—Argumento con amargura.
Llanus respiro profundo y tomo a su hermana por los hombros.
—No, mi niña, él solo está siendo algo imprudente—Explico lleno de pesar.
— ¡Te equivocas Llanus!—Solloza.
Ella suelta a su hermano y se dirige a su habitación con tristeza.
— ¿Deseas que lea un cuento?—Pregunto con dulzura.
Ella negó con su dedo índice, mientras continuaba caminando a su habitación.
Llanus se horrorizo, si Lucifer llegó al nivel de poder hacer enfadar a Aniel, era porque algo más empezaba a pasar. Desconcertado se levantó y peino su cabello hacia atrás, se dirigió a su oficina para colocarse los guantes negros. Abrió las ventanas del balcón y extendió sus alas pardas.
Alzó vuelo y termino dejando sola a su pequeña hermana en la mansión, los demonios al mando de Lucifer la cuidarían, pues ellos se encargaban de custodiar las afueras de la mansión.
Eso era lo único que lo dejaba deambular tranquilamente.
Pues su hermana no se encontraba del mejor humor.
+++
Llego tarde del trabajo y apenas entro se encontró con un desastre en su pequeño departamento, esperaba que su perro no fuera tan revoltoso, pero en su lugar era terrible.
Emma gruño, en cuanto piso un pequeño regalo en la alfombra, cerró los ojos y respiro profundo, había sido un largo día. Era media noche y se había desvelado en el trabajo, debido todos los archivos acumulados, después de lo que había paso en la sala de interrogación, el medico fue muy estricto.
Descanso durante tres días, solo durmió y se alimentó como era debido, en ningún momento pensó en sus responsabilidades, pero la otra versión de ella si deseaba salirse de control y regresar a su vida estresante.
Suspiro.
Luego se dirigió al baño agotada, mientras su pequeño cachorro la esperaba tras las cortinas del baño, sonrió un poco y luego salió para tomar la toalla colgando justo en el tubo de metal.
Seco cada parte de su cuerpo adecuadamente, pero no estaba dispuesta a mojar su cabello, lo mantuvo metido justamente debajo de una toalla hasta llegar su habitación.
Se despojó del pesado paño y luego se propuso recostarse en su cama, mientras se colocaba una bata de baño.
Afortunadamente no tenía planeado recibir visitas, se levantó y se dirigió a la cocina para encontrarse con el hecho de que su cachorro había hecho un desastre con su comida.
— ¡Manchas!—Vocifero. —Mira todo esté desastre—Señalo su alrededor había bajado lo voz al ver la cara de su tierno cachorro.
Él ladeó el rostro, mientras se encontraba sentado debajo del marco a la entrada a la cocina.
Emma se rio y se acercó a él para cargarlo, luego se dispuso a besar su nariz.
—jajajaja. Eres un desastre— Se burló con más tranquilidad.
Ella sonrió con dulzura al dirigirse su habitación finalmente colocarse sobre su cama, el cachorro se acurruco a un lado de ella, mientras Emma con frío se arropó hasta la cabeza.
El aire acondicionado estaba en el máximo y su nivel de cansancio también.
«Seria lindo que el Señor Llanus me invitará a comer» Pensó, mientras caía en un profundo sueño.
El día siguiente sería fin de semana y finalmente podría refrescarse un poco antes de volver al trabajo.
+++
Ella arqueo su espalda, en cuanto sintió su lengua entre el espacio que dejaban sus senos.
—Ay, si...Ahhh.
Él podía sentir la presión de sus piernas alrededor de sus caderas, su cuerpo el suplicaba ser penetrada de inmediato. Pero él deseaba extender la tortura.
La miró lascivo y se mordió un labio pícaro al mover sus manos ágilmente hasta sus caderas.
— ¿Aquí? ¿Quieres que lo meta?—Se lamió los labios, mientras preguntaba.
Ella asintió rápidamente con urgencia.
Él se acercó a sus labios, metió su lengua hasta su garganta, luego mordió bruscamente su labio inferior hasta romperlo un poco, ella grito al rasguñar adrede su espalda.
Lucifer se rió.
Ella suplicaba con la mirada, mientras al sujetaba ambas muñecas con una sola mano contra la cama, subió sus piernas sobre sus hombros y empezó a usar la mano de tenía libre para poder estimular su interior.
—Ahhh, así...más...quiero más...más fuerte.
Sus dedos realizaban movimientos circulares en su interior, luego repetía una rítmica rutina en la cual sacaba y metía los mismos.
Ella se estremeció, para luego soltar un gemido.
—Vamos puedes aguantar más, no llevamos ni una hora—Dijo lucifer al mirar a Lilith a los ojos.
Había estado evitándola desde hacía años, hasta que un día no sé resistió a volver junto a ella, debido a que el mundo es un lugar pequeño.
— ¡Necesito!... ¡Ahhh lo necesito en mi interior ya!—Gimió.
Lucifer se puso serio, había algo que le molestaba, se sentía anómalo y poco placentero. Pero disfrutaba del calor que recibía de su cuerpo.
