Ella lo observaba parado elegantemente frente al recibidor policiaco, su cabello pelinegro y el traje azul oscuro que cargaba puesto inspiraban dominio. Además, del metro 1.85 con el que se irguió.
Emma trago saliva al verlo y babearse por él, disimuladamente, junto con las demás mujeres que formaban el departamento de policía. Era la primera vez en todos sus años que veía a un hombre tan sobre saliente.
Según, lo que había estudiado en los archivos policíacos, Llanus Grenoble era un empresario, agente constructor y dueño de diversos casinos, era exageradamente rico, pero no lo aparentaba, tenía una actitud fría y un trato formal hacia todas las personas.
No parecía tener emociones en absoluto.
—Es un papucho—Alega la señora de la limpieza, mientras limpia una ventana.
Emma se ríe un poco y cruza sus brazos.
—Si es muy guapo, señora Karla—Dice finalmente con vergüenza.
Emma observa como el hombre alto e indiferencia camina hacia ella, siendo dirigido por un detective.
El único motivo por el cual se encontraba en ese lugar, era porque Cristian Herrera era un trabajador del casino y había parecido muerto sobre una mesa de apuestas en el casino Monte Carlos. Esa situación era de alarma, puesto que Mónaco era un país con una tasa de criminalidad nula, algo extraño le pasó a la víctima y aún esperaban los resultados de la autopsia.
Como abogada de Llanus Grenoble, Emma Lorient debía mantenerlo al tanto de la situación y estar al pendiente de cualquier interrogatorio en el cual estuviera presente.
El detective los presenta a ambos, una vez estando Llanus frente a ella.
Emma sujeta su mano, al ver que él ya extiende con algo de duda.
—Es un placer conocerlo Señor Llanus Grenoble—Saluda con entusiasmo.
Llanus sonríe levemente.
—El placer es mío Señorita Emma Lorient—Afirma al soltar su mano—Por favor no sea tan formal, solo dígame Llanus—Insiste con una voz dulce y amigable.
Emma se ruboriza.
La voz de Llanus le parecía muy atractiva y su simple presencia la estremecían.
—Un trato sin formalidad me parece muy inapropiado—Alega con algo de indignación—Soy su abogada y requiero un trato formal para ambos—Asegura con severidad.
Llanus arquea una ceja y vuelve a sonreír levemente.
—No hoy problema Señorita Lorient—Musita al entrar a la sala de interrogatorio.
Nunca antes había conocido a una persona tan extraña, como lo era él.
Ella asintió y entro tras él.
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Lucifer se apareció en el departamento de policía, se había escapado en el Mercedes Benz n***o mate de Llanus, mientras su hermano había salido en el Lamborghini rojo, le pareció muy curioso esa repentina elección.
«Seguramente sólo lo trajo para impresionar» Pensó para sí.
Suspiró.
Mónaco solo tenía 22 km de territorio nacional, no había espacio para construcciones y mucho menos para crímenes.
Pero a algún demonio le pareció gracioso morir sobre una mesa de apuestas y por ese motivo él se encontraba de paso en un lugar como ese.
Iba tras su hermano y porque después de todo él era el legítimo dueño de toda sus riquezas.
Respiro profundo y entro al pequeño lugar.
Lucifer se prometió asimismo que debía hacerse un poco más responsable y todo ello debido a Aniel.
Dos demonios lo acompañaban, sus intenciones eran claras. No dejarían solo a Lucifer.
— ¿Cuánto tiempo tenemos?—Pregunta lleno de curiosidad.
Uno de sus súbditos jala su manga para poder visualizar su reloj.
—Una hora y quince minutos—Informa con frialdad.
Lucifer tuerce una ceja y empieza a caminar hacia el departamento policial. Seguramente, Llanus ignoraba su aparición. Pero no se quedaría mucho tiempo, tenía asuntos importantes en Francia y esperaba empezar actuar como un verdadero líder.
Una vez adentro, no pareció impresionarle el lugar, pero si la dama que acompañaba a su hermano a la salida de la sala de interrogatorios.
—Disculpe caballero puede indicarme cuál es su consulta—Pregunta la dama policía que atendía en el recibidor.
Lucifer asintió.
—Soy Lucifer Grenoble, vine a un interrogatorio policial—Alega serio.
La mujer embelesada asiente y le indica que continúe por el pasillo.
«Es imposible sentir la misma sensación dos veces» Piensa.
Se queda perplejo al ver a la mujer con cabello castaño, el cual le caía hasta la espalda baja , con ojos verdes azulados turquesa, vestía una blusa blanca suelta y una falda café ajustada a sus curvaturas. Era mucho más pequeña que su hermano y por supuesto, muy hermosa.
Acomoda su traje abotonando un espacio y camina con elegancia hasta la joven mortal.
Las demás mujeres en el departamento policial lo observan con libido, mientras él se dirige severo con gafas oscuras hasta su querido hermano.
Llanus parece percibir su presencia y de inmediato se coloca a la defensiva. Estaba seguro de que Lucifer había asistido con otras intenciones.
Emma lo mira poco sorprendida y continua charlando con Llanus en el pasillo.
Los acólitos de Lucifer mantienen la distancia y se quedan detrás de él, hasta que por fin logra acercarse a su hermano, se quita sus gafas de sol y las coloca con cuidado en su bolsillo.
Él también era tan alto como Llanus y sin duda alguna era tan o más apuesto que él.
—Buen día—Saluda con entusiasmo sin quitarle la mirada a Emma—Un gusto poder conocerla señorita Emma Lorient, me presento—Es interrumpido por ella.
—Lucifer Grenoble ¿Cierto?—Responde con poco interés.
Lucifer siente su estómago revuelto, ninguna chica antes había estado frente a su presencia sin desviaría un poco. Entre cierra un poco los ojos y luego sonríe.
—Acertó señorita Lorient—Afirma desconcertado.
Ella mira a Llanus y cruza sus brazos.
—Señorita Lorient, ya me retiro—Informa Llanus.
Ella asiente y sonríe con dulzura.
Lucifer frunce el ceño y aprieta la mandíbula, estaba claramente confundido, al pensar en lo que había pasado con la hermosa chica de cabello rosa en el barco y ahora la imponente mujer que se encontraba frente a él. Ninguna de las dos se arrodillaban ante él y eso lo irritaba.
Lucifer se niega a dirigirle la palabra.
—Señor Grenoble puede pasar a la sala de interrogatorio un momento—Indica Emma la extender su mano en dirección hacia la entrada del mismo.
Lucifer avanzó de inmediato al lugar.
Se sentó frente a la mesa y observo al detective barbudo y calvo.
Emma se sentó a un lado de Lucifer. Mientras, esté ignoraba todo a su alrededor, excepto los latidos nervioso de su corazón.
—Tengo entendido que usted y el señor Llanus aceptaron como abogada a la señorita Emma por cuestión de asignación del fiscal—Asegura—Ya que tanto usted como su hermano pueden ser posibles testigos—Presume al colocar sus manos sobre la mesa.
Lucifer se muerde un labio.
—De eso se me informo, Cristian Herrera trabaja para nosotros y como empleado tenemos que ser capaces de conocer un poco de cada una de las personas que contratamos, es nuestra política, suelo ser muy prejuicioso con respecto a ello—Alega.
Lucifer empieza a liberar de su cuerpo un miasma que empieza a dormirlos.
Emma empieza a dormirse sobre su silla mientras balbucea, al igual que el detective frente a ella. Afortunadamente, no había nada más, que cámaras que podía alterar y un cristal delgado por el cual podía pasar su venenoso gas.
Se levantó de la silla, una vez ambos cayeron frente a la mesa inconscientes, miró un momento a Emma y se acercó a olerla, termino sacando su lengua y lamiendo su mejilla.
—Eres tan suculenta—Le susurra al oído.
Traga grueso y camina hasta la puerta, detrás de la cual se encuentran los dos demonios que lo acompañaban.
Ambos entran a la sala de interrogatorio.
— Mattel tu devora al detective, servirás de reemplazo y Herald has un clon de Mattel para salir de aquí, no deseo levantar sospechas aún...jajaja—Se ríe un poco.
— ¿Amo qué hacemos con la chica?—Pregunta Mattel al acercarse un poco a ella.
—Si la tocas te mato—Amenaza.
Mattel se aleja de inmediato y empieza a deformarse detrás del detective. Su mandíbula se destraba y su cuerpo se agranda a tal punto de parecer un sapo morado con una boca llena de sanguijuelas.
—Apresúrate—Ordena Lucifer de brazos cruzados.
Se encontraba recostado a la puerta, mientras veía como Mattel se tragaba entero al detective.
Sonríe.
«Queda poco tiempo» Piensa al ver el reloj en su muñeca.
Mattel había engullido por completo al detective y tomado la forma de su cuerpo alrededor de su alma, mientras Herald se encargó de hacer una copia exacta de Mattel.
Lucifer se acercó hasta Emma y la cargo en sus brazos.
Herald abre la puerta del lugar y de inmediato Lucifer heroico sale del lugar.
— ¡Ayuda!—Grita Lucifer con su fuerte voz.
De inmediato varios agentes se dirigen hacia él, mientras Mattel corre al recibidor para informar de la situación. La preocupación se hacía evidente entre las voces alarmadas.
— ¿Qué pasa?...
—Emma está inconsciente...
— ¡Déjenla respirar!...
— ¡Debemos llevarla a un hospital...o una clínica!...
+++
Tenía mucho sueño, tal vez su nivel de cansancio ya había sobrepasado los niveles a los cuales estaba acostumbrada, apenas había empezado como abogada en Mónaco y ya deseaba dormir todos los días sin falta. Pero tenía mucho que hacer.
Podía escuchar un débil murmullo en el lado derecho del lugar en el que estaba
Podía escuchar un pitito constante y pausado que resonaba sutilmente, se contorsiono un poco y previo que estaba tumbada sobre una superficie suave y cómoda.
« ¿Una cama?» Pensó.
Cuando por fin logro abrir los ojos, el horizonte se notaba ofuscado y solo veía las siluetas.
Enfoco su vista por completo y finalmente logró vislumbrar su alrededor, llena de pánico.
« ¡¿Un hospital?!»Se pregunta a si misma alarmada.
Una enfermera entra con una tabla en la mano, visualizando y anotando algunos datos puestos al pie de la camilla.
—Disculpe... ¿qué hago aquí?—Pregunta desorientada.
La enfermera se sorprende y sonríe con dulzura.
—Ya despertó señorita Lorient...—Anuncia—Al parecer se desmayó en el departamento policial, según los exámenes realizados se muestra que fue por cansancio excesivo—Le explica al dirigirse hacia ella con un tensiómetro de aire en la mano.
—No recuerdo nada—Habla confundida.
Realmente estaba agotada.
—Es normal después de que te desmayaras un caballero muy apuesto junto con el detective te trajeron al hospital—Explica con entusiasmo—Por favor estira el brazo derecho querida, tomate tu presión arterial—Indica con amabilidad.
Emma se ruboriza de pensar que tal vez Llanus Grenoble se atrevió a traerla al hospital osado, pero luego su mente empezó a aclararse y reconoció que la persona que se encontraba con ellos en esa instancia en la sala de interrogatorio, era el único y egocéntrico Lucifer Grenoble, el hermano mayor de Llanus.
Bufó.
Podía escuchar el aire bombeado.
«Me parece poco encantador y desagradable ese tal Lucifer» Piensa al percibir el aroma de su colonia.
Claramente la había llevado cargada hasta su auto y tal vez le cargo hasta poder entrar a la habitación del hospital, eso le causó cierta irritación.
Cerró los ojos y frunció el ceño.
—Parece que todo está bien—Anuncia ella—Llamare al doctor para que te haga una última revisión y te de la receta, así podrás retirarte a casa a descansar—Sonríe—Por cierto, el joven pidió que lo llamara para saber que estaba bien—Le informa con picardía.
Emma vira los ojos de solo pensar, que el hermano equivocado se había fijado en ella.
—Gracias por todo—Musita.
La enfermera sale de la habitación y Emma empieza a levantarse de la cama para poder confirmar que realmente estaba bien, aparentemente había recibido un tratamiento hidratante a través de una intravenosa.
Se encogió de hombros, al pensar que su primera impresión en el departamento de policía, fue un desmayó consecuencia de cansancio extremo.
Al salir de la habitación se encontró en el pasillo con el detective.
—Señorita Lorient—Suelta aliviado—Me alegra ver que se encuentra bien, todos en el departamento nos preocupamos por usted—Alega con preocupación.
El detective Conan Doyle era muy amable y siempre resolvía en poco tiempo los casos que se le eran asignados. Era educado y muy extraño al mismo tiempo.
—No sé qué paso luego de que empezamos a entrevistar al señor Grenoble—Se toca la cabeza algo despistada.
El detective bufa.
—Te desmayaste luego de pronunciar unas pocas palabras, debes descansar—Anuncia—Yo la llevaré a su casa—Insta preocupado.
Ella asiente.
El doctor ya le había dado de alta para ese momento y se le habían recetado hidratantes y mucho descanso, lo cual sería un reposo por tres largos días 3.
Mientras iban en el auto hacia su departamento pregunto confundida.
— ¿Qué pasó con el interrogatorio?
Conor se encontraba al volante.
—El señor Grenoble propuso pautarlo, luego de lo que aconteció en la mañana tenía diversas ocupaciones y decidió asistir mañana a primera hora—Explica.
«Tal vez él no tenga las agallas para matar a nadie» Pensó somnolienta.
+++
— ¡Creí haberte ordenado que lo matarás en un lugar discreto!—Vocifero al sujetar su cabello.
Parecía muy calmado a pesar de la situación en la que se encontraba.
El demonio chillo en cuanto Lucifer halo su cabeza hacia atrás.
—No pude controlarlo se estaba dando cuenta...ya—Tartamudea con una voz gruesa.
Lucifer entre cierra los ojos y mira el lúgubre lugar.
—Vuelvo a repetirte, que te di una orden y no la cumpliste—Habla calmado y pausado, portaba guantes negros en las manos.
El demonio tose.
Mientras los acompañantes de lucifer observan en silencio.
—Mi señor yo...
—Lo hiciste perfecto—Sonríe y luego empieza a reír.
Los demonios a su alrededor vestidos de blanco empiezan a aplaudir.
Lo cual deja al ser que anteriormente había sido torturado, lleno de incertidumbre.
Lucifer se dirige caminando hasta una mesa empolvada y se sienta detrás de la misma.
La tenue luz de la luna entraba al deteriorado lugar con sutileza y por cada rendija, hueco o espacio del techo.
—Yo...no lo entiendo—Argumenta confundido.
Lucifer ladea su cara y lo observa indiferente.
—Has más cosas como esas—Ordena—Róbales su cuerpos y se ellos hasta que te hayas alimentado tanto que explotes—Sonríe.
El demonio asintió, sabía que era un castigo, solo un demonio podía comer descontroladamente y sin parar, ese era Belcebú, pero los demás demonios de bajo rango como él, podrían morir si llegaban a esos extremos.
Los demonios a su alrededor se desplegaron, dieron un paso en la oscuridad del recinto y desaparecieron. Pero la luz que se encontraba junto al torturado demonio continuo brillando, mientras Lucifer lo observaba.
—Comerás todo lo que encuentres y este vivo, hasta que haya suficiente caos en este país—Ordena nuevamente siendo más específico—No debemos perder el tiempo en paz—Explica.
Justo en ese momento, empezaban sus nuevos planes, los mismos planes que el mismo se había propuesto durante la reunión en el infierno.
Sonríe.
El demonio satisfecho son su tortura y más que honrado con la ardua tarea que su príncipe el encomendó se retiró, se levantó de la silla y quitó las cadenas que lo ataban al piso, sonrió ampliamente y desapareció en la oscuridad.
Lucifer continúo solo en el alejado lugar y respiro profundo.
Había un inconmensurable silencio que le causaba mucha tranquilidad, pensó en el rostro de la chica enmascarada con la que se tomó en el puerto Hércules, realmente lo había desconcertado con su enorme belleza y su peculiaridad.
Alzó su mano y fingió atrapar la luna, que podía contemplar por medio de una rendija con la misma mano.
—Desearía saber a qué saben sus besos—Susurro embelesado.