Apretando con fuerza la escoba y la bolsa que lleva en cada mano, la mujer se detiene en seco al sentir la dolorosa y repentina punzada en su costado.
Un sudor frío le recorre el cuerpo mientras cierra los ojos, frunce el ceño y trata de respirar para aguantar el dolor que se ha vuelto insoportable a lo largo de la noche.
Tras varias inhalaciones y exhalaciones continuas, la mujer se obliga a caminar hasta la puerta abierta de la última habitación que está terminando de limpiar pues sabe que en cualquier momento la princesa que esta tomando una ducha la llamara.
"Hey tu allá afuera, ya terminé de ducharme, dame mi bata."
Ordena la princesa de rojo, largo y mojado cabello, la mujer se apresura a dejar las cosas para ir por lo que necesita la chica dentro del baño.
"Porque eres tan lenta?"
"Es que no puedes apurarte?"
"Dame mi bata ya horrible esclava."
Arrebatandole groseramente de las manos la afelpada bata larga color verde esmeralda, la chica regaña a la mujer quien aparta la vista del perfecto y mojado cuerpo de la hermosa princesa.
"Me llamo Ofe, no esclava."
Se atreve a contradecir con voz temblorosa la mujer, la chica suelta una risita burlona antes de responderle.
"Te llamaré como se me de la gana y quiero llamarte esclava, entiendes?"
Asevera de forma déspota la bella princesa quien está por continuar denigrando a la mujer pero se calla al escuchar ciertos toquidos particulares en la puerta.
"Ese fue tu último cliente pequeña mía."
Comenta Pastor mientras entra en la habitacion vacía, la mujer se da cuenta que el hombre luce una sonrisa complacida en su rostro esa noche.
"Veo que ha aprendiendo a dejar limpias las habitaciones de mis princesas..."
Indica el hombre mientras camina por la habitacion limpia revisando con su mirada, de pronto se detiene frente a una canastita tejida que se encuentra encima de una repisa.
En silencio la mujer y la princesa observan a Pastor alzar la canasta, revelando que debajo de ella se encontraba escondido un pequeño sobre amarillo cerrado.
"Escondiendo cosas de mi?"
Cuestiona con voz dura Pastor a la princesa quien se niega a responder.
"Veamos que contiene dentro."
Tras golpear una vez con suavidad la frente de la princesa con el pequeño sobre Pastor declara antes de abrirlo para mostrar su contenido, la mujer se sorprende al ver que es un fajo de billetes amarrado con una liga.
"Esperaba mas generosidad por parte de su señoria del suroeste, en especial despues de no haber venido por tres largos meses, pero creo que el nacimiento de su última hija fuera del matrimonio ha afectado significativamente su fortuna."
Asegura Pastor mientras quita la liga y muestra que solo los dos primeros billetes de mediana denominación es dinero de verdad, lo demás es dinero de juguete y recortes de papel que simulan a la perfección ser billetes reales.
"Pero, como es posible esto?"
Se queja la princesa Mérida intentando arrebatarle el dinero de la mano a Pastor quien de inmediato lo guarda en su bolsillo del pantalon, dejando en su mano solo el dinero falso.
"Ese bastardo hijo de puta estafador!"
Exclama enojada Merida dando un manotazo al dinero falso el cual queda esparcido por todo el piso recien terminado de limpiar.
"Me las pagará!"
"Nadie se atreve a engañarme, mucho menos un anciano eyaculador precoz!"
Saliendo furiosa de la habitacion, la princesa pisa con fuerza mientras se dirige a su dormitorio, Bishop llega en ese momento pues los gritos de la chica llamaron su atencion.
"Que sucede?"
Cuestiona el chico mientras entrega la tabla que traía en las manos a Pastor.
"No es nada de lo que debamos preocuparnos."
Pastor responde echando un vistazo a los papeles de la tabla antes de mirar a la mujer quien estuvo mirando todo sin intervenir ni opinar.
"Termine de limpiar la basura y vaya a dormir madre, es tarde ya."
Da su indicacion final Pastor antes de caminar junto con Bishop hacia la casa para ir a dormir, la pobre mujer suspira por fin antes de encargarse de terminar su última tarea, cerrar la puerta de la habitacion y dejar dentro del armario de limpieza las cosas que estaba utilizando.
Dejando la bolsa de basura dentro del contenedor del gran patio, la mujer inhala el fresco aroma de las flores y arboles para tranquilizarse, tras un momento camina despacio escaleras arriba para por fin recostarse en su cama.