Él gruño, luego la tomo en brazos y la giro rápidamente, para ponerla en cuatro. Lilith solo un alarido, mientras el azotaba sus muslos con su m*****o, estaba realmente duro y deseaba tanto su entrepierna mojada, como ella deseaba ser penetrada por él.
Lucifer se propuso a adentrarse en su interior, primero introdujo cuidadosamente la punta.
—Ahhh, lo quiero todo...vamos Lucí, dámelo todo.
El viro los ojos y sonrió de medio lado al entrar en ella con una sola estocada.
— ¡Ahhh, que caliente estás! ¡Que rico!—Gruño al prepararse un momento para empezar a embestirla.
—Ahhh, que delicioso se siente Lucí, estás muy duro—Susurro la mujer mientras se movía rítmicamente contra su entrepierna.
Lucifer coloco sus manos en sus caderas y empezó a embestirla con fuerza, luego presionó su espalda para poder colocar su pecho contra la cama.
— ¡Más lento!—Grito con desesperación.
Lucifer se frenó, empezó a realizar movimientos lentos y más calmados, llenaba su interior con delicadeza, deseaba que lo disfrutará tanto como él.
Los movimientos rítmicos que realizaba le dejaban un cosquilleo en el abdomen, sonrió de medio lado al sujetar el cabello de Lilith y con un ligero giro enrollarlo en su mano, halo con cuidado su cabeza y la acercó hasta su cuerpo erguido.
—Dime si te gusta así—Le susurró al oído en cuanto sujeto su pecho.
Los hermosos pezones rozados se endurecían al sentir el toque brusco de Lucifer. Lilith gimió con placer.
La mujer viro los ojos y abrió un poco más sus piernas, mientras lucifer deslizaba su mano izquierda por su abdomen.
Llegó a su objetivo entre las mismas y empezó poco a poco estimular su clítoris, el cuerpo de Lilith se estremecía.
Sus piernas empezaron a fallar, a tal punto de Lucifer se echó a reír con ternura.
Lucifer se detuvo y salió de su interior. Se fijó que su hendidura estaba muy húmeda y los labios de su intimidad hinchados y enrojecidos por la fricción de su m*****o.
Sonrió de medio lado, al escuchar sus demandas.
— ¡No pares! ¡Sigue! ¡Ahí!
—Ahhh, veo que no ha cambiado nada tu gusto por mi m*****o Lilith—Habla sarcástico al sujetarla y colocarla boca arriba sobre la cama.
La levantó un poco para posicionarse frente a ella y luego sujetar su m*****o e introducirlo lentamente en su interior.
Luego Lilith atrapó entre sus piernas el torso de Lucifer, ella no deseaba que se escapará. Habían pasado mucho tiempo desde que había disfrutado tanto una penetración como esa.
Lucifer podía sentir el calor de sus muslos contra sus caderas, mientras la embestía, levantó su mano y la deslizó por su cuerpo hasta colocarla alrededor del cuello de Lilith.
Presionó un poco el mismo, ella soltó un suspiro y luego lo miro cálida a los ojos, su mirada intensa le hacía querer seguir sin detenerse.
Pero Lucifer tenía una incomodidad, desde que salió de la mansión, no dejaba de pensar en el primer rechazo que Aniel había dirigido hacia él.
Trago saliva, mientras sus fluidos se mezclaban, la fricción entre sí cuerpo se incrementaba.
— ¡Casi...casi me vengo, Lucí!—Suelta Lilith de golpe al apretar sus caderas con más fuerza.
Lucifer soltó un gruñido y se deslizó rápidamente hasta sus labios, se encontrar cara a cara con ella, para luego saborear sus labios enrojecidos con los suyos, masajeo su lengua con movimientos circulares y luego mordisqueo sus labios hasta lamer sus comisuras.
—Ahhh, ay...mmm.
Un cosquilleo se concentró en su estómago y luego bajo hasta su vientre, para luego terminar entre sus piernas, su hendidura palpitaba de placer, conforme los movimientos de Lucifer habían empezado a volverse más lentos.
Lilith sintió como toda su energía era absorbida por Lucifer al terminar, el aún no había logrado llegar al clímax.
Estaba frustrado.
Lucifer la miró con severidad. Ya habían hecho tres intentos y el aún seguía duro. Estaba algo irritado, sentía que no estaba concentrado.
Lilith se recostó en la cama y entre cerro los ojos, Lucifer la tomó por sorpresa al colocar su m*****o entre sus pechos, giro un poco sus muñecas para apretar entre sus manos los hermosos pechos de Lilith enrojecidos.
Su m*****o se posicionó entre ellas, las cuales simulaban su hendidura hinchada, embistió repetidamente el espacio entre ellas, mientras Lilith colocaba sus labios en la punta de su m*****o, llenaba su glande ligeramente de saliva y luego lo miraba con picardía.
Lucifer parecía absorto en sus pensamientos, no tenía intenciones de prestar atención a su acción para complacerlo. Lilith sonrió dulcemente al verlo detenerse.
—Lucí... ¿qué pasa?—Pregunta Lilith llena de incertidumbre.
Lucifer se levanta y luego la toma por el cuello.
— ¡Fue un error llevarte a la mansión!—Dijo con amargura. — ¡Siempre haces un caos a tu alrededor demonio!—Gruño.
Sus ojos estaban encendidos en ira, y su piel se tornaba de un color n***o.
Lilith lo miraba con lascivia, el joven querubín se había molestado.
Lucifer apretó su mandíbula, la sangre entre sus labios empezaba a correr, estaba lleno de ira. Nunca espero llegar a sentirse así frente a Lilith.
La hermosa pelirroja se rió un poco, mientras Lucifer soltaba su cuello.
—Mmm...¿La niña es lo que te molesta diablito?—Pregunto al recostarse de su cuerpo y empezar a tocar su pecho.
Lucifer gruño y se levantó de golpe.
El rostro de Aniel seguía plasmado en las imágenes que le mostraba su mente, nunca deseo hacer molestar a su hermosa niña. Esperaba que esa ira no liberará al verdadero ángel que se encontraba en su interior.
Respiro profundo.
—Me voy, ya te di lo que querías—Anuncio al mirarla por sobre su hombro.
Ella cayó exhausta entre las sábanas, llenas de sudor y líquidos vaginales. Lo miro complacida, pues él era el único ser sobre la tierra que la complacía y después sintió.
Lucifer viro los ojos y se retiró. Desde su separación hace siglos, solo se encontraban para momentos casuales y retozaban, pero desde hacía mucho que él había dejado de sentir algo por ella. Hubo un tiempo donde no era así y con solo verla se estremecía, pero todo eso había cambiado, por algún motivo y todo después de encontrarse con Llanos y Aniel en el intersticio.
Mefisto lo esperaba en su auto afuera del burdel, uno muy costoso en Francia, los íncubos y súcubos vivían junto a su madre Lilith en el recinto extravagante, era un sitio perfecto para alimentarse las veinticuatro horas del día, mientras sus clientes ricos disfrutaban de deleitantes placeres.
Lucifer se colocó lentes negros mientras empezaba a ver el sol saliendo entre los edificios, miró su mano y luego la convirtió en un puño, algo le afectaba y entonces la miró caminar cerca de un edificio, parecía apurada en una mañana tan fresca como aquella.
Sus ojos se iluminaron y su corazón se aceleró.
«Es muy temprano señorita Lorient para estar llamando mi atención» Pensó lleno de lujuria.
Subió al auto, luego de que Mefisto amablemente le abriera la puerta trasera.
—Señor, Llanus lo ha estado buscando toda la noche—Advirtió.
Lucifer coloco su brazo sobre el alféizar de la puerta y lo miro por el rabillo del ojos, pues Emma tenía toda su atención, rondaba por una calle bien transitada mientras que el callejón sin salida en el que se encontraban los ocultaba de las vista chismosas.
—Qué triste que sea tan inútil, como para no encontrarme—Dijo petulante al ver a Llanus frente al auto.
—Señor me temo que lo ha escuchado—Anuncio Mefisto al bajarse del auto.
—Lo he podido notar—Sonrió con gran impresión.
Llanus respiraba con fuerza, su ceño estaba más fruncido de lo normal y su mirada mostraba una increíble sed de sangre. El hombre elegante peino su cabello hacia atrás y luego miro con indiferencia a su hermano, acomodó su corbata y se dirigió álgido hasta la puerta que Mefisto había abierto para él.
—Gracias Mefisto—Susurro al entrar en el auto.
Miró a su hermano con cólera, mientras un portal los succionaba hasta otra dimensión.
Lucifer su obstino por la falta de excentricidad de su hermano, pues Llanus siempre pasaba desapercibido.
Abrir portales era uno de sus más agrandes talentos, estaba capacitado en esa disciplina y era mucho más fuerte que Lucifer.
Un lugar caluroso y desértico se presentó a su alrededor.
— ¡Genial el Sahara al amanecer!— Soltó Lucifer.
Llanura se giró de golpe y le dio una bofetada.
— ¡Aniel está molesta por tu estupidez, no tienes respeto por la casa ni por la familia, por su soberbia fue que te sacaron del cielo!—Vocifero lleno de ira.
Lucifer se quedó atónito, habían acordado no hablar sobre su expulsión, justamente porque Llanus había participado y aunque había abogado por su perdón, nadie estuvo dispuesto a escucharlo.
Lucifer se mordió la lengua y cerró los ojos.
—Nunca has estado con una mujer, así que nunca entenderás uno de los más grandes placeres de la vida—Refunfuño, mientras caminaba sobre la duna empinada.
Llanus apretó su mandíbula se dirigió tras él, pero esa vez si tenía intenciones de herirlo, golpeó con fuerza un costado de su torso con una patada y termino lanzándolo más allá del lugar en el que se encontraban abrió un portal, para luego aparecer en el auto.
—No me importa estar con mortales, prefiero conservar mi pureza, no soy como tú tan vacío y lleno de lujuria, esperando algún día que un mortal logré llenarme—Espeto al salir del auto.
Lucifer lo miro con ira, no había podido defenderse, estaba reprimiéndose, sabía que Llanus tenía la razón.