El silencio de la madrugada se apodera del pasillo que la mujer recorre en silencio para llegar a su habitacion, despues de entrar ella cierra la puerta con seguro, avienta los zapatos, se quita los calcetines y trata de arrancar con desesperacion la ropa de su cuerpo, pero el dolor que habia olvidado de nuevo la aqueja por lo que se aferra del tocador para soportarlo.
Mirándose al espejo frente a ella, la mujer por fin se rompe y permite que sus lágrimas retenidas por demasiado tiempo sean libres, su llanto tanto de dolor como de coraje y tristeza nublan su vista.
Sin dejar de llorar y tratando de resistir lo más posible el dolor de su cuerpo la mujer retira la frazada y sábanas de su cama para deslizarse y cubrirse con ellas pero después de un par de minutos el dolor de cabeza, de ojos y la congestion nasal le hacen imposible conciliar el sueño.
Cerrando los ojos la mujer intenta tranquilizarse porque de verdad está agotada debido al día tan agitado y desesperante que tuvo pues al parecer todas las princesas se pusieron de acuerdo para hacerla trabajar más de lo debido.
Bueno, con excepción de la princesa Jazmín quien solo tuvo un par de clientes, las demás princesas se dedicaron a dejar lo más sucias posibles sus habitaciones.
Y como si tambien se hubiera unido en su contra, Bishop desapareció casi toda la noche, por lo que le tocó a ella sola hacerse cargo de la limpieza, reabastecimiento de insumos, dulces, juguetes sexuales y todo lo que sus señorias exigían en cada una de las habitaciones.
Y encima de todo eso debía ayudar, como siempre, a las princesas después de bañarse pues debían arreglarse rápidamente para atender a un nuevo cliente.
Las crueles palabras de la malvada princesa Aurora ahora resuenan en la mente de la mujer quien piensa que si debió haberse escapado con el dinero y los documentos cuando tuvo oportunidad para no estar viviendo las humillaciones y malos tratos por parte de todas las hermosas chicas.
Sin saber a qué hora se quedó dormida, la mujer despierta cuando los rayos de sol comienzan a entrar por su ventana, parpadeando varias veces, ella intenta abrir los ojos, pero no puede debido a que están hinchados y adoloridos.
El sonido del agua afuera le indica que el jardinero está regando, podando y cuidando el jardín por lo que ella quiere bajar para ayudarle, pero el solo hecho de moverse para salir de la cama le es imposible a la mujer pues el dolor en su costado es demasiado intenso.
Luchando para levantarse, ella gime de dolor cuando por fin logra, con mucho esfuerzo, incorporarse de la cama, ponerse en pie fue un reto pero más aún el hecho de llegar al baño sin orinarse encima en el proceso.
Tocando con su mano su costado herido la mujer trata de aminorar el dolor pero el efecto es el contrario.
Como pudo se limpió, levantó y caminó hasta la tina para llenarla con agua caliente pues tal vez si se sumerge obtenga un poco de alivio a su dolencia.
Respirando para aguantar su dolor mientras espera la mujer revisa que tenga todo lo que necesita antes de colocar un pie y luego el otro de la tina antes de intentar sentarse con mucho cuidado.
Fue difícil, pero tras lograrlo y encontrar una forma de acomodarse, la mujer suspira pues el agua con sales de baño si le está ayudando a sentirse mejor.
Evitando hacer movimientos muy bruscos, la mujer lava su cabello y cuerpo como puede, de igual forma se enjuaga y se incorpora para secar su cuerpo para vestirse.
Sintiéndose sumamente triste por el injusto trato y dolor que la aqueja, la mujer llora en silencio mientras frota despacio la locion corporal y las demas cremas que debe usar para mejorar el aspecto de su piel marchita, pero una nueva punzada de dolor le hace retorcerse, fruncir el ceño y apretar con sus manos la frazada de su cama.
En momentos como ese es que la mujer se siente más desamparada y desgraciada que nunca...
En momentos como ese es que el recurrente pensamiento de suicidarse vuelve a ella con más fuerza.
"A nadie le importo..."
Piensa la mujer mientras solloza desnuda sobre la cama.
"He sufrido demasiado, ya no quiero vivir más con este dolor, ya no puedo..."
Gime su triste desesperación la mujer quien desearía estar muerta en ese momento para no seguir sufriendo injustamente.
***By Liliana Situ***
Valoro mucho tu opinion y voto